martes, 31 de octubre de 2023

LA CONFIANZA: UN CAMINO DE TODOS HACIA DIOS (II)

Pbro. José Martínez Colín

1) Para saber

“La vida es como tú: breve pero intenso”. Esta frase se le podría

aplicar a Santa Teresita del Niño Jesús. Su vida terrenal fue breve,

apenas llegó a los veinticuatro años, pero amó mucho. Después de su

muerte sus escritos fueron difundidos por todo el mundo. Señala el Papa

Francisco, en su reciente documento sobre esta santa, que muchos

fieles acudieron pronto a su intercesión recibiendo muchas gracias. San

Pío X percibió su enorme estatura espiritual, y afirmó que se convertiría

en la santa más grande de los tiempos modernos. Fue beatificada

hace cien años y luego canonizada el 17 de mayo de 1925 por Pío XI,

quien la declaró patrona de las Misiones. San Juan Pablo II la declaró

doctora de la Iglesia, considerándola además «como experta en la

“ciencia del amor”». El Papa Francisco tuvo la alegría de canonizar a los

padres de Teresita, Luis y Celia en el año 2015.

2) Para pensar

En la vida espiritual no son frecuentes los descubrimientos que abren

caminos nuevos que faciliten el encuentro con Dios. A Santa Teresita se

le atribuye uno muy importante para el bien de todo el Pueblo de Dios:

su “caminito”. Consiste en el camino de la confianza y del amor,

también conocido como el camino de la infancia espiritual. Es un camino

que todos pueden seguir, en cualquier estado de vida, en cada momento

de la existencia.

Así relata Santa Teresita su descubrimiento en su autobiografía

llamada “Historia de un alma”: «A pesar de mi pequeñez, puedo aspirar

a la santidad. Agrandarme es imposible; tendré que soportarme tal cual

soy, con todas mis imperfecciones. Pero quiero buscar la forma de ir al

cielo por un caminito muy recto y muy corto, por un caminito totalmente

nuevo».

Para explicarlo usó la imagen del ascensor, que tenía poco de

haberse inventado: «¡El ascensor que ha de elevarme hasta el cielo son

tus brazos, Jesús! Y para eso, no necesito crecer; al contrario, tengo

que seguir siendo pequeña, tengo que empequeñecerme más y más».

Pequeña, incapaz de confiar en sí misma, aunque firmemente segura en

la potencia amorosa de los brazos del Señor.


3) Para vivir

Ese “caminito” había sido revelado por Nuestro Señor al referirse

especialmente a los pequeños y a los pobres (cf. Mt 11,25).

A veces está el peligro de poner el énfasis principal en el esfuerzo

humano, como sucedió con la doctrina de Pelagio que mantenía una

postura individualista, prescindiendo de la ayuda divina. En cambio,

Santa Teresita subraya siempre la primacía de la acción de Dios, de su

gracia: «Sigo teniendo la misma confianza audaz de llegar a ser una

gran santa, pues no me apoyo en mis méritos —que no tengo

ninguno—, sino en Aquel que es la Virtud y la Santidad mismas. Sólo Él,

conformándose con mis débiles esfuerzos, me elevará hasta Él y,

cubriéndome con sus méritos infinitos, me hará santa».

Podemos compartir con Santa Teresita esa confianza plena en el

Amor de Dios que nos salvará; que en el momento del juicio, a pesar de

tener las manos vacías, será la misericordia de Dios que, mirando

nuestro corazón arrepentido, nos revista con su gracia para entrar y

gozar en la vida eterna. (articulosdog@gmail.com)

domingo, 29 de octubre de 2023

LA MUERTE: UN CAMBIO DE CASA

                                                                             Raúl Espinoza Aguilera

Meditar sobre la muerte, cuya conmemoración es el próximo 2 de noviembre, me viene a la memoria un recuerdo muy vivo de cómo se prepara y celebra el Día de los Fieles Difuntos en mi natal Sonora.

Eran mis abuelos maternos los que conservaban esta tradición. Se preparaban con tiempo las cosas: ir al mercado y comprar suficientes flores, llevar leña, escobas, trapeadores, litros de agua, etc.

Y se animaba a todos los hijos, en este caso once, a que cooperaran activamente. En la cocina se preparaba un menudo sonorense y un ponche muy caliente.

Ya en el panteón, se cenaba y al ponche -los que quisieran se le ponía un poco de aguardiente- en su vaso, según el gusto.

A continuación, comenzaba la operación de limpieza: regar, barrer, trapear las tumbas de los familiares difuntos hasta que quedaran muy limpias. Al terminar, se colocaban las flores. “Para que se note que realmente los queremos”, decía mi Tía la menor.

Entonces se encendía una buena fogata que alumbraba y calentaba lo suficiente. Era una costumbre generalizada en todas las poblaciones del sur del Estado.

Después venía el rezo de las tres partes del Santo Rosario. Estaba prohibido “echar relajo”, según recuerda una de mis tías menores que hasta la fecha es risueña y platicadora. La reprimenda cariñosa podía venir por parte de mi abuela Rosita, quien decía: “Recuerden a lo que venimos, a trabajar y a rezar”.

Terminado el trabajo y los Rosarios, comenzaba una tertulia para recordar a algunos de los familiares fallecidos, siempre en tono de respeto porque se estaba en Campo Santo. Pero llamaba la atención que a la muerte se le veía y se le sigue viendo como algo normal.

Hay que tomar en cuenta que mi abuelo nació a finales del siglo antepasado y mi abuela nació en 1900. O sea que el espacio de años era considerable como para preguntar asuntos de la familia.

Por ejemplo, ¿Y cuándo decidieron abandonar el pueblo minero de Álamos?

-Cuando se agotaron las minas de plata.

-Fue entonces cuando bajamos al Valle de Mayo -señalaba mi abuelo- a fundar diversas poblaciones como Navojoa (antes Pueblo Viejo), Huatabampo, Etchojoa, Cajeme, etc. De esta manera se inició la agricultura, la ganadería, se pusieron varias granjas…

Al pasar un tiempo prudente en la velada, mis abuelos y mis tíos se retiraban a dormir para asistir a la Santa Misa, el 2 de noviembre, y pedir por todos los fieles difuntos.

Jesucristo en los Evangelios nos anuncia que para los que amamos y cumplimos sus enseñanzas, en el Cielo nos preparará una morada o lugar que con mucho cariño Él nos ha preparado, y seremos eternamente felices, ante la Presencia de Dios-Padre, de Dios Hijo y Dios Espíritu Santo podremos admirar a la Santísima Trinidad donde se contiene toda la Belleza, la Bondad y la Verdad.

¿Cómo será Aquello? Y responde San Pablo: “Ni ojo vio, ni oreja oyó, ni pasaron a hombre por pensamiento las cosas que Dios nos tiene preparadas para aquellos que le aman”. Sin duda, estas palabras del Apóstol nos empujan a luchar por ser mejores cada día.

San Josemaría Escrivá de Balaguer escribe que “la muerte será para ti una buena amiga que te facilita el camino” (Camino, No. 735).

También insiste este santo “alégrate (…) porque cada día que pasa te aproxima a la Vida” (No. 737).

Hay otro punto (No. 744) en el que nos dice este “santo de lo ordinario”, como lo llamó San Juan Pablo II, con motivo de su Canonización en 2002: “Tú (…) no has de morir. -Cambiarás de casa, y nada más”.

Muchas personas, de todas las edades, se preguntan: -“¿Dios en su Infinita Bondad, en el Paraíso nos permitirá ver y estar con nuestros seres queridos?

He conversado largamente de este tema con Doctores en Teología y, en forma unánime me han contestado que: ¡Por supuesto! Es parte de la llamada Gloria Accidental en la que podremos estar con nuestros padres, hermanos, abuelos, amigos, etc.

Y terminamos diciendo, ¡Qué bueno es Dios con nosotros! Un Padre amoroso que conoce a la perfección nuestros deseos más íntimos.

Acompañados de la mano siempre bienhechora de Nuestra Madre del Cielo, Ella conducirá nuestra vida a Buen término y nos colocará ante la Presencia de la Trinidad Beatísima. Lógicamente, por ser Nuestra Madre quiere lo mejor para nosotros, sus hijos.

 

 

 

 

 

EL TIEMPO ES UN INCREÍBLE REGALO

                                                                                Raúl Espinoza Aguilera

En estas semanas un tema frecuente de conversación es: “Ya estamos en octubre, ¡ya se nos fue el año!” Algunos lo dicen con cierto tono de tristeza, otros de nostalgia.

Recuerdo que tomando café con un catedrático de una conocida universidad acompañando a un ilustre médico y yo. El Doctor comentó que -precisamente en octubre- acababa de cumplir setenta años y el Catedrático añadía que él los había cumplido desde mediados de enero.

Entonces el médico se puso de pie, extendió teatralmente sus brazos y le dijo a mi amigo Catedrático: “Pepe, ¿te das cuenta que la vida ya se nos fue?

-Sí, me doy perfecta cuenta que el tiempo avanza -le contestó el Maestro- pero ¿no consideras que aún tenemos muchas cosas por realizar?

A mí me tomó tan de sorpresa esa inesperada reacción, ese tono melodramático, que me pareció casi cómica, de no ser porque el Doctor es una eminencia en su Especialidad y había que guardarle respeto y consideración.

El galeno terminó dándole la razón acerca de muchos objetivos que había planeado desde su juventud y anhelaba cumplirlos.

Y por asociación de ideas me vino a la mente el recuerdo de un conocido mío, Cardiólogo, siempre tan alegre y optimista, que me decía: “Esta vida es un increíble regalo de Dios por eso hay que vivirla al cien por cien”.

Comentaba que pronto iría a un Congreso Internacional de Cardiólogos para ponerse al día en los últimos avances de su Especialidad en Houston. Que ese viaje lo haría acompañado de su esposa e hijos para tomarse unas vacaciones.

Otras personas pasan por la vida como por un largo túnel, sin importarles a dónde se dirigen ni cuál es el destino final de su travesía.

Afortunadamente las personas de todas las épocas se han planteado por el sentido del devenir. Me gusta la conclusión de San Pablo de Tarso que exclamaba: “¡El tiempo es muy breve!” Y nos animaba a saber aprovecharlo bien porque nunca sabemos cuándo será el último y que siempre podemos hacer rendir más nuestras cualidades.

Por ello, no hay que mirar la muerte como un final desastroso porque el Señor nos quiere gozosos, alegres, serenos y contemplar nuestra condición de caminantes como un paso más que nos acerca a nuestra Patria Definitiva del Cielo.

Son inolvidables aquéllas últimas palabras del Papa Juan Pablo II (ahora santo), que al final de su agonía, suplicó a los presentes: “¡Déjenme ir a la Casa de mi Padre-Dios!”

Mucho me impresionaron estas palabras porque manifestaba su enorme confianza en el Amor de su vida: Dios. Aquél era un momento largamente esperado: Contemplar la faz de Dios Padre, de Dios Hijo y de Dios Espíritu Santo (la Santísima Trinidad).

Pero hay que añadir que cumplió heroicamente su Misión de Pastor Universal. Pocos años antes de irse al Cielo, quiso venir a México a canonizar a Juan Diego en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe. Se le observaba ya mal de su enfermedad del Parkinson, pero continuó adelante con su Ministerio Petrino. Algunos le pedían que renunciara a ser Romano Pontífice, pero él con gran energía y valentía les respondía que no bajaría de la Cruz que Jesucristo le había enviado.

También San Pablo de Tarso nos dice que el tiempo es corto para amar más a Dios y a nuestros semejantes. ¿Y cómo lograr esto? Cumplir nuestros deberes, en primer lugar, para con el Señor; esmerarnos en ofrecerle nuestro trabajo o quehacer profesional lo mejor que podamos hasta los últimos detalles; cuidar en mejorar los detalles de cariño para con la esposa, los hijos o los nietos; a nuestros familiares y amistades conducirlos por el camino del bien, naturalmente respetando su libertad; cumplir con nuestros deberes para con el bien común de nuestra comunidad.

Otro capítulo es lo que el Papa Francisco tanto nos ha recomendado: ocuparnos de los más necesitados a través de las obras de misericordia tanto corporales como espirituales. Alguno me podría decir que está con muchísimo trabajo. Pero pienso que está al alcance de todos, las obras de misericordia espirituales, como: dar buen consejo al que lo necesita, corregir al que se equivoca, enseñar al que no sabe, consolar al triste, sufrir con paciencia los defectos de los demás, perdonar las injurias, rogar a Dios por vivos y difuntos.

Es como un mar sin orillas el bien que podemos hacer a los demás y todo porque amamos y queremos agradar más a Dios.

 

 

 

EN DEFENSA DE HALLOWEEN

Aprovecho la cercanía de Halloween para ofrecer una tímida defensa de la celebración, o

por lo menos, cuestionar la oportunidad de –nunca mejor dicho- satanizarla, pues puede resultar

contraproducente y a final de cuentas equívoco. Me explico: Dada la sensibilidad contemporánea,

una manera de fomentar las cosas es prohibirlas. La seducción de lo prohibido siempre ha existido,

pero prohibir actualmente se ve como una arbitraria intrusión en la libertad personal. Se considera

un abuso que, con base en principios dogmáticos y religiosos, se quiera orientar nuestra conducta.

Resulta contraproducente, pues solo por llevar la contraria y rechazar cualquier intento de

dominar a las conciencias, algunos buscarán hacer lo prohibido.

Pero hay una razón más de fondo. Las conclusiones del primer concilio de la Iglesia son

muy claras. Obviamente se refieren a otros asuntos más serios, pero, mutatis mutandis (es decir,

cambiando lo que se tenga que cambiar), bien pueden aplicarse aquí. Hechos de los Apóstoles 15,

28 afirma: “Hemos decidido el Espíritu Santo y nosotros no imponeros más cargas que las

necesarias”. Aunque se refiere a otra realidad, puede aplicarse como un principio general, al que

se le puede agregar otra razón: no “gastar balas en batallas perdidas”, o mejor aún, seleccionar

qué empresas vale la pena acometer, y en cuales probablemente perdamos el tiempo. Algunas

causas pueden conducirnos progresivamente a vivir en un ghetto, es decir, aislados de la sociedad

que denunciamos y en la que somos incapaces de ver nada bueno.

Alguien puede decir: “Halloween no es cristiano”. Yo le respondería, “¿estás seguro?,

¿sabes de dónde viene ese nombre?”. En realidad, se trata de una cristianización a medias. En

efecto, la etimología de la palabra es “All hallow’s eve”, que en inglés antiguo significa “víspera de

todos los santos” (por lo menos el nombre es cristiano). Pero aún hay más. Según la medievalista

Régine Pernoud, la solemnidad de Todos los Santos no se celebraba el primero de noviembre, sino

en otra fecha de primavera en el hemisferio norte, recordando el momento en el que muchas

reliquias de las catacumbas fueron llevadas para su protección a la Iglesia del Panteón, en Roma.

Pero se cambió a noviembre con el objetivo de cristianizar una fiesta celtica pagana, en la que se

daba culto a los espectros, fiesta que hoy conocemos como Halloween.

La solemnidad de Todos los Santos está colocada en esa fecha intentando darle un sentido

cristiano a la fiesta de los espectros. Para eso, en vez de recordar a realidades misteriosas y

maléficas del inframundo, celebramos a los que gozan de la vida eterna con Dios en el Cielo. Ahora

bien, dos consideraciones parecen pertinentes: no todas las fiestas que celebre un cristiano tienen

que ser por fuerza religiosas (el día de la Independencia, las olimpiadas o el mundial de fútbol son

un ejemplo). El cristiano celebra sus fiestas religiosas, pero nada tiene de malo que festeje otras

con raíz diferente. En segundo lugar, se puede constatar cómo algunas de esas fiestas religiosas

han sido asumidas por la cultura común, por ejemplo, la Navidad, hasta el punto de correr el

peligro de secularizarse, difuminándose su sentido religioso.


¿Cuál sería la razón de su éxito? Que se “han vendido bien”, han entrado en la lógica del

mercado y, tristemente, el lenguaje económico lo hablamos todos, creyentes y ateos. Navidad

habla ese lenguaje, y debe dar la batalla para no perder su identidad. Todos los Santos en cambio

no, y por tanto pasa desapercibida para la cultura dominante; no así Halloween, que entra de lleno

en la dimensión comercial. Es cierto que, sin mucho éxito, a decir verdad, se ha promovido la

hermosa iniciativa de vestir a los niños de santos y santas y cantar “queremos santidad” en vez de

“dulce, dinero o travesura”.

Resumiendo, si nos atenemos al modo generalizado de celebrar Halloween, no puede

decirse sin abuso del lenguaje que es satánico. Una cosa es que la magia y la brujería conduzcan al

satanismo, e incluso que grupos satanistas aprovechen Halloween para realizar sus prácticas

torcidas, y otra muy distinta vestir a los niños de vampiros, hombres lobo, Frankenstein y demás

productos de imaginario popular. Una cosa es que los jóvenes celebren una fiesta de disfraces, con

alcohol y todo lo demás, la cual celebrarán igualmente por otros motivos, y otra muy distinta es

darle culto al demonio o caer en el ocultismo. La intención de los satanistas, así como lo que hacen

es muy distinta, nada tiene que ver con lo que hacen los niños disfrazándose de personajes

literarios fantásticos, o lo que hacen los jóvenes en una fiesta de disfraces. Si confundimos ambas

cosas, quizá es que somos exagerados y más que hacer amable la virtud, la hacemos odiosa; o

quizá es que ignoramos los rudimentos de la moral, donde queda claro que el objeto y el fin del

acto son los que califican moralmente a una acción. Objeto y fin son muy distintos en niños y

jóvenes, por un lado, y satanistas por otro; nada tienen que ver. Mejor es promover la vida

litúrgica, y con ella la solemnidad de Todos los Santos, que atacar el Halloween. Mejor evangelizar

que pelear, ser propositivos que reactivos.


Dr. Salvador Fabre

masamf@gmail.com

miércoles, 25 de octubre de 2023

NUEVO DOCUMENTO PAPAL: "C'EST LA CONFIANCE"

Pbro. José Martínez Colín

 

1)  Para saber

«La confianza, y nada más que la confianza, puede conducirnos al Amor». Con estas palabras de Santa Teresita del Niño Jesús, comienza el nuevo documento del Papa Francisco, el cual tituló su Exhortación Apostólica con sus primeras palabras: “Es la confianza” (“C’est la confiance”).

Afirma el Papa que estas palabras tan contundentes de santa Teresita resumen la genialidad de su espiritualidad y bastarían para justificar que se la haya declarado doctora de la Iglesia. Ante el Amor infinito de Dios podemos responderle con nuestra confianza, que también conlleva nuestro amor. Podemos decir que al confiar le abrimos las puertas a la luz de Dios y todo nuestro ser queda iluminado, y podemos, a la vez, iluminar a los demás.

Santa Teresita es una de las santas más conocidas y queridas en todo el mundo. Es amada y reconocida incluso por no cristianos y no creyentes. Por ejemplo, la UNESCO la ha reconocido e inscrito entre las personalidades más significativas para la humanidad contemporánea, para ser homenajeada durante el bienio 2022-2023, con motivo del 150º aniversario de su nacimiento. También este año se cumple un centenario de su beatificación.

2)  Para pensar

Se cuenta que una noche una casa comenzó a incendiarse. La familia salió de la casa, pero en el segundo piso uno de los hijos se quedó atrapado. Se asomó a la ventana y abajo estaba su padre. Las llamas impedían que saliera por la puerta. Su padre, viendo que rápidamente avanzaba el fuego se paró abajo, extendió sus brazos, y le gritaba a su hijo que saltara. El niño estaba atemorizado. El padre continuaba gritándole: «¡Hijo, salta por favor! ¡Yo te recibiré en mis brazos!». El padre sabía que su hijo debía saltar para salvar su vida, pero el niño sólo podía ver fuego y humo. Él niño finalmente gritó: «¡Papá, no puedo verte!». El padre entonces le respondió: «Pero yo sí puedo verte, y eso es todo lo que importa». El niño saltó y fue salvado.

Algo semejante nos dice Dios: “Tú no puedes verme, pero yo sí te veo, y eso es lo que importa realmente”. Pensemos si le tenemos a Dios la confianza que un niño tiene con su padre.

3)  Para vivir

Un misionero en África quiso traducir el evangelio de San Juan a la lengua de la tribu que atendía. Se encontró con el escollo de traducir la palabra «Creo», ya que no había una palabra equivalente en esa lengua. Acudió a uno de los cristianos más antiguos, y aquel hombre le dijo: «la traducimos con la frase «Oigo en mi corazón». El misionero comprendió que los fieles habían comprendido con profundidad lo que es creer: escuchar en lo hondo la voz de Dios.

Es la confianza la que nos sostiene cada día y la que nos mantendrá de pie ante la mirada del Señor cuando nos llame junto a Él. A Santa Teresita no le quitaba la paz ver sus debilidades y miserias, pues confiaba plenamente en el Amor de Dios. Así escribía sobre el momento en que se presentaría ante el Señor en el momento de su muerte: «En la tarde de esta vida, compareceré delante de ti con las manos vacías, pues no te pido, Señor, que lleves cuenta de mis obras. Todas nuestras justicias tienen manchas a tus ojos. Por eso, yo quiero revestirme de tu propia Justicia y recibir de tu Amor la posesión eterna de Ti mismo». (articulosdog@gmail.com)


domingo, 22 de octubre de 2023

LA MADUREZ Y LAS EXPERIENCIAS HUMANAS

                                            Raúl Espinoza Aguilera

Dice el dicho que: “Los viajes, ilustran”. Esta es una gran verdad. Esta mañana conversaba con unos amigos de sus impresiones en su estancia por España. Con uno de ellos coincidía en varias amistades que surgieron a raíz de ese trato afable y cordial de algunos Catedráticos de universidad.

En lo personal me agrada conocer la psicología de los caracteres o modos de ser las personas en las diversas regiones de la península ibérica. Sin duda, el hacer nuevas amistades nos ayuda a abrirnos nuevos horizontes.

Por ejemplo, en La Universidad de Navarra conocí a un ilustre y sabio Catedrático en Química y Física, llamado Dr. Jesús Larralde. Originario de una familia típica de la provincia de Navarra. Tenía un carácter fuerte y vigoroso, pero de corazón noble y servicial.

Un domingo me invitó a un rancho heredado de su padre (ya fallecido). Fue un paseo muy agradable porque conversamos largamente y me dijo que admiraba a México y a los mexicanos. Llegamos a ese lugar poblado de árboles, mientras él pasó por las casitas de los pocos pobladores haciendo el cobro de la luz, un par de mexicanos más y yo, aprovechamos para nadar en un crecido arroyo con su cascada. Y, por supuesto, que lo invité de inmediato a nuestro país.

En Pamplona (Navarra) a eso de las 6:00 p.m. -como en el resto de España-  tienen la costumbre de tomar la merienda. Me llamó mucho la atención que mientras un amigo y yo pasamos a tomar una copa de vino con un bocadillo, escuchaba la conversación de algunos Doctores de la Clínica de la Universidad y se referían a un tercer médico ausente, diciendo que era una excelente persona, un médico profesional, alegre, buen amigo, deportista, educado. Uno de ellos, a manera de conclusión, afirmó: “Tiene la amabilidad de un mexicano”. Los demás comentaron que con eso estaba dicho todo.

También conocí a médicos encargados de atender el pabellón de ancianos de la Clínica Universitaria. “La mejor medicina -afirmaba uno de ellos- es tratarlos con paciencia, cariño y comprensión. Es preciso entender que muchos proceden de familias rotas, o han sufrido mucho a lo largo de su existencia, o padecen de una enfermedad crónica”.

Se nota que lo que les hace falta es alguien que los escuche, que le dé sus medicamentos a tiempo, que los asee y que sientan el calor de ese hogar que perdieron hace años.

Con tan sólo decirles un: “Buenos días, Don Fulano” y sonreírles ampliamente, eso les levanta mucho el ánimo y crea un puente sólido de amistad y confianza. Esto es fundamental para poder curarlos y que se sientan acompañados. 

Algo que no podría faltar, eran las excursiones con los universitarios a Los Montes Pirineos, perpetuamente nevados. No son particularmente altos, como en México, pero poder gozar de la nieve y ese aire fresco de la cumbre, y mirar las vistas hacia los demás montes nevados, o del lado izquierdo otear hacia la zona francesa. Todo ello, es una experiencia inolvidable y muy recomendable para la salud corporal y, por supuesto, la compañía con los jóvenes universitarios.

Ya de regreso, en el autobús, conversar con estos estudiantes y que cuenten qué carreras universitarias estudian y que sueños profesionales tienen, es todo un traspaso de experiencias, anhelos e ilusiones, es terreno abonado para darles nuestra opinión, si la piden.

Por supuesto, al llegar a la ciudad, no puede faltar el tomar un par de vasos de vino con sus carnes frías en una cálida conversación junto a la chimenea.

Unos tienen mucha gracia para relatar historias, otros para contar chistes o cuentos divertidos, el resultado es que se crea una amena tertulia y se generan nuevas amistades.

No faltaba el que tuviera buena voz para pedirle canciones y que entonara melodías de su tierra: algunos eran de Andalucía, otros del centro (Madrid) y la mayoría de León, Navarra, Santander, Álava, Galicia o San Sebastián.

No podía faltar el que me pidieran que, acompañado de la guitarra, entonara corridos mexicanos. Para mi sorpresa, varios de ellos, se los sabían muy bien, también.

Un Catedrático ya mayor, me explicaba: “Mira, al término de la Guerra Civil Española, en 1939, yo era un niño, las únicas películas que recuerdo son las mexicanas y a cantantes como a Jorge Negrete. Por eso, para los de mi generación ‘La Adelita’ es casi un himno que nos sabemos muy bien, lo mismo que otras melodías de México”.

En cierta ocasión, unas señoras me comentaron que “Si era del sur”. En un principio me desconcerté. Y me añadieron que por tener la tez más bien morena. Se referían si acaso era originario del sur de España. No, les aclaré, soy mexicano y del Estado de Sonora, que hace frontera con Arizona.

Y así me podría seguir con ricas vivencias y experiencias inolvidables sobre el trato con personas de la península ibérica, confirmando que “Los viajes, ilustran”. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

POBRE ARMENIA

“A falta de petróleo no hubo amigos en el mar, dejando las naciones tu barquito naufragar”

(Mecano)

No la tiene fácil el pueblo armenio. De hecho, no la ha tenido fácil nunca. Quizá sea el

precio a pagar por haber sido el primer reino en abrazar el cristianismo, en el año 301 d.C., aunque

la predicación apostólica se remonta al año 40 d.C., siendo uno de los primeros lugares, fuera del

Imperio Romano, en ser evangelizados. El pueblo armenio cuenta, entre sus desgracias, el haber

sufrido el primer genocidio del siglo XX, cuando, durante la Primera Guerra Mundial los turcos

masacraron cerca de dos millones de personas, obligando a todo el pueblo armenio a abandonar

el territorio turco.

Los armenios recuperaron la autonomía apenas en 1991, cuando se desintegró la URSS.

Desde entonces es un país libre y soberano, con condiciones precarias de vida, por no tener acceso

al mar y ser un territorio abrupto, al estar enclavado en la cordillera caucásica. Pero tienen una

fuerte identidad propia con una lengua, cultura, tradición y religión hondamente arraigadas.

Cuenta, además, con una inmensa comunidad armenia repartida por el mundo, fruto del genocidio

perpetrado por los turcos otomanos.

El caso es que ahora Armenia tiene un doloroso conflicto bélico con su vecino Azerbaiyán,

país de mayoría musulmana, que ha invadido la región de Nagorno-Karabaj, poblada

principalmente por armenios cristianos, desarrollando una estrategia de “limpieza étnica” y

obligando a emigrar a 120 mil civiles armenios. Además, ha cortado los suministros básicos a la

población de la región, que ha quedado incomunicada, y controla rígidamente la eventual ayuda

humanitaria. Diversas asociaciones de estudiosos sobre el genocidio advierten del peligro real de

un nuevo genocidio armenio, a manos de las tropas de Azerbaiyán y su política de limpieza étnica.

¿Cuál es la desgracia de el pueblo armenio? Que está en medio de la nada, pues es una

región montañosa agreste, en medio del Cáucaso. El pueblo armenio de Nagorno-Karabaj está

abandonado a su suerte, simplemente se está obligando a la población a abandonar

apresuradamente las tierras de sus ancestros. Azerbaiyán goza del apoyo turco para su política de

limpieza étnica. Occidente se limita emitir dos tibias “alertas de genocidio” a través de Genocide

Watch, mientras que Christian Solidarity International, una organización cristiana que promueve

los derechos humanos, particularmente la libertad religiosa, pidió a Biden que intervenga en el

conflicto. Por su parte, Luis Moreno Ocampo, quien fuera primer fiscal de la Corte Penal

Internacional, declaró que se estaba perpetrando un genocidio en la región. Pero, finalmente, sólo

palabras, no acciones.

Azerbaiyán aprovechó la coyuntura geopolítica para conseguir sus objetivos. Ni Rusia, que

está en guerra con Ucrania, ni los Estados Unidos, que tienen la mirada puesta en Israel y

Palestina, están en posibilidad de intervenir. La Unión Europea tiene contratos de gas y petróleo

con Azerbaiyán, los cuales le vienen muy bien, al no contar ahora con el suministro ruso; no van a

enemistarse con su socio comercial, y mirarán impúdicamente hacia otro lado. Es, sin lugar a

dudas, el momento ideal para la intervención e, incluso, para la realización de la limpieza étnica y

el genocidio, porque el mundo está mirando hacia otro lado.


Los armenios tienen la “desgracia” de ser cristianos. En el apocalíptico panorama

geopolítico actual, las vejaciones contra los derechos humanos solo encuentran eco mediático,

político y, finalmente, militar, si son realizadas contra gays, personas de color, transexuales, judíos

o musulmanes. Por esas causas la comunidad internacional se arremanga los codos y mete las

manos. En cambio, si la violencia es padecida por los cristianos, no solo es tolerada, sino, más

doloroso, cruelmente ignorada. Basta mirar los miles de cristianos que son masacrados en Nigeria

y otros países africanos por terroristas musulmanes: no son noticia, como tampoco lo es ahora la

causa armenia.

Los cristianos del resto del mundo debemos hacer un esfuerzo especial, primero para

enterarnos de lo que pasa -no sale en los periódicos-, después para despertar la conciencia social y

humanitaria de las personas de buena voluntad y, por último, para solidarizarnos con los que

sufren, a través de la oración y, en la medida de nuestras posibilidades, de la ayuda humanitaria.


Dr. Salvador Fabre

masamf@gmail.com 

jueves, 19 de octubre de 2023

LA CONFIANZA Y EL AMOR

Francisco nos ha vuelto a sorprender. Apenas once días después de la publicación de su

Exhortación Apostólica Laudate Deum (4-X-2023), nos ofrece una nueva entrega, con la

Exhortación Apostólica C´est la confiance (15-X-2023). Si la primera fue objeto de algunas críticas,

porque se consideraba que el tema no atañe directamente a la revelación y al magisterio -lo que

no es del todo exacto-, y por sus escasas referencias teológicas y nulas espirituales, el nuevo texto,

por contraste, está repleto de referencias espirituales y teológicas. Digamos que los dos escritos

nos ofrecen una imagen balanceada de su magisterio.

Si Laudate Deum está llena de tecnicismos especializados, que la pueden tornar un poco

árida de leer -aunque es muy breve-, C´est la confiance, por contraste, supone una deliciosa

lectura, una página excepcional del Magisterio, que entra de lleno en el acervo de la literatura

espiritual católica. El nuevo texto de Francisco, está cuajado de consideraciones espirituales,

místicas y sobrenaturales, lo que lo convierte en un documento indispensable de la literatura

espiritual contemporánea. Esta característica otorga una originalidad particular a C´est la

confiance, porque no es normal que los textos magisteriales tomen este cariz, de auténtica

meditación espiritual. Suelen ser más técnicos y teológicos, no propiamente espirituales. Quizá el

único texto del magisterio reciente de la Iglesia, con el que se le puede comparar es la Carta de

Benedicto XVI con la que convocaba al año sacerdotal, con motivo de los 150 años de la muerte de

san Juan María Vianney, el Cura de Ars, fechada el 16 de junio del 2009. Ambos escritos resuman

espiritualidad, y pueden tomarse como guía para la vida espiritual del cristiano.

C´est la confiance nos permite asomarnos un poquito a la vida espiritual de Francisco, a

sus fuentes espirituales y, de paso, nos ayuda a comprender algunas de sus enseñanzas

medulares, como la necesidad de volver al Kerigma (núcleo central de la revelación cristiana), en

este caso, de la mano de santa Teresita de Niño Jesús y de la Santa Faz. Por eso denomina a santa

Teresita como la “doctora de la síntesis”, pues nos conduce a lo verdaderamente medular de la fe:

“la belleza del amor salvífico de Dios manifestado en Jesucristo muerto y resucitado.” Por eso

Francisco, refiriéndose a santa Teresita, afirma: “su genialidad consiste en llevarnos al centro, a lo

que es esencial, a lo que es indispensable.”

¿Y qué es lo esencial y lo indispensable en la vida del cristiano en particular y de la Iglesia

en general? Podría resumirse, a tenor de lo que enseña el documento papal, en una palabra, con

dos ideas. Lo central es Jesús. Jesús es el centro de la Iglesia y el centro de la vida espiritual del

cristiano, cuando está bien planteada. Las dos ideas son: primero, la certeza del amor que Jesús

tiene por mi y por cada uno de los seres humanos -santa Teresita ponía el énfasis, por ejemplo, en

el amor de Jesús por los ateos-. En segundo lugar, la otra idea madre es que lo esencial de la vida

espiritual católica es amar a Cristo, y por Él a todos los hombres. Primero es preciso caer en la

cuenta, deslumbrados, del amor de Jesucristo por cada uno de nosotros, como somos realmente,

con nuestras limitaciones y defectos. En segundo lugar, la síntesis y el sentido de toda la vida

espiritual de la Iglesia, de toda forma concreta de culto o prácticas espirituales y ascéticas, es el

amor a Jesucristo, cuya piedra de toque es el amor al prójimo.

Francisco, sin decirlo expresamente en el texto, nos recuerda así que la labor más

importante del cristiano y de la Iglesia es la oración, precisamente por poner a santa Teresita

como un modelo actual. La característica fundamental de la oración para la santa es la confianza.

La confianza nos abre las puertas del amor de Dios.

Lo paradójico de la figura de la santa es que ha sido proclamada patrona de las misiones

en la Iglesia por Pío XI, cuando ella desarrolló su vida dentro de los muros del convento de Lisieux

y, paralelamente, san Juan Pablo II le dio el titulo de “Doctora de la Iglesia”, sin haber realizado

estudios teológicos, ni tener publicaciones teológicas, sino exclusivamente espirituales. Su vida y

su mensaje nos recuerdan la finalidad primordialmente espiritual de la Iglesia, la cual nos ayuda a

comprender mejor su misterio sobrenatural: “Comprendí que la Iglesia tenía un corazón, y que ese

corazón estaba ardiendo de amor. Comprendí que sólo el amor podía hacer actuar a los miembros

de la Iglesia… Comprendí que el amor encerraba en sí todas las vocaciones, que el amor lo era

todo… En una palabra, ¡que el amor es eterno!”


Dr. Salvador Fabre

masamf@gmail.com

LA SINCERIDAD VENCE LA CORRUPCIÓN

Pbro. José Martínez Colín

1) Para saber

“Una manera de ganar buena reputación es dedicarse a ser lo que

deseas aparentar”. Esta frase atribuida a Sócrates, nos invita a ser

honestos.

El Papa Francisco comentó la parábola de aquel padre que invita a

sus dos hijos a ir a trabajar a su campo. Uno le dice que sí va a ir, pero

no va. El segundo, le dice que no, pero se arrepiente y sí va a trabajar.

No obstante su rechazo inicial, el segundo hijo es quien cumple la

voluntad de su padre. Además, tiene una cualidad de la que carece el

primero: es sincero. El primero miente para “quedar bien” ante su

padre, para no recibir ninguna reprimenda. Incluso ante sí mismo

pretende quedar bien, se cree bueno porque dijo que sí. Se esconde

detrás de un falso “sí”, que esconde su pereza. Es un hipócrita que se

escabulle sin conflictos, pero engaña y desilusiona a su padre, faltándole

el respeto. El problema de un hombre que se comporta así es que no

solo es un pecador, sino también un corrupto, porque miente sin

problema para cubrir y camuflar su desobediencia, dice el Papa.

2) Para pensar

Decía el escritor Dostoievski que nada en este mundo es más difícil

que decir la verdad y nada es más fácil que la adulación. Una muestra lo

cuentan médicos experimentados. A veces tienen que hacer auténticos

malabarismos para conseguir que los pacientes den los datos con

objetividad. Por ejemplo, si le preguntan a un enfermo cuánto bebe, no

basta que contesten que "lo normal", porque si se pregunta a

continuación qué considera él "lo normal", puede resultar que son varios

litros de vino al día. Es lo "normal"; para él, ¡claro!

Contaba un médico que le preguntaba a una paciente mayor si había

tenido enfermedades de pequeña. La mujer aseguraba que de pequeña

no se había enfermado. Pero aquello no cuadraba con toda la

información. Entonces el doctor le hizo una pregunta clave: “¿Y de más

pequeña?” A lo que la mujer contestó: “Sí; de más pequeña, sí”.

El conocimiento propio es requisito si queremos mejorar. Quien se

cree perfecto, se quedará igual. Para conocerse, se requiere ser

humilde. La persona soberbia no acepta que le corrijan. Pensemos si

aceptamos lo que nos dicen, sobre todo, aquellos que nos aman.

3) Para vivir

El hijo que dice “no”, pero luego va, aunque no es perfecto, es

sincero. Sus palabras sinceras le muestran cómo es, y así decide luchar

contra sí mismo Es por ello que se arrepiente y rectifica. Se conoce

pecador, pero recapacita. El otro hijo se quedó tan campante al no

confrontarse con sus palabras, y de esta forma, dice el Papa, es un

corrupto.

Para el pecador hay siempre esperanza de redención; en cambio,

para el corrupto es mucho más difícil, pues se refugia en sus falsos “sí”,

aparentemente elegantes pero hipócritas y no reconocerá que debe

cambiar.

El Papa Francisco nos invita a mirarnos a nosotros mismos y

preguntarnos, ¿estoy dispuesto a comprometerme con mi “sí” a la

voluntad del Padre, aunque cueste? Y cuando digo "no", cuando me

equivoco, ¿estoy dispuesto a arrepentirme y a regresar sobre mis

pasos? ¿O hago como si nada y vivo llevando una máscara,

preocupándome solo en aparecer como bueno? Evitemos la corrupción

siendo sinceros con nosotros mismos y con los demás. (articulosdog@gmail.com)

sábado, 14 de octubre de 2023

LA PAZ EN TIERRA SANTA

“La paz en Medio Oriente llegará cuando

los árabes amen a sus hijos más de lo

que nos odian a nosotros” Golda Meir

El mundo entero contempla, expectante, el devenir del conflicto armado entre Israel y

Palestina, en Tierra Santa. Si resulta sobrecogedora la crueldad de los yihadistas de Hamás contra

civiles inocentes, especialmente cuando se vierte contra mujeres, niños o ancianos indefensos,

también abruma la dimensión de la respuesta israelí, que arrasa sin contemplaciones todo lo que

encuentra en su camino, para aniquilar a Hamás a cualquier precio, no importándole dejar sin

servicios básicos a 2.5 millones de palestinos, mientras destruye exhaustivamente a sus ciudades.

Contemplamos así, impotentes y con gran frustración, el desarrollo de una espiral de violencia que

parece no tener fin. Esa violencia irracional alimenta así el odio bilateral, perpetuándose de esa

manera el conflicto.

Los que estamos lejos no podemos permanecer indiferentes ante este triste fracaso de la

humanidad. No se trata, ni de apoyar a alguno de los bandos, como si de un partido de fútbol se

tratara, ni de justificar la violencia irracional, especialmente la dirigida contra civiles indefensos o

contra niños y bebés. El sobrecogedor espectáculo de la violencia irracional, conmueve hasta los

cimientos mismos de la civilización humana. Nos muestra la bajeza e inhumanidad de la que

somos capaces, a la que nos avocan el odio y la violencia. Digamos que los protagonistas de esta

guerra no son israelíes o palestinos, sino el odio y la violencia viscerales, que se autoalimentan y

perpetúan en una espiral sin término.

La sensación resultante es de frustración e impotencia. No se ve una solución viable,

acorde con la dignidad humana, que aúne a un tiempo justicia con perdón. Digamos que nos

encontramos ampliamente superados por los hechos, de forma que las herramientas políticas,

diplomáticas y éticas para resolver el conflicto se muestran incapaces de conseguir su objetivo. No

se ve con claridad qué se puede hacer, qué camino hay que seguir. No existe una ruta crítica

posible para seguir, en orden a solucionar definitivamente el conflicto. Es, en definitiva, el fracaso

de la diplomacia y la política, que desemboca en la violencia irracional. Se plasma así, entonces, el

fracaso de la racionalidad humana, la cual se utiliza entonces, exclusivamente, para destruir y

matar al contrincante.

Como cristianos y como ciudadanos contemplamos impotentes esta situación, y ello nos

produce frustración y amargura, íntimo desasosiego. La congoja se enseñorea en nuestro interior

al seguir, ávidos, las noticias. Y, entonces, nos damos cuenta de que no podemos hacer nada, sino

rezar. No tiene sentido enfrascarse en absurdas discusiones y polémicas en las redes sociales,

apoyando a uno u otro bando. Lamentarse simplemente resulta estéril y, a la larga, dañino para la

salud física y mental. Nuestra única salida es la oración.

Las noticias se convierten así, en un “lugar teológico”, una fuente de la oración. A un santo

contemporáneo -san Josemaría Escrivá- le sucedía con frecuencia, al leer el periódico o ver el

noticiero televisivo, que el alma se “le escapaba” en oración, pidiendo por los que sufren,

solidarizándose con ellos. No nos queda a las personas de fe, sino tratar de seguir su ejemplo, para

que la tristeza y la amargura no nos embarguen, enfermando así de tristeza el corazón. La fe nos


dice, además, que la oración no es sólo un auxilio extremo para digerir en nuestro interior las

malas noticias; sino que supone, tanto una ayuda real -no imaginaria ni simbólica- a los que sufren

directamente los efectos de la violencia, los auténticos protagonistas de esta escala de

irracionalidad, como una manera de procesar interiormente tanta bajeza humana, de forma que,

en lugar de destilar amargura en nuestro corazón -como sería lo lógico- destilemos esperanza, es

decir, tengamos una reacción sobrenatural ante los trágicos hechos humanos.

En el fondo la oración produce esperanza -aún en medio del caos-, porque nos

proporciona la confianza de que, de alguna manera misteriosa, los hechos que los hombres no

somos capaces de solucionar -como el conflicto árabe-israelí-, Dios si puede hacerlo. En expresión

de san Juan Pablo II, “la misericordia divina pone un límite a la capacidad del mal que anida en el

corazón humano.” Al unirnos al clamor global de oración por la paz, adelantamos de algún modo

el momento de la misericordia divina.


Dr. Salvador Fabre

masamf@gmail.com

LA FRESCURA DE UN MILAGRO

La visión del mundo y de la Iglesia puede ofrecer una sensación de zozobra y abatimiento,

fruto de una experiencia de inquietud y agobio constantes. La guerra entre Israel y Palestina, que

no parece tener solución acorde con la dignidad humana; la guerra entre Rusia y Ucrania, que se

va eternizando; la escalada imparable de violencia en México… Unido a ello, la dolorosa situación

de la Iglesia, que amenaza cisma por dos flancos: los reformistas radicales de Alemania, o los

conservadores tradicionalistas, críticos del Papa Francisco, de Estados Unidos y varias partes del

mundo por otra; el Sínodo de la Sinonodalidad fuertemente cuestionado por algunos cardenales y

muchos medios católicos. Uno no halla donde poner la mirada y experimenta una sensación de

congoja, frustración e impotencia.

Y, en medio de ese pandemónium, de ese tétrico escenario surrealista en el cual vivimos,

una bocanada de aire puro, un punto de luz al final del túnel, una señal de esperanza, un milagro,

en definitiva, que muestra empíricamente cómo Dios no se ha ausentado de la historia humana,

no ha abandonado al hombre a la vorágine de sus propias fuerzas, que lo conducen a la espiral de

la aniquilación. Y, como siempre, ese milagro se concede a la gente sencilla, normal, a una

cristiana de a pie, a una joven adolescente, que recupera asombrosamente la vista en el Santuario

de Fátima durante la última Jornada Mundial de la Juventud. Dios muestra así, una vez más, su

predilección por los pequeños, por los sencillos.

Y así, mientras altos jerarcas de la Iglesia y católicos prominentes discuten en Roma sobre

el futuro de la Iglesia durante el Sínodo, Dios vuelve a manifestar su Providencia, que escapa a

toda planificación y estrategia eclesial. Vuelve a mostrar, como en Lourdes y Fátima, su

predilección por los pequeños y los sencillos, mostrando así quiénes son en realidad los

verdaderos protagonistas de la Iglesia. De paso, al dejar su huella, aporta un signo claro de cómo

no se ha ausentado de la historia humana y de que, cuando quiere, interviene directamente en el

devenir histórico de los hombres.

El milagro de Jimena, la chica ciega de 16 años que acudió a la JMJ acompañando a un

grupo de colegialas del Opus Dei, se muestra entonces como una auténtica bocanada de aire puro,

en el pesado aire de la Iglesia y del mundo. Más allá de polémicas eclesiales, de conflictos bélicos

mundanos, de tensiones políticas, Dios actúa de modo directo, donde quiere y cuando quiere. Nos

muestra así, fehacientemente, cómo es un error grave el intento de construir el mundo de

espaldas a Él, al tiempo que nos da motivos de esperanza: no estamos solos. No tenemos que

alcanzar la propia salvación exclusivamente con nuestros propios medios. No podemos,

abandonados a nuestras frágiles fuerzas y mezquinos intereses, construir el paraíso con nuestras

propias manos aquí en la Tierra. Nos muestra así también, cómo todavía podemos tener legítimas

esperanzas humanas -como la paz del mundo o la salud espiritual de la Iglesia-, aunque no veamos

claramente el camino para alcanzarlas, precisamente porque no estamos solos. No debemos

confiar sólo en nuestras pobres fuerzas y frágiles estrategias. Nos enseña, en definitiva, cómo sólo

la gran esperanza sobrenatural -la vida eterna- nos da fuerza y aliento para no abandonar la lucha

por alcanzar nuestras legítimas esperanzas humanas.

Jimena entra así a formar parte del selecto grupo de privilegiados, que han sido

beneficiados directa e inequívocamente, por una intervención de Dios; en este caso a través de la

Virgen, sea bajo su advocación de Fátima -lugar donde se curó-, o de las Nieves -fecha litúrgica en


la que se curó y a la que estaba haciendo una novena, pidiendo expresamente por su curación,

junto con sus familiares y amigos-. Este hecho real, verificable, inexplicable, sirve para dejar acta

de cómo Dios no se ha ausentado del devenir humano y, de paso, cómo suele hacerse presente,

más que en los grandes eventos o de cara a los poderosos, en los pequeños, en las personas que

tienen una fe sencilla, descomplicada, auténtica. En resumen, nos demuestra, simple y

llanamente, cómo Dios no se ha bajado del barco de la humanidad, y que, precisamente por eso,

podemos seguir manteniendo la esperanza contra toda esperanza. En efecto, si Dios no nos ha

abandonado, nosotros no deberíamos abandonar el esfuerzo por hacer del mundo y de la Iglesia,

un lugar mejor; el empeño por construir, en definitiva, la “civilización del amor”, en expresión de

san Juan Pablo II.


Dr. Salvador Fabre

masamf@gmail.com

jueves, 12 de octubre de 2023

EL SANTO ROSARIO ES COMO LA RESPIRACIÓN DEL ALMA

Pbro. José Martínez Colín

 

1)  Para saber

“Si los pulmones de la oración y de la Palabra de Dios no alimentan la respiración de nuestra vida espiritual, nos arriesgamos a ahogarnos en medio de las mil cosas de todos los días. La oración es la respiración del alma y de la vida” (Benedicto XVI). Una de las oraciones más aconsejadas por la Iglesia es el Santo Rosario. Al comenzar el mes de octubre, el Papa Francisco recordó que es el mes de Rosario y de las misiones, y alentó a todos “a experimentar la belleza del rezo del Rosario”.

El Papa animó a los fieles, para que al rezar el Rosario contemplemos cada uno de los misterios, imitando a la Santísima Virgen María, que contemplaba los misterios de fe que le rodeaban: María “conservaba todas estas palabras considerándolas en su corazón” (Lc 2, 51). En la práctica, al rezar el Rosario, se puede mencionar cada misterio haciendo una breve pausa para pensarlo.

2)  Para pensar

Un santo que propagó la devoción a la Virgen María y fue perseguido por el demonio fue San Luis María Grignion de Montfort. Escribió este santo un libro sobre el Rosario donde relata el enfrentamiento de Santo Domingo de Guzmán contra los demonios. En él nos dice que en una ocasión le pidieron a Santo Domingo que exorcizara a un hombre poseído. Pudo vencer al demonio gracias al poder del Rosario, en presencia de un gran grupo de personas que se desmayaban por el susto ante los gritos tan espantosos que los demonios daban.

Durante el exorcismo los demonios, que eran muchos, le dijeron a Santo Domingo que con el Rosario que predicaba, causaba terror y espanto en todo el infierno, y que él era el hombre que más odiaban en el mundo debido a las almas que les quitaba con esta devoción mariana.

Además le confirmaron que a quien más temían era a la Santísima Virgen María, pues les descubre sus intrigas diabólicas, es abogada de los pecadores y camino seguro del cielo. Ella evita caer al infierno, pues lo puede todo ante Dios. Al final, le confesaron que ninguna persona que persevere en el servicio a la Virgen María, se condena.

"Un solo suspiro que ella presente a la Santísima Trinidad vale más que todas las oraciones, votos y deseos de todos los santos. La tememos más que a todos los bienaventurados juntos y nada podemos contra sus fieles servidores", agregaron. Muchos cristianos que la invocan al morir y que deberían condenarse, se salvan gracias a su intercesión.

"Nadie que persevere en el rezo del Rosario se condenará. Porque ella obtiene para sus fieles devotos la verdadera contrición de los pecados, para que los confiesen y alcancen el perdón e indulgencia de ellos", agregaron.

3)  Para vivir

La razón de que el mes de octubre sea tradicionalmente dedicado al Rosario es porque el 7 de octubre de 1571, una flota cristiana convocada por el Papa San Pío V, y confiada a la Virgen María, derrotó en la Batalla de Lepanto al imperio otomano musulmán, evitando que destruyeran la civilización cristiana en Europa. A partir de entonces se estableció la fiesta de Nuestra Señora del Rosario el día 7 de octubre.

Que en este mes en especial invoquemos, como nos pide el Papa Francisco, su intercesión por las necesidades de la Iglesia y del mundo (articulosdog@gmail.com)


lunes, 9 de octubre de 2023

EL DESAFÍO DE LA SINODALIDAD

La línea que separa la noción de “sinodalidad” con la de “disolución” es muy tenue.

Requiere una dirección y una ejecución magistral por parte de los protagonistas, quienes van a

redactar las conclusiones y directrices emanadas por el Sínodo de Obispos, ya inminente. Una

perspectiva que ayuda a percibir las dificultades y los peligros de la “sinodalidad”, es compararla

con el “Camino Sinodal Alemán.” Una sinodalidad mal manejada puede conducir al cisma, a la

traición a la propia identidad, a los propios principios.

Digamos que, con la trágica experiencia del “Camino Sinodal Alemán”, podemos

“escarmentar en cabeza ajena”; tenemos una guía sucinta de qué es lo que no debemos hacer. Al

mismo tiempo, es preciso hilar muy fino, para no sustituir, en aras de la nueva sinodalidad,

características esenciales de la Iglesia, como su carácter jerárquico, el cual es fundacional, querido

por Jesucristo. Baste mirar al que podríamos denominar el primer ejercicio de sinodalidad en la

historia: el Concilio de Jerusalén, descrito por los Hechos de los Apóstoles. En él se escuchan las

experiencias de la Iglesia viva, particularmente las de Pablo y Bernabé, y se reconoce en ellas la

acción del Espíritu Santo. Pero, finalmente, son los apóstoles quienes toman la decisión y

prescriben normas concretas. En Jerusalén todos expresaron su opinión, pero la voz cantante, la

decisión, la tomaron los apóstoles, particularmente Santiago y Pedro, la cual puede sintetizarse en

la expresión: “Hemos decidido el Espíritu Santo y nosotros no imponeros más cargas que las

necesarias” (Hch. 15, 28).

La esencia de la imagen de la Iglesia propuesta por el Concilio Vaticano II es la noción de

“comunión.” El Sínodo viene a ser un ejercicio de esa “comunión eclesial.” Francisco ha dado

pasos decisivos en orden a la “declericalización de la Iglesia” y, por eso, la Asamblea del Sínodo de

Obispos, creada por san Pablo VI, ya no es solo de obispos. Francisco quiere que se escuche a toda

la Iglesia, y esa Iglesia -aún siendo jerárquica, es decir, gozando del principio de la sagrada

autoridad- está formada por clérigos y laicos. Ambos están llamados a la santidad, ambos están

llamados a hacer la Iglesia en el mundo. Pero Francisco quiere darles un mayor protagonismo, de

forma que no sea una relación puramente vertical, sino horizontal. Esa es la clave de la “escucha”,

tan importante para la ejecución de la sinodalidad. Por eso el Papa, de los 365 participantes con

voz y voto, incluye a 54 mujeres -algunas de ellas religiosas- y un nutrido número de laicos/as.

El desafío está entonces en que esa “labor de escucha” de la Iglesia, sea hacia adentro -a

los diferentes tipos de fieles: laicos, religiosos y clérigos-, que hacia afuera -escuchar el clamor del

mundo, especialmente de los pobres, los migrantes, los abandonados fruto de la cultura del

descarte-, no venga a sustituir subrepticiamente una característica fundacional suya, su carácter

jerárquico. Por eso la ejecución del Sínodo requiere pericia, maestría, pues resulta fácil y atrayente

la tentación de diluir la Iglesia o mimetizarla con el mundo moderno, anulando así su carácter

profético. Eso parece ser lo que ha sucedido con el “Camino Sinodal Alemán”, una muestra de ello

es que “caminan juntos con todos”, menos con el Papa.

Francisco no es ingenuo, no ignora este peligro -lo está sufriendo en carne propia ahora

mismo-, pero se da cuenta de que -como señala en algunas de sus obras- lo importante es “iniciar

procesos.” Por eso señala enfáticamente en su video mensual, sobre el tema del sínodo, que “aquí

no se acaba nada”; es decir, se trata de un movimiento de la Iglesia conducente a su propia

transformación, según la inspiración del Espíritu Santo, al que toda la Iglesia debe escuchar.


Las palabras clave para la preparación y desarrollo del sínodo son: oración y

discernimiento. Sin oración no puede haber discernimiento. De hecho, antes de comenzar el

Sínodo, los participantes realizarán un retiro espiritual para prepararse. Y toda la Iglesia ha sido

repetidamente convocada a la oración: desde 2021 con www.prayforthesynod.va y allende a sus

fronteras con la Vigilia Ecuménica de Oración por el Sínodo. Además, en todas las misas de este

mes de octubre se podrá rezar una oración de los fieles especial para pedir por el Sínodo. Camina

así entonces, sinodalmente, toda la Iglesia en oración y en comunión con el Papa.


Dr. Salvador Fabre

masamf@gmail.com

sábado, 7 de octubre de 2023

UNIVERSIDAD DEL SENTIDO

Bastante desapercibida pasó la noticia de que el Papa constituyera, en el Estado Vaticano,

una entidad civil denominada “Universidad del Sentido.” La universidad será gestionada por otra

institución creada por Francisco: “Scholas ocurrentes.” Es lógico que haya sido así, pues ha habido

otros temas más mediáticos recientemente en el Vaticano, como el Sínodo ahora en curso, o la

Exhortación Apostólica Laudate Deum. Sin embargo, esta nueva iniciativa no desmerece en

importancia, pues tiene por objeto paliar la aguda crisis de sentido de la vida, especie de epidemia

espiritual que ataca a la sociedad contemporánea, especialmente a la más desarrollada económica

y tecnológicamente. Entre las manifestaciones más palmarias de esta ausencia de sentido se

encuentra la elevada tasa de suicidios, el incremento en las adicciones -como puede ser el

fentanilo-, la drástica caída de la tasa de natalidad y el promover leyes que legalicen la eutanasia.

Francisco ataca así a una necesidad real y concreta de la sociedad, que tiene raíces muy

profundas. Quizá el problema desborda ampliamente las posibilidades de dicha institución, así

como de Scholas ocurrentes, sin embargo, claramente es peor no hacer nada, ser espectador de

una tragedia espiritual. Y el Papa apuesta a la esperanza, es decir, a crear conciencia, a hacer

sinergia, a plantar una semilla con la confianza de que, a su tiempo, dará abundante fruto.

El estilo de la universidad es claramente original. No va a ofrecer carreras ni postgrados -

¿entraría entonces en lo que todos entendemos por “universidad”?-, se propone, en cambio,

“promover el desarrollo de las habilidades blandas y recuperar el sentido trascendente en la

cultura actual -quizá lo más urgente e interesante del proyecto- a través de procesos educativos

formales e informales entrelazados y orientados por una perspectiva antropológica que reúne

armónicamente el lenguaje de la cabeza con el del corazón y el de las manos.” Se trata entonces

de abordar la crisis de sentido desde una perspectiva antropológica, es decir, filosófica y no

religiosa. De hecho, el mismo Francisco afirma que es una iniciativa “destinada a alumnos de todas

las realidades, lenguas y creencias para que nadie quede fuera cuando aquello que se enseña no

son cosas, sino la vida misma.”

El rector de la universidad, el argentino Hugo Juri, quien fuera por breve tiempo Ministro

de Educación de Argentina, y rector en tres periodos distintos de la Universidad Nacional de

Córdova, ha dicho, refiriéndose a los contenidos que transmitirá la institución: “Vamos a empezar

con temas muy específicos que apoya el Papa y coincidentemente apoya el Secretario General de

las Naciones Unidas con la Agenda 2030, que están en línea con las encíclicas papales.” Estas

afirmaciones, han provocado cierto resquemor en algunos sectores del catolicismo. Para empezar,

no queda clara la identidad católica de esa educación. Por lo menos, en ningún lado se afirma que

esa será su impronta, ¿simplemente se dejará de lado?, ¿se callará toda referencia a un contenido

religioso?, ¿cómo puede ello ayudar a conseguir el sentido trascendente de la vida?

El mismo Hugo Juri explica que se “brindará educación para toda la vida y todas las

personas en este momento de tanta velocidad en los cambios que necesitan reconversiones

laborales que necesitan conocimientos justamente de tecnologías y ética.” Indudablemente que el

binomio “tecnologías y ética” es absolutamente fundamental en la cultura actual, más con la

irrupción de la Inteligencia Artificial, pero ¿se dejará de lado absolutamente la dimensión

religiosa? ¿Estorba al proyecto? ¿No constituye, necesariamente, una parte importante de la

persona y, por lo tanto, de la antropología humana?


Junto a estas incógnitas, surgen también recelos en grupos católicos que consideran la

“Agenda 2030” como la “Agenda del Anticristo.” Ciertamente hay propuestas de la Agenda 2030,

o interpretaciones de tal agenda, que son difícilmente conciliables con el catolicismo y con una

visión trascendente de la persona. Pero ahora resulta que el Papa y el Secretario de las Naciones

Unidas van de la mano en busca de los mismos objetivos, es decir, de la Agenda 2030. Por ello son

muy oportunas y aclaratorias las afirmaciones de Juri, cuando explicita que se trata de “temas muy

específicos… que están en línea con las encíclicas papales.” Lo que hace el Papa, fiel a su propio

estilo, es buscar más los puntos en común que las divergencias, y ver así de qué manera podemos

estar unidos e ir de la mano en pro de una sociedad y un mundo mejor. No sataniza globalmente la

Agenda 2030, sino que descubre en ella algunos puntos que podemos compartir los católicos.

Francisco es enemigo de las oposiciones dicotómicas y amigo de las síntesis constructivas.


Dr. Salvador Fabre

masamf@gmail.com

“EL PREMIO NACIONAL DE SALUD” Y SU AFÁN DE SERVIR AL BIEN COMÚN

Raúl Espinoza Aguilera

El 7 de agosto del 2013 se organizó por primera ocasión “EL PREMIO NACIONAL

DE SALUD” cuyo Presidente y Fundador es el Lic. Óscar David Hernández.

Entrevistando a varios enfermeros, me comentaban que sienten gran satisfacción

de poder acompañar a los enfermos, de conocerlos y, en muchos casos, de

brindarles alegría, ayuda, incluso hasta el momento mismo de su muerte.

Este trabajo no se hace como mera rutina, sino por amor y deseo que sientan la

fraternidad; que alguien esté cerca de ellos auxiliándoles y que sientan una mano

amiga.

Uno de ellos afirmaba: “Que su joven abuelo le decía que de las personas

ancianas, sin duda, aprendíamos más de la historia “viva” que de los libros,

dejando un recuerdo imborrable”.

Una enfermera reflexionaba en voz alta, decía que “se sentía muy agradecida que

sus pacientes le permitieran entrar en sus vidas para poder ayudarles en múltiples

aspectos y aplicarles sus medicamentos oportunamente”.

No cualquiera puede ser enfermero -mencionaba otro más- se requiere de fuerza

física y mental, inteligencia, verdadera compasión por los demás y mucho amor al

cuidar a los enfermos con pasión y hacerles el bien, sin importar lo exhausto que

se esté ese día. Y continuaba narrando: “Ellos no llenan de fuerza y optimismo al

saber que están bien tanto emocionalmente como de salud”.

El 22 de mayo de 2019 se entregaron los “PREMIOS NACIONAL DE SALUD” en

el Teatro de la Facultad de Medicina de la Universidad La Salle en la Ciudad de

México. Los ganadores fueron, por categoría persona, Dr. Horacio Merchant

Larios. En segundo lugar, la Organización Civil, “Federación de Hemofilia de la

República Mexicana, A. C.” En tercer lugar, trabajos realizados a favor de la niñez,

“La Casa de la Amistad para Niños con Cáncer, I.A.P.” y, en cuarto lugar, dentro

del Sector Público: “Hospital de Pediatría C.M.N. Siglo XXI”.

Todos fuimos testigos de los actos heroicos que realizaron tanto Médicos como

Enfermeras. Por ejemplo, en un pabellón donde se alojaban enfermos de COVID

entraron para atenderlos -debidamente protegidos con los EPI que pueden incluir

delantales, batas o monos (de una sola pieza), que pueden resultar incómodos y

existe la posibilidad que los trabajadores de la salud se contaminen al quitárselos.

Tenemos información que en este esfuerzo por salvar enfermos de COVID,

murieron decenas de Médicos y Enfermeras en diversas clínicas y hospitales en

todo el país.


Tengo muy grabado en mi mente el caso de un grupo de galenos y enfermeras

que al ingresar a ese pabellón, varios periodistas les preguntaron si eran

conscientes del riesgo que corrían: que podrían contagiarse o morir.

Ellos respondieron que estaban cumpliendo con su deber, y que si morían en su

intento, era para salvar vidas humanas. Ya que su labor era precisamente ésa: dar

la vida por los enfermos -si era necesario- y si resultaban contagiados o fallecían

sería ennoblecer su vocación y dejar como herencia un buen ejemplo. Por ello,

afirmaron que no tenían miedo a la muerte.

¿Cuál es la misión del Médico o Enfermera? Prestar servicios de salud y dar

atención no sólo a personas con enfermedad sino también a otros aspectos físicos

y psíquicos que producen bienestar.

La Comunicadora Diana Servín ha prestado grandes servicios y ayuda dentro del

“Premio Nacional de Salud”, con su Oratoria, Cultura y amplia experiencia en

materia de medios de comunicación.

En 2022, se realizó la ceremonia del “PREMIO NACIONAL DE SALUD” y se

reconoció la labor del “Centro Mexicano Alzheimer” (Categoría Organización Civil).

Mérito: por ser pionero en ofrecer terapias no farmacológicas. En línea, a personas

con demencia y a sus familiares y cuidadores. Habiendo organizado más de 7,000

sesiones en línea desde marzo del 2020 a la fecha.

Las terapias no farmacológicas son intervenciones no químicas. Teóricamente

sustentadas, focalizadas y replicables sobre los pacientes, enfocándose en tres

aspectos: estimulación cognitiva, terapia física y terapias complementarias.

El objetivo del “PREMIO NACIONAL DE SALUD” es reconocer a las personas y

organizaciones que generan un valor agregado a la salud de la Sociedad

Mexicana. Desde la atención médica, investigación, academia, empresa, Sector

Público y organizaciones de la Sociedad Civil.

Con la característica que siempre en sus actos les rige la honorabilidad para llevar

un poco de alegría, reconocimiento, consuelo, empatía, a quienes trabajan por

mejorar la salud en la Nación Mexicana.

Ese anhelo que todos tenemos de ayudar y hacer felices a los demás, tanto en

sus necesidades materiales como en su salud, este Premio -sin duda- llena de

motivación, esperanza e impulsa por mejorar cada día más a los mismos

bienhechores. Y ese buen ejemplo contribuye a que se concreten nuevas

iniciativas en servicio de los demás y que trabajen, en definitiva, por el bien común

de la sociedad.

EL PAPA DEFIENDE LA CIENCIA

Quedan lejanos aquellos días en que se suponía, erróneamente, que la ciencia era

enemiga de la religión. En efecto, tal idea no se trata sino un prejuicio filosófico propio de la

Ilustración, ampliamente superado. La ciencia moderna, así como las universidades, nacieron al

calor de la religión católica. Es verdad que en ocasiones ha existido algún conflicto marginal -como

es el caso Galileo-, pero se trata de la excepción, no de la regla. Ahora, en cambio, el pontificado

ha dado un paso más: así como antaño fue mecenas de lo mejor de la producción artística de la

historia universal, ahora se ha convertido, quizá, en el principal difusor en la opinión pública, en el

gran divulgador de la ciencia. Francisco, con su Exhortación Apostólica Laudate Deum, ha puesto

sobre la mesa del debate público la necesidad de tomarse en serio el calentamiento global y el

cambio climático, difundiendo de esa forma, entre los creyentes de a pie y personas de buena

voluntad, los resultados más sólidos de la ciencia reciente sobre dicho tópico. Digamos que, lo que

Carl Sagan fue para la imagen pública de la ciencia en los años 80 del siglo XX, lo es ahora

Francisco en la segunda década del siglo XXI.

La Exhortación Apostólica de Francisco es bastante breve, apenas 73 puntos, breves todos

ellos. La mayor parte de las referencias están tomadas de su propia encíclica precedente, Laudato

si´, de pocas declaraciones de algunas Conferencias Episcopales, y de una multitud de estudios

científicos sobre el cambio climático. En algunos sectores del catolicismo ha despertado cierto

desconcierto: “zapatero a tus zapatos”, ¿qué “vela en el entierro” tiene Francisco como persona o

el papado como institución en la ecología? ¿Cuál es la misión de la Iglesia?, ¿salvar almas o salvar

al mundo? Para ello, hacen notar, por ejemplo, cómo en el texto no aparece ni una vez la palabra

“Evangelio” o “Virgen María”; “Jesús” sólo aparece 5 veces, “Dios” 11, mientras la palabra “clima”

se menciona 33 ocasiones, con abundantes notas a pie de página.

Personalmente pienso que hay que darle el beneficio de la duda al Papa, y acoger con

religioso respeto su magisterio -se trata de un texto magisterial-, como debe hacer un buen

católico. La crítica no está exenta de cierta malicia, es decir, sería correcta si todo el magisterio del

Papa se dedicara exclusivamente a tratar la cuestión del clima. Pero, claramente, no es así. Hay

que entender el texto de Francisco tanto en su contexto histórico, como dentro del conjunto de su

magisterio. Es verdad que se trata del primer Papa en dedicar dos documentos y gran parte de un

tercero (“Querida Amazonia”) al tema medioambiental. Es cierto que, junto con el cambio

climático, otro tema fundamental de su pontificado son los migrantes. Ambos temas candentes,

actuales, pero de los cuales no se percibe, a primera vista, su relación directa con la predicación

del evangelio, la administración de los sacramentos y la salvación de las almas, temas bacilares y

fundantes de la Iglesia. Sin embargo, atendiendo a la misión profética de la Iglesia en el mundo,

por ejemplo, como la expresa la Constitución Apostólica Gaudium et Spes, del Concilio Vaticano II

y, a la lectura sin prejuicios de los mismos textos de Francisco, entendemos que parte de la misión

que la Iglesia da a los laicos de “ordenar el mundo según Dios”, incluye interesarse por los

problemas más acuciantes de la sociedad actual, entre los cuales se encuentra, sin duda alguna, el

cambio climático.

Es cierto que Francisco le da una relevancia inusitada a ciertos temas, que resultan

novedosos en la narrativa eclesial, pero con eso le da una presencia nueva a la Iglesia en el debate

contemporáneo. Le otorga una nueva legitimidad y un gran prestigio entre las naciones. Ayuda a


comprender que, si bien la misión de la Iglesia es la salvación de las almas, ello no implica

desentenderse del mundo, sino todo lo contrario. Es verdad que Francisco como tal -Jorge Mario

Bergoglio-, no es especialista en el tema. Pero sabe asesorarse de las personas indicadas para

presentar un texto coherente, que no desdice en lo referente a sus afirmaciones de carácter

técnico. En este caso, además, lo hace con una clara dimensión profética, de denuncia directa, no

conocida en los textos magisteriales recientes. En concreto, el texto tiene una doble finalidad:

mostrar cómo Laudato si´ no ha tenido la acogida esperada en el concierto de las naciones y

aprovechar la COP 28 de Dubai para corregir el rumbo.

En el camino, y como de pasada, muestra cómo la raíz del problema no está en la

sobrepoblación, sino en un género de vida dispendioso y consumista. La causa del problema no

está en que hay muchos pobres -como insistentemente intentan hacernos creer-, sino en que los

ricos no son capaces de tomar un género de vida sobrio y templado por solidaridad con el planeta.

Y lo hace con datos duros: la mitad de los pobres del mundo está en África y ellos contaminan muy

poco. Mientras que Estados Unidos contamina cerca de siete veces más respecto a la media de los

países pobres. Por eso el problema no es sólo ni principalmente técnico, sino moral. Y eso casi

nadie lo dice, solo Francisco.


Dr. Salvador Fabre

masamf@gmail.com

lunes, 2 de octubre de 2023

LA FELICIDAD Y SUS FACETAS CONTRADICTORIAS

                                                                                      Raúl Espinoza Aguilera

Parecería increíble pero no hay un acuerdo unánime sobre las raíces de la felicidad. El diccionario afirma: “Estado de ánimo de la persona que se siente plenamente satisfecha por gozar de lo que desea o por disfrutar de algo bueno.

La felicidad era el objetivo último del ser humano, y la riqueza (es decir, la propiedad libre, individual y absoluta), su principal baluarte”.

En la actual sociedad de consumo en que vivimos, se nos dice a través de la publicidad y otros medios de comunicación: “Si compras el último modelo de este coche, de esta Lap Top o del celular que están a la vanguardia, o “éste es el último grito de la moda en ropa”, y así estarás satisfecha o satisfecho, para que las demás personas te admiren o te alaben.

En este sentido, me llama mucho la atención esos pantalones de mezclilla -muy caros, por cierto- y que las jóvenes desfilan por selectas avenidas, lo mismo que en las plazas comerciales de un nivel socioeconómico alto.

No hace mucho tiempo una sobrina que tengo le pedía con insistencia a una tía que le comprara uno de esos pantalones, y la retenía de su manga, subrayándole que era la última moda. La tía le respondió, con su habitual sabiduría y sagacidad, que pronto tendría uno de ese tipo de pantalones. Que en el coche de regreso le explicaría más detalles.

Así ocurrió. Mi tía le dijo que se había dado cuenta que tiene varios pantalones de mezclilla que necesitaban desecharse. Y el más gastado se ofreció a meterlo en la lavadora con un líquido especial para desteñirlo todavía más.

Después que se secara, tomaría unas filosas tijeras para romperlos tal y como estaban de moda. A mi pequeña sobrina le dio un berrinche que le duró varios días, pero finalmente comprendió que lo que estaba pidiendo estaba fuera de lugar. Y ahí terminó el incidente.

No me refiero a todos, pero existen otro tipo de jóvenes -mujeres y hombres- que tienden “con extraña presunción” a relatar a sus compañeros (as), los siguientes días de lo sucedido el fin de semana, en la Preparatoria o en la universidad, las borracheras que se pusieron o los desórdenes sexuales en que incurrieron, como si fuesen “hazañas” o algo digno de imitarse.

En esos casos se ha ido creando un “curioso” sentido de la diversión. En otros casos acuden a las drogas. Todo ello, tarde o temprano pasa su factura. O se transforman en vicios o van a parar al hospital por sobredosis.

El conocido Psiquiatra vienés, Víktor Frankl (1905-1997), desde que concibió su método para curar a sus pacientes en un campo de concentración (confrontar su libro, “EL HOMBRE EN BUSCA DE SENTIDO”), que le llamaba “LA LOGOTERAPIA”, se dedicó a dar conferencias por muchos países. En cierta ocasión daba una conferencia a universitarios en la Universidad de Harvard.

Un joven que mostró que quería participar, se quejaba de lo siguiente, más o menos con estas palabras: mantengo una posición económica bastante desahogada, mis calificaciones tienen buen promedio, tengo sexo suficiente, amistades, posesiones materiales como un coche deportivo del año, sin embargo, no soy feliz. ¿Por qué me ocurre esto?

El célebre Psiquiatra se explayó para explicarle que la felicidad no se encuentra ni en el dinero, ni en la posesión de los bienes materiales ni en los placeres que ofrece esta vida.

Que era primordial encontrar un “PARA QUÉ”, es decir, “UN SENTIDO”, en todo lo que se hacía y que era fundamental ser congruente en nuestro pensar y en nuestro actuar hasta sus últimas consecuencias.

Porque si no se vive la coherencia algunas personas terminan en una clínica psiquiátrica; otros más, terminan sus vidas pensando que han desperdiciado sus vidas. ¿Por qué? Porque tuvieron muchos amoríos, hijos dispersos, no alcanzaron a formar una familia ni un hogar estable.

Este último caso me tocó presenciarlo en una sesión de terapia colectiva. Concluía un anciano: ¡Cuánto desearía volver a tener 18 años! Para no cometer tantas tonterías como las que he hecho a lo largo de mis 78 años. ¡He desperdiciado mi entera existencia miserablemente con un largo serial de tarugadas!

Entonces, ¿Dónde radica la felicidad? El Filósofo Platón afirma que “consiste en asemejarse a Dios. Es la Sabiduría Perfecta y, por tanto, la Felicidad Completa. La fe de que el hombre puede disfrutar en esta vida presente, es una participación imperfecta de aquella Celeste. A ella se arriba por dos medios íntimamente ligados entre sí: la dialéctica o proceso por el cual el alma se desmaterializa y consiguientemente accede a la orden de las ideas puras”.

Aristóteles hereda la concepción platónica centrando la fe en el ideal de Sabiduría y de Virtud. Sólo que Aristóteles “exige más cosas que la contemplación del Motor Absoluto del mundo y, por otro lado, disloca la concepción unívoca del Bien en Platón”.