Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
“La vida es como tú: breve pero intenso”. Esta frase se le podría
aplicar a Santa Teresita del Niño Jesús. Su vida terrenal fue breve,
apenas llegó a los veinticuatro años, pero amó mucho. Después de su
muerte sus escritos fueron difundidos por todo el mundo. Señala el Papa
Francisco, en su reciente documento sobre esta santa, que muchos
fieles acudieron pronto a su intercesión recibiendo muchas gracias. San
Pío X percibió su enorme estatura espiritual, y afirmó que se convertiría
en la santa más grande de los tiempos modernos. Fue beatificada
hace cien años y luego canonizada el 17 de mayo de 1925 por Pío XI,
quien la declaró patrona de las Misiones. San Juan Pablo II la declaró
doctora de la Iglesia, considerándola además «como experta en la
“ciencia del amor”». El Papa Francisco tuvo la alegría de canonizar a los
padres de Teresita, Luis y Celia en el año 2015.
2) Para pensar
En la vida espiritual no son frecuentes los descubrimientos que abren
caminos nuevos que faciliten el encuentro con Dios. A Santa Teresita se
le atribuye uno muy importante para el bien de todo el Pueblo de Dios:
su “caminito”. Consiste en el camino de la confianza y del amor,
también conocido como el camino de la infancia espiritual. Es un camino
que todos pueden seguir, en cualquier estado de vida, en cada momento
de la existencia.
Así relata Santa Teresita su descubrimiento en su autobiografía
llamada “Historia de un alma”: «A pesar de mi pequeñez, puedo aspirar
a la santidad. Agrandarme es imposible; tendré que soportarme tal cual
soy, con todas mis imperfecciones. Pero quiero buscar la forma de ir al
cielo por un caminito muy recto y muy corto, por un caminito totalmente
nuevo».
Para explicarlo usó la imagen del ascensor, que tenía poco de
haberse inventado: «¡El ascensor que ha de elevarme hasta el cielo son
tus brazos, Jesús! Y para eso, no necesito crecer; al contrario, tengo
que seguir siendo pequeña, tengo que empequeñecerme más y más».
Pequeña, incapaz de confiar en sí misma, aunque firmemente segura en
la potencia amorosa de los brazos del Señor.
3) Para vivir
Ese “caminito” había sido revelado por Nuestro Señor al referirse
especialmente a los pequeños y a los pobres (cf. Mt 11,25).
A veces está el peligro de poner el énfasis principal en el esfuerzo
humano, como sucedió con la doctrina de Pelagio que mantenía una
postura individualista, prescindiendo de la ayuda divina. En cambio,
Santa Teresita subraya siempre la primacía de la acción de Dios, de su
gracia: «Sigo teniendo la misma confianza audaz de llegar a ser una
gran santa, pues no me apoyo en mis méritos —que no tengo
ninguno—, sino en Aquel que es la Virtud y la Santidad mismas. Sólo Él,
conformándose con mis débiles esfuerzos, me elevará hasta Él y,
cubriéndome con sus méritos infinitos, me hará santa».
Podemos compartir con Santa Teresita esa confianza plena en el
Amor de Dios que nos salvará; que en el momento del juicio, a pesar de
tener las manos vacías, será la misericordia de Dios que, mirando
nuestro corazón arrepentido, nos revista con su gracia para entrar y
gozar en la vida eterna. (articulosdog@gmail.com)
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