viernes, 25 de marzo de 2022

PEDRO ANTONIO DE ALARCÓN, INICIADOR DE LA LITERATURA REALISTA

LA DIVERTIDA PROSA DE PEDRO ANTONIO DE ALARCÓN Raúl Espinoza Aguilera @Eiar51 De pocos autores se puede decir que derrochan tanta alegría y buen humor como la prosa de Pedro Antonio de Alarcón. Fue autor de numerosas novelas, como: “El Sombrero de Tres Picos”, “El Capitán Veneno”, “El Niño de la Bola”, “El Escándalo” y muchas otras. Algunos autores lo consideran como iniciador de la corriente literaria, denominada “El Realismo”. Otros escritores lo ubican dentro de la Escuela Romántica, como: Lord Byron, Víctor Hugo o José de Espronceda. En su obra cumbre “El Sombrero de Tres Picos” recoge una leyenda popular en su natal Andalucía acerca de un Corregidor que llevaba un extraño sombrero de tres picos. Este personaje visitaba con frecuencia a su amigo el tío Lucas, un molinero y a su mujer, Seña Frasquita quién estaba muy enamorada de su esposo. Ésta era muy hermosa, derrochaba gracia y simpatía y, además de ser sumamente atractiva. Todos en el pueblo admiraban su belleza. Con tantas visitas del Corregidor a su amigo el molinero y a Seña Frasquita se acabó enamorando de esta dama. Un día, sintiéndose solo le declaró su amor, no obstante que era casado y con varios hijos. La quiso tomar del brazo y la Seña Frasquita, como inmediata reacción, lo echó por tierra desde la silla donde estaba sentado. Ella lo expulsó de su casa, acusándolo de cínico y desvergonzado. Éste juró vengarse ante tal afrenta. Y así se desenvuelve la trama de esta genial novela. Esta obra es de corte Realista por la exactitud en la descripción de los personajes con la finalidad de que el lector se hiciera una idea clara de los perfiles de los distintos personajes. Pedro Antonio se esmeraba para que la trama fuera ágil, amena, con suspenso y bastante divertida. Por momentos es jocosa y hace caricaturas de cada personaje. El lenguaje es sencillo, llano y expresado con naturalidad. Este autor representa el tránsito del costumbrismo al esplendor de la prosa realista en la España del siglo XIX. En su juventud, Pedro Antonio de Alarcón (1833-1891) fue liberal y con ideas revolucionarias. Con el paso de los años evolucionó hacia posiciones más tradicionalistas. Este tránsito se refleja en sus obras. El siglo XIX español fue un siglo enfrentamientos entre el gobierno y los activistas liberales o revolucionarios. La acción se desarrolla en Madrid, durante el reinado de Isabel II, y el gobierno del General Narváez, que coincide con las Revoluciones Europeas de 1848. En uno de tantos choques entre las tropas del gobierno y los republicanos cayó herido el “Capitán Veneno” -llamado así por su carácter huraño y belicoso- en plena calle y frente a la casa de Doña Teresa y su hija Angustias, una chica casadera. Ambas coinciden en recogerlo hasta que recuperara el sentido y fuera atendido por un médico. Al volver en sí este Capitán, dijo llamarse Jorge de Córdoba. Cuando llega el médico le hace saber que ha sufrido una grave fractura y, por lo tanto, no puede ser trasladado a otro lugar, como era el deseo del Capitán. Le molesta esta indicación del Doctor de pasar su convalecencia entre dos mujeres, por su carácter misógino e independiente. Pasados los días se establece una corriente de simpatía entre Doña Teresa y él. No así con la joven Angustias. Pero, al poco tiempo, fallece Doña Teresa de un infarto y Jorge paga todos los gastos del entierro. Sigue transcurriendo el tiempo y Don Jorge va mejorando de su lesión. Entonces la joven Angustias le pide que abandone la casa para que quede asegurada su honra. Después de muchas discusiones y rodeos entre los dos personajes, Don Jorge le declara su apasionado amor a la joven Angustias y se casan. La escena final es que Don Jorge aparece jugando con dos de sus hijos pequeños. El desarrollo de la trama es ameno e interesante. A este hombre malhumorado lo van dulcificando estas dos mujeres y cambia notablemente y muestra su valía y noble corazón.

jueves, 24 de marzo de 2022

LA TRANSMISION DE LA SABIDURÍA

Pbro. José Martínez Colín 1) Para saber El cineasta sueco, Ingmar Bergman, que vivió cerca de 90 años, comentaba que “envejecer es como escalar una gran montaña: mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena”. Hoy en día hace falta destacar la figura del anciano, que se entienda bien que el anciano no es un material de descarte: es una bendición para la sociedad. A menudo, dice el Papa Francisco, los ancianos son vistos como “un peso”. Por ello el Pontífice ha comenzado, en sus Audiencias, una serie de reflexiones sobre la ancianidad. Quiere mostrar el sentido y el valor de la vejez, siendo una de las cuestiones más urgentes que la familia humana está llamada a afrontar. Afirma, incluyéndose, que nunca han sido tan numerosos en la historia humana. 2) Para pensar Hay un breve poema llamado “Síndrome” del admirado poeta Mario Benedetti que dice: “Todavía tengo casi todos mis dientes / casi todos mis cabellos y poquísimas canas / puedo hacer y deshacer el amor / trepar una escalera de dos en dos / y correr cuarenta metros detrás del ómnibus / o sea que no debería sentirme viejo / pero el grave problema es que antes no me fijaba en estos detalles”. La vejez llega e importa aceptarla. El Papa Francisco reflexionó las palabras del profeta Joel: «Vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones». Las interpretó diciendo que cuando los ancianos comunican sus sueños, los jóvenes ven bien lo que deben hacer. Pero si los jóvenes no conocen esos sueños, les costará llevar su presente y soportar su futuro. Por ello, los ancianos han de comunicar esos sueños y los jóvenes, a su vez, han de escucharlos. Porque si los jóvenes se encorvan en su smartphone, dice el Papa, aunque la pantalla permanezca encendida, la vida se apaga antes de tiempo. 3) Para vivir “Todos deseamos llegar a viejos; y todos negamos que hemos llegado”, afirma el escritor español Francisco de Quevedo. Y es que pareciera en la cultura actual que el único modelo es el del joven o la joven que permanece siempre joven. Pero, se pregunta el Papa, ¿es verdad que la juventud contiene el sentido pleno de la vida, mientras que la vejez representa el vaciamiento y la pérdida? No hay que olvidar que la exaltación de la juventud como única edad digna, unida al desprecio de la vejez, fue bandera de los totalitarismos del siglo XX. A la vejez le ha de ser restituida su dignidad; es un don para todas las edades de la vida. Es un don de madurez y de sabiduría. Aunque hay planes de asistencia, faltan proyectos creativos de existencia para hacerles vivir en plenitud. Pues ser ancianos es tan importante —y hermoso— como ser jóvenes. Hay que recuperar la alianza entre las generaciones, pero ¿hay amistad entre las diferentes edades de la vida o prevalecen la separación? Importa que haya un coloquio. Los jóvenes deben hablar con los ancianos, y los ancianos con los jóvenes. Y este puente será la transmisión de la sabiduría en la humanidad. Los ancianos puedan ofrecer los sueños y los jóvenes puedan recibirlos para llevarlos adelante. (articulosdog@gmail.com)

martes, 22 de marzo de 2022

CONSAGRACIÓN DE RUSIA Y UCRANIA

P: Mario Arroyo, Dr. en Filosofía. p.marioa@gmail.com El Papa Francisco está poniendo todos los medios, humanos y sobrenaturales para obtener, lo más pronto posible, la paz en Ucrania. Podemos mencionar su plantón en la embajada de Rusia ante la Santa Sede –hecho absolutamente insólito-, el envío de dos cardenales a la zona del conflicto, su conversación con el Patriarca Kiril, o su petición de ayuno por el fin de la guerra. Ahora da un paso más en la línea de los medios sobrenaturales y va a consagrar ambos países al Corazón Inmaculado de María. No es la primera vez que se consagra a Rusia al Corazón Inmaculado de María; por lo menos en tres ocasiones lo hizo san Juan Pablo II, siguiendo las indicaciones que Sor Lucía había recibido de la Virgen de Fátima, si bien fue una consagración "del mundo", pero teniendo en mente a la URSS. Podemos decir, a la vista de los años pasados, que no le fue mal. En su pontificado vio caer el comunismo, sin apenas derramarse sangre y desmembrarse la URSS de forma pacífica, recuperando su independencia varias naciones, entre ellas Ucrania. Es verdad que no fue algo automático, como si con una varita mágica todo se resolviera en un santiamén. Corrieron los años, brotaron, abundantes, las oraciones y se fueron dando las cosas para que al final se obtuviera el objetivo de las consagraciones. Alguien con poca fe podría pensar que no tienen nada que ver ambos acontecimientos, que fueron meros eventos sucesivos. Lo cierto es que nadie presagiaba lo que sucedió, por lo menos en la forma y la rapidez con que se dio. Por eso no es descabellado pensar en una suerte de intervención sobrenatural, como la que ahora invoca el Papa Francisco. En efecto, la Virgen es, en palabras de san Josemaría, "la omnipotencia suplicante", la que lo puede todo delante de Dios. Y Ella no se desentiende de la historia humana, como bien se dejó de ver con los acontecimientos de Fátima. Con esta fe Francisco hace la consagración al Corazón Inmaculado de María, a la que haremos bien en unirnos las personas de fe y de buena voluntad. La consagración no es algo automático, supone el incremento de la oración por esa intención. La Iglesia unida en oración puede mucho delante de Dios. Se cumple así otra de las peticiones de san Josemaría: ir "todos con Pedro -el Papa- a Jesús por María", con ocasión de estos tristes sucesos. En efecto, la Providencia sabe acomodar las cosas para que, de un mal –la guerra-, se obtengan bienes, en este caso, la oración y la unión con el Papa, así como la sensibilidad hacia el pueblo ucraniano. Por ello, unirnos a la consagración de Rusia y Ucrania al Corazón Inmaculado de María, nos beneficia en primer lugar a nosotros, y también, si tenemos fe, al pueblo ucraniano que sufre tan terrible guerra absurda. Nos beneficia a nosotros porque nos impulsa a rezar, a orar, lo que siempre supone un bien para nuestra alma. Oración no es impotencia, sino confianza en la omnipotencia de Dios, la cual es invocada para remediar el sufrimiento injusto de los inocentes. Beneficia a los ucranianos, porque de esta forma la Providencia verá los caminos oportunos para que en mayor brevedad terminen sus sufrimientos. La consagración es pues, una muestra de que seguimos considerando a Jesús, como dice el Apocalipsis, "Príncipe de la paz" y "Señor de la Historia". No quiere decir ello que nosotros seamos títeres o marionetas en sus manos, sino que, respetando nuestra libertad, Dios sabe y puede conducir el curso de la historia hacia algo mejor de lo que nosotros podemos imaginar. Además, el día elegido por Francisco para realizarla es litúrgicamente inmejorable, pues es el 25 de marzo, solemnidad de la Encarnación, es decir, en esa fecha recordamos el momento en que la Virgen descubre su vocación y, por decirlo así, su misión en la historia y en el mundo. De hecho, todos los dogmas marianos son una consecuencia de lo que sucedió ese día, como explica san Luis María Grignion de Montfort en su "Tratado de la verdadera devoción a la Virgen María": Su inmaculada Concepción, su gloriosa Asunción, su perpetua virginidad y la plenitud de su santidad obedecen a que en ella se encarnó el Verbo. No nos queda sino acompañar muy de cerca al Papa. Muchos obispos del mundo se unirán a su consagración –el Papa los ha invitado a todos-, por ejemplo, los del CELAM, y es de esperar que innumerables fieles normales lo hagamos también, como muestra de nuestros deseos de paz, y de nuestra confianza en la eficacia de la oración y en el poder intercesor de María. Lo hacemos en la línea de las promesas de la Virgen de Fátima, que sin ambages afirma: “al final mi Corazón Inmaculado triunfará”. Pues, aunque el mensaje de Fátima era para el siglo XX, podemos muy bien pensar que 105 años después sigue vigente, siendo ocasión de que la Iglesia se una en torno al Papa para pedir a Dios, por intercesión de la Virgen, la paz del mundo.

lunes, 21 de marzo de 2022

EL MAXIMILIANO KOLBE "VALENCIANO"

Pbro. José Martínez Colín 1) Para saber Haciendo la referencia al mandamiento del amor, comentaba el escritor C. K. Chesterton (1874-1936): “La Biblia nos pide que amemos a nuestros prójimos y también que amemos a nuestros enemigos; probablemente porque generalmente son la misma persona”. Sucede que solemos enemistarnos, no con las personas de otras creencias y culturas de otros países, sino con quienes convivimos día a día. El Papa Francisco en su mensaje de Cuaresma nos invita a practicar la caridad y cuidar precisamente a quienes tenemos cerca. Así no nos quedamos solo en buenos deseos: “No nos cansemos de hacer el bien en la caridad activa hacia el prójimo”, nos exhorta. Para ello nos propone un cambio de mentalidad. En vez de estar pensando en poseer cada vez más cosas, habría que pensar en dar y compartir. Ello se puede practicar con la limosna, dando con alegría, pues Dios nos proporciona a cada uno no sólo lo que necesitamos para subsistir, sino también para que podamos ser generosos en el hacer el bien a los demás. 2) Para pensar Si conmueve que una persona sufra por otra, cuánto más si lo que hace es sacrificar su vida. Un suceso así aconteció durante la persecución religiosa que tuvo lugar en los años 30 en España, especialmente durante la Guerra Civil (1936-1939). Alberto Meléndez, era un joven de tenía 27 años y el cuarto de 10 hijos que tuvieron Mª Dolores Boscá y Pablo Meléndez. Alberto, aunque era simpático y jovial, también era de un carácter fuerte que le llevaba a enemistarse con los demás. En septiembre de 1936 milicianos del Frente Popular llegaron a su casa para detener al padre de familia Pablo Meléndez y a su hijo mayor, también llamado Pablo, quien estaba casado y tenía dos hijos. Alberto entonces, para salvar a su hermano, dijo que él era Pablo. Fue detenido y conducido junto a su padre a la cárcel de Valencia. Durante los días que estuvieron en la cárcel, pidió a los demás compañeros de celda que le llamaran Pablo y no Alberto, para no descubrir el engaño. Dicen que fue un gran apoyo para su padre y los demás. Alberto y su padre fueron fusilados en la madrugada del 24 de septiembre de 1936, sus cadáveres aparecieron en un camino. Alberto decidió morir en lugar de su hermano Pablo. Por eso se le conoce como "el Kolbe valenciano", haciendo referencia a San Maximiliano Kolbe, el religioso que eligió morir en el campo de concentración de Auschwitz en el lugar de otro preso para salvarlo, ya que éste era un padre de familia. El proceso de beatificación de Alberto va dando buenos pasos. Para vivir Nuestra vida es un tiempo para sembrar el bien, y podemos aprovechar esta Cuaresma para hacernos prójimos de aquellos hermanos y hermanas que están cerca y heridos en el camino de la vida, nos aconseja el Papa Francisco. La Cuaresma, continúa el Papa, es un tiempo propicio para buscar —y no evitar— a quien está necesitado; para llamar —y no ignorar— a quien desea ser escuchado y recibir una buena palabra; para visitar —y no abandonar— a quien sufre la soledad. Pongamos en práctica el llamado a hacer el bien a todos, tomándonos tiempo para amar a los más pequeños e indefensos, a los abandonados y despreciados, a quienes son discriminados y marginados. (articulosdog@gmail.com)

viernes, 18 de marzo de 2022

LA PACIENCIA “TODO LO ALCANZA”

Raúl Espinoza Aguilera, @Eiar51 En este mundo nuestro de las innovaciones y del asombroso progreso tecnológico, de las prisas, de no descansar ni un minuto en horas laborales, me parece que nos hemos ido acostumbrando a “la inmediatez”. Como aquel directivo que solía pedir a sus ejecutivos “quiero que este asunto salga cuanto antes y si no lo terminan a las 6;00 de la tarde, por favor, dediquen horas extras hasta realizarlo bien y me avisan esté donde esté, ¿O.K.?”. O bien, como en la redacción de los periódicos se solía decir, cuando un periodista le preguntaba a su jefe: “Y esta nota de prensa para cuando la necesita”. Y en forma clara y tajante se escuchaba la clásica respuesta “era para ayer”. O sea, cuanto antes, entre más pronto mejor o “mete el acelerador” porque esto urge. No todas las personas pueden conducirse durante toda su vida con ese vértigo imparable de velocidad laboral, de resultados “contra reloj”. Como me explicaba una doctora Dermatóloga, a propósito de una reflexión que hacía sobre la sociedad de nuestro tiempo: “Hoy en día, los profesionistas jóvenes viven con demasiadas prisas y presiones, de un modo trepidante, es una espiral que no termina y, naturalmente, eso conduce a enfermedades nerviosas, como la depresión o a dañar su propio organismo como la gastritis, las úlceras, diversos trastornos cardíacos, etc. Cuando era una Doctora joven, nunca viví con semejante estrés y logré realizar mis objetivos. En cambio, esta generación termina por dañar la parte corporal o su salud mental”. Por el contrario, me quedé pensando en los grandes filósofos, artistas y literatos de la cultura grecolatina quienes dedicaron mucho tiempo para realizar sus obras maestras, por ejemplo, Aristóteles y Platón. También en la Edad Media, Santo Tomás de Aquino para escribir la “Suma Teológica”, la “Suma contra Gentiles”, libros de profundas disquisiciones sobre Filosofía y Teología. O bien, en el Renacimiento italiano, “La Piedad” de Miguel Ángel Buonarroti, que me parece una genialidad, lo mismo que “El Moisés”, que al concluir esta maravillosa obra escultórica se dice que el artista le dio un leve golpe con el martillo en su rodilla y le dijo al Moisés: “¡Habla!”. Del mismo modo, Dante Alighieri quien escribió su monumental obra: “La Divina Comedia”, que ha quedado para la posteridad como una obra clásica. Recuerdo ahora los célebres versos de Santa Teresa de Jesús sobre la paciencia: Nada te turbe, / Nada te espante; / todo se pasa, / Dios no se muda; / La paciencia todo lo alcanza. / Quien a Dios tiene nada le falta. / Fue una persona que sufrió muchas incomprensiones, persecuciones y una tremenda pobreza, pero nada ni nadie le impidió fundar conventos por toda España. Tenía un tremendo empuje y una vigorosa determinación. Cuando se empañaba en cumplir un objetivo, vencía todos los obstáculos lo lograba porque era una mujer fuerte y paciente. La paciencia está muy ligada a la fortaleza. Cuando se posee esta última virtud se tiene la capacidad de acometer una acción, pero también de resistir todo tipo de sufrimientos y penalidades. Por ello se dice que una persona es fuerte porque es paciente ante las enfermedades, las adversidades, las numerosas dificultades que se encuentra en el camino, los problemas económicos, pero sale adelante. Es más, tiene la capacidad de llevar con buen ánimo todas estas pruebas por las que pasa y ningún suceso lo desanima. Puede sentir miedo ante una adversidad, pero lo vence con audacia y valentía. Cuando todos los de su equipo se desalientan, él pone el ejemplo de nunca desistir y perseverar en el intento con alegría. Recuerdo a algunos generales y soldados que combatieron en la Segunda Guerra Mundial, que cuando un periodista los entrevistaba ante una hazaña conseguida en combate, solían preguntarles: “-¿Llegaron a tener miedo?” y la respuesta inmediata era: “-¡Por supuesto! Pero había que vencerlo, dar buen ejemplo a los demás soldados y mantener en alto el ánimo del todo el ejército”. Como afirmaba el filósofo francés, Jean Jacques Rousseau (1712-1778) en una acertada frase: “La paciencia es amarga, pero sus frutos son dulces”. Durante quince años di clases en “Educar, A. C.”, Ixtapaluca, Estado de México, tanto en la Primaria como en la Secundaria y con frecuencia acudían a mí padres y madres de familia con la queja de que sus hijos no les obedecían en temas, como: el orden, el aprovechamiento del tiempo, la puntualidad para comenzar con sus tareas escolares y concluirlas bien; responsabilidad para estudiar, aunque no estuvieran ellos presentes; una vez que terminara el hijo mayor con sus obligaciones, ayudar a sus hermanos más pequeños con sus tareas escolares. Me decían: “Ya le hemos dicho a nuestro hijo mayor muchas veces, pero no nos obedece”. Entonces empleaba una comparación en aquellos lugares rodeados de sembradíos: “Ven aquella plantita que apenas se va desarrollando”. “Sí la vemos”- me respondían. “Pues sus hijos van creciendo poco a poco. Y como a esa plantita no se le puede forzar a que crezca más deprisa porque y se rompería ya sea del tallo, de las hojas o se le sacaría de la tierra con todo y raíz. Por lo tanto, se requiere paciencia un año y otro año. Poco a poco sus hijos comenzarán a vivir esos valores que ustedes les están inculcando. Así que ¡paciencia, mucha paciencia!”. Y de este modo concluía mi conversación con aquellos padres de familia.

miércoles, 16 de marzo de 2022

SEXO Y MATRIMONIO

Pbro. Mario Arroyo, Dr. en Filosofía. p.marioa@gmail.com Estamos en clase de Antropología Teológica, viendo el tema de la sexualidad. A tal efecto, presentamos dos opciones claramente diferenciadas: la propia de la revolución sexual y la moral católica. En determinado momento Gloria, una alumna destacada pregunta, “¿qué pasa si en la relación matrimonial se tiene la relación sexual solamente por placer, no por amor?” Su pregunta me agarra por sorpresa, de alguna forma rompe mi esquema, y me conduce a profundizar más en el tema, así como hacer acopio de la experiencia adquirida en el acompañamiento de las almas. El esquema en sustancia es muy sencillo. Es como la alternativa que Morpheus plantea a Neo en Matrix. Hay dos pastillas, hay dos opciones: o moral sexual católica o revolución sexual sesentera. Uno tiene que elegir. ¿Qué caracteriza a cada una de ellas? En líneas generales, la diferencia es clara, neta, de raíz. Para la moral católica la sexualidad tiene un sentido objetivo, independiente de los deseos de la pareja. La pareja puede decidir si adopta o no ese sentido del sexo, pero no determinarlo. El sentido del sexo precede las decisiones de las parejas, y consiste en la totalidad. El acto sexual significa y realiza la entrega total de la persona. Toda la persona es también todo su tiempo, y todas sus capacidades, incluidas las potenciales paternidades o maternidades respectivas. La consecuencia necesaria de ese significado de totalidad propio del acto conyugal, es que su nicho natural es el matrimonio, abierto a la vida, y para toda la vida. Fuera de ese contexto sagrado, el acto sexual falsea su significación de totalidad, pues no acepta la fecundidad o la fidelidad a través del tiempo. La otra pastilla, la de la revolución sexual, es también muy clara como opción. El sexo no tiene significado objetivo, sino que tendrá el significado que cada persona le quiera dar en cada ocasión que lo realice. Ni siquiera consiste en que cada persona tenga su propio significado, pues la persona no está condicionada por decisiones anteriores. De alguna forma, cada vez que lo realiza, le está dando un nuevo significado: a veces puede ser amor, otras solo satisfacer una pulsión sexual, otras explorar la creatividad, y la lista podría seguir. Pero, en cualquier caso, no significa algo objetivo, no significa la totalidad de la persona. La condición sine qua non de la revolución sexual es la separación del fin unitivo respecto del procreativo en el acto conyugal. El embarazo es el único “mal” que hay que evitar a toda costa, a no ser que se busque expresamente, entonces pasa a ser un “bien”. Para ello, requiere de unos medios técnicos: el preservativo y la píldora, los cuales consuman la separación de ambos fines y abren camino a la forma de vivir la sexualidad propia de la revolución sexual. Hasta ahí el desarrollo de mi clase. Pero entonces entra la pregunta de Gloria, la cual viene a cuestionar la solidez del esquema, por lo menos aparentemente. En realidad, no es así. Como todo esquema tiene sus limitaciones, y uno puede colocarse entre la fidelidad católica y el poliamor en diferentes partes del espectro resultante. No es una taxonomía rígida, sino una enunciación de principios generales. Ahora bien, tiene razón su pregunta: en el matrimonio se puede tener sexo sin amor; pero en ese caso, el sexo, en lugar de fortalecer el matrimonio, lo debilita. Es lícito buscar satisfacerme con mi esposa dentro del matrimonio, pero si sólo busco eso, hay algo mal de fondo, se ha inoculado el virus de la revolución sexual dentro de mi relación, de forma que se busca el sexo como fin exclusivo y no como medio para fortalecer la unión matrimonial. Esta realidad, no es un imposible metafísico. Se puede dar, puede incluso ser frecuente, pero augura un mal presagio para la estabilidad y solidez del matrimonio. Se ha inoculado una mentalidad ajena al don desinteresado de sí, al don de la totalidad de uno mismo a la otra persona. En esos casos, el sexo, si bien se realiza igual que en las otras ocasiones, deja de significar la totalidad de las veces anteriores. En vez de ser expresión del amor-donación, pasa a ser manifestación del egoísmo-satisfacción. Es inevitable pensar en que se usa a la pareja, y al hacerlo, eso no puede sino ir en contra del auténtico amor. Gloria tenía razón.

domingo, 13 de marzo de 2022

¿ ES NECESARIO ORAR?

Pbro. José Martínez Colín 1) Para saber Se cuenta de un niño de unos siete años que era bajo de estatura y no le gustaba comer. Un día que su tío fue a comer a su casa, le dio varias razones sin tener éxito, no comía su sobrino. Al final le dijo: “Ahora me explico por qué no creces. ¿Cómo vas a crecer si no comes? Yo comí mucho y por eso crecí tanto”. El pequeño le contestó convencido: “Pues ayer comí todo y no crecí nada”. Hoy en día, se quieren las cosas inmediatas. Sí se quiere mejorar, pero que sea rápido. Hay que aprender de las frutas, que requieren de tiempo para madurar. En la relación con Dios y nuestro camino al Cielo importa mucho la paciencia. Así lo expone el Papa Francisco en su Mensaje de Cuaresma donde nos invita a ser perseverantes: Jesús nos ha enseñado que es necesario «orar siempre sin desanimarse» (Lc 18,1). Teniendo en cuenta que el bien, el amor, la justicia y la solidaridad, no se alcanzan de una vez para siempre; han de ser conquistados cada día. Por tanto, pidamos a Dios la paciente constancia del agricultor para no desistir en hacer el bien. 2) Para pensar Una de las grandes actrices del siglo pasado fue Bette Davis. Ganadora de dos Oscar, fue la primera actriz en acumular diez nominaciones. En 1939, Bette Davis filmó una película con el actor Errol Flynn, en donde interpretaba a la reina Isabel I Tudor. El caso es que Bette detestaba a Errol Flynn y los estudios la obligaron a filmar junto con él. La Davis tuvo que tragar saliva cuando le decía al Conde de Essex aquello de: "No sé a quién odio más, si a ti por hacer que me enamore, o a mí, por necesitarte tanto", que es una de las frases románticas más recordadas del cine. El colmo vino cuando la actriz supo que el guion los obligaba a besarse. Bette Davis era una actriz de recursos, que tenía claro que cuando hay que actuar se actúa, pero otra cosa es que aquello del beso resultara un momento placentero para el actor. La actriz tuvo la ocurrencia de masticar ajos antes de cada escena romántica para que su aliento fuera lo más repulsivo posible y le recordara a Errol todo el "cariño" que por él sentía. El ejemplo de Bette Davis nos muestra que cuando uno se lo propone, se las ingenia para llevarlo a cabo. Una actitud similar nos habría de llevar a poner todos los medios para jamás caer en la tentación. El Papa Francisco nos exhorta a no cansarnos de luchar contra la concupiscencia, “esa fragilidad que nos impulsa hacia el egoísmo y a toda clase de mal”. Para vivir Para esta Cuaresma el Papa Francisco nos invita a no cansarnos de orar: necesitamos orar porque necesitamos a Dios. Pensar que nos bastamos a nosotros mismos es una ilusión peligrosa. Con la pandemia hemos palpado nuestra fragilidad personal y social. Que la Cuaresma nos permita ahora experimentar el consuelo de la fe en Dios. Porque nadie se salva sin Dios, sólo el misterio pascual de Jesucristo nos concede vencer las oscuras aguas de la muerte, dice el Papa. Así como el ayuno prepara el terreno, la oración, a su vez, lo riega, para que la caridad fecunde. Estemos ciertos de que, con el don de la perseverancia, alcanzaremos los bienes prometidos para nuestra salvación y la de los demás. (articulosdog@gmail.com)

jueves, 10 de marzo de 2022

LA FAMILIA ES LA PRIMERA COMUNIDAD DE VIDA

Raúl Espinoza Aguilera, @Eiar51 Este mes de marzo está dedicado a la familia. “El hombre –escribe el especialista Ángel Rodríguez Luño- no nace con la capacidad de valerse por sí mismo para obtener el fin de su vida, sino que necesita del continuo cuidado y la formación de sus padres. El papel insustituible que la sociedad familiar desempeña en la formación del ser humano es lo que constituye, en última instancia, como el marco imprescindible de la procreación. (…) La familia, en definitiva, es por naturaleza la primera comunidad de vida, de educación y de perfeccionamiento humano”. Es bien sabido que los fines de la familia son: la procreación, la formación moral y humana de los hijos, junto con la plenitud y felicidad que los cónyuges consiguen mediante el mutuo amor y ayuda. Cada hijo es un fruto viviente de ese amor entre los esposos. Me encontré con un luminoso e inspirador texto de la insigne figura pública, intelectual y humanista de Don Carlos Abascal Carranza, quién escribe: “La familia es el centro de formación de la persona humana, por excelencia. (…) Psicológicamente la comunidad familiar provee al individuo el enriquecimiento afectivo y la seguridad personal necesarios para afrontar las tensiones y retos de su entorno. (…) La familia constituye una comunidad de amor y de solidaridad insustituible para la enseñanza, para la transmisión de valores culturales, éticos, sociales, espirituales y religiosos esenciales para el desarrollo y el bienestar de sus propios miembros y de la sociedad”. Cómo se nota en el itinerario biográfico de cada persona la formación humana y los valores trascendentes que recibió de sus padres: en rasgos del carácter, en sus convicciones, en el modo de comportarse, ¡hasta en el modo de expresarse! Mi madre solía decirme: “Caminas y hablas igual que tu abuelo”. O bien: “Eres idéntico a tu tío Fernando hasta en el modo de reírte”. Y eso siempre me causaba sorpresa porque no era consciente de la fuerza que tiene la influencia genética. Es indescriptible el gozo que una madre experimenta cuando observa el gran parecido que tiene su hija con ella. O el padre con su hijo. Y los abuelos suelen presumir a su nieta o nieto con sus familiares y amistades. Es enorme el cariño cuando la madre le da el alimento a su criatura; cuando lo baña, lo perfuma y lo peina. Lo mismo se podría decir del padre cuando coopera en estos menesteres y ayuda al niño dar sus primeros pasos, a pronunciar sus primeras palabras. Así, los dos están muy pendientes de su bebé. No hay gozo comparable a éste. Como sostiene el escritor inglés Gilbert K. Chesterton: “Aristóteles afirma que el ser humano es naturalmente más conyugal que civil. En primer lugar, porque la sociedad civil presupone las sociedades domésticas. En segundo lugar, porque la generación y crianza de los hijos son más necesarias para la vida humana que los bienes proporcionados por la sociedad”. En la familia (hombre-mujer-hijos) se juega el futuro de la humanidad. Por ello es importante no cansarnos de fomentar la cultura de la vida. Aunque se aprueben leyes criminales que busquen “legitimar” el asesinato masivo de los bebés en el seno de sus madres o de los ancianos (eutanasia) a quienes se les considera una carga para la sociedad en esa terrible cultura de la muerte. Hemos de difundir a nuestro alrededor que la vida humana es el principal y prioritario derecho del ser humano por encima de cualquier otro derecho desde su concepción hasta su muerte natural. Por otra parte, me sorprende cómo en prácticamente todos los países de América Latina se promueven los “Movimientos por la Vida Humana”. Y es que en los pueblos de Latinoamérica amamos apasionadamente la vida humana. Ese amor a la vida y a la familia tiene numerosas manifestaciones. Cito un ejemplo, en la Ciudad de México me agrada observar los domingos a familias enteras que van de paseo a jugar y a convivir todo el día en la Primera Sección del Bosque de Chapultepec. De la estación “Chapultepec” del Metro salen oleadas de familias dispuestas a pasar el día en este bosque. Suelen ir los padres, tíos, hijos, sobrinos, nietos y, por supuesto, los abuelitos. Nunca falta un nieto que carga con una silla porque la abuelita no puede estar mucho tiempo de pie. Ahí ríen, conversan animadamente, los niños juegan al futbolito, los mayores reman en las lanchas. Luego, comen sus tortas y pasan momentos divertidos. Bajo el árbol la abuelita rememora cuando era niña y venía también con sus padres a Chapultepec y se organiza una entretenida tertulia. Al ver esto, siempre pienso en la solidez de la familia mexicana y los valores que tiene y ha mantenido nuestro querido pueblo durante siglos. Suelo recordar en esos agradables encuentros a Don Antonio García Cubas con su maravilloso libro: “México de mis Recuerdos” en el que recoge y describe los grandes valores de nuestra nación y su legado religioso, También rememora los juegos infantiles y divertidas anécdotas que proceden desde el siglo XVIII, XIX y XX. México no ha cambiado en su esencia, sino que sigue conservando sus convicciones multiseculares, por mucho que diversos gobernantes hayan pretendido atacar o disolver sus valores. ¿Por qué? Porque la familia es la célula y estructura fundamental de toda sociedad. Por lo tanto, debe fortalecerse, enriquecerse, cuidarse con esmero cada día, de tal manera que se pueda construir un cimiento firme y estable que sirva de ejemplo positivo y en el que se puedan apoyar las generaciones futuras.

EL DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER Y LA IGLESIA

Pbro. Mario Arroyo, Dr. en Filosofía. p.marioa@gmail.com ¿Cómo vive la Iglesia el “Día Internacional de la Mujer”? Habría que preguntarle al Papa, pues es su representante oficial. La verdad es que ya lo ha hecho en repetidas ocasiones, pero su mensaje ha generado rechazo por parte del ala más radical del feminismo. Así, por ejemplo, cuando en el 2019 twitteó que “la mujer embellece el mundo”, fue duramente criticado: “no somos adorno”. Además, se reabrieron viejos y eternos lugares comunes: “no se meta en nuestros ovarios”, “aborto libre ya”, “entonces por qué no hay ninguna mujer en la curia” y la letanía podría seguir. Es decir, hay un grave problema de comunicación. Por todo lo anterior, podríamos decir, que el Día Internacional de la Mujer se vive, por lo menos en amplios sectores de la Iglesia, con una sensación agridulce, con sentimientos encontrados. En efecto, la Iglesia y el Vaticano luchan por la dignidad de la mujer en diversos importantes sectores del mundo. Por ejemplo, la lucha casi personal de Francisco contra la trata de personas, la oposición a los vientres de alquiler por considerarlos nocivos para la dignidad de la mujer, la lucha contra el aborto selectivo de niñas en China y la India, el rechazo de la pornografía, son solo algunos de los rubros en los que la Iglesia presenta diariamente la batalla por la dignidad femenina. El problema es que esos aspectos no son valorados por las organizadoras del 8M, no son visibles. Y siguen denunciando la oposición de la Iglesia al aborto, como si la piedra angular de la dignidad de la mujer sea su capacidad de abortar, así como exigiendo cuotas de poder en la Curia Romana. Para la Iglesia esta ceguera selectiva es muy dolorosa, porque aparte de infravalorar su importante papel en la lucha por la dignidad de la mujer, testimonia un hecho en extremo doloroso: estamos perdiendo a la mujer en el mundo. La mujer, que clásicamente desempeñaba y desempeña todavía, un papel fundamental en el seno de la Iglesia, poco a poco se va alejando de ella, sobre todo las generaciones jóvenes, que se dejan cautivar por los ideales del 8M. El 8M resulta doloroso también, en algunas partes, porque vemos a unas mujeres poco femeninas, transformadas en valkirias furiosas que, en medio de una furia iconoclasta, lo destruyen todo a su paso, cebándose particularmente con los templos religiosos. Resulta penoso tener que defender los templos con cadenas humanas, y muchas veces no se pueden defender todos. En algunos lugares, como en Chile, se ha llegado a incendiar iglesias con motivo del 8M. Tal pareciera que la Igualdad de Género exige como sacrificio la destrucción de la Iglesia. Es verdad que no todas las que salen a marchar lo hacen con estos aires; son simplemente las más radicales; pero son precisamente éstas quienes más ruido hacen y quienes encabezan el movimiento. Tristemente, muchas mujeres que marchan por la igualdad, por la dignidad, por la eliminación de toda forma de violencia contra la mujer –todas estas causas legítimas que comparte la Iglesia- son utilizadas por un grupo creciente de mujeres, cuya causa es el aborto libre y gratuito, así como el rechazo de la Iglesia. En algunos lugares han marchado incluso monjas católicas, oponiéndose a la violencia contra la mujer, y han sido utilizadas como “tontas útiles” por quienes buscan desmantelar a la Iglesia y constituir al aborto en un súper derecho. Por todos estos motivos, la celebración del 8M tiene tintes dolorosos para la Iglesia. Ella no puede, sin embargo, dejar de ser fiel a sí misma, lo que supone dos cosas simultáneas, difícilmente conciliables para las feministas radicales. Por un lado, continuar dando la batalla por la igualdad de la mujer y por la eliminación de toda forma de violencia hacia ella, su denuncia valiente y profética de todas las formas en la que es vejada su dignidad. Pero, junto a ese rubro, en el que podríamos ir de la mano con las feministas, está el otro, al que tampoco puede renunciar, y que es causa de conflicto: la denuncia del aborto como una grave ofensa a la dignidad humana, y el hecho de que el sacerdocio esté reservado a los varones por voluntad expresa de Jesucristo. Vista así, la situación de la Iglesia es ambivalente respecto del 8M. Ojalá que podamos encontrar cauces civilizados de diálogo, que pongan el acento más en lo que nos une, que en aquello que nos separa.

martes, 8 de marzo de 2022

DE LA MUERTE SURGE LA VIDA

Pbro. José Martínez Colín 1) Para saber Sorprende que algo tan repugnante como los excrementos de los animales sean tan útiles. El estiércol es un fertilizante orgánico excelente por su alto contenido de materia orgánica y nitrógeno: gracias a ese abono pueden crecer árboles con frutas sabrosas, espigas con granos nutritivos o plantas con hermosas flores. En el plano espiritual sucede algo semejante. De algo tan detestable como es el pecado, si conduce al arrepentimiento y al dolor de amor, produce frutos maravillosos de santidad. Muchos que llevaban una vida de pecado, después de arrepentirse llegaron a una vida muy santa. La Cuaresma nos invita a “enterrar” nuestros pecados para que de ahí surja la vida. El Papa Francisco nos lo recuerda: «Se siembra lo corruptible y resucita incorruptible; se siembra lo deshonroso y resucita glorioso; se siembra lo débil y resucita lleno de fortaleza; en fin, se siembra un cuerpo material y resucita un cuerpo espiritual» (1 Co 15,42-44). La Cuaresma nos dirige a la Pascua de Cristo resucitado, que trae la esperanza al mundo: Dios desea unirnos íntimamente con Él en el amor para siempre. 2) Para pensar John Nelson Darby (1800-1882), predicador cristiano, durante un viaje en la sierra, encontró en una choza a un pastorcito de ovejas que estaba muy grave. Sucede que se había enfermado por buscar un corderito de su rebaño perdido en la nieve; le salvó la vida, pero estaba muriendo de tuberculosis debido al frío que pasó. Darby le habló del Buen Pastor que busca ovejas humanas perdidas, y sacrificó su vida por amor a ellas. Le leyó el Salmo 23 y para que recordara las primeras palabras, le hizo contar las cinco palabras sobre sus dedos: “El Señor es mi Pastor” y le enseñó a poner énfasis en la palabra “mi”, tomando el cuarto dedo de su mano. Al año siguiente volvió Darby a la choza. La madre del niño le contó que un día lo encontró muerto, pero sonriendo y sujetando el cuarto dedo de su mano. Darby supo que el Pastor había venido por su oveja. La esperanza en la vida eterna se funda en las palabras de Jesucristo: “No se turbe vuestro corazón; creed en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no fuera así, os lo hubiera dicho; porque voy a prepararos un lugar” (Jn 14,1). 3) Para vivir La resurrección de Cristo anima las esperanzas terrenas con la «gran esperanza» de la vida eterna. Señala el Papa Francisco que aquí en la tierra nos encontramos con amargas desilusiones, sueños rotos, preocupaciones, desaliento, con la tentación de encerrarnos en el egoísmo individualista, ser indiferentes ante el sufrimiento de los demás: «los jóvenes se cansan y se fatigan» (Is 40,30). Sin embargo, Dios da fuerzas al cansado para que corra y no se fatigue (cfr. Ibid). La Cuaresma nos invita a poner nuestra fe y esperanza en el Señor, porque sólo con los ojos fijos en Cristo resucitado no nos cansaremos de hacer el bien. La fe no nos quita las tribulaciones, pero nos permite atravesarlas unidos a Cristo, con la gran esperanza que no defrauda y con la garantía del amor que Dios nos tiene. Por ello, si nos vemos poca cosa, no olvidemos que el Señor se sirve del estiércol para la belleza del mundo.articulosdog@gmail.com

viernes, 4 de marzo de 2022

CUARESMA: AYUNO POR UCRANIA

Pbro. Mario Arroyo, Dr. en Filosofía. p.marioa@gmail.com Como todos los años, llega el miércoles de ceniza, y con él la cuaresma. Pero este año es especial, pues el Papa Francisco nos invita a ofrecer a Dios el ayuno propio de este día por la paz en Ucrania. Hermosa intención, maravilloso deseo, pero, ¿en qué beneficia a los ucranianos el que yo me prive del desayuno? Indudablemente, sólo desde una óptica de fe puede comprenderse el misterioso pero real vínculo entre nuestras acciones y el gran teatro del mundo. Francisco tiene esta perspectiva privilegiada, que podríamos calificar como “realidad aumentada”, sirviéndonos del término propio de un desarrollo tecnológico hodierno. Es decir, la misma cruda realidad que todos vemos por los medios de comunicación, pero aumentada con la visión propia de la fe. ¿Qué nos dice esta “realidad aumentada” característica de la fe? Que no somos versos sueltos, puntos autónomos, libres e independientes entre sí, sino que formamos una gran sinfonía en la que misteriosa pero realmente estamos todos unidos y entrelazados. Es el dogma de “la comunión de los santos”. Las obras buenas que haga yo ayudan no sólo al beneficiario directo, sino que tienen un eco positivo en el conjunto de la humanidad, y hacen de este mundo un hogar más humano, más digno de la persona. Junto con la “comunión de los santos”, la perspectiva de la fe nos indica que Dios y su providencia no se han ausentado de la historia; no es el dios deísta, que crea el mundo y se olvida de él. No, el Dios cristiano se compromete con el mundo e interviene, pues es, en definitiva, “el Señor de la Historia”. Digamos que, siempre desde una perspectiva de fe, como la que nos transmite Francisco con su petición de ayuno, los protagonistas de esta trágica historia no son solo Putin, Zelenski y Biden, sino también, de un modo discreto pero eficaz, como tras bambalinas, Dios mismo. En efecto, ya san Juan Pablo II hablaba de la misericordia de Dios como una fuerza que pone un límite a la capacidad de mal que anida en el corazón humano. El ayuno tiene como objetivo “mover” a esa misericordia para que ponga fin a la guerra, por derroteros que solo Dios y su providencia pueden vislumbrar. Por ello, la visión cristiana de la guerra, sin dejar de ser realista, de forma que la considera, en cierto sentido, como el sumo mal, no es desesperada. Al contrario, mira la cruda situación con confianza y redescubre un misterioso y peculiar protagonismo, de modo que sus acciones ordinarias pueden sumar una ayuda al encuentro de una solución digna para el conflicto. Es decir, el cristiano no se desentiende y se encoje de hombros, como diciendo: “nada puedo hacer, soy muy pequeño, esto me agarra muy lejos”; no simplemente se deja abrumar por las escalofriantes imágenes que nos transmiten los medios de comunicación; por el contrario, al contemplar tanto dolor y sufrimiento, se siente interpelado personalmente para ofrecer su contribución espiritual a la solución de la guerra. En este sentido, la fe nos convierte de espectadores aterrorizados y pasivos, a protagonistas, misteriosos pero reales, de la historia. De ahí la petición de ayuno ofrecido por Ucrania por parte del Pontífice. Es la convicción de que cada uno es importante, “cada uno es necesario” (Benedicto XVI), cada uno puede ofrecer su granito de arena para construir la paz. Es el pecado del hombre el que espiritualmente causa la guerra; es la conversión del hombre, la que espiritualmente consigue, de la misericordia de Dios, la paz del planeta. Por eso embona muy bien el precedente discurso -descabellado para quien carezca de una visión de fe- con el lema que Francisco nos propone para la cuaresma y que toma de san Pablo: “No nos cansemos de hacer el bien, porque, si no desfallecemos, cosecharemos los frutos a su debido tiempo. Por tanto, mientras tenemos la oportunidad, hagamos el bien a todos”. Así, nuestra respuesta personal al desbordarse del mal propio de la guerra es “ahogar el mal en abundancia de bien” (san Josemaría) en nuestra vida, con la esperanza de que ese bien reboce y contribuya a la paz en Ucrania. Como respuesta a la guerra el cristiano ofrece una batalla espiritual, se siente interpelado, protagonista y no espectador de la historia. Como diría san Pablo, “no te dejes vencer por el mal, vence al mal con el bien.”