jueves, 14 de julio de 2022

LA AMISTAD ES PARA SIEMPRE

Raúl Espinoza Aguilera, @Eiar51 Recuerdo una fresca mañana del 30 de enero de 1979, el Papa Juan Pablo II -en su primer viaje a nuestro país- visitó el “Colegio Miguel Ángel” en la Colonia Florida de Ciudad de México. Me acuerdo que el cielo lucía intensamente azul. En aquella mañana invernal, se reunieron miles de chiquillos con sus papás y profesores para esperar el arribo del Santo Padre al Centro Educativo. Había un ambiente festivo. Yo me encontraba en medio de la multitud. Los niños portaban mantas con diversas leyendas, como: “Bendito el que viene en nombre del Señor”, “Tú eres Pedro” … Cuando llegó el Papa saludó -con calma y sonriente- a numerosos pequeños. Después subió a un balcón donde se le entregó una carpeta roja que contenía la letra de la canción “Amigo” tanto en italiano como en español. A continuación, la rondalla del colegio entonó esa melodía compuesta por el cantante brasileño Roberto Carlos. Observé que el Santo Padre hacía comentarios a los que se encontraban junto a él y en su semblante reflejaba una enorme alegría. Al concluir la canción el Papa dijo que le había conmovido su letra y leyó algunos versos: “Tú eres mi hermano del alma, realmente el amigo/ que en todo camino y jornada estás siempre conmigo. / (…) Recuerdo que juntos pasamos muy duros momentos, / y tú no cambiaste por fuertes que fueran los vientos. / Es tu corazón una casa de puertas abiertas, / tú eres realmente el más cierto en horas inciertas…”. Luego nos habló del valor de la amistad y de lo importante que era ser realmente amigo, a pesar de las adversidades y de los momentos difíciles que presenta la vida. Me parece que a todos los ahí presentes nos emocionó ese inesperado discurso. ¿Cuál era el contexto de sus palabras? Karol Wojtyla (su nombre de pila antes de ser Papa) había sufrido mucho. Siendo apenas un niño de 9 años, falleció su madre. Emilia. Su hermano mayor Edmund, que era médico, murió cuando Karol tenía 12 años. Su padre falleció en 1941. Fue muy duro para él quedarse solo y sin familia. Por otra parte, fue testigo de la invasión de las implacables tropas nazis enviadas por Adolfo Hitler. Le dolió mucho la detención y fusilamiento de algunos amigos suyos por el solo hecho de ser judíos. Y, en general, por la absurda y criminal consigna de Hitler al enviar a todos los judíos a los a los campos de exterminio. El joven Karol (1920-2005) cursaba entonces sus estudios universitarios. Pero, luego, tuvo que vivir clandestinamente en diversas iglesias, seminarios y abadías para iniciar sus estudios de Filosofía porque sintió el llamado al sacerdocio. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, en mayo de 1945, los rusos impusieron con determinación un gobierno comunista y totalitario en el que se perseguía a los que reclamaban libertad y respeto a los derechos humanos, y por supuesto, a la Iglesia Católica. En ese opresivo ambiente fue ordenado sacerdote en 1946 y continuó sus estudios en Roma para obtener su Doctorado en Teología. A su regreso a Polonia, pasado algún tiempo, el Papa Paulo VI lo nombró Obispo de Cracovia (1958) y, en 1967, recibió la proclamación cardenalicia. Sin embargo, conservaba su sencillez y naturalidad. Tenía una asombrosa capacidad para relacionarse y hacer vínculos de amistad. Conservaba a sus amigos de la infancia, de la adolescencia y de la universidad. A los jóvenes solía organizarles excursiones para subir montes y paseos en kayak remando por ríos y lagos, o reuniones para darles formación sobre valores humanos y temas de actualidad. En esos períodos para descansar un poco y recuperar fuerzas, solía conversar con esos jóvenes en lo particular, para ayudarles en su vida espiritual. Como escribió el célebre escritor inglés, C. S. Lewis: “A los amigos se les estima, siempre uno al lado del otro y mirando hacia adelante”. Considero que los vínculos de amistad con los amigos se deben cultivar a lo largo de toda la vida. Santiago Ramón y Cajal, prestigioso médico, investigador y Premio Nobel de Medicina en 1906, destaca que: “La jovialidad de los amigos constituye el mejor antídoto contra los desengaños del mundo y las fatigas del trabajo. Invirtiendo el viejo refrán, deberíamos decir: “Quien bien te quiere, te hará reír”. ¿Cuántos amigos es conveniente tener? Pienso que, entre más, mejor. Hay que tratar de ser amigo de todos, como nos dio ejemplo Karol Wojtyla. Porque la amistad no tiene edad, perdura para siempre en el alma y en el corazón. Tampoco se extingue con la distancia, sobre todo ahora con los adelantos tecnológicos. En la amistad se comparten los mismos intereses y aficiones. Me viene a la memoria los grupos que se organizan en las universidades inglesas: los clubes de debate, de oratoria, de Historia, de lectura, etc. y de ahí surgieron grandes amistades, por ejemplo, entre el escritor Gilbert K. Chesterton con C. S. Lewis, J. R. R. Tolkien y Bernard Shaw, entre otros muchos. ¿Quién es el verdadero amigo? El que está al pendiente si el otro se enferma y, entonces, lo visita en el hospital. Si fallece algún familiar, lo acompaña en su duelo y le brinda palabras de aliento. Si profesionalmente le va bien, el amigo se alegra mucho. Y si fracasa su negocio, el buen amigo le abre horizontes, le da palabras de esperanza y le anima a recuperarse. El célebre escritor del Siglo de Oro español, Lope de Vega escribió: “Yo dije siempre, y lo diré y lo digo, que la amistad es el mayor bien humano”. El filósofo Aristóteles también advierte que “un amigo es el más precioso de los bienes de la vida”. Son muchas las ocasiones en que se sufre con ocasión de diversos problemas y contrariedades en el transcurrir de la vida. Los amigos acuden en auxilio de quienes necesitan de esa ayuda. ¿Por qué? Porque se trata una amistad desinteresada, pronta para ser un fiel apoyo. Y es que la amistad es un valioso tesoro que no tiene precio. La verdadera amistad se consolida cuando los amigos se corrigen -de modo amable, cordial y en positivo- y así se ayudan mutuamente a mejorar en valores y virtudes y luchar contra los defectos. En definitiva, el verdadero amigo es el que se compromete en hacer todo lo posible para que sus amigos sean felices.

viernes, 8 de julio de 2022

LA FAMILIA Y ASPECTOS VITALES QUE HAY QUE CUIDAR

Raúl Espinoza Aguilera, @Eiar51 Ante los continuos ataques a la familia (hombre-mujer-hijos), hoy más que nunca conviene difundirla y promoverla. La familia es el ámbito en el cual cada miembro se siente amado y aprende a amar a los demás. No hay que olvidar que las familias están integradas por seres humanos, de carne y hueso. Todas las familias tienen “sus altas y sus bajas”, momentos conflictivos y períodos de armonía y paz. Se debe apreciar a todos los integrantes de una familia y quererlos de todo corazón. En ese ejercicio cotidiano, hay que aprender a perdonar, comprender y disculpar. Esto se dice fácil, pero en muchas ocasiones, hay que hacer un esfuerzo particular para lograr ese objetivo. Las generaciones jóvenes miran a los matrimonios como un ejemplo a seguir. De ahí la importancia de enseñarles cómo se debe querer a la esposa, a los hijos y demostrarles -con hechos- de que sí es posible ser fieles hasta la muerte. El buen ejemplo y la alegría, sin duda, son muy persuasivos para los jóvenes.. La familia es, entonces, una sociedad con características muy peculiares porque los fines del matrimonio son: 1) la procreación de los hijos y, a continuación, 2) la esmerada formación de cada uno de esos niños y, luego, jóvenes. No hay dos hijos iguales, sino que a cada uno a hay que formarlo de acuerdo a su carácter, a sus facultades y virtudes, a sus ideales en la vida, etc. En cierta ocasión, estaba jugando frontón con un amigo y participaban varios miembros de su familia. Se me ocurrió decirle: “¡Cómo se parecen Luis y Juan Pablo!” Y de inmediato me respondió: “No es así, cada hijo tiene sus propias ‘cadaunadas ‘”. La frase me hizo gracia, pero meditándola despacio, mi amigo tenía mucha razón. La labor de ser padres o madres es una verdadera vocación para lo cual hay que formarse. Por ejemplo, tomando cursos de orientación familiar. Ahora también está de moda tomar cursos de superación familiar “en línea” (por internet). Hace unos días me comentaba un amigo que tiene varios hijos y un buen número de nietos que tomó ese curso y que le ha servido bastante. Se llama: “Educar en positivo”. ¿De qué trata en esencia? De que muchas veces los padres se vuelven coléricos con los hijos y casi todo funciona a base de regaños, de gritos, de castigos. Claro está que los hijos terminan teniendo miedo a ese “ogro” en que se ha convertido su padre. Pero debe de ser todo lo contrario, la madre y el padre es muy conveniente que sean “los mejores amigos de sus hijos”. Con quienes compartir anhelos, inquietudes y poderles hacer preguntas de carácter confidencial, por ejemplo: sobre sexualidad, noviazgo, drogas, etc. Todo esto, junto con hacer planes juntos -por ejemplo- practicar deportes, conlleva a un mayor acercamiento. Conozco a matrimonios que se han propuesto tener conversaciones cercanas: la madre con las hijas y el padre con los varones. Claro está, sin hacer acepción de personas. Van juntos al cine, a tomar un helado o un café y platican serenamente y a solas. Esos acercamientos han resultado exitosos. También durante los fines de semana la familia entera sale a andar en bicicleta o hacer gimnasia. O bien, a practicar un deporte como el basquetbol o el voleibol. También salen para hacer un picnic en el campo, o a visitar un museo. De esta manera los padres intervienen directamente en la formación de sus hijos. ¿Cómo se puede progresar en esa conveniencia? Sugiriendo en ellos la práctica de una serie de pequeñas, pero determinantes virtudes para convertir el hogar en un lugar agradable y donde se antoje estar ahí, porque cada miembro de la familia colabora para lograr ese mismo fin. Para ello es necesario que cada uno salga de esa esfera de comodidad que se tiende a crear, aislándose en su propia habitación mediante el celular, el iPad o su lap top. Hay que hacerles ver a los hijos de que tienen que estar pendientes de los demás; de interesarse por sus gustos y aficiones; de querer con los que convivimos tal y como son y no como nos gustaría que fueran; de ofrecerse con los padres a realizar algunos encargos ellos requieren. A la vez, animarlos a socializar con amigos y chicas y asistir a fiestas y reuniones. También es fundamental, como dice el dicho, “Ponerse en los zapatos de los demás”. Para “sentir” lo que ocurre en el corazón de los demás e ir logrando el desarrollo armónico de su personalidad. Por ejemplo, si una hija tiene una gran sensibilidad artística, no se le puede tratar de la misma forma que al hijo adolescente aficionado a los deportes extremos, con un carácter un tanto brusco, pero noble. Otro elemento que considero fundamental, es echar en el baúl “del nunca jamás” todos los rencores y resentimientos y enterrarlos para siempre. Hay que fomentar en el hogar la alegría, el optimismo, el entusiasmo, el trato cordial, fraterno y el buen humor. Nada hay más agradable que mantener el gozo y aprender a ver el lado divertido de la vida cotidiana. Aunque, en ocasiones, no se esté de humor, o se padezca una ligera enfermedad. Es entonces cuando hay que añadir un pequeño “plus”, es decir, un esfuerzo adicional para sonreír y estar amables. En conclusión, la institución familiar es la escuela de valores por excelencia. Como escribía el filósofo y político inglés, Sir John Bowring: “La familia feliz no es sino un Paraíso anticipado”.

lunes, 4 de julio de 2022

LA BELLEZA DE LA LITURGIA

Pbro. José Martínez Colín 1) Para saber Se cuenta que un empleado le reclamó a su jefe: ¿Cree usted que es justo que me pague el salario mínimo?”. El jefe le respondió: “Ya sé que no es justo que le pague eso, pero la ley me obliga a pagárselo”. A veces creemos que merecemos más, pero pensándolo bien, tal vez recibimos más de lo justo. Eso mismo nos acontece con Dios, en particular en la liturgia, donde recibimos mucho más de lo que damos. La desproporción entre la inmensidad del don y la pequeñez de quien lo recibe es infinita y no puede dejar de sorprendernos esa misericordia del Señor, señala el Papa Francisco. En la pasada Solemnidad de San Pedro y San Pablo, el 29 de junio, el Papa Francisco publicó una Carta apostólica sobre la formación litúrgica del pueblo de Dios. La tituló: “Desiderio desideravi” —Ardientemente he deseado— (Lc 22,15), refiriéndose a las palabras de Jesús al manifestar su deseo de celebrar la Pascua con sus Apóstoles. El Papa quiere que reflexionemos sobre la Liturgia, la cual es una dimensión fundamental para la vida de la Iglesia: “Quiero ofrecer simplemente algunos elementos de reflexión para contemplar la belleza y la verdad de la celebración cristiana” (n.1). 2) Para pensar En una ocasión una señora, que no era partidaria de las ceremonias religiosas, le reclamaba a su párroco, quien la escuchaba pacientemente. Le decía que en el futuro desaparecerían, pues no conducen a nada, son exterioridades que parecen supersticiones. Al fin el sacerdote, que había estado muy correcto, se levantó y en plan muy campechano, le dio una gran palmada en la espalda a la señora, como si fuera un viejo amigo en un bar. A la vez le dijo unas sorprendentes palabras: “¡Hay que ver qué cosas se le ocurren a este pedazo de alcornoque…!” La dama se puso muy colorada, e indignada le exigió: “Usted está faltando a las más elementales normas de educación…” El sacerdote sonrió y le contestó: “De acuerdo, usted exige que se le trate con buenas maneras. Pero si se trata de Dios, le parece demasiado una simple ceremonia y las muestras de respeto. ¿Comprende ahora la necesidad de esas ‘exterioridades’ para con Dios?” La liturgia nos enseña a tratar del modo apropiado y correcto a Dios mismo, nos enseña a ser “educados” con Dios. 3) Para vivir Al decirnos el Señor que desea ardientemente comer la Pascua, nos está mostrando el deseo ferviente de Dios mismo de compartir esos momentos con nosotros. Por ello, en la liturgia tenemos la posibilidad de vislumbrar la profundidad del amor de las Personas de la Santísima Trinidad hacia nosotros (n. 2). En la “Última Cena”, Jesús sabe que Él es el Cordero que muere. Esa Cena es única, irrepetible y verdadera novedad de la historia. El infinito deseo de Dios de restablecer la comunión con nosotros, que era y sigue siendo su proyecto original, no se podrá saciar hasta que todo hombre, de toda lengua y nación haya comido su Cuerpo y bebido su Sangre: por eso, esa misma Cena se hace presente en cada celebración de la Eucaristía. El Señor sigue deseando ardientemente celebrar la Misa, su Sacrificio, con nosotros. Que no dejemos de seguir asombrándonos por la belleza de la Liturgia bajo la mirada de María, Madre de la Iglesia. (articulosdog@gmail.com)