lunes, 30 de marzo de 2020

PÁGINAS WEB FORMATIVAS Y RECOMENDABLES PARA LEER EN TIEMPOS DEL CORONAVIRUS

Raúl Espinoza Aguilera,
@Eiar51

1. www.mercatornet.com : MercatorNet es, sin duda, uno de los portales mejor documentados, que profundiza y da continuidad a temas claves sobre nuestra cultura: matrimonio, familia, promoción de la vida, formación de los hijos, educación y magisterio, libertad religiosa, etc. Y orienta a los padres de familia sobre asuntos importantes: drogadicción, sexualidad, pornografía, uso acertado del internet, etc.


2. www.bioedge.org : El portal BioEdge trata temas como eutanasia y suicidio asistido, aborto, fecundación artificial (homóloga y heteróloga), la experimentación con embriones humanos, el genoma humano y sus diversas problemáticas, las manipulaciones genéticas y otros temas sobre la vida humana, que actualmente se están planteando tanto en el campo científico como en los medios de comunicación.

3. www.aceprensa.com : uno de los portales de mayor calidad periodística, con medio siglo de actividad ininterrumpida, que aborda temas de palpitante actualidad sobre Economía, estudios estadísticos, política, Literatura, nuevos fenómenos sociales, reseñas de libros y películas, etc. Su contenido, en general, resulta bastante orientador y brinda criterios claros.

4. www.lafamilia.info : portal que aborda temas de matrimonio, relación y convivencia entre los cónyuges, educación de los hijos y las problemáticas actuales que enfrenta la familia. Recomienda magníficos libros sobre la convivencia entre los cónyuges y la orientación familiar.

5. www.sexoseguro.org : portal que dirige la Dra. en Bioética, Rosario Laris. Aborda la sexualidad humana en sus diversas facetas, la natalidad y los métodos naturales y artificiales, noviazgo, matrimonio. Es un portal cuyo contenido es eminentemente científico, pero a la vez, asequible al gran público con abundantes textos, videos y conferencias. Además, se brinda orientación confiable a las personas que lo requieran, particularmente entre los jóvenes.

6. www.conoze.com : portal donde escriben algunos especialistas y catedráticos con un enfoque didáctico sobre los temas de mayor debate en la opinión pública. Esta página web les ha sido de mucha utilidad para personas agnósticas, ateas o con dudas de fe. 

7. www.ideasrapidas.org : prontuario sobre cómo argumentar acerca de los temas más en boga. Se trata de un valioso esfuerzo por resumir materias de suyo complejas para presentarlas de modo asequible al gran público.

8. www.arvo.net : artículos y videos, que incluyen conferencias y cursos sobre Antropología, Filosofía, Ética y Teología.

9. www.interrogantes.net : Blog elaborado por el Catedrático Alfonso Aguiló, quién brinda respuestas a los principales interrogantes de la existencia humana.

10. www.arguments.es: portal orientado a la catequesis de niños y adolescentes. Resulta muy útil y didáctico para formar en ideas básicas sobre nuestra fe.

11. www.encuentra.com: videos, cursos y artículos sobre Antropología, Filosofía, Moral, Teología, etc. Este portal cuenta con un buen número de años de experiencia y millones de visitantes. Incluso, en este portal se pueden cursar materias a distancia y se concede su validación académica oficial a través de una reconocida universidad.

12. www.fluvium.org : portal elaborado por el Padre Luis de Moya sobre el valor de la vida humana, la familia y el sentido último de la existencia humana, así como otros temas doctrinales y espirituales.

13. www.informandoyformando.org : conducido por la Mtra. en Ciencias de la Familia, Alejandra Diener. Presenta información sobre la familia, orientación sexual, modas juveniles y la educación de los hijos.

14. www.yoinfluyo.com : Contiene asuntos relativos a la promoción de la familia, los niños no nacidos, los valores perennes de la sociedad, la libertad religiosa, con criterios bien enfocados sobre la ideología de género, etc. Han creado, recientemente, un interesante “micrositio” dentro del portal, titulado: “Vox Fides” con información sobre temas morales, eclesiales y religiosos. Con la aclaración que los comentarios de los editorialistas que escriben sobre: política, economía y diversos asuntos sociales, son opinables y de la exclusiva responsabilidad de sus autores.

15. www.diarionuevavision.com con un contenido similar al portal anterior.

16. www.delibris.com: portal elaborado especialmente para recibir orientación en las lecturas. En esta página web se recomiendan libros formativos y entretenidos. Puede ser una herramienta muy útil y aprovechable para los profesores, orientadores familiares, padres de familia y sus hijos.

17. www.interaxiongroup.org: Se trata de una página web formativa y enfocada al uso correcto de Internet y las tecnologías digitales. Ofrece: A) cursos en línea para niños y jóvenes, con temas como: dependencia de los celulares; la adicción a la pornografía; modos provechosos de usar estas tecnologías; B) Artículos y bibliografía para padres de familia pedagogos y orientadores familiares; C) noticias sobre novedades digitales. Su novedoso contenido ha sido elaborado por un grupo de expertos en Comunicación de diversos países.

viernes, 27 de marzo de 2020

CADA VIDA HUMANA: ¡UN REGALO EXTRAORDINARIO!

Pbro. José Martínez Colín,
articulosdog@gmail.com

1) Para saber

El antier, 25 de marzo, se celebró en la Iglesia Católica la solemnidad de la Anunciación del Señor, recordando cuando la Virgen María concibió, por obra del Espíritu Santo, y así el Hijo de Dios se hizo hombre. 


Además, en esa fecha se cumplieron 25 años en que San Juan Pablo II promulgó la Encíclica “El Evangelio de la Vida”, Evangelium Vitae, sobre el valor y la inviolabilidad de toda vida humana.

Ambos acontecimientos motivaron al Papa Francisco para compartir su reflexión sobre el valor de toda vida, posponiendo las dedicadas a las Bienaventuranzas. 

Suspendiendo la audiencia general pública para evitar conglomeraciones, en el contexto de la pandemia que estamos viviendo, el Papa Francisco quiso recordarnos una enseñanza que es más actual nunca: Cada vida humana es única e irrepetible, tiene un valor inestimable, está llamada por Dios a disfrutar de la plenitud de vida en el Cielo. 

De aquí surge la necesidad de anunciarlo siempre, con la valentía de la palabra y el coraje de las acciones. Se trata de actuar a nivel cultural y educativo para transmitir a las generaciones futuras una actitud de solidaridad, de atención y acogida

2) Para pensar

Se dice que el valor de un regalo se puede medir según tres parámetros: Uno es lo que vale en sí el regalo; si le costó mucho al donante, valdrá más. Segundo es la utilidad que aporta; proporciona más alegría cuando se trata de algo que necesitábamos mucho. Y tercero, es el motivo que impulsó a la persona a dar el regalo; si fue por amor se aprecia más que si fuera un simple formalismo.

Si aplicamos estas condiciones a la vida notamos: primero, que una vida vale muchísimo, es irremplazable. Segundo, que sin ella nada tendríamos ni seríamos, nos es útil para todo. Y tercero, que nos fue dada por el inmenso amor de Dios.

Así, pensemos si sabemos valorar cualquier vida. La nuestra, para agradecérsela a Dios. Y la de los demás para cuidarla y respetarla.

3) Para vivir

Un testimonio de manifestar ese aprecio por la vida nos lo dan muchas personas que se están entregando a servir a los enfermos, a los ancianos, a los que están solos y a los más indigentes. Ellos ponen en práctica el Evangelio de la vida, como María que, tras aceptar el anuncio del ángel, fue a ayudar a su prima Isabel que lo necesitaba. Son un ejemplo para vivir.

Lamentablemente los ataques contra la dignidad y la vida de las personas continúan. Incluso en nuestra época, que es la época de los derechos humanos universales, no siempre las legislaciones protegen la vida humana más débil y vulnerable. 

De ahí la urgencia a promover y defenderla. Aclara el Papa Francisco que esa vida no es un concepto abstracto, sino que se trata de personas reales: un niño recién concebido, un pobre marginado, un enfermo solo y desanimado o en estado terminal, alguien que ha perdido el trabajo o no puede encontrarlo, un emigrante marginado. La vida se manifiesta en concreto, en las personas.

El Papa pronunció con renovada convicción el llamamiento que hizo Juan Pablo II en su escrito: “¡Respeta, defiende, ama y sirve a la vida, a cada vida, a toda vida humana! ¡Sólo siguiendo este camino encontrarás justicia, desarrollo, libertad verdadera, paz y felicidad!”.

EL CORONAVIRUS, ¿ES UN CASTIGO DIVINO?

P. Mario Arroyo,
Doctor en Filosofía.
p.marioa@gmail.com

Varias personas me han preguntado, “¿padre, el coronavirus es un castigo divino?”. Incluso, un excelente estudiante de medicina comentaba: “Padre, en la Biblia se habla de las plagas de Egipto, y se dice que el coronavirus es una plaga, ¿Dios nos está castigando?” 


En realidad, se trata de una pregunta que, en rigor, nadie puede responder. Tendríamos que saber lo que Dios piensa, ser capaces de escrutar sus designios, los cuales siempre nos superan ampliamente. Ya lo dice la Escritura, “como dista el cielo de la tierra, así dista mi camino de vuestros caminos; y vuestros pensamientos, de mis pensamientos” (Isaías 55, 9).

El coronavirus puede describirse, genéricamente, como una “plaga”, pero no equivalente a “las de Egipto”, porque estas fueron anunciadas con anterioridad; es decir, profetizadas y tenían una función muy concreta, explicada por el mismo Dios: liberar a Israel de la esclavitud. 

En este caso, se trata de una trágica epidemia, que no ha sido profetizada ni tiene una función igual de clara. Ahora bien, ¿por qué la permite Dios? Otra persona angustiada comentaba: “¿por qué Dios permite que los enfermos mueran aislados de sus seres queridos?” 

La respuesta es obvia, para no contagiarlos, no podía ser de otra manera, pero de fondo late otra pregunta más angustiosa y de más largo alcance, ¿por qué permite Dios nuestro sufrimiento?

No podemos saber en concreto qué es lo que Dios quiere decirnos con la pandemia, pero sí lo podemos intuir y sí conocemos algunas constantes en su forma de actuar y en sus designios. 

En efecto, la historia de la salvación, y por tanto la historia de la humanidad, están repletas de ejemplos en los cuales Dios, de las cosas malas que no quiere, pero permite, saca cosas buenas. El mal no es original ni definitivo, entró en el mundo por nuestra libertad, a través del pecado y afectó a la entera creación, y sabemos que al final será derrotado definitivamente, en “los cielos nuevos y la tierra nueva”; pero ese final todavía no ha llegado y no sabemos cuándo será. 

Dios se sirve ordinariamente, de ese mal no deseado, para purificarnos, y para elevar nuestra mirada hacia los bienes espirituales, que son los imperecederos.

En este sentido, no es aventurado adelantar unas lecciones importantes que estamos aprendiendo a través de la pandemia. “La letra con sangre entra” dice el adagio académico, que ahora ha mutado a “la letra con virus entra”. 

La lección de controlar nuestro orgullo y suficiencia, la soberbia de nuestra civilización, la lección que nos enseña a domesticar nuestro individualismo y aprender que los problemas los tenemos que afrontar juntos. 

La enseñanza de cuidar de nuestro planeta, nuestra casa común; la de cuidar nuestra familia, nuestro entorno y nuestro hogar, como el más preciado tesoro. La enseñanza de volver aprender a elevar la mirada a Dios rezando de nuevo, como cuando éramos niños.

En este sentido ya son tangibles algunos de los frutos de la pandemia. Se nota una mayor sensibilidad por la realidad espiritual, por la oración, por Dios. 

Una mayor preocupación por la propia familia, por la solidaridad, por todos aquellos que sacrificadamente realizan trabajos de servicio necesarios para que la sociedad funcione o los servicios de salud sean posibles. 

Una mayor sensibilidad por nuestro entorno y la naturaleza. Al mismo tiempo, el virus nos ha obligado a bajar el ritmo en nuestra actividad, de manera que por un momento nos paremos a pensar en el sentido de tanto ajetreo, no nos vaya a suceder, como decía San Agustín: “corres bien, pero fuera del camino”. 

Nos ha obligado a pararnos y a reflexionar sobre el valor y el sentido de nuestra vida. No es descabellado pensar que todas estas enseñanzas estaban en el plan de Dios.

¿Pero no querrá castigarnos por habernos olvidado de Él, por haber dejado de rezar, por construir nuestra vida y nuestra civilización a sus espaldas? No lo sabemos, pero no sería inverosímil. La pandemia nos ha mostrado con crudeza la banalidad de tal pretensión. ¿Por qué sufren inocentes? 

Ante el sufrimiento se impone siempre un respetuoso silencio, pero se intuye también el grito de Dios que quiere sacudir la dureza de nuestro corazón, empujándonos a remediarlo, aliviarlo o compartirlo. 

En cualquier caso, el sufrimiento forma parte del misterio de nuestra vida, las personas inocentes encuentran en su sufrimiento un camino para identificarse con Jesús, el Inocente sufriente. 

El misterio del sufrimiento no puede esclarecerse en esta vida, necesita verse con la perspectiva de la otra, carecemos de esa perspectiva, pero la pandemia nos ha hecho pensar en ella y, pienso, eso le agrada a Dios.

miércoles, 25 de marzo de 2020

REFLEXIONES MÍNIMAS EN TORNO A LA PANDEMIA (PARTE DOS)

Mtro. Rubén Elizondo Sánchez,
Departamento de Humanidades de la
Universidad Panamericana. Campus México.
rubeliz@up.edu.mx

Ya nos encontramos en la Fase II en espera de noticias que desencadenen emociones disruptivas como rabia, miedo, odio, desesperanza o emociones constructivas como alegría, amor, esperanza, audacia, porque los seres humanos estamos diseñados para vivir emocionalmente en los entornos que la vida nos presenta. 


Somos emocionales. A diferencia de los animales, que se comportan automáticamente sólo por su instinto emocional y no pueden no hacerlo, los humanos podemos controlar el sistema emocional por medio de valoraciones adecuadas sobre los eventos que suceden alrededor.

Los expertos en marketing llaman a esta capacidad de autocontrol humano de los sentimientos o emociones con el nombre de Inteligencia Emocional.

Me parece que en los días que se aproximan debemos trabajar personalmente para desarrollar la capacidad de autocontrol emocional con el fin de centrar en su justa dimensión la pandemia que nos envuelve lentamente.

Pero ¿cómo lograr que la respuesta personal sea la adecuada?, ¿qué hacer para controlar emociones disruptivas y estimular sentimientos constructivos? La clave se encuentra en la adecuada valoración de las circunstancias que vivimos.

La valoración personal consiste en la respuesta que cada uno fundamentamos internamente con el pensamiento para explicarnos el porqué de lo que sucede y encontrar la mejor forma de adaptarnos a los eventos que se avecinan. La valoración personal dispara el circuito emocional en forma disruptiva o de manera constructiva.

Si realizamos una valoración errónea o defectuosa sufriremos una rotura emocional o disrupción que nos llevará finalmente a la tristeza y preocupación fuera del cauce normal. 

En cambio, si la valoración es adecuada al evento exterior nos beneficiaremos de las emociones constructivas que finalizan en la alegría o gozo personal.

La pandemia nos ofrece amplias dosis de oportunidades para valorar de forma equilibrada las noticias que transmitirán los mass media. 

Por el momento, las acciones que nos recomiendan las autoridades están al alcance de la mano y bien definidas. Hay que seguirlas al pie de la letra. Por otra parte, muy poco podemos hacer en relación con el futuro, porque está fuera de nuestro alcance.

En conclusión: es necesario matizar la información, aprovechar el tiempo en actividades positivas y no dar lugar al desánimo, desesperanza o tristeza. Y si nos resulta difícil, pidamos ayuda a la Virgen de Guadalupe quien dijo a Juan Diego: “No estoy yo aquí, que soy tu Madre?”

viernes, 20 de marzo de 2020

¿QUÉ HACER DURANTE ESTE TIEMPO DEL CORONAVIRUS? ACUDIR A LAS BUENAS LECTURAS

Raúl Espinoza Aguilera,
@Eiar51

Con motivo de la “cuarentena” recomendada, entre otros grupos sociales, a las familias por las autoridades sanitarias para evitar mayores contagios con ocasión la pandemia del coronavirus que asola los cinco continentes, pensaba en aquella célebre pregunta:

-¿Y qué libros te llevarías para leer si estuvieras en una isla desierta?



Ayer estuve con un amigo que tiene gran afición por la Literatura y cuenta con numerosos volúmenes de los autores clásicos que han recibido Premios Nobel.

Es verdad que los pedagogos en estos días de forzoso encierro, también han recomendado videojuegos y películas formativas y con valores.

Pero considero que lo que deja un buen libro no tiene comparación con los materiales audiovisuales o de las redes sociales.

Subrayo la importancia de buscar “buenas lecturas” porque hay libros que resultan perniciosos y desorientadores en la formación de los chicos y jóvenes.

¿Qué es lo que activa en el cerebro al despertar la afición por las lecturas?

1)En primer lugar, hay que tomar en cuenta que la inteligencia tiene una capacidad asombrosa de aprender fechas, lugares, historias de personajes, anécdotas, etc. Si los hijos no la ejercitan es similar a cuando se tiene un coche de carreras Fórmula 1, con un motor imponente, y se prefiere guardarlo en la cochera, quedando la mente entelarañada y perezosa.

2)En cambio, cuando se practica la lectura se tiene una participación muy activa dentro de la trama, ya que el lector va hilvanando ideas y conceptos y sacando sus propias conclusiones. Es decir, se aprende a razonar y a ejercitar la lógica.

3)Las lecturas también contribuyen a las personas a expresarse mejor; a manejar con mayor acierto y seguridad la sintaxis y la ortografía.

4) También, avivan la creatividad, el ingenio y la imaginación, que son herramientas claves para el posterior desarrollo académico.

5) Es notorio que cuando un chico no lee, se manifiesta en que le falta lógica en su discurso, no discurre con facilidad y muchas veces se contradice en su exposición.

6) Y, finalmente, carece de un bagaje cultural tan necesario en el desempeño profesional.

¿Qué lecturas básicas recomiendo? Me he dado a la tarea de elaborar un elenco de lecturas formativas y recomendables. 

Comencemos por Los Cuentos clásicos infantiles: Los de los hermanos Grimm y Charles Perrault, como “Hansel y Gretel”, “La Cenicienta”, “Caperucita Roja”, “Blancanieves”, “La Bella Durmiente”, “El sastrecillo valiente”, “Pulgarcito”, de Charles Dickens “Cuento de Navidad.

Los autores clásicos de Grecia e Italia: “La Ilíada” y “La Odisea” de Homero; “La Eneida” de Virgilio; “Historia de Roma” de Tito Livio; “Los Diálogos” de Platón.

Sobre la Literatura de la Edad Media: “La Divina Comedia” de Dante Alighieri, “Los Milagros de Nuestra Señora” de Gonzalo de Berceo; “Las Cantigas” de Alfonso X, el Sabio.

Escritores españoles del siglo XVI-XVII: “Naufragios” de Alvar Núñez Cabeza de Vaca, sin duda, uno de los autores más interesantes y amenos de su época y basada en hechos reales, al igual que “Las Cartas de Relación” de Hernán Cortés.

Un lugar especial lo ocupa, “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha”, obra insuperable de la Literatura Universal y que muchos escritores reconocen que cada año la releen.

“La Vida es Sueño” de Calderón de la Barca, obra llena de sabiduría del Siglo de Oro Español.

Lecturas recomendables del siglo XIX: “Oliver Twist” y “David Copperfield” de Charles Dickens; “Moby Dick” de Herman Melville, “La Isla del Tesoro” de Robert Louis Stevenson, “La Dama de Blanco” de Wilkie Collins; “Los Hermanos Karámazov”, “El Jugador”, “Crimen y Castigo” de Fiódor Dostoyevski; “La Guerra y la Paz” y “Cuentos Escogidos” de León Tolstói, “Narraciones Extraordinarias” de Edgar Allan Poe; “Las Aventuras de Sherlock Holmes” de Arthur Conan Doyle; las obras completas de Julio Verne y Emilio Salgari.

Libros interesantes del siglo XX: “El Principito” de Antonio de Saint-Exupéry, una extraordinaria obra atractiva tanto para niños como para adultos; “1984” y “Rebelión en la Granja” de George Orwell; Las divertidas historias “Don Camilo” del italiano Giovanni Guareschi;

En otro orden de temas, por ejemplo de la literatura rusa del siglo XX: “Un día en la vida de Iván Denísovich”, “Pabellón de Cáncer” y “Cuentos en Miniatura” de Alexandr Solzhenitsyn; “Los novios” de Alessandro Manzoni; “El Caballo Rojo” de Eugenio Corti.

Para los aficionados a la ciencia ficción: “Fahrenheit 451” de Ray Bradbury.

Sobre el racismo en Estados Unidos, “Matar a un Ruiseñor” de Harper Lee.

También son recomendables las obras completas de Agatha Christie. Otros clásicos que han perdurado con el tiempo son, “El Viejo y el Mar” de Ernest Hemingway, “La Tierra Baldía” de Thomas S. Eliot; “El Señor de los Anillos” de J. R. R. Tolkien; las obras completas de los ingleses Gilbert K. Chesterton y C. S. Lewis; “El Diario de Ana Frank” de Ana Frank.

De la Literatura contemporánea: Julia Navarro “Dime quién soy”; “La Sombra del Ciprés es Alargada”, “La Señora de Rojo sobre Fondo Gris” y “El Príncipe Destronado” de Miguel Delibes; las obras completas de la escritora italiana Susanna Tamaro; “La Tetralogía” del brillante escritor español Carlos Ruiz Zafón.

Para adultos, sobre la historia reciente de China, “Los Cisnes Salvajes” de Jung Chang.

La lista se podría extender mucho más, pero me parece que con estas obras célebres de la Literatura Universal que he mencionado, podrían contribuir a despertar en la familia el hábito por las buenas lecturas.

ENTREGAS HEROICAS ANTE LAS EPIDEMIAS

P. Mario Arroyo,
Doctor en Filosofía.
p.marioa@gmail.com

¿Cuál es la actitud de la Iglesia Católica frente al coronavirus? He sido espectador perplejo de diatribas inimaginables –por lo menos para mí- sobre cómo ha afrontado la situación: si debe o no cerrar los templos, si está bien o no dar la comunión en la mano, si el clero es cobarde y un largo etcétera. 


Algunos obispos han enviado cartas pastorales, justificando históricamente su decisión de dar la comunión en la mano, como defendiéndose de los ataques; otros han traído a colación santos que han repartido sacramentos en tiempos de peste, dándose así una entretenida batalla de sacristía que, para el observador ajeno a la fe, o para el católico enfriado, no deja de ser ridícula, y para muchos creyentes, triste y penosa.

No es mi intención dirimir si deben o no cerrarse los templos, darse o no la comunión en la mano, tampoco es mi función. Mi deseo es llamar la atención sobre el lamentable estado de división que sufre la Iglesia, así como el desastroso espectáculo que brindamos a las personas ajenas a la misma o que han visto enfriarse su fe, también por anti-ejemplos como el que estamos observando.

Me parece que la solución al problema es muy sencilla, y es por arriba. Lo que se debe hacer es obedecer. Lo que no se debe hacer es dividir o criticar. Obedecer es bueno, dividir y criticar malo. Para quienes tenemos fe, la jerarquía, es decir, la autoridad sagrada de la Iglesia, tiene “gracia de estado” para dirimir este tipo de problemáticas. 

La que goza de la asistencia del Espíritu Santo es la jerarquía, no nosotros. La jerarquía, a pesar del auxilio del Espíritu Santo y las gracias de estado puede equivocarse, sí; pero los fieles obedeciendo no nos equivocamos y hacemos algo más meritorio si va en contra de nuestra percepción particular.

No se trata de no pensar, de no tener opinión propia. Se trata de no criticar y apoyar a la autoridad sagrada. Rezar por ellos, porque sí se pueden equivocar, si no son dóciles a las inspiraciones divinas. También hacer un esfuerzo por comprenderlos: ¿tienen acaso una bola de cristal para acertar con la solución adecuada?, ¿se les aparece un ángel o les habla un Cristo como a Don Camilo? No. ¿Cómo deciden entonces? Pues con los elementos que tienen para tomar la decisión, es decir, la información que circula, las medidas sanitarias que toma la autoridad civil y, en este tema, poco más. No son especialistas en medicina ni en epidemiología, pero tienen la responsabilidad pastoral del pueblo fiel.

Deben elegir en consecuencia. ¡Pero hay santos que llevaban la comunión en tiempos de peste! ¡San Damián de Molokai se fue a vivir a una isla habitada por leprosos y murió a su vez de lepra! Sí, pero son comportamientos heroicos que no se pueden pedir al común de los fieles, ni al común de los clérigos. Además, la situación es diferente: ¿y si por llevarle la comunión a una anciana, la contagio de coronavirus y la mando a la tumba? ¡Qué poca fe Padre!, ¡cómo es posible que piense eso!, ¡como si llevar la eucaristía fuera llevar la muerte! Bueno, es posible, no es una imposibilidad metafísica, y no es falta de fe, es no confundir el orden sobrenatural con el natural.

Puede haber un caso en que un sacerdote infectado no transmita la enfermedad, pero sería por milagro. Al redactar estas líneas tengo noticias de 26 sacerdotes muertos por coronavirus en Italia, el orden sacerdotal no los volvió inmunes. 

Se trata de no confundir órdenes, de no tentar a Dios, queriéndole obligar a hacer milagros; se trata de reconocer la legitima autonomía de las realidades naturales.

¿Si por llevarle la comunión mato a la viejita? ¿Si muero yo de contagio? Pasando el mes de cuarentena puedo haber exterminado media parroquia –conozco iglesias donde la media de asistencia a misa es 75 años de edad- y acabar con la mitad de los sacerdotes –la media de edad del clero es alta-, ¿no habría sido mejor esperar en casa? ¿No habría sido mejor cultivar la interioridad, la oración personal? Hace unos días el Espíritu Santo me habló por boca de un
muchacho: “es la hora de la comunión espiritual” me dijo, y creo que tiene razón. 

De hecho, lo que estoy presenciando es un renacer de la religiosidad, de la fe y de la oración, propio de un tiempo de crisis. ¡Aprovechémoslo!, ¡descubramos nuevas formas atractivas de evangelizar en vez de descalificarnos mutuamente! Dividir y criticar nunca ha sido el camino querido por Dios; la obediencia en cambio sí. Démosle el beneficio de la duda a nuestros pastores, para eso están.

Además, en cada diócesis dan directrices diversas, porque no es un asunto de fe, sino un modo prudencial y responsable de enfrentar un problema real con los datos que tenemos.

¿CÓMO NACIERON LAS OLIMPÍADAS Y LOS CAMPEONATOS MUNDIALES DE FÚTBOL?

Pbro. José Martínez Colín,
articulosdog@gmail.com

1) Para saber

Sucedió en un colegio. A la hora de la comida, los alumnos ingresaron al comedor, pero un niño entró gritando y empujando a los demás, por lo que el profesor le mandó que se quedara fuera. El niño preocupado se dirigió a la capilla de la escuela. El sacerdote lo encontró rezando de rodillas y le preguntó qué hacía. El niño le contestó: “Le pido a Dios que no tenga hambre”.


Ciertamente el hambre y la sed son necesidades primarias y vitales. Por ello, cuando se experimentan se tiene un gran deseo y se busca remediarlo. En la cuarta Bienaventuranza, que es un camino a la felicidad, el Señor invita a tener un deseo parecido:

“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia porque serán saciados”.

Pero, ¿qué significa tener hambre y sed de justicia? El Papa Francisco comenta que no es querer vengarnos ante una injusticia, ni sólo dolernos de los que la padecen. Se trata de esa inquietud, de ese anhelo que está presente en lo más hondo del corazón. Es la sed de bien, de verdad. Es la sed de Dios, suscitada por el Espíritu Santo, que todos llevamos en lo más íntimo de nuestro ser.

2) Para pensar

La Iglesia, consciente de las injusticias que hieren a la sociedad humana, no ha dejado de ofrecer luces para remediarlas. A partir del Papa León XIII con su encíclica “Rerum Novarum” (“Sobre las cosas nuevas”) de 1891, se han emitido documentos que ayuden a remediar las injusticias sociales.

Inspirados en esa encíclica un joven francés católico, Jules Rimet, y sus amigos, fundaron una organización para brindar asistencia social y médica a los más pobres. Jules amaba los deportes y estaba convencido de que estos unían a la gente más allá de la raza y clase social. Decía: “Los hombres podrán reunirse en confianza sin el odio en sus corazones y sin un insulto en sus labios”.

Ayudó a fundar la Federación Internacional de Fútbol Asociación o FIFA, organizando “La Copa del Mundo”, que es uno de los eventos deportivos internacionales más esperados. Fue nominado al Premio Nobel de la Paz. Pensemos si hacemos lo posible por remediar los males que nos rodean.

3) Para vivir

En la Sagrada Escritura encontramos expresada una sed más profunda que la sed física: «Dios, tú mi Dios, yo te busco, sed de ti tiene mi alma, en pos de ti languidece mi carne, cual tierra seca, agotada, sin agua» (Salmo 63, 2).

En cada corazón, incluso en la persona más corrupta y lejos del Señor, se esconde un anhelo de luz, aunque se encuentre bajo escombros de engaños y errores. Siempre hay una sed de verdad y bondad, que es la sed de Dios. San Agustín lo expresa bellamente:

«Porque nos has hecho para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti”.

Por eso la Iglesia es enviada a anunciar a todos el Evangelio de Jesucristo, pues es la mayor justicia que se puede ofrecer al corazón de la humanidad, que tiene una necesidad vital de ella, aunque no se dé cuenta.

Es necesario proteger y alimentar en el corazón de los niños ese deseo de amor y de ternura. También cuando un hombre y una mujer se casan han de mantener la sed de hacer algo grande y hermoso, dice el Papa, con la ayuda de la gracia del Espíritu Santo que es la que nos confiere la justicia de Dios.

LO QUE EL CORONAVIRUS NOS ENSEÑA

P. Mario Arroyo,
Doctor en Filosofía.
p.marioa@gmail.com

Fragilidad. La pandemia del coronavirus ha puesto en evidencia, abruptamente, nuestra fragilidad. Como personas, como sociedad e incluso como civilización somos frágiles. No sólo se trata de la precariedad de la salud, de los servicios médicos, de la economía mundial; es el pánico, el miedo, las compras histéricas y obsesivas, la barahúnda de información incierta, la muerte.


Felizmente, por lo menos, la tasa de mortandad del coronavirus es baja, ¿cómo habría sido el escenario con alguna otra mutación viral más letal?

Una fragilidad patente, de la que no podemos escapar. No es como el ébola, endémico de zonas africanas deprimidas. No, el COVID-19 afectó primero a los poderosos: China, Italia. No perdonó al hombre blanco, más bien le obligó a encerrarse, prohibiéndosele salir de su país, sin importar que formara parte del G-7. “Poderoso caballero es don dinero” y, sin embargo, no les tembló la mano a los poderosos para tomar medidas económicas catastróficas como cerrar la frontera norteamericana a los vuelos provenientes de Europa. 

No perdonó a estrellas como Tom Hanks, primeras damas, como Begoña Gómez y Sophie Gregoire Trudeau, y dio un buen susto a presidentes, como Jair Bolsonaro. El mensaje es claro: la condición humana es frágil.

¿Qué podemos aprender de esta crisis? “El arte de la fragilidad”, es decir, recordar algo que preferíamos ignorar, olvidar o simplemente considerar superado: que no somos inmortales y omnipotentes, sino seres precarios, que podemos contraer accidentalmente una infección por compartir el mismo vagón de metro con un enfermo, y eso nos puede enviar a la tumba. 

O, si somos más finos, la misma business class en un vuelo intercontinental con un contagiado, y ello podría ser causal de fin de vida. No está de más recordarlo, precisamente en la época de “Homo Deus”, del “transhumanismo”; cuando el proyecto Singularity nos promete inmortalidad en un futuro cercano, un virus surgido en un remoto rincón de China nos devuelve abruptamente a nuestra realidad, a nuestra precariedad como personas y como especie.

¿Cuál es el arte de la fragilidad? Aprender a vivir sabiéndolo, aprender a ser felices a pesar de no tener el control absoluto de nuestros destinos, aprender a confiar en Dios, aprender a disfrutar de la vida, porque no la tenemos garantizada, aprender a no ser controladores, aprender a valorar lo que realmente merece la pena, como es la propia familia. 

Esto último podría ser una “especialidad” dentro de la “asignatura de la fragilidad”. En efecto, el coronavirus nos ha tirado, como a San Pablo, del caballo. En nuestro caso ese caballo es la “actividad frenética”, el activismo, el tiempo que es dinero, el culto a la eficacia. De pronto, todo se para. La sociedad entera, los eventos multitudinarios, los negocios, la vida académica. Todo por una realidad pequeñísima, perceptible a través de un microscopio electrónico.

En muchos lugares el problema es ¿cómo llenar las horas muertas? ¿Qué hacer en mi hogar? ¿Cómo vivir sin mil pendientes, reuniones, desplazamientos? Y los que estábamos siempre mirando hacia adelante o la pantalla de nuestro iPhone, debemos, por una vez, mirarnos de nuevo al rostro y conversar, leer o rezar. Quizá podamos volver a conocer a las personas con las que ya vivíamos, quizá podemos aprender nuevamente lo que es una familia, un matrimonio, unos hijos.

O por lo menos, redescubrirlos en una nueva faceta, la del hogar, cuando lo único prohibido es salir de casa. O volver a rezar después de mucho tiempo, al palpar la banalidad de nuestra presunta autosuficiencia, mirando así, nuevamente, a Dios.

Podemos, en suma, descubrir que lo que parecía muy importante, quizá no lo era tanto; que lo que nos agobiaba o angustiaba, puede esperar; que en realidad sí podemos vivir y, si somos alumnos aventajados, ser felices, prescindiendo de muchas realidades consideradas fundamentales en tiempos de bonanza. 

En fin, las crisis nos ayudan a conocernos a nosotros mismos en una nueva faceta, y a ver de un modo nuevo nuestro entorno, la realidad que nos circunda, modificando quizá nuestra escala de valores. 

No pudimos eludir el coronavirus, esperemos que pronto podamos conjurar su peligro como personas, como sociedad, como civilización; pero también que aprendamos de las lecciones que nos da la vida y tengamos de ella una visión más sabia y menos superficial, por haber superado con éxito esta asignatura.

miércoles, 18 de marzo de 2020

EL ADMIRABLE VALOR DE LA CONSTANCIA

Raúl Espinoza Aguilera ,
@Eiar51

Durante muchos años fui profesor de un instituto de enseñanza media en el municipio de Ixtapaluca, Estado de México. Me admiraba que muchos colegas profesores tomaran el turno matutino y el vespertino, dando clases, en otra escuela porque requerían de obtener más medios económicos. Suponía un esfuerzo extra pero lo hacían con perseverancia. 


Recuerdo a un maestro en particular que deseaba ser licenciado por la Universidad Pedagógica Nacional. Pero para ello, viviendo en Tlalmanalco –población cercana al Popocatépetl- era necesario que se saliera de su casa a las 4:00 a.m. y tomar los medios colectivos de transporte hasta llegar hasta la universidad ubicada a espaldas de TV Azteca. 

Posteriormente se trasladaba a esta escuela de Ixtapaluca atendiendo a sus alumnos hasta las 2:00 p.m. Luego daba algunas clases por la tarde y finalmente volvía a tomar su camino rumbo a la Pedagógica. Me comentaba que regresaba a su domicilio entre 10:30 y 11:00 p.m. Y a esa hora se tenía que poner a estudiar y sacar adelante tareas de la licenciatura o corregir exámenes de sus alumnos. 

Un día abiertamente le pregunté: 

- ¿Y este intenso ritmo de trabajo no te cansa? 

- ¡Por supuesto! -me respondió. 

Y añadió: 

-Pero me quiero superar como profesor. He terminado mis estudios en la Normal, ahora estoy en la Licenciatura y, al terminarla, me hace mucha ilusión realizar mis estudios de Maestría. 

- ¿Y no te da sueño durante el día? 

- ¡Mucho! Así que aprovecho los largos trayectos en transporte para “cabecear” un poco y recuperarme. Además, ya me ido acostumbrando. 

Y después me hizo otra consideración que me ayudó a reflexionar bastante y en la que mostraba su valía humana: 

-Lo que vale la pena en esta vida se saca adelante con constancia, esfuerzo y tenacidad. ¡Nada nos viene regalado! 

Otro caso edificante que recuerdo es el Don Rafa, conserje de una librería y casa editorial en la que me han publicado varios libros. 

Don Rafa tiene 65 años, vive en un pueblo cercano a Otumba, Estado de México, pasando las Pirámides de Teotihuacán. A diario se traslada desde este poblado 

hasta el sur de la Ciudad de México. También se levanta alrededor de las 4:00 a.m. y debe llegar a la librería poco antes de las 7:00 a.m. para realizar una limpieza a fondo del inmueble, de manera, que cuando vaya llegando el personal que allí labora todo esté limpio, ventilado y presentable. 

Durante el resto del día, desde esta casa editorial, Don Rafa hace labores de mensajería y muchos otros menesteres. Es el último en salir de la librería ya que debe de cerrar bajo llave todas las puertas. Toma el camino de retorno a su pueblo y regresa a su domicilio al filo de las 11:00 de la noche. 

Lo que más me llama la atención de esta persona es su alegría, su permanente sonrisa, su laboriosidad y espíritu de servicio. 

Así que, también, en cierta ocasión le pregunté a Don Rafa: 

-Me llama la atención que siempre esté de buen humor. ¿No llega el momento en que usted se cansa? 

- Pues sí, pero “hay que darle duro a la chamba” - me respondió. Además, el trabajar cada día con ilusión es el sentido de mi vida. 

Luego le volví a preguntar: 

-Y al llegar tan tarde a su casa, no hay un momento en que le pasa por la cabeza decirles a sus familiares: “Lo siento, pero hoy vengo muy cansado y me voy a dormir”. 

Y me respondió con firmeza: 

-Eso jamás lo haría porque sé que mi esposa, mis hijos y mis nietos me esperan con mucho cariño y no puedo fallarles. Y nos quedamos platicando muy “sabroso” hasta ya tarde. 

Esto que relato, no se trata de casos aislados, sino que millones y millones de mujeres y hombres en nuestro país realizan estos sacrificios y a base de constancia y empeño destacan en sus estudios y trabajos. 

Comentando este admirable hecho cotidiano con un buen amigo, coincidíamos en señalar que se trata de “héroes anónimos”, de ésos que habitualmente no aparecen en los medios de comunicación –no son “noticia”, como se suele decir- pero son los que sacan adelante a sus hogares, sus trabajos y contribuyen eficazmente al progreso de nuestra Patria.

REFLEXIONES MÍNIMAS EN TORNO A LA PANDEMIA

Mtro. Rubén Elizondo Sánchez,
Departamento de Humanidades de la
Universidad Panamericana. Campus México.
rubeliz@up.edu.mx

Todos los seres humanos actuamos en la vida con la intención o finalidad de conseguir un bien o evitar un mal. Todos nos percatamos de la existencia de infinidad de bienes materiales, inmateriales, morales, éticos y espirituales, que suelen ser fines que deseamos conseguir o eventos que en los cuales no deseamos ser actores principales. 


En todo caso, lo importante es que nos movemos con base en decisiones que contemplan la multiplicidad de bienes que nos presenta la realidad.

No es nada trivial ni banal la importancia de contar personalmente con la formación intelectual adecuada para decidir de forma acertada sobre los bienes que realmente nos acercan a la perfección y a la felicidad, fines naturales que se contienen en toda naturaleza humana. 

Conforme al conocimiento de índole humanista que debemos adquirir de acuerdo a la situación y circunstancias personales, resulta indispensable distinguir entre bienes reales y bienes aparentes.

Los bienes reales nos ayudan a perfeccionar la propia vida en relación a la plenitud y, por lo mismo, nos proporcionan cuotas de felicidad. Los bienes aparentes, aún siendo bienes, no logran proveer en cuanto a plenitud ni felicidad.

Al conocer este diseño interior inherente a la naturaleza humana, podemos analizar los tipos de bienes que ayudan al ser humano a ser más humano y sobre todo a ser más feliz.

Existen dos grandes categorías de bienes: del cuerpo y del alma. Menciono algunos bienes relacionados con la corporeidad: salud, descanso, alimento, distracción, amistades, prendas para vestir, utensilios para trabajar. 

En relación con los bienes del alma, menciono los principales: la vida, el conocimiento, la práctica de la virtud y el dominio de las emociones también llamado Inteligencia Emocional.

La pandemia que se avecina nos pone en peligro de perder la salud. Y probablemente en algunos casos el quebranto de la vida, que es el bien más importante desde la perspectiva natural porque de ese bien dependen todos los demás bienes.

Me parece importante señalar que en todos los bienes mencionados anteriormente, los seres humanos nos encontramos en la condición de que no podemos asegurar su uso para siempre, es decir, contamos con que esos bienes son caducos en esta vida. 

Los bienes reales nos aseguran crecer en perfección pero no olvidemos que conllevan cierta dosis de felicidad. Pero podemos perderlos fácilmente. Sobre todo el bien de la vida. ¿Quién sabe cuando morirá?

En conclusión, es necesario utilizar los medios a nuestro alcance para conservar el bien primero, la vida. Y seguir las indicaciones que nos brindan oportunamente las autoridades competentes.

PARA VIVIR LA CUARESMA, ¿VIAJAR AL DESIERTO?

Pbro. José Martínez Colín,
articulosdog@gmail.com

1) Para saber

Recibí un mensaje que decía “Millones de jóvenes quieren limpiar el planeta… Millones de padres quieren que comiencen con su dormitorio”.


En esta Cuaresma, el Papa Francisco nos invita a empezar por una sana ecología del corazón, empezar por hacer la limpieza ahí. Sucede que vivimos en un ambiente contaminado por demasiada violencia verbal, palabras ofensivas y nocivas, que la red amplifica. 

Es preciso limpiar los corazones de palabras superfluas, afectos desordenados o publicidad dañina, que impiden distinguir la voz del Señor, la voz de la conciencia y del bien. Ese es el sentido que tiene el ayuno penitencial: saber renunciar a lo superfluo, a las cosas vanas, para quedarnos con lo esencial. Ayunar, dice el Papa, no es solamente adelgazar, ayunar es ir a lo esencial, es buscar la belleza de una vida más sencilla.

Jesús, en el desierto, le respondió al diablo que lo tentaba: «No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mateo 4, 4). Más que el pan, nos hace falta la Palabra de Dios, hablar con Dios. Porque solo frente a Dios salen a la luz las inclinaciones del corazón y caen las dobleces del alma. Dialogar en silencio con el Señor nos da vida.

2) Para pensar

La Cuaresma se refiere a los cuarenta días que el Señor estuvo en el desierto. En la ocasión pasada se consideraba el significado del número cuarenta, ahora el Papa Francisco consideró el significado del desierto, pues la Cuaresma es como un desierto.

En la Sagrada Escritura el desierto tiene su prioridad: es el lugar escogido por Dios para comunicarse. Desde ahí le habla a Abraham.

En el desierto le entrega a Moisés las Tablas con los Mandamientos.

Cuando el pueblo se aleja de Dios, le dice una tierna reflexión: «la llevaré al desierto y hablaré a su corazón” (Oseas 2, 16-17). Así
ahora, también en este “desierto” de la Cuaresma, Dios desea hablarnos. 

En el desierto se encuentra la intimidad con Dios, el amor del Señor. La Cuaresma nos propone la ausencia de palabras vanas para hacer espacio a la Palabra de Dios, que como una brisa ligera nos acaricia el corazón (cf. 1 Reyes 19,12).

Muchas veces perseguimos mil cosas que parecen necesarias y en realidad no lo son. Si sabemos liberarnos de cosas superfluas, para redescubrir lo que de verdad importa, nos hará un gran bien. Y el desierto de la Cuaresma es un tiempo para darnos cuenta de muchas cosas inútiles que nos rodean y mirar lo importante, lo esencial.

3) Para vivir

El desierto también se relaciona con el silencio. Jesús nos enseña a buscar al Padre en el silencio del corazón, pues hoy nos rodea mucho ruido. Dice el Papa que cuando era niño, no había televisión, pero existía la costumbre de no escuchar la radio durante la Cuaresma. 

Ahora es un tiempo para apagar la televisión y abrir la Biblia, un tiempo para desconectar el celular y conectarnos al Evangelio.

Es el tiempo para renunciar a palabras inútiles, rumores, cotilleos y hablar de “tú” al Señor. Un tiempo para hacer espacio a la Palabra de Dios que nos invita a hacer el bien. Oración, ayuno, obras de misericordia: he aquí el camino en el desierto cuaresmal.