domingo, 5 de mayo de 2024

FIEL A LA ´PALABRA DADA

 Fiel a la palabra dada

Pbro. José Martínez Colín

1) Para saber

"De todos los animales de la creación, el hombre es el único que

bebe sin tener sed, come sin tener hambre y habla sin tener nada que

decir". Estas afirmaciones las hizo el actor cómico español, José Luis

López Vázquez. Y es que el modo de hablar está relacionado con la

virtud de la justicia. La persona justa cuida de que su hablar

corresponda con la verdad, vigila la sinceridad y por ello rehúye la

mentira, la calumnia, la burla o el falso testimonio. El justo, dice el Papa

Francisco en su Audiencia sobre las virtudes, mantiene la palabra dada y

devuelve lo que ha recibido prestado, es fiel a su palabra.

A nadie le gusta que le mientan o le oculten la verdad. La Sagrada

Escritura nos presenta la indicación de Jesús para el hablar: “Cuando

ustedes digan “sí”, que sea sí, y cuando digan “no”, que sea no. Todo lo

que se dice de más, viene del Maligno” (Mt 5, 37).

2) Para pensar

Un hijo y su padre caminaban en las montañas. De pronto el hijo se

cae, se lastima y grita: "Ahhh". Para su sorpresa oye una voz repitiendo

en algún lugar de la montaña: "Ahhh". Con curiosidad el niño grita:

"¿Quién está ahí?" Y escucha: "¿Quién está ahí?" Enojado con la

respuesta, el niño grita: "¡Cobarde!". Y recibe de respuesta: "¡Cobarde".

El niño enojado le pregunta al padre: "¿Quién me está insultando?" El

padre contesta: "Pon atención hijo", y grita: "¡Te admiro!". Y se oye:

"¡Te admiro!" Luego grita: "¡Eres un campeón!" y escuchan: "¡Eres un

campeón!" El padre le explica: "La gente lo llama ECO, pero en realidad

es la VIDA, que sigue un principio de justicia: te devuelve todo lo que

haces. Si deseas más amor en el mundo, crea más amor a tu alrededor.

Si deseas felicidad, da felicidad a los que te rodean. Si quieres una

sonrisa en el alma, dirige una sonrisa al alma de los demás. Recuerda lo

que alguien dijo: Si no te gusta lo que recibes, revisa muy bien lo que

estás dando”.

La virtud de la justicia es un antídoto contra la corrupción y contra

otros comportamientos nocivos —como el fraude o la usura— que

carcomen la fraternidad y la amistad social. Pensemos cómo es nuestro

hablar.


3) Para vivir

La persona justa, además, no sólo se preocupa por su bienestar

individual, sino que quiere el bien de toda la sociedad. Por eso, no cede

a la tentación de pensar sólo en sí mismo y de ocuparse de sus propios

asuntos, por legítimos que sean, como si fueran lo único que existe en el

mundo.

La persona justa sabe que no puede haber verdadero bien para uno,

si no lo hay también para los demás. Por eso, cuida de que su propio

comportamiento no perjudique a los demás. Y si comete un error, pide

perdón, tiene la humildad de pedir disculpas. Incluso en algunas

situaciones, el justo es capaz de sacrificar un bien personal para ponerlo

a disposición de la comunidad. Desea el bien de la sociedad y por ello es

ejemplar viviendo y promoviendo la legalidad; respeta las leyes

sabiendo que son una barrera que protege a los indefensos de la

arrogancia de los poderosos. Es primordial y necesario, tal vez hoy más

que nunca, educar en el sentido de justicia y fomentar la cultura de la

legalidad. (articulosdog@gmail.com)

domingo, 28 de abril de 2024

BENEDICTO XVI, UN PAPA SABIO Y SANTO

Raúl Espinoza Aguilera

Benedicto XVI nació en 16 de abril de 1927 en Marktl, Babiera y fue electo en

Roma como 265 Romano Pontífice un 16 de abril de 2005, tras el fallecimiento de

San Juan Pablo II.

Se dice que Babiera es de las regiones más alegres de Alemania. De proceden

grandes músicos, compositores, artistas, cantantes. Era de todos sabido que el

Papa Ratziner tocaba música clásica en piano, en especial las obras de Mozart.

En cierto cumpleaños, un grupo de universitarias y universitarios le obsequiaron

un piano de cola de chocolate. Al Papa le hizo una gracia especial por ese

cariñoso detalle.

Nació rodeado del cariño de sus padres, hermanos. Y solía dar largos paseos por

los bosques, ríos y lagos de su tierra. El mejor regalo que sus padres podían

hacerle en Navidad era obsequiarle mascotas, como un perrito, un gato, un

conejo.

Gozaba escribiendo y meditando sobre la reconciliación entre Dios y el hombre,

así como en la paz entre los hombres. Tenía afición particular por las obras de San

Agustín.

Pienso que si el Cardenal Ratzinger no hubiera sido electo como Romano

Pontífice, hubiera pasado en la Historia de la Iglesia como uno de sus más

brillantes teólogos . Desde aquel joven teólogo que impartía clases de Teología en

varias universidades alemanas que produjo una obra célebre: “Introducción al

Cristianismo”.

Pasando por “El Espíritu de la Liturgia”, “La Sal de la tierra”, “Dios y mundo”,

“Informe sobre la Fe” y su serial sobre la vida de Jesucristo, que para muchos

cristianos constituyo un descubrimiento sobre la “Segunda Persona de la

Santísima Trinidad”, del “Emmanuel, Dios con nosotros”, y lleva por nombre:

“Jesús de Nazaret”.

Durante el Concilio Vaticano II tuvo una brillante participación como asesor del

Cardenal Josef Frings. Poco tiempo después fue nombrado Arzobispo de Múnich y

Frisinga. El Papa Paulo VI lo nombró Cardenal en 1977.

Durante el pontificado del Papa Juan Pablo II fue nombrado para ser prefecto de la

Congregación de la Doctrina de la Fe. De manera que en estos años se tenía a un

Papa Filósofo y a un Prefecto Teólogo.

Formaron una mancuerna ideal para resolver algunos temas de capital

importancia, como la “Teología de Liberación”. En la década de los sesenta y

setenta proliferaron los clérigos seguidores de esta tendencia mitad marxista-

leninista y mitad guerrilleros.

Del binomio Juan Pablo II-Ratzinger surgió un espléndido texto consistente en que

la verdadera Liberación era combatir el pecado tanto personal como las

estructuras de pecado (“La verdadera Teología de la Liberación”).

Otro tema fundamental fue el Derecho a la Vida desde su concepción hasta la

muerte natural, vertido magistralmente en la Encíclica “El Evangelio de la Vida”.

Durante el Pontificado de Benedicto XVI subrayó en que no se puede

experimentar con embriones humanos. También su rechazo al aborto y a la

Eutanasia.

Estuvo en la Jornada Mundial de la Juventud en Colonia y recibió grandes

muestras de afecto de la juventud de cinco continentes.

Del 23 al 28 de marzo de 2012 tuvimos su inolvidable visita tanto a nuestra Patria

como a Cuba. Fue histórica la celebración de la Santa Misa en el Cerro del

Cubilete. Miles de familias se congregaron para participar en Celebración

Eucarística del Sucesor de San Pedro.

Su sonrisa, humildad y serenidad cautivó a todos los mexicanos, porque detrás de

su rostro bondadoso y sencillo se encontraba un Papa Teólogo, sabio,

profundamente conocedor de los temas humanísticos de las personas de nuestro

tiempo.

Cuando Benedicto XVI renunció como Papa, lo hizo con franqueza porque su

estado de salud no le permitía seguir al frente de “la nave de Pedro”. Su sucesor,

el Papa Francisco lo resumía así: “Es maravilloso tener a un abuelo sabio en casa".

jueves, 25 de abril de 2024

DOS COMUNICADORES QUE BUSCARON AFANOSAMENTE LA VERDAD

                                                   Raúl Espinoza Aguilera

Pocas veces vemos en el mundo del periodismo, a dos comunicadores que

dejaron de lado “el qué dirán” para ir tras la Verdad.

Ellos son el periodista alemán, Peter Seewald (nacido en 1954 en Bochum) y el

comunicador italiano Vittorio Messori (nacido en Sassuolo en 1941).

El primero se afilió a diversos grupos marxistas-leninistas alemanes de los años

sesenta. Y Messori procedía de centros de formación masónicos teniendo como

bandera las ideas de la Ilustración de la Revolución Francesa en la que se

consagra a la “diosa razón” y, posteriormente, se convirtió en un ferviente seguidor

del Positivismo, corriente de pensamiento fundada por Auguste Comte, en que

proponía que la Religión estaba superada y que el hombre se encontraba en un

estadio superior.

Seewald funda un semanario de extrema izquierda y abandona todo contacto con

la Iglesia Católica. Posteriormente, en los años ochenta, fue nombrado director de

“Der Spiegel”, luego fue reportero de “Stern”. En 1990, se trasladó a la revista del

diario “Suddeutsche Zeitung”.

Cuando sus colegas en los medios de comunicación donde había trabajado, se

enteraron que Seewald estaba en plena búsqueda de Dios, de inmediato vinieron

las críticas, como: “se trata de un trastorno mental”, “perdió la sensatez”,

“terminará en una clínica psiquiátrica”, etc., pero Seewald -consciente de su

decisión- no les hacía el menor caso ya que realmente buscaba la Verdad.

Cierto día, cuando el Cardenal Joseph Ratzinger, era Prefecto de la Doctrina de la

Fe en la Santa Sede, durante el Pontificado de Juan Pablo II, este periodista tuvo

el acto de audacia de telefonearle al Cardenal para solicitarle una larga entrevista.”

Su sorpresa fue mayúscula cuando Monseñor Ratzinger se puso al teléfono y de

la manera más cordial aceptó la cita y, no sólo eso, sugirió tenerla en un castillo de

una orden de religiosos para no tener interrupciones.

Luego tuvieron otra larga entrevista y de ella surgieron los libros “La sal de la

tierra” y “Dios y mundo”. Cuando leí este par de publicaciones, me impresionó el

tono que le dio Seewald a la larga entrevista. Sus preguntas parecían ”bombas” o

granadas las que le lanzaba al Prelado, y se notaba que su actitud de francotirador

eran cuestionamientos que se había hecho contra el cristianismo desde que era

un joven comunista.

No esperaba las respuestas del Cardenal llenas de serenidad, ecuanimidad, y con

un sentido lógico impresionante, propias de un maestro universitario que le había

tocado lidiar con jovencitos comunistas exaltados, como así había sido, en varias

universidades alemanas.

Recuerdo que le soltó la típica pregunta capciosa:

-Monseñor, si usted se dice cristiano, ¿cómo es posible que no conozca a fondo a

la Santísima Trinidad?

Con una sonrisa y de modo muy amable, le contestó:

-Pero Peter, sólo Dios puede conocerse a sí mismo. Si tú o yo conociéramos a

fondo a Dios, seríamos otros “dioses”, lo cual es un contrasentido.

En ese período de tiempo, el entrevistador (Peter Seewald) fue estrechando lazos

de amistad con el Cardenal. Y al concluir, le pidió que fuera su director espiritual

para que le preparara un buen retorno a la fe.

Después de estas entrevistas, el periodista alemán, se convirtió en un biógrafo del

Papa Benedicto XVI y presentador de un importante libro del Papa: “La Luz del

Mundo”.

VITTORIO MESSORI:LA METAMORFOSIS DE UN INTELECTUAL DE

IZQUIERDA

En sus memorias reconoce que vivía como si Dios no existiera, como si la fe fuera

algo indiferente o ajena a él.

Procedía de la anticlerical región italiana Emilia-Romagna y tanto la formación

recibida por su familia como su educación académica se oponían abiertamente

contra la existencia de Dios. Y concluyó que toda la formación catequética recibida

en su infancia eran leyendas o meros cuentos de niños.

Pero cierto día, en la universidad de Turín, un Catedrático les encargó a todos los

que llevaban la misma materia, un ensayo sobre “Pensamientos” del filósofo y

científico Blas Pascal.

En su texto, Pascal cita numerosos pasajes de los Santos Evangelios. Messori se

resistía -por sus prejuicios- a consultar ese libro sagrado que tenía desde hacía

años en su pequeña biblioteca. Hasta tomó la firme determinación que debería

ignorar “el qué dirán” de sus conocidos (profesores, colegas, familiares), ser

honrado en su trabajo de investigación porque se percató que, ante todo, tenía

que encontrar la Verdad en ese libro fundamental.

Así que comenzó a realizar una lectura meditada, con calma, y se percató que una

fuerza interior le estaba pidiendo que hiciera un examen sobre su vida y pusiera

en claro sus errores y aciertos. Lloró por sus faltas a Dios. “Todos mis prejuicios,

mis argumentos contra la fe estallaron en mil pedazos. Fue una experiencia

tremenda y dulce a la vez.”-confiesa Vittorio. Desde entonces, Messori no tuvo

ninguna duda de fe. Había ocurrido dentro de él una metamorfosis interior. En

adelante, se dedicó a difundir el cristianismo, como: “Las Leyendas Negras de la

Iglesia”, “Cruzando en el umbral de la esperanza”, una interesante entrevista al

Papa Juan Pablo II, etc.

lunes, 22 de abril de 2024

¿OJO POR OJO?


Pbro. José Martínez Colín

 

1)  Para saber

“El progreso humano no es automático... Cada paso hacia la meta de la justicia requiere sacrificio, sufrimiento y lucha; los esfuerzos incansables y la preocupación apasionada de individuos dedicados” (Martin Luther King). La justicia es una virtud social por excelencia. No fácil de obtener, pero indispensable para alcanzar la paz. A esta virtud cardinal se refirió el Papa Francisco, y mencionó el Catecismo de la Iglesia Católica que la define como la virtud moral que consiste en la constante y firme voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que les es debido (cf. 1807). Es la virtud del derecho, que trata de regular las relaciones entre las personas con equidad.

Suele representarse alegóricamente por una mujer sosteniendo una balanza, pues su objetivo es "igualar las cuentas" entre los hombres. Su finalidad es que en una sociedad cada uno sea tratado según su dignidad.

2)  Para pensar

Se cuenta que una vez Alejandro Magno administraba justicia. Le tocó el turno a alguien que venía a acusar a su vecino. Alejandro lo escuchaba, pero mientras hablaba el acusador, lo escuchaba con un oído y se tapaba el otro. Al final, su secretario le preguntó por qué hacía eso. El gran conquistador respondió: “Es que el otro oído me lo guardo para escuchar al acusado”.

En efecto, la justicia exige escuchar las dos partes, “las dos campanas”. En antiguos ayuntamientos de Alemania se puede leer la frase que ya usaban los antiguos romanos: “Sea escuchada la otra parte” (“Audiatur et altera pars”). En Francfort en el antiguo ayuntamiento hay un cuadro de Lotario II (muerto 1157) con la leyenda: Audi alteram partem: “Oye la otra parte”.

San Josemaría Escrivá solía decir que para tener una idea completa de la situación es preciso “oír las dos campanas y al campanero”. Pensemos si acaso muchas veces nos quedamos con una sola versión, cayendo en la injusticia.

3)  Para vivir

“En materia de verdad y justicia, no hay diferencia entre problemas grandes y pequeños, ya que los temas relacionados con el trato de las personas son todos iguales” (Albert Einstein). Tratándose de personas, todas tienen tal dignidad que no basta la justicia, pues sucedería como decía Gandhi: “Ojo por ojo, y el mundo acabará ciego”. Es necesario también de la benevolencia, el respeto, la gratitud, la afabilidad, la honestidad…

Por ello la justicia es fundamental para la convivencia pacífica en la sociedad: en un mundo sin leyes que respeten los derechos humanos, se parecería a una jungla, imperando la ley del más fuerte, y eso no es justo. Porque sin justicia no hay paz, dice el Papa Francisco.

Pero la justicia, no sólo concierne a los tribunales y al Estado, sino que es para vivirla también en lo particular, en lo pequeño: en el hogar, con el cónyuge, con los hijos, los amigos… Establece relaciones sinceras con los demás, evitando la mentira, el falso testimonio, las medias verdades, los engaños que ocultan las verdaderas intenciones. La persona justa es recta, sencilla y directa, no usa máscaras, dice la verdad. La justicia es una virtud para una buena convivencia entre las personas. Necesitamos ser hombres y mujeres justos, dice el Papa, y esto nos hará felices. (articulosdog@gmail.com)

 

LOS "PUNTOS DE QUIEBRE" DE DOS ILUSTRES PERSONALIDADES

 LOS “PUNTOS DE QUIEBRE” DE DOS ILUSTRES PERSONALIDADES

Raúl Espinoza Aguilera

Es común entre los hombres de negocios decir que no tienen ni un solo minuto

para dedicarle a Dios. Como pretexto, suelen decir: “Es que estoy muy ocupado”,

“De mí dependen todos los negocios de este corporativo”, “Si descuido cualquier

aspecto, todo se puede venir abajo o que suframos un colapso”.

Tal es el caso del empresario italiano, Leonardo Mondadori, metido “en cuerpo y

alma” para dirigir “Editorial Mondadori”. Fue un empresario inteligente, visionario y

exitoso. Pero no contaba con un inesperado cáncer de páncreas, que fue

avanzando hasta su muerte, y ése fue su “punto de quiebre” o un profundo

acercamiento a la fe cristiana.

En una entrevista periodística, reconoce que vivía como si Dios no existiera. Y

estaba volcado en buscar sólo su realización profesional y obtener el máximo de

beneficios económicos.

En su vida personal, acepta que era bastante desordenada, con dos matrimonios,

tres hijos divididos. Incluso, en el terreno de las amistades, en una ocasión que

esta empresa editorial pasó por un tiempo de crisis, ocurrió lo típico: los supuestos

amigos desaparecieron.

Así que decide poner en orden su vida afectiva, viviendo la Castidad como el

Señor manda, y comenta que -con humildad- le pidió a ayuda Virgen María que le

ayudara a lograrlo.

Se puso de lleno a meditar sobre su enfermedad, sobre su inminente muerte y

corresponder a su anhelo apasionado que sentía por Dios. Comenzó a asistir a la

Santa Misa, a rezar el Rosario, a conversar con frecuencia con un sacerdote

amigo suyo, para poder confesarse.

Fue cuando tomó le decisión de reconciliarse con su verdadera esposa. Fue un

encuentro emotivo, que duró varias horas, que concluyó con un tierno abrazo.

Acto seguido, pudo recibir a Jesús en la Eucaristía.

Todo ello supuso una metamorfosis interior. Sus familiares y conocidos no daban

crédito al profundo cambio de Leonardo. Y para él fue fuente de una profunda

alegría.

Naturalmente fue objeto de burlas, murmuraciones, críticas, pero este empresario

no les hacía el menor caso. Pero lo que todos notaban en el semblante de

Leonardo -antes adusto y pensativo- era una sonrisa de oreja a oreja. “Como si se

hubiera hecho cirugía plástica”-comentaba un primo de Leonardo.

Cuando le preguntaban la causa de esa alegría, respondía: la Confesión

frecuente. “Si entras al confesionario, al salir, te dan ganas de cantar o de silbar.


En de sus varias operaciones, este empresario, antes prepotente, soberbio,

poderoso, casi invulnerable, ahora se veía en el quirófano solo, con su dolor. Fue

cuando tomó la decisión de unirse a la Cruz de Cristo para que ese sufrimiento

tuviera fecundad espiritual.

Pocos días antes de morir, comentó que se encontraba gustoso de regresar a la

Casa de su Padre-Dios, lleno de serenidad y de paz.

ALESSANDRA BORGHESE, LA ARTISTA QUE APRENDIÓ A MIRAR CON “LOS OJOS

NUEVOS”

Alessandra es museógrafa y especialista en Arte. Procede de una familia que

pertenece a la nobleza italiana. Tiene una posición económica desahogada. Así

que decidió irse a vivir a Nueva York para estar al día en las modas y corrientes

artísticas, conocer a destacados artistas y vincularse a todo ese glamour.

Una temporada que fue a Roma. Conoció a Marco Nesbit, joven rico, bien

parecido y se pusieron de novios. Pero ocultaba su desequilibrio mental. Un día

Alessandra fue al centro porque estaba montando una exhibición de pintura

moderna y casualmente se encontró con Marco, quien conducía un espléndido

automóvil deportivo convertible y de inmediato la invitó a dar una vuelta. Lo cual

Alessandra aceptó complacida. Pero a los pocos semáforos, Marco se puso una

pistola en su boca abierta y le gritó “¡me disparo!”. Ella imaginó que era una broma

y en ese mismo instante se voló la tapa de los sesos. Alessandra, de la fuerte

impresión, tuvo que ser hospitalizada.

Tiempo después, en Nueva York, conoció a Constantino Niarchos, hijo del

conocido magnate naviero griego. El joven era inteligente, simpático, rico, pero

adicto a la cocaína. Se pusieron de novios. Varias veces ingresó en un centro de

rehabilitación. Y después de prometer Constantino dejar la droga, se casaron.

Pero su vida marital era insostenible por las frecuentes recaídas del joven y pronto

se divorciaron. Al poco tiempo, Constantino falleció por una sobredosis de

cocaína.

Alessandra reconoce que internamente estaba destrozada. Buscaba la paz, pero

no la encontraba. Una íntima amiga suya, Gloria Von Thurn, la invitó a ir a Misa.

Aceptó de mala gana, pero fue. Al principio no entendía nada. Pero un día,

empezó a comprender la Palabra de Dios y a recordar muchos detalles de la

formación católica de su infancia. Otro día se animó a conversar con un sacerdote,

quien le propuso que se confesara y comulgara con frecuencia.

Desde entonces, su vida dio “un giro de ciento ochenta grados”. Comenzó a sentir

un intenso anhelo de Dios. Empezó a escribir libros con sus experiencias de

acercamiento a la fe y a dar conferencias sobre el mismo tema en varios países de

Europa. De una vida de glamour, tuvo “un punto de quiebre” y ahora es una

conversa con una intensa vida cristiana. Su dolor se transformó en un intenso

gozo.

lunes, 15 de abril de 2024

MEJOR QUE LO PERFECTO

Pbro. José Martínez Colín

 

1)  Para saber

“Mejor es callar y que duden de tu poca sabiduría, que hablar y eliminar cualquier duda sobre ello” (Abraham Lincoln). La prudencia nos indica cuándo hablar y cuándo es mejor callar. El Papa Francisco dedicó su Audiencia a la virtud de la prudencia que, junto a la justicia, la fortaleza y la templanza, forman las virtudes cardinales, tratadas desde la antigüedad por Sócrates, Platón, Aristóteles y los filósofos griegos.

A veces se entiende erróneamente la prudencia como una actitud temerosa y titubeante que lleva a no actuar. Pero la persona prudente es creativa: razona, evalúa, trata de comprender la complejidad de la realidad y luego actúa. No se deja llevar por emociones, pereza, presiones o ilusiones. La prudencia pone la acción en manos de su inteligencia y de su libertad.

2)  Para pensar

Un empresario quería saber si su hijo estaba suficientemente maduro para poder traspasarle todos sus negocios. Para ello invitó a cenar a su anciano profesor de filosofía para que lo conociera. Cenaron los tres y al término, se quedaron solos el empresario con su profesor. “¿Y bien?”, le preguntó al filósofo. “Aún le falta madurez a tu hijo, amigo”, fue su respuesta. “Pero, ¿cómo lo sabes?”, preguntó. “Porque le puso sal a la comida antes de probarla. No sabía si necesitaba sal o no, y sin embargo se la puso. Eso quiere decir que actúa sin saber, sin pensar. Quien así actúa se puede equivocar mucho”. El empresario supo que su maestro tenía razón, y alabó su perspicacia.

Se precisa pensar antes que actuar. Aristóteles decía que el rasgo distintivo del hombre prudente es el ser capaz de deliberar y de juzgar de una manera conveniente. En esa línea Santo Tomás la llamó “la recta razón en el obrar”, y por eso recibe el sobrenombre de “conductor de las virtudes”.

3)  Para vivir

Es frecuente que aunque se sepa la teoría, en la práctica se dude cómo obrar y no se sepa elegir. En esos momentos no es razonable dejarlo al azar y que la suerte la decida con una moneda. La prudencia aconseja medir las situaciones, recordar experiencias pasadas, pedir consejo y poner los medios adecuados para conseguir lo decidido, sin dejarse llevar por la pereza o la superficialidad. La prudencia es la cualidad de quienes están llamados a gobernar, pues sabe armonizar los muchos puntos de vista.

La prudencia enseña también que, como se suele decir, “Lo perfecto es enemigo de lo bueno”. Cuando hay demasiado celo, o se pretende tal refinamiento, suele llevar a que nunca se termine lo comenzado. Los proyectos en algún trabajo o los personales pueden requerir ir despacio, y no por un afán desmedido de obtener frutos que lleve a tensionar y acabar por frustrarlos.

En varios pasajes del Evangelio encontramos enseñanzas de Jesús que nos ayudan a crecer en la prudencia. Por ejemplo, cuando describe al hombre sensato que construyó su casa sobre roca, y la del insensato, que la edificó sobre arena. Jesús les recomienda a sus Apóstoles que “sean prudentes como las serpientes y sencillos como las palomas”. Invitando a ser santos, pero inteligentes, porque sin prudencia, es fácil equivocarse de camino, dice el Papa Francisco. Hay que saber elegir el camino que conduce al bien y a la vida verdadera. (articulosdog@gmail.com)

martes, 9 de abril de 2024

EL ARTE DE ESCRIBIR

                                                                              Raúl Espinoza Aguilera

La capacidad de escribir un artículo, un ensayo o un libro, no es algo que se improvise, sino un arte que hay que cultivar con esmero y dedicación. Relato mi propio itinerario como escritor, porque considero puede ser de provecho para algunos lectores.

Recuerdo cuando estaba en el primer semestre de la Carrera de Lengua y Literaturas Hispánicas de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, fui invitado a colaborar en las páginas editoriales del diario “El Heraldo de México”.

En ese entonces vivía en una Residencia Universitaria junto con 90 estudiantes. Por esos días ocurrió un suicidio colectivo en la Guyana, concretamente en el poblado de Jonestown, guiados por un exaltado líder.

Me pareció buen tema para escribir un artículo. Sin embargo, una vez publicado, en aquella Residencia, comencé a recibir comentarios, del tenor como: “En el fondo,  ¿qué fue lo que quisiste decir?”

De un Doctor en Filosofía recibí un provechoso consejo: “Te recomiendo que, para escribir un artículo, no lo llenes de citas eruditas. Ya que lo conviertes en un texto arduo y de difícil comprensión”.

Un Catedrático en Derecho me dijo: “Me parece que te explayas demasiado en el tema, pero te falta concluir de manera contundente y concreta”.

El detonador de que tenía que cambiar en mi forma de escribir, fue cuando un amigo paisano me comentó: “Para tu consuelo, yo fui el único que comprendió tu artículo de los 90 que vivimos aquí”.

De esta manera, me di a la tarea de buscar a maestros de la pluma, por ejemplo, de la “Generación del ‘98”: Antonio y Manuel Machado, Pío Baroja, Ramiro de Maeztu, Azorín, Miguel de Unamuno, Ramón Valle-Inclán, etc. que impusieron un nuevo estilo de escribir: claro, sobrio, sencillo, transparente. En lo personal, me habían llamado mucho la atención por escribir de esta manera: “sujeto-verbo y predicado” y así el resto de las oraciones.

Las primeras obras literarias de Camilo José Cela, como “Viaje a la Alcarria”, un sencillo paseo caminando, que el autor lo convierte en un relato cómico, y “Escenas Matritenses”, que describe el modo típico de hablar de la gente sencilla que desempeña un oficio, Cela lo hace con tanta gracia, que al lector le suele dar un ataque de risa.

Descubrí que la espontaneidad y el buen humor son características de gran valor. Sobre todo, si proviene, de la gente llana y sencilla.

Por supuesto, tomé como ejemplo a nuestros brillantes literatos mexicanos, como: Juan Rulfo (“El Llano en Llamas”), Juan José Arreola (“El Guardagujas”), Carlos Fuentes (“La Región Más Transparente”), Rubén Marín, etc.

De manera que, además de escribir sobre temas serios, solía irme al zoológico, a Chapultepec, al Zócalo, a diversos museos, y reflexionar sobre las virtudes y valores de nuestro pueblo mexicano y recoger anécdotas divertidas. Claro está que este cambio fue bien recibido por muchos lectores.

En un libro que escribí, titulado: “Cómo fomentar el amor en la familia” me decía una prima que en dos tardes se lo había leído. “Fue como si tuviéramos una conversación de café (de dos sesiones) y sin sentirlo fui devorando aquellas amenas páginas”.

Otro libro titulado: “#Mejores Familias”, me comentaba un amigo Notario que para aprovechar mejor sus traslados por la Ciudad de México tenía un ejemplar y solía dejarlo en el primer asiento de su camioneta. Su chófer le comentó que también lo estaba leyendo -en sus tiempos libres- que le había gustado mucho y quería adquirir un ejemplar. De inmediato, le comenté a mi amigo Notario que, con mucho gusto le regalaría mi libro a su chófer, además con una dedicatoria.

De esta forma me di cuenta que el estilo sencillo, alegre, imbuido de buen humor,   lleno de anécdotas divertidas, se convertían en textos asequibles a todo público.