domingo, 24 de septiembre de 2023

ÁRBOL MALO, DA FRUTOS BUENOS

Mateo 7, 17-18: “Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da frutos

malos. No puede el árbol bueno dar frutos malos, ni el árbol malo dar frutos buenos.” Puede

parecer pretencioso enmendarle la plana al mismísimo evangelio, pero el misterio de la naturaleza

humana no deja de sorprendernos. La cansada historia bimilenaria de la Iglesia parecía haberlo

visto todo en su decurso, pero al inicio del tercer milenio ha descubierto, con horror,

profundidades nuevas del mal que puede anidar en el corazón humano. Así, lo que hemos vivido

en este turbulento inicio de milenio “puede sorprender a los demonios” -parafraseando a

Nefarious- y, ¿por qué no?, al mismo Jesús.

Al inicio del nuevo siglo contemplamos con estupor cómo puede Dios hacer surgir un árbol

frondoso de raíces podridas. Desde una perspectiva positiva, nos asombra la omnipotencia divina,

que de los grandes males puede obtener bienes aún mayores, no permitiendo así que el mal tenga

la última palabra en la historia del hombre. Desde una óptica negativa, en cambio, somos testigos

clarividentes de la vileza a la que puede llegar el corazón humano, de cómo “la corrupción de lo

mejor es lo peor” (san Jerónimo).

Tres personajes, relevantes en la historia reciente de la Iglesia, nos conducen a esta

desconcertante conclusión: Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo y del Regnum

Christi; Luis Fernando Figari, fundador del Sodalicio de Vida Cristiana y Marko Rupnik, célebre

artista, teólogo y director del Centro Aletti. Los tres gozaron de la confianza de san Juan Pablo II,

los tres tuvieron “carreras eclesiásticas” deslumbrantes y los tres cayeron en desgracia al salir a la

luz su doble vida. En el caso de Maciel y Figari, además, se trata de fundadores de órdenes

religiosas y movimientos eclesiales, acusados del que sea quizá el más grave de los delitos, la

pederastia. Nunca se había visto eso en la historia de la Iglesia. Por eso causó estupor y por eso

tardó tanto en ser reconocido el crimen, pues se suponía en el seno de la Iglesia, de buena fe, que

no se trataban sino de calumnias hacia personas de éxito eclesial y humano. Tristemente, además,

estos horribles hallazgos abrieron los ojos de la Iglesia y, por desgracia, no son los únicos, pero sí

los más notables.

Ahora bien, si pasarán a la historia por su escándalo y el daño irreparable que han causado

a la imagen pública de la Iglesia, curiosamente pasarán también por los abundantes frutos de lo

que ellos iniciaron. La huella de su vida entonces es ambivalente, como ambivalente es el corazón

humano, el misterio del hombre, que nunca acabamos de comprender y ahondar. Los Legionarios

de Cristo y el Regnum Christi, fundados por Maciel, siguen siendo una realidad viva y fecunda en el

seno de la Iglesia. Lo mismo sucede con el Sodalicio de Vida Cristiana fundado por Figari. Ambos

legados siguen sembrando bien espiritual y material en la Iglesia y en la sociedad. Por su parte, la

obra teológica y sobre todo artística de Rupnik, sigue adornando algunos de los principales

espacios sagrados del catolicismo universal: la capilla Redemptoris Mater, del Vaticano, donde se

celebran los retiros espirituales de la curia romana, a los que asiste el Papa, los santuarios de

Lourdes, Fátima y san Pío de Pietrelcina, o el Santuario Nacional de san Juan Pablo II, en

Washington D.C.

Esperemos que la Iglesia no ceda a la “tentación talibán.” Es decir, que así como los

talibanes cañonearon en el 2001, por fidelidad al Corán, a los Budas de Bamiyan, colosales

estatuas que habían durado más de 1500 años, de modo análogo ahora no retire la obra de Rupnik

porque, independientemente de la vida del autor, es bella y eleva el alma hacia Dios, conduce a la

oración. La sabiduría de la Iglesia sabrá preservar la belleza creada por Rupnik, juzgarlo es asunto

de Dios. Análogamente, sabrá conservar los legados de Maciel y Figari: Legionarios de Cristo,

Regnum Christi y Sodalicio de Vida Cristiana, por el bien que han hecho y hacen tanto a la Iglesia

como a la sociedad.

Si bien, en estos tristes casos, no se cumple a la letra la sentencia evangélica, sí en cambio

lo que afirma el libro de Job: “Al árbol caído le queda esperanza de volver a retoñar. Tal vez el

tronco y las raíces se pudran en la tierra, pero en cuanto sientan el agua volverán a florecer, y

echarán ramas, como árbol recién plantado” (Job 14, 7-9). El balance final es de purificación y

esperanza. Nos recuerda a todos que tarde o temprano la verdad se abre camino. Nos invita a

asomarnos a las profundidades del corazón humano, capaz a un tiempo de grandeza y de miseria.

No deja de ser significativo el hecho de que los ejercicios espirituales de la curia romana

tengan lugar en la capilla Redemptoris Mater, obra de Rupnik. No sólo para “escarmentar en

cabeza ajena”, viendo cómo las más graves faltas no perdonan ni a los altos dignatarios de la curia,

o para ver cómo santos, como Juan Pablo II, pudieron ser engañados por Rupnik, Maciel y Figari;

sino para contemplar, asombrados, cómo en la Iglesia y en el corazón humano, la belleza y la

miseria pueden ir de la mano.


Dr. Salvador Fabre

masamf@gmail.com 

¿HASTA CÚANDO PERDONAR? ES COMO EL OXÍGENO QUE PURIFICA

Pbro. José Martínez Colín

1) Para saber

«Para ser cristianos, debemos perdonar lo inexcusable, porque así

procede Dios con nosotros» (C. S. Lewis). El Papa Francisco se refirió al

pasaje del Evangelio en que Pedro le pregunta a Jesús: «Señor,

¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi

hermano? ¿Hasta siete veces?» (Mt 18, 21). Hay que recordar que el

número siete en la Biblia, indica plenitud. Pedro creía que ya había ido

lejos. Pero Jesús va más allá y le responde: «No te digo hasta siete

veces, sino hasta setenta veces siete» (v. 22). Es decir, hay que

perdonar todo y siempre. Precisamente como hace Dios con nosotros.

Jesús muestra en una parábola cómo Dios perdona una cantidad

exageradamente grande, pero espera que perdonemos lo pequeño. El

corazón de Dios perdona siempre y todo. Nunca olvidemos cómo es

Dios: cercano, compasivo y tierno.

2) Para pensar

Contaba una joven llamada Gladys una triste experiencia que nunca

olvidará. Su hermano Oscar tenía una muy buena amiga llamada Gaby.

Se llevaban muy bien. Sin embargo, tuvieron un desacuerdo y se

enojaron. Se dejaron de hablar. Gladys le insistía a su hermano Oscar

que le pidiera perdón, pero no estaba dispuesto pues era muy orgulloso.

Pasó un mes, y Gladys fue a hablar con Gaby. Ella tampoco quería

disculparse, pero su amiga le hizo comprender que una amistad vale

muchísimo, y no podía terminarla por una tontería. Gaby prometió que

al día siguiente iría a su casa para pedirle perdón. Gladys la esperó muy

contenta, pero al otro día Gaby no apareció por la casa, y ella se sintió

decepcionada.

Al día siguiente, cuando el papá de Oscar leía las noticias, le

preguntó a Oscar: "¿Tú no eras amigo de una Gabriela Rocha?” Oscar le

contestó: “Sí, de Gaby, pero ¿por qué dices que era?” El padre le enseñó

el periódico donde decía que Gaby había sido violada y asesinada a

media cuadra de la casa. La atacaron cuando venía a pedir perdón.

Oscar no tuvo palabras que decir. Se encerró a llorar en su cuarto, sin

comer, sin hablar, sin dormir... Tardó mucho en recuperarse y siempre

se lamentó no haber dado el primer paso para pedirle perdón. Una

experiencia que marcaría para siempre su vida.

Pedir perdón no es símbolo de debilidad, es una característica de

quien acepta al prójimo tal y como es. Hay que saber pedir perdón, y

más aún, saber perdonar.

3) Para vivir

Perdonar es una condición fundamental para el cristiano, afirma el

Papa Francisco. No es opcional, pues por cada uno Dios ha dado su vida

para perdonarnos. Correspondiendo a su gratuidad, estamos

comprometidos para perdonar. Además, el perdón es el oxígeno que

purifica el aire contaminado por el odio y cura los venenos del rencor. El

perdón sana las enfermedades del corazón que contaminan la sociedad.

El Papa nos invita a preguntarnos si realmente creemos que hemos

recibido de Dios el don de un perdón inmenso: “¿Me alegra saber que Él

siempre está preparado para perdonarme cuando caigo, incluso cuando

ni siquiera yo logro perdonarme a mí mismo?” Propuso el Papa, y lo

podemos intentar ahora, pensar en una persona que nos ha herido, y

pedirle al Señor la fuerza para perdonarla. Perdonarla por amor del Señor. 

Esto nos hará bien y nos devolverá la paz en el amor. (articulosdog@gmail.com)


miércoles, 20 de septiembre de 2023

EL VALOR DE LA GENEROSIDAD A TRAVÉS DE LOS SIGLOS

Raúl Espinoza Aguilera

Desde la Resurrección de Jesucristo, el cristianismo se extendió rápidamente por

todo el mundo conocido. Se asegura que para el Siglo Segundo estaba difundido

por toda la cuenca del Mar Mediterráneo. Es decir, Turquía, Palestina, Líbano,

Grecia, Macedonia, Italia, Francia, España, Portugal y las regiones del norte de

África, etc.

¿Cómo explicar esta gesta? Por el enorme amor a Dios-Padre que Jesús había

dejado en sus Apóstoles y la acción portentosa e imparable y del Espíritu Santo.

Desde esa época se adhirieron miles de mujeres y hombres con su entrega

completa al Señor: unos como sacerdotes, otros como religiosos o misioneros. El

hecho que esos miles consagraron sus vidas a Dios mediante la virginidad, el

celibato apostólico, la pobreza y la obediencia. Se fundaron cientos de hospitales

de beneficencia, orfanatorios, asilos de ancianos, escuelas gratuitas, etc.

Recuerdo que un grupo de universitarios y yo visitamos un asilo de ancianos. El

plan era llevarles algunos sencillos regalos, revistas que les gustaban y, sobre

todo, un rato de conversación agradable y cordial con quienes vivían en aquel

paupérrimo asilo. De pronto, un ancianito -con cerca de 90 años, que se movía en

silla de ruedas- vomitó con estrépito y abundantemente. Los jóvenes que fuimos a

visitarlos nos quedamos como paralizados sin saber qué hacer. Al instante una

religiosa, de hábito blanco, se puso a limpiarlo. Y al observar nuestras caras de

asombro, comentó:

“-Es el Amor de Dios lo que nos mueve a realizar estos desagradables trabajos”.

Del mismo modo, matrimonios de cristianos realizaron lo que se llamó

“migraciones apostólicas”. Es decir, los maridos y sus esposas -ya cristianos-

decidían trasladarse a vivir a otras regiones donde había que instaurar la semilla

del cristianismo y fortalecer su presencia. Ese buen ejemplo “entraba por los ojos”

de que no había que ser religioso o sacerdote para seguir las huellas de

Jesucristo. De ahí surgieron las primeras familias cristianas que educaron a sus

hijos en la fe.

Toda esa “Revolución Cristiana” dejó un profundo sedimento de lo que vendría a

suceder con el devenir de los siglos: la difusión de la doctrina de Cristo por los

cinco continentes.

Muchas virtudes y valores que observamos hasta nuestros días, han nacido de la

doctrina de Jesucristo. Por ello, se dice que vivimos dentro de la civilización

cristiana.

Pero esto se expandieron sólidamente las bases de esta civilización. Aunque

nunca han faltado ataques, infundios y calumnias contra el cristianismo, la fe se ha


mantenido sólidamente lo que demuestra que es Cristo quien guía a su Iglesia con

el Papa a la cabeza, como Cabeza Visible.

Un botón de muestra es la República Mexicana nos encontramos multitud de

Instituciones para la Asistencia Privada, por ejemplo:

1. Hospital de Jesús, I.A.P.

2. Nacjonal Monte de Piedad, I.A.P.

3. Fundación Luz Saviñón, I. A. P.

4. Fundación Dondé, I.A.P.

5. Asociación para Evitar la Ceguera, I.A.P.

6. Hospital de Nuestra Señora de la Luz, I.A.P.

7. Fundación Conde Valenciana, I.A.P.

8. Fundación Gonzalo Río Arronte, I.A.P.

9. Cruz Roja Mexicana, I. A. P.

10. Sociedad de Beneficencia Española, I.A.P.

11. Asociación Pro Personas con Parálisis Cerebral, I.A.P.

12. Fundación Bringas Haghenbeck, I.A.P.

13. Fundación Cultural Antonio Haghenbeck de la Lama, I.A.P.

14. Colegio de San Ignacio de Loyola Vizcaínas, I.A.P.

15. Fundación Hogares Providencia, I.A.P.

16. Fundación Mier y Pesado, I. A. P.

17. Colegio de Jesús de Urquiaga, I.A.P.

18. Hospital Escandón, I.A.P.

19. Fundación Michou y Mau, I.A.P.

20. Escuela para el Entrenamiento de Perros Guía para Ciegos, I.A.P.

Todas estas instituciones son sin fines de lucro dedicadas a causas de interés

social. ¿Y cómo se sostienen económicamente? Gracias a la generosidad de

miles de ciudadanos en todo México. Con la importante aclaración de que existen

muchísimas más I.A.P. por todo el país.

Es de justicia hacer mención de la “Fundación Somos Hermanos, I.A.P.”, cuyo

trabajo y esfuerzo por décadas se enfoca en dar a conocer a todas estas

instituciones a través de diversos medios de comunicación.

Semanalmente se publica “El Noticiero por la Paz”, con un eficiente equipo de

reporteros, redactores y editorialistas, lo dirige la Comunicadora profesional

Adriana Alatorre, con un espléndido trabajo conjunto.

UNA BLOGUERA ATEA Y LA BÚSQUEDA DE LA VERDAD

Pbro. José Martínez Colín

1) Para saber

Hoy en día es preciso, sobre todo al viajar, portar una

identificación, sea la licencia de manejo o un carnet que avale

quiénes somos. El Papa Francisco señaló que los discípulos de Cristo

tenemos nuestro carnet de identidad y son las Bienaventuranzas.

Nuestro Señor quiso mostrarnos la manera de comportarnos en el

mundo: ser pobres de espíritu, desprendidos de los bienes de la

tierra; ser puros de corazón para no ensuciar nuestro corazón; tener

sed y hambre de justicia; saber afrontar el sufrimiento con espíritu

cristiano colaborando a la redención del mundo.

Además, afirmó el Papa, el Evangelio y las Bienaventuranzas son

el fermento de la verdadera felicidad, impregnada de misericordia,

justicia y paz, sirviendo como antídoto contra la tentación del

bienestar egoísta y discriminatorio.

2) Para pensar

El Evangelio y las Bienaventuranzas nos dan una visión más

amplia de los sucesos del mundo, explicando lo que el mundo

material no alcanza hacerlo. Eso lo experimentó una conocida

bloguera atea llamada Leah.

Leah Libresco Sargeant, es una mujer que nació en Long Island,

Estados Unidos, en una familia y ambiente no religioso. No creía en

Dios y pensaba que la religión era falsa. Fue en la Universidad que se

enteró que había cristianos inteligentes, que se sentían cómodos

hablando de su fe. Pensaba que hay realidades, como las morales,

que no se pueden explicar con las matemáticas, pues son algo

trascendente. Comprobó que ella no tenía un sólido fundamento

ético, y debía existir algo que diese fundamento a la verdad.

Leah desafiaba en su blog a los lectores a dar una respuesta

intelectualmente rigurosa a sus preguntas sobre la vida. Buscaba con

afán la verdad y cómo acceder a ella. No le satisfacían las respuestas

recibidas y pensaba que no era posible que Dios no existiese y a la

vez, la moral fuera algo más allá del hombre.


Leyó a Chesterton, C.S. Lewis y sobre todo Las Confesiones de

San Agustín y vio que el cristianismo era “razonable”. Con san

Agustín se identificó, pues él también buscaba la verdad. Y así, se

convirtió al catolicismo y escogió como patrono a San Agustín, pues

pensó que compartía sus mismas debilidades.

Ya conversa confiesa que el rezo del Santo Rosario le ayuda

mucho, pues la Virgen María la lleva a orar de un modo grato a Dios.

Ahora Sargeant continúa escribiendo en su blog y edita una revista.

3) Para vivir

El Papa Francisco agradece a Dios por concederle ir como

peregrino a anunciar que la esperanza del mundo es Cristo, y su

Evangelio es la levadura más poderosa de fraternidad, libertad,

justicia y paz. Fue a esparcir semillas de fe, esperanza y

reconciliación.

Cada cristiano también está en misión para sembrar, con sus

palabras y su ejemplo, la semilla de la fe, dando a conocer el amor

tan grande que Dios nos tiene. (articulosdog@gmail.com)

domingo, 17 de septiembre de 2023

REDESCUBRIR EL MATRIMONIO

- “Profe, para mí, el matrimonio como lo entiende la Iglesia es una suerte de cadena

perpetua.”

- “Si equivocarse forma parte de la condición humana y rectificar es una muestra de

sabiduría, ¿por qué no aplica esto para el matrimonio según la Iglesia?”

- “Sólo de pensar que voy a tener que estar toooda la vida con una persona me da agobio,

me asfixia.”

Nuevamente el tema del matrimonio generaba conflicto, especialmente en mis alumnas.

Antaño lo que era difícil de comprender era la opción del celibato por el reino de los cielos,

máxime cuando ese celibato no iba unido a la ordenación sacerdotal. Para muchos el celibato

laical representaba una especie de “circulo cuadrado”, es decir, un oxímoron, un absurdo. Otros

muchos cuestionaban el celibato sacerdotal, señalando que era causa de desviaciones sexuales

graves, como la pedofilia. Pero ahora, el frente de batalla -por decirlo de alguna manera- se ha

replegado al matrimonio. Ya no se ve la opción matrimonial y el proyecto de crear una familia

como una forma válida de realización personal o, por lo menos, no todos lo ven con claridad,

sospecho que la mayoría de los jóvenes no lo ven así, y tienen sus propios planes alternativos.

Al escuchar los alegatos de algunas de mis alumnas, resonaban en mi mente las palabras de

Mateo 19,10: “Si tal es la condición del hombre respecto de su mujer, no viene a cuento casarse.”

Sin embargo, tal versículo se habría modificado, conforme al espíritu de los tiempos; ahora diría:

“Si tal es la condición de la mujer respecto al varón, no viene a cuento casarse.” La grave crisis que

ha sufrido el matrimonio y con él la familia, en tiempos recientes, inevitablemente ha pasado

factura. El matrimonio y la familia se han desconfigurado como ideales de vida para un número

consistente de personas. Se trata, si se mira agudamente, de un fracaso antropológico: no se

concibe que la persona humana pueda adquirir compromisos para toda la vida; su voluntad no

llega a tanto, su libertad no alcanza tal extremo. En el fondo, se trata de un empobrecimiento del

amor, pues ya no sería de recibo la afirmación bíblica según la cual “fuerte como la muerte es el

amor” (Cantar de los cantares 8, 6). Por el contrario, el amor, y con él la libertad, no resisten la

erosión del tiempo.

Más incluso, ahora se consideraría nocivo para la salud mental intentar mantener el

compromiso, la palabra dada, a cualquier precio. Tal actitud encerraría vestigios de irracionalidad,

fanatismo, cerrilidad. El frío realismo de la condición humana muestra, por el contrario, que

cuando algo deja de funcionar, lo lógico, lo natural, es abandonarlo. Así, sin ambages ni

maquillajes, lo reconocía una alumna: “Yo pienso estar con una persona mientras las cosas

funcionen. Cuando, eventualmente, dejen de funcionar, dejaré de estar con ella, pues no soy

capaz de violentar la realidad. Tengo que aceptar las cosas como son, no como me gustaría que

fueran.” Una especie de “realismo” se difunde como epidemia, de forma que los ideales se

consideran eso: ensoñaciones, fantasías, buenos deseos vacuos. La cruel experiencia de la

condición humana nos muestra que el hombre, en líneas generales, no está a la altura de sus

ideales y, por ello, es mejor dejarlos de lado.

Las múltiples experiencias de matrimonios altamente conflictivos, ha pasado su factura a las

nuevas generaciones. Con frecuencia escucho cómo son los hijos los que aconsejan separarse a sus


padres, para evitar el triste espectáculo de las continuas disputas. Digamos que los hijos, ante el

fracaso matrimonial de sus padres, se “han curado en salud.”

Por eso el cristianismo, una vez más y en un frente nuevo, debe ir contracorriente. La

tentación de ceder a pesimismos realistas es grande y las estadísticas no ayudan, pues confirman

el debilitamiento de la institución matrimonial. Ahora, para lanzarse a formar una familia abierta a

la vida se necesita ser revolucionario, inconformista, idealista. No se parte de una ingenua

confianza en los alcances de nuestra libertad, sino que se cimenta la vida desde la confianza en

Dios. Aquí la fe juega un papel insustituible. A final de cuentas, ¿por qué pensamos los católicos

que el matrimonio cristiano compromete toda nuestra vida? Porque Jesús mismo lo dijo

expresamente (Cfr. Mateo 19, 3-6). Confiados en esa Palabra y no en nuestras precarias fuerzas,

nos lanzamos a esa aventura, que da fruto, de forma que saca lo mejor de nosotros mismos, y se

convierte, hoy más que nunca, en una silenciosa pero elocuente catequesis para la sociedad.

Redescubrimos así, admirados, cómo la libertad y el amor son más fuertes que el tiempo, y

también cómo el ideal cristiano eleva al ser humano.


Dr. Salvador Fabre

masamf@gmail.com

EL PAPA EN MONGOLIA: SER UN "LIBRO VIVIENTE"

Pbro. José Martínez Colín

1) Para saber

"Las nubes pasan, el cielo permanece". Este proverbio de Mongolia

fue pronunciado por el Papa Francisco en su primer discurso en su

reciente viaje a dicho país. Hacía referencia a su deseo de que pasen las

oscuras nubes de la guerra, en un llamado a buscar la paz. La cual

—dijo—, será posible si hay la firme voluntad de una fraternidad

universal en la que las tensiones se resuelvan con el encuentro y el

diálogo.

Este viaje quedará grabado en la historia de Mongolia, pues es la

primera vez en la historia que un Papa lo visita. El Santo Padre animó a

la pequeña comunidad católica a no temer su pequeñez e indicó que el

mejor camino es la cruz de Cristo; al fin y al cabo, todos somos

peregrinos en busca de felicidad, sedientos del amor de Dios.

Y sólo la fe cristiana es la respuesta, aseguró.

2) Para pensar

El Papa Francisco escuchó conmovido el testimonio de la Iglesia

misionera en Mongolia: “No tenemos muchos libros de catequesis en

nuestra lengua, pero tenemos muchos misioneros que son libros

vivientes”.

Y uno de esos libros vivientes es Lucía Otgongerel. En un emotivo

testimonio dirigido al Papa, esta mujer laica de Mongolia, que carece de

brazos y de piernas, aseguró que la experiencia de comprender el

sacrificio de Jesús en la cruz como un acto de amor la llevó a una

profunda aceptación de su propia discapacidad. Cuando vio la cruz, vio a

Jesús con clavos en sus manos y pies, se preguntó: “¿Por qué una

persona es clavada así? Tan pronto como encontré en mí la respuesta a

esta pregunta, me di cuenta de que Jesús había sido clavado en la cruz

por mí, por amor, por mis pecados. Me conmoví mucho y sentí que esta

es una cruz que debía llevar y llevar con gusto. Entonces acepté

felizmente mi cruz como persona discapacitada”, compartió Lucía, en la

inauguración de la Casa de la Misericordia en Ulán Bator, Mongolia.

“Me faltan dos brazos y dos piernas, pero quiero decir que soy la

persona más afortunada del mundo, porque tomé la decisión de aceptar

plenamente el amor de Dios, el amor de Jesús. Así comencé esta

hermosa experiencia en la fe cristiana”.

Lucía, quien es la séptima de una familia de ocho hijos, transmitió un

mensaje de esperanza y agradecimiento a otras personas con

discapacidad, afirmando “que Dios lo da todo, le da una oportunidad a

cada persona y, dependiendo de cómo veas y aceptes esta oportunidad,

tu vida se llena del amor de Dios”. Y al final recitó con alegría el Salmo

23: “El Señor es mi pastor: nada me falta; en verdes pastos él me hace

reposar. A las aguas de descanso me conduce, y reconforta mi alma. Por

el camino del bueno me dirige, por amor de su nombre. Aunque pase

por quebradas oscuras, no temo ningún mal, porque Tú estás conmigo

con tu vara y tu bastón, y al verlas voy sin miedo”. Pensemos cómo es

nuestra actitud ante la adversidad.

3) Para vivir

Se trató de un viaje apostólico para confirmar en la fe a la "pequeña

y vivaz"; comunidad católica, de aproximadamente 1,500 personas entre

sus 3 millones. Un ejemplo para saber vivir con esperanza y con la

ilusión de transmitir la alegría del Evangelio, pues solo la fe cristiana es

la respuesta. (articulosdog@gmail.com)

sábado, 9 de septiembre de 2023

ELDERECHO ENFERMO DE IDEOLOGÍA

En México estamos viviendo el drama de cuando el derecho se muestra servil a la

ideología. Lo que debería proporcionar seguridad, estabilidad y un marco firme para la convivencia

social, se muestra voluble, manipulable al placer de grupos de presión minoritarios. De hecho, las

activistas feministas y abortistas ya descubrieron “el caminito” para moldear la ley a su gusto. El

pasado 6 de septiembre, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación emitió una

sentencia histórica, por la que reconocía la legitimidad del amparo presentado por una serie de

asociaciones feministas contra el Código Penal, que tipifica el aborto como un delito.

Es histórica por dos motivos: normalmente los amparos no pueden modificar la ley, sino

simplemente le dan la razón a la parte afectada. En este caso, en cambio, instan positivamente al

Congreso de la Unión, a derogar los números del Código Penal Federal que tipifican al aborto

como un delito. En segundo lugar, porque argumenta la sentencia apoyándose en una visión del

derecho y la justicia desde el prisma de la ideología de género. Así, con base en supuestos

derechos de “género y salud reproductiva”, no sólo despenalizan el aborto, sino que reconocen al

aborto como un “derecho humano.” Ya no se trata de “despenalizar” una conducta negativa pero

inevitable, sino que, por el contrario, se reconoce que esa conducta no solamente no es delictiva,

sino que representa un “derecho humano”; claro, eso es así desde la perspectiva de género y de la

“salud reproductiva.”

La misma ONG feminista-abortista que promovió los amparos, muestra sin ambages, en su

página web, la estrategia que han seguido para convertir el aborto en un “derecho humano”:

“Con el objetivo de que todas las mujeres y personas gestantes tengan acceso a

abortos seguros sin ser criminalizadas, GIRE y otras organizaciones locales hemos

encabezado una estrategia jurídica nacional que consiste en presentar amparos para

eliminar el delito del aborto autoprocurado y consentido en todos los códigos penales

del país donde no se ha despenalizado por parte de los congresos, incluido el

federal.”

Lo dramático es que la Suprema Corte de Justicia de la Nación baila al mismo son de las

ONGs feministas-abortistas; hablan el mismo lenguaje ideologizado. Baste ver unos extractos de la

sentencia:

“Las disposiciones penales que criminalizan de manera absoluta el derecho a decidir

sobre la interrupción del embarazo son contrarias a los derechos a la dignidad

humana, a la autonomía reproductiva y libre desarrollo de la personalidad, el derecho

a la salud y el derecho de igualdad y no discriminación… la criminalización del aborto

constituye un acto de violencia y discriminación por razón de género, ya que perpetúa

el estereotipo de que las mujeres y las personas gestantes sólo pueden ejercer

libremente su sexualidad para procrear y refuerza el rol de género que impone la

maternidad como un destino obligatorio.”

Que el derecho ha sido sometido a la ideología resulta patente en la redacción de la

sentencia. Baste mirar cómo sistemáticamente añade a la palabra “mujeres” la curiosa expresión:

“y personas gestantes”, como si fueran un grupo distinto del de las mujeres. ¿Qué “persona


gestante” puede existir además de la mujer? ¿No resulta redundante? ¿O acaso la “mujer” no es

“persona”? ¿Qué es lo que quiere dar a entender?

Dice además la sentencia: “la Primera Sala concluyó que las normas que penalizan el aborto

voluntario, ya sea que otra persona lo practique o que la mujer o persona gestante se lo

autoprocure, son inconstitucionales al anular por completo el derecho a decidir.” ¿En qué parte de

la Constitución Mexicana se consagra “el derecho a decidir”? (pro-choice). ¡En ninguna! Es decir, se

trata de una lectura y una interpretación ideológica de la Constitución, que termina haciéndole

decir a la Constitución lo que no dice por ninguna parte, sino lo que una pequeña minoría activista

quiere que diga. Es decir, el derecho ha sido completamente sometido a la ideología, la letra

escrita es letra muerta, lo que cuenta es la interpretación ideológica de la misma.

Sobra decir que el expediente judicial es el más comúnmente utilizado para modificar las

leyes al gusto de las ONG activistas. Visto que no pueden convencer a la mayoría de la población, o

a la mayoría del Congreso del país que se trate, buscan una vía más expedita y fácil: convencer a

un pequeño número de jueces, para que validen sus ideologías o, más fácil aún, irlos infiltrando en

los diversos estamentos jurídicos, nacionales e internacionales, para que interpreten la ley a su

gusto.


Dr. Salvador Fabre

masamf@gmail.com

sábado, 2 de septiembre de 2023

EL PAPA FRANCISCO Y MONGOLIA

Una de las ideas madres del pontificado de Francisco es “ir a las periferias existenciales.”

No nos queda sino reconocer que el Papa predica con el ejemplo, va por delante en este rubro y

en otros tantos, que le dan una fisonomía particular a su pontificado. Con este preámbulo se

entiende por qué un sucesor de Pedro va a Mongolia, enorme país (1,564,116 km cuadrados), muy

distante de Roma (el vuelo fue de 8,278 km), donde apenas se cuenta con 1470 católicos.

“Un pequeño pueblo, con una gran cultura, en una vasta tierra, esto es Mongolia.” Dijo el

Francisco a los periodistas durante el viaje que lo llevó a Ulán Bator, capital del país. Lo de

“pequeño pueblo” se refiere a que Mongolia es el país con menor densidad de población en el

mundo (sólo tiene 3.3 millones de habitantes), aunque en el siglo XIII se convirtió en el “imperio

terrestre continuo más grande de la historia”, desde Genghis Khan a Kublai Khan.

La Iglesia Católica fue “readmitida” en Mongolia apenas en 1992 -hace 31 años- cuando

cayó el sistema comunista bajo el cual se regía anteriormente el país. A partir de ese momento un

puñado de valientes misioneros han comenzado la labor evangelizadora desde cero. Por eso se

trata de una de las iglesias más jóvenes del planeta, uno de los últimos lugares a donde ha llegado

la semilla del Evangelio. Toda Mongolia depende de una sola circunscripción eclesiástica, la

Prefectura Apostólica de Ulán Bator, al frente de la cual está el Cardenal Giorgio Marengo, el

purpurado más joven del mundo, con apenas 49 años de edad.

Este dato es interesante. Digamos que para Francisco Mongolia era importante desde hace

tiempo. Apenas en el 2020 -en plena pandemia- fue consagrado obispo Giorgio Marengo y puesto

a la cabeza de la Prefectura Apostólica. Sólo dos años después -a sus 48 años- fue creado cardenal

por el Papa. Es un gesto característico de Francisco el concederles relevancia eclesial a las iglesias

de la periferia del planeta, un modo de hacerlo es nombrando cardenal -la más alta distinción

honorífica de la Iglesia, que lleva consigo la misión de estar unido al Papa, ayudarle en el gobierno

de la Iglesia y tener preocupación por la Iglesia universal- a quien las preside. Marengo es, en

efecto, el primer cardenal de Mongolia, una iglesia que cuenta solo con 9 parroquias y 29

sacerdotes, dos de ellos autóctonos, el primero fue ordenado en 2016, el segundo en 2021.

En expresión de Marengo, se trata de “susurrar el evangelio” a la cultura mongola. Y así,

poco a poco, impregnarla del mensaje de Cristo, que siempre es atrayente y fecundo. Francisco no

va solo, va acompañado por la oración de innumerables católicos y personas de buena voluntad a

lo largo del planeta. La fuerza de la oración, y los reflectores de la comunidad internacional, que

gracias al Papa ahora apuntan hacia Mongolia, constituirán, sin duda, un importante catalizador de

la evangelización en ese rincón ignorado del mundo. El desvelo y sacrificio del Papa -no olvidemos

sus 86 años y los males físicos que ha afrontado este año- por Mongolia, nos recuerdan las

palabras de Jesús en el evangelio: “los últimos serán los primeros” (Mateo 20, 26). El Papa está

donde hace falta, donde es necesario, en el lugar “menos importante del globo”, pero donde la

Iglesia necesita del impulso evangelizador.

Al mismo tiempo, Francisco va a saborear la frescura de una iglesia joven, ajena a

polémicas estériles, a complejos intelectuales e históricos. Una Iglesia donde todo es nuevo, no

hay casi nada hecho, está todo por hacer. Ese es el atractivo de la Iglesia mongola y, en ese

sentido, tiene mucho que enseñarnos a la Iglesia universal, preocupada tantas veces por diluir el


genuino mensaje evangélico en aras de contemporizar con el espíritu de los tiempos. La Iglesia

mongola en cambio nos muestra cómo el evangelio puede encarnarse y mostrarse fecundo en

cualquiera de las culturas, por más diferentes que sean respecto al cansino modelo occidental,

mostrando así la fuerza y el atractivo del evangelio íntegro, sin disoluciones de compromiso. En

este sentido, Francisco y con él la Iglesia universal, va a Mongolia para aprender, para recordar el

“A, B, C”, la identidad apostólica y misionera de los discípulos auténticos de Jesucristo.


Dr. Salvador Fabre

masamf@gmail.com