Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
"Las nubes pasan, el cielo permanece". Este proverbio de Mongolia
fue pronunciado por el Papa Francisco en su primer discurso en su
reciente viaje a dicho país. Hacía referencia a su deseo de que pasen las
oscuras nubes de la guerra, en un llamado a buscar la paz. La cual
—dijo—, será posible si hay la firme voluntad de una fraternidad
universal en la que las tensiones se resuelvan con el encuentro y el
diálogo.
Este viaje quedará grabado en la historia de Mongolia, pues es la
primera vez en la historia que un Papa lo visita. El Santo Padre animó a
la pequeña comunidad católica a no temer su pequeñez e indicó que el
mejor camino es la cruz de Cristo; al fin y al cabo, todos somos
peregrinos en busca de felicidad, sedientos del amor de Dios.
Y sólo la fe cristiana es la respuesta, aseguró.
2) Para pensar
El Papa Francisco escuchó conmovido el testimonio de la Iglesia
misionera en Mongolia: “No tenemos muchos libros de catequesis en
nuestra lengua, pero tenemos muchos misioneros que son libros
vivientes”.
Y uno de esos libros vivientes es Lucía Otgongerel. En un emotivo
testimonio dirigido al Papa, esta mujer laica de Mongolia, que carece de
brazos y de piernas, aseguró que la experiencia de comprender el
sacrificio de Jesús en la cruz como un acto de amor la llevó a una
profunda aceptación de su propia discapacidad. Cuando vio la cruz, vio a
Jesús con clavos en sus manos y pies, se preguntó: “¿Por qué una
persona es clavada así? Tan pronto como encontré en mí la respuesta a
esta pregunta, me di cuenta de que Jesús había sido clavado en la cruz
por mí, por amor, por mis pecados. Me conmoví mucho y sentí que esta
es una cruz que debía llevar y llevar con gusto. Entonces acepté
felizmente mi cruz como persona discapacitada”, compartió Lucía, en la
inauguración de la Casa de la Misericordia en Ulán Bator, Mongolia.
“Me faltan dos brazos y dos piernas, pero quiero decir que soy la
persona más afortunada del mundo, porque tomé la decisión de aceptar
plenamente el amor de Dios, el amor de Jesús. Así comencé esta
hermosa experiencia en la fe cristiana”.
Lucía, quien es la séptima de una familia de ocho hijos, transmitió un
mensaje de esperanza y agradecimiento a otras personas con
discapacidad, afirmando “que Dios lo da todo, le da una oportunidad a
cada persona y, dependiendo de cómo veas y aceptes esta oportunidad,
tu vida se llena del amor de Dios”. Y al final recitó con alegría el Salmo
23: “El Señor es mi pastor: nada me falta; en verdes pastos él me hace
reposar. A las aguas de descanso me conduce, y reconforta mi alma. Por
el camino del bueno me dirige, por amor de su nombre. Aunque pase
por quebradas oscuras, no temo ningún mal, porque Tú estás conmigo
con tu vara y tu bastón, y al verlas voy sin miedo”. Pensemos cómo es
nuestra actitud ante la adversidad.
3) Para vivir
Se trató de un viaje apostólico para confirmar en la fe a la "pequeña
y vivaz"; comunidad católica, de aproximadamente 1,500 personas entre
sus 3 millones. Un ejemplo para saber vivir con esperanza y con la
ilusión de transmitir la alegría del Evangelio, pues solo la fe cristiana es
la respuesta. (articulosdog@gmail.com)
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