Raúl Espinoza Aguilera
El próximo 31 de marzo se
conmemora el 110 aniversario del natalicio del insigne poeta mexicano Octavio
Paz (1914-1998). Fue en 1990 cuando recibió el Premio Nobel de Literatura.
La nominación al Nobel no vino
de escritores mexicanos sino de intelectuales y críticos literarios de Estados
Unidos, Inglaterra, Francia, Italia y España.
Había una razón de fondo, como
muchos intelectuales que simpatizaban con la Revolución Rusa y la República
Española de principios de los años treinta, Paz también era Comunista y daba su
apoyo a José Stalin.
Al estallar la Guerra Civil
Española (1936-1939), numerosos escritores y artistas viajaron a España para
combatir del lado republicano, Octavio Paz hizo lo mismo. Se unieron a celebridades como el estadounidense
Ernest Hemingway autor de “Por quién doblan las campanas”, “El viejo y el mar”,
“Adiós a las armas”; el inglés George Orwell, autor de “Rebelión en la Granja”,
“Los días de Birmania” y “1984”.
Al estallar la Segunda Guerra
Mundial, el primero de septiembre de 1939, la Alemania de Adolfo Hitler invadió
Polonia, en su parte occidental, y José Stalin hizo lo mismo, en el territorio
oriental de Polonia. Al final de esta contienda los dos dictadores aparecen muy
sonrientes en las fotografías difundidas en los medios de comunicación y
firmaron un acuerdo de pactar con los territorios invadidos.
Para los intelectuales de
izquierda este hecho fue una conmoción ya que tenían a José Stalin como el adalid
de las libertades, de la democracia y de las nobles causas populares.
Para Octavio Paz, esta
actuación política de José Stalin le pareció profundamente incongruente y se
convenció que no era sino un dictador más que ambiciona tener mayores territorios,
fortuna y el sojuzgar a millones de ciudadanos.
A partir de ese momento se
sintió defraudado y rompió con la ideología marxista-leninista. Y en respuesta,
la extrema izquierda mexicana cortó todo lazo de amistad con Octavio Paz.
Entonces, Paz entonces escribió un libro titulado: “El Ogro Filantrópico” en
que denuncia con valentía las atrocidades del sistema comunista.
Ya en 1945 entró en el
Servicio Exterior Mexicano y es enviado a París. Ahí entra en contacto con los
surrealistas y su fundador André Breton. Escribe varios poemas con esa
influencia y de otras corrientes artísticas, como: “El Dadaísmo”, “El
Simbolismo”, “El Cubismo”, “El Experimentalismo”, “El Creacionismo”, “El
Ultraísmo” y otros movimientos artísticos a los que se les ha dado el nombre genérico
de “Los ísmos”.
Sus principales obras son:
“Libertad bajo palabra”, “El Arco y la Lira” en el que expone su concepción de
la estética y del arte del verso. “El Laberinto de la Soledad”, retrato de la
sociedad mexicana, aunque muchas de sus afirmaciones las fue matizando con el
tiempo. “¿Águila o Sol?”, libro en prosa escrito bajo la influencia
surrealista.
Recibe la influencia algunos escritores
de la llamada “Generación Perdida”, como: Ernest Hemingway, John Dos Passos y
William Faulkner.
En mi opinión, su mejor poema
es “Piedra de Sol” en el que toma algunos elementos del poema “La Tierra
Baldía” de Thomas Stearns Eliot (Premio Nobel de Literatura, 1948), y otros aspectos
más, como el verso libre y el modo como expone la decadencia de la sociedad
occidental, sabiendo incluir magistralmente todos sus amplios conocimientos
sobre la historia, el arte y antropología de la cultura mexicana. De esta
manera se une a la poesía de vanguardia.
En sus obras “La Llama Doble”
y “Vislumbres de la India” distingue el amor humano que es temporal, fugaz en
comparación con el Amor Divino que es eterno e inmutable.
Poco antes de morir, publicó un
significativo poema que tituló “Hermandad”. Con ocasión de una noche estrellada
(al estilo de los grandes poetas griegos), el Poeta Paz intuye que todos, en la
tierra, somos hermanos y debe de haber un Padre Común (“Sin entender comprendo:”)
y da la impresión de haber llegado a ese encuentro personal con el Ser Supremo
y su anhelo de Trascendencia. Y no sólo eso, sino que siente un íntimo llamado
de su Creador, cuando escribe su último verso: “alguien me deletrea”:
“Soy hombre: duro poco
Y es enorme la noche.
Pero hacia arriba:
las estrellas me escriben.
Sin entender comprendo:
también soy escritura
y en ese mismo instante
alguien me deletrea”.