Raúl Espinoza Aguilera
Hace años publiqué un pequeño
libro, titulado: “Dios Preguntó por Ellos” (Editorial Minos III MILENIO,
México, 2015), en el que relato el momento -en medio de sus quehaceres
cotidianos- cómo una persona siente ese íntimo llamado de Dios. En algunos
casos, son llamados en voz baja, allá en el fondo de la conciencia. Pero, en
otros, tienen la fuerza de un alud arrollador.
¿Elige el Señor a gente
piadosa, adornada de buenas virtudes, valores o cualidades? No siempre es así.
Hay personas que buscaban al Señor hasta encontrarlo. Otros, por ejemplo, André
Frossard, un intelectual declaradamente ateo, cuyo padre fue el fundador del
Partido Comunista Francés, negaba cualquier manifestación espiritual. Pero
sucedió que cierto día un amigo tenía que recoger unos libros en un convento de
religiosas contemplativas.
Como este amigo se dilataba
mucho dentro del convento, decidió ir personalmente a buscarlo. Y en la primera
Capilla que encontró se escuchaba un coro de religiosas. De pronto, André Frossard
escuchó una Voz Potente que le decía: “Existe la Vida Interior” y a partir de
ese momento se inició el proceso íntimo de su conversón a la fe cristiana.
El prestigioso comunicador,
Malcom Muggeridge, que al parecer Dios no entraba en sus intereses, hasta que
se le ocurrió realizar un serial de reportajes para la BBC de Londres, sobre la
Madre Teresa y las Misioneras de la Caridad en la India y su vida tuvo un
cambio notable.
Al principio se resistía a
creer en el Señor, pero -poco a poco- al comprobar que la Madre Teresa y sus
Misioneras no buscaban ninguna recompensa humana, sino que su entrega por los
más pobres, enfermos y necesitados, lo hacían únicamente por amor de Dios,
Malcom terminó -con la humildad y sencillez de un niño- por solicitarle a la
Madre Teresa que le ayudara y explicara cómo ingresar en la religión Católica.
El Premio Nobel de Medicina,
Alexis Carrel estaba empeñado en demostrar científicamente que las Apariciones
de Nuestra Señora de Lourdes no eran más que un caso de fanatismo colectivo.
Por coincidencia, en el compartimento del tren París-Lourdes viajaba una
enferma muy grave y su madre -al saber que era un médico prestigioso- le
facilitó los estudios médicos que tenía. El Dr. Carrel llegó a pensar: “Ésta no
llega viva a Lourdes”.
Al arribar al Santuario
Mariano, Alexis Carrel siguió de cerca a la enferma y ésta, al adentrarse en la
pequeña gruta, recuperó de inmediato la salud. El Premio Nobel cayó de rodillas
porque tuvo una especie de “terremoto interno” y se convirtió a la fe
cristiana.
Bob Dylan, Premio Nobel de
Literatura 2016, quién ha sido un conocido cantautor de las canciones de
protesta con planteamientos sociológicos y filosóficos sobre nuestro tiempo. Los
intelectuales y estudiosos de la música contemporánea lo consideran un hito
dentro de la música popular de los siglos XX y XXI.
Durante varios lustros se
dedicó a la vida bohemia, a consumir alcohol y drogas. Dylan relata que estando
solo durmiendo, en un hotel, hacia la medianoche, sintió como un trallazo o
potente disparo de amor de Dios. A partir de ese momento, su vida cambió
radicalmente y mucha de su nueva producción musical la explaya en su álbum
“Disparo de Amor” (“Shot of Love”) y en otros más, incluyendo melodías, como:
“Cuando Él (Jesús) regrese”; “Ayudar a alguien”; “Tocando en las Puertas del
Paraíso”, etc.
En el portal www.opusdei.org.es-mx
hay un documental -que recomiendo vivamente- titulado “Regreso a Ítaca”, que
narra la historia de 6 personas en torno a los 50 años, que volvieron a la fe.
Es impresionante la situación en que algunos se encontraban. Recuerdo un caso:
“Yo llegué odiar tanto a Dios que me dediqué a atacarlo por internet”. Otra
persona afirma: “Desde que entré a estudiar Psicología, ya desde el primer
semestre, fueron tan virulentos los ataques contra la fe, que dejé de creer.
(…) Ya como Psicóloga perdí la noción de pecado. Me daba igual 8 que 80 pecados
mortales. Vivía en un estado de laxitud y total indiferencia hacia Dios.” Por
fortuna esos 6 casos tienen un feliz retorno a la fe, como el personaje Ulises -en la obra “La Odisea” del literato griego
Homero- después de muchos peligros y contratiempos logra llegar a su Patria
(Ítaca), a su origen, a la tierra añorada donde se encuentra su familia.
Estamos en Tiempo de Cuaresma:
una época de reflexión para examinarnos cómo es nuestro trato con el Señor, si
es frío y distante, o bien, hay un esfuerzo por tratarlo más.
Es un Tiempo de Renovación y
podemos aprovechar estas semanas para volver a los inicios de nuestra fe, con
mayor ánimo y propósitos concretos de mejorar en la vida cristiana. Una
temporada especial del año para que la dediquemos a rezar y a mortificarnos más
por amor a Jesucristo, Quién ha dado su Vida por nosotros.
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