lunes, 31 de diciembre de 2018

AL COMENZAR UN NUEVO AÑO

 Raúl Espinoza Aguilera,
@Eiar51

Termina un año más. En esta época, a menudo escuchamos expresiones como: “Se me ha ido este año en un abrir y cerrar de ojos”; “Es increíble cómo se pasa el tiempo, ¡casi sin sentirlo”; “¡Los meses y los días se me han escapado como agua entre las manos!” “¿Qué hace que estábamos celebrando el Año Nuevo de enero pasado?”


Sin duda, la brevedad de la vida y la fugacidad del tiempo constituyen una realidad que experimentamos todos los seres humanos y, de modo particular, las personas mayores.

Pero considero que, en vez de mirar esta situación, con ojos de nostalgia y melancolía, como el poeta Rubén Darío escribía en estos versos: “Juventud,/ divino tesoro,/ ¡ya te vas para no volver!/ Cuando quiero llorar, no lloro…/ y a veces lloro sin querer…”.

O ponerse todavía más trágicos y dramáticos, como el filósofo existencialista alemán, Martin Heidegger, quien afirmaba que “el hombre es un-ser-para-la-muerte”, o el pensador francés, Jean Paul Sartre, quien sostenía que “el mundo es una causalidad absurda que provoca náusea; el hombre es una pasión inútil; los demás son el infierno y la maldición; la sociedad es un conflicto. El ser existe para la nada”.

Desde luego son posturas equivocadas ya que cada persona tiene una enorme dignidad y posee una clara vocación abierta hacia la Trascendencia, que desde luego no concluye bruscamente y sin esperanza al término de esta vida mortal. 

Sabemos que nuestro destino es Eterno y que estamos llamados a ser partícipes de esa Vida sin fin. Al final de nuestra existencia, lo que contará son las buenas obras: como: la responsabilidad y dedicación que le concedimos a nuestro trabajo profesional; el tiempo invertido con amor y cariño a la esposa y los hijos; el hacer el bien –sin cansarnos- a los que nos rodean (parientes, amistades, conocidos…) y a los más necesitados; el sembrar a nuestro alrededor la paz, el perdón y la compresión fraternas.

Por esta razón, es importante ponerse metas altas para mejorar cada día más como personas. En primer lugar, en el crecimiento de las propias virtudes de manera que paulatinamente vayamos madurando y obteniendo un desarrollo más pleno de nuestra personalidad.

En segundo lugar, poniendo atención al núcleo familiar en el que todos podemos poner “nuestro grano de arena” para hacer la vida más agradable a lo que con nosotros conviven y, por lo tanto, eso equivale a esmerarnos en corregir nuestros defectos, muchas veces involuntarios y, en particular, ésos que notamos que lastiman a nuestros seres queridos.

Después, en el terreno laboral, es necesario tener nobles deseos de aumentar nuestro prestigio profesional. De tal modo, que logremos realizar el trabajo a conciencia, bien ejecutado y mejor concluido, sabiendo aprovechar al máximo ese tiempo perecedero y fugaz.

De manera que, al iniciar un nuevo año, es una magnífica ocasión de dar muchas gracias a Dios por los bienes recibidos y de hacernos propósitos concretos de mejoría para este tiempo que comienza. Vale la pena fomentar ese deseo de superarnos cada día más porque es la mejor herencia que dejaremos a los demás y son los frutos que nos llevaremos después de esta vida.

UN ORIGINAL CUENTO OCURRIDO EN EL DESIERTO

Pbro. José Martínez Colín,
articulosdog@gmail.com

1) Para saber

El nombre de Belén nos puede hacer recordar el lugar donde nació Jesús, pero el significado de la palabra es poco conocido. El Papa Francisco se refirió a ello: el nombre de Belén significa “casa del pan”. El Señor nos convoca a la “casa del pan”, pues sabe que necesitamos alimentarnos para vivir y Él nos trae el alimento.



Belén es el lugar donde la historia de la humanidad cambió, pues allí Dios nace en un pesebre. Como si nos dijera: Aquí estoy para vosotros, como vuestro alimento. No toma, sino que ofrece el alimento; y se da él mismo. Jesús nos dice: "Tomen, coman: esto es mi Cuerpo".

2) Para pensar

Un cuento atribuido al escritor Jorge Bucay nos muestra cómo la generosidad siempre tiene su fruto.

Se desarrolla la historia en un oasis escondido en el desierto, donde se encontraba el viejo Eliahu de rodillas, cavando en la arena.

En eso llegó su vecino Hakim, un rico mercader, y le preguntó: “¿Qué haces aquí, con esta temperatura, y esa pala en las manos?” El viejo Eliahu contestó: “Siembro dátiles”.

Hakim le recriminó: “¡Dátiles! ¿No sabes que los datileros tardan 
más de 50 años para dar frutos? Y tú, siendo viejo, no comerás de ellos”.

Eliahu le respondió: “Mira Hakim, yo comí los dátiles que otro sembró, otro que tampoco soñó con probar esos dátiles. Así, yo siembro, para que otros puedan comer mañana los dátiles que hoy planto”. 

Hakim reconoció: “Me has dado una gran lección, déjame que te pague con una bolsa de monedas”. 

Eliahu se lo agradeció y añadió: “Ya ves, tú pronosticabas que no llegaría a cosechar lo que sembrara y, sin embargo, ya coseché una bolsa de monedas y la gratitud de un amigo”.

“Tu sabiduría me asombra. Déjame pues que pague esta lección con otra bolsa de monedas”, respondió Hakim. “Mira, ahora ya coseché dos veces”. Pero Hakim le advirtió. “Ya basta. Si sigues enseñándome cosas no me alcanzará toda mi fortuna para pagarte”.

3) Para vivir

El Papa Francisco señala que el cuerpecito del Niño de Belén nos propone un modelo de vida nuevo: no devorar y acaparar, sino compartir y dar. Belén nos enseña que Jesús vino a darse. 

En la “casa del pan”, ante el pesebre, comprendemos que lo que alimenta la vida no son los cosas, sino el amor; no es la abundancia ostentosa, sino la sencillez. Dios se hace pequeño para ser nuestro alimento.

Nutriéndonos de él, Pan de Vida, podemos renacer en el amor y romper la espiral de la avidez y la codicia El Señor sabe que necesitamos del verdadero alimento y no de cosas que ahogan y no sacian el corazón. Por eso se ha ofrecido a nosotros. Y todavía hoy, en el altar, se hace pan para nosotros: llama a nuestra puerta para entrar y cenar con nosotros. 

En Navidad recibimos en la tierra a Jesús, Pan del cielo: es un alimento que no caduca nunca, sino que nos permite saborear ya desde ahora la vida eterna.

El Papa Francisco nos invita a preguntarnos: ¿Cuál es el alimento de mi vida, del que no puedo prescindir?, ¿es el Señor o es otro?

¿Aprendemos de la pobreza del Niño su sencillez? ¿Necesito verdaderamente tantas cosas, tantas recetas complicadas para vivir? ¿Soy capaz de prescindir de lo superfluo, para elegir una vida más sencilla? 

viernes, 28 de diciembre de 2018

TRES TAREAS POR LA PAZ

Luis-Fernando Valdés,
@FeyRazon     lfvaldes@gmail.com

Está por iniciar el año 2019, y la mejor manera de comenzar es con augurios de concordia y armonía. La paz es un deseo, un don de lo alto, y a la vez una tarea. ¿Qué está verdaderamente en nuestras manos para obtenerla?


1. La dimensión personal de la paz. La deseada concordia entre las naciones y entre las personas necesita siempre de un “gran proyecto político”, como explica el Papa Francisco, en su Mensaje de la Jornada Mundial de la Paz 2109 (n. 7). 

En efecto, los humanos somos seres sociales y vivimos en interdependencia con los demás, con los que debemos ponernos de acuerdo para convivir en armonía.

Sin embargo, la paz en el mundo no es sólo responsabilidad de los políticos y militares, porque es también una tarea de cada persona, que consiste en implementar las “tres dimensiones inseparables de la paz interior y comunitaria” (Ibidem). Veámoslas a continuación.

2. La paz con nosotros mismos. El Pontífice toca un tema sensible pero quizá no siempre explicado: el perdón de uno mismo. En efecto, en un mundo tan competitivo como el nuestro, los errores personales nos pueden costar caro: dejar un empleo, obtener una baja calificación escolar, o tener un menor desempeño deportivo. 

Además, las dificultades de nuestro carácter nos pueden acarrear conflictos con las personas que amamos, y un largo etcétera.

A veces, ante estas equivocaciones, que en ocasiones nos pueden doler mucho, por lo mucho que nos hacen perder, el Papa nos da un gran consejo: rechazar “la intransigencia, la ira, la impaciencia” y teniendo “un poco de dulzura consigo mismo”, para ofrecer “un poco de dulzura a los demás” (Ibidem).

3. La paz con el otro. También los demás están necesitados de tranquilidad interior. Y para conseguirla necesitan ser acogidos y escuchados. La paz con los demás, “el familiar, el amigo, el extranjero, el pobre, el que sufre”, hace falta que nos “atrevamos” a ir a su encuentro y a escucharlos.

En su viaje a México (febrero, 2016), el Papa empleó un “neologismo” –muy característico de él– para explicar esta realidad del encuentro con el otro, que tiene necesidad de ser entendido.

Se trata de la “escucho terapia”. Como sabemos, el “precio” es alto, pues se trata de ser generosos con nuestro tiempo, para dedicarlo a escuchar a fondo al otro, especialmente a los de nuestra propia casa.

4. La paz con la creación. Francisco con frecuencia habla de la responsabilidad de todos de cuidar la “casa común”. Cuando en un país faltan recursos como el agua, o se dañan los bosques y los ríos, etc., el resultado es casi siempre un conflicto social, que con frecuencia obliga a grandes migraciones.

Por eso, la tarea por la paz también consiste en redescubrir la “grandeza del don de Dios”.

Se trata de no considerar al planeta como una gran bodega de materias primas, sino como un regalo común que debemos cuidar, aceptando “la parte de responsabilidad que corresponde a cada uno de nosotros, como habitantes del mundo, ciudadanos y artífices del futuro” (Ibidem).

Epílogo. El deseo de paz para este nuevo año nos lleva a invocar a Dios o a expresar buenos deseos de armonía y concordia. Que este mismo anhelo nos impulse también a poner en práctica estas tres tareas, que sí están en nuestras manos, para que venga la paz. ¡Bendiciones para este ya inminente 2019!

miércoles, 26 de diciembre de 2018

RESCATAR LA CULTURA DE LA VIDA

Mtro. Rubén Elizondo,
Departamento de Humanidades de la 
Universidad Panamericana. Campus México.
rubeliz@up.edu.mx

La barbarie de la vida moderna a unos recrea y a otros fatiga. La mayoría de los medios se muestra halagada por la conquista de la libertad de expresión porque se logra mayor información para el mayor número de receptores. 


Con esta premisa el mensaje es certero, no fracasa, llega a su destino. Y me parece bien. Pero existen orillas infranqueables.

La libertad de expresión debe respetar dos límites: por una parte la prudencia y por otra, el respeto a los demás. 

Cuando se traspasan, el recreo de la barbarie se convierte en fatiga, y la fatiga en angustia e incertidumbre. En relación con el bien de la vida, el bien más valioso en el orden natural, la información corre pareja en los medios. 

Los argumentos que muestran los mass media son similares en contenido, conceptos y explicaciones. Es decir, hay línea.

La Historia revela que las civilizaciones decadentes presentan hechos repetitivos que solo se explican por la actitud libre del hombre. 

En general, se puede afirmar que el futuro de una civilización depende de las leyes concernientes a la vida, la familia y a la educación. 

Las leyes conforman la vida moral de un pueblo. Indican un camino a seguir, una senda que compromete y asegura el orden y la paz. Muestran el futuro en potencia por la acatualidad del presente, sin ser esto determinismo alguno.

No es lo mismo desproteger la naturaleza originaria de la familia que pretender la naturalidad de cualquier tipo de asociación de convivencia. 

En cierto sentido, dicha reivindicación equivale a negar la importancia de la familia como única célula fundamental de la sociedad. 

Y digo “única” porque el ser humano solo es viable a partir de su inserción plena en el seno familiar. Necesita alguien que se encargue de él, que esté loco por él, que esté dispuesto a dedicar muchas horas al día para atenderlo en todas sus necesidades.

Tal vez se podría calificar de irracional invertir tanto tiempo en la “empresa” que reclama todo ser humano. Así se ha entendido siempre en la cultura occidental. 

Y sospecho que sucede lo mismo en otras culturas diferentes a la nuestra. Y esto es así por la peculiar naturaleza del ser humano. Siempre requerimos de los demás.

Despojar a un ser humano de la alteridad, del significado para los otros, representa su despedida de esta vida. Es tanto como abrirle el camino que ha de recorrer para desaparecer de este mundo, sea consciente o no de tal intención.

Las culturas y civilizaciones en declive comienzan por abandonar las raíces constitutivas de su propia identidad. Terminan por desaparecer. Las leyes que desprecian la vida humana aceleran el fin de la historia. De esa historia, de esa cultura.

Hace algunos años, la Suprema Corte de Justicia de la Nación dictaminó que la despenalización del aborto no transgredía los preceptos constitucionales rectores de nuestro país.

La decisión es grave, pues violenta principios jurídicos fundamentales como el derecho a la vida, fuente originaria de todos los demás derechos humanos.

En mi opinión, la ley no debe dividir al cuerpo social en dos facciones antitéticas: una que trata de conservar y otra que trata de renovar. ¿Te imaginas? Por una parte conservar la vida, por otra matar para renovar.

La riqueza más grande de México es, precisamente, el recurso renovable de la vida humana. Cuando se fractura la dinámica moral en la base constitucional de las naciones solo cabe esperar una acelerada esclerosis institucional.

La prudencia y el respeto a la vida del concebido pero no nacido son derechos humanos que reclaman los humanos más débiles e indefensos o, como se dice ahora, son reclamos de los grupos más débiles entre los débiles.

La potencia del norte donde los bárbaros son rubios, es sumamente generosa para despoblar a los demás países. Incluido el nuestro. 

El precio que cobró la obediencia a la planificación familiar tiene en jaque al sistema de pensiones del seguro social, porque la pirámide de la población continúa invirtiéndose y cada vez menos brazos de trabajo deben sostener las pensiones del nuevo sector de adultos mayores, que continúa creciendo en números reales.

La Historia enseña que cuando se produce crecimiento poblacional, mejora la economía porque hay mas necesidades que cubrir y aumentan las iniciativas empresariales.

domingo, 23 de diciembre de 2018

¡DÉJATE SORPRENDER POR QUIÉN MÁS TE AMA!

Pbro. José Martínez Colín,
articulosdog@gmail.com

1) Para saber

Cuando es el cumpleaños de una persona y se le quiere festejar, sus seres queridos procuran agasajarlo con detalles que le gustan al festejado: el tipo de comida, música de su gusto, invitarlo a un lugar preferido, una bonita sorpresa, etc. 


Desgraciadamente en Navidad a veces no sucede así, pues muchas fiestas con motivo navideño, como las posadas, no se piensa en Jesús, sino en complacerse a sí mismos.

Al acercarse la Navidad hay que agasajar a Jesús, pues celebramos su cumpleaños. Por ello, en su reciente audiencia, el Papa Francisco reflexiona sobre qué fiesta le agrada a Dios y nos invita a preguntarnos: ¿es esta la fiesta que agrada a Dios? ¿Qué Navidad le gustaría, qué regalos y qué sorpresas?

2) Para pensar

Si contemplamos la primera Navidad de la historia, comenta el Papa, podemos descubrir los gustos de Dios. Esa primera Navidad estuvo llena de sorpresas.

Primero fue la sorpresa de la Virgen María cuando, sin esperarlo, llega el arcángel san Gabriel y le anuncia que será virgen madre de Dios y ella acepta libre y amorosamente. 

Luego la sorpresa de san José, llamado a ser padre de un niño sin generarlo. Un hijo que no esperaba, pues aún no convivía con María. Ante esta situación inesperada, vino otra sorpresa: el ángel le anuncia en sueños que acepte a María y al Niño, incluso que le ponga por nombre Jesús.

Luego la sorpresa de tener que ir a Belén, con lo inesperado de no encontrar alojamiento y tener que improvisar, en un sitio para animales, el lugar para que nazca Jesús. Los pastores son sorprendidos por los ángeles. 

Una vez nacido el Niño, la sorpresa que recibe José en sueños de tener que salir huyendo a Egipto. 

Pero la máxima sorpresa fue en Nochebuena: que el Dios todopoderoso se haga un niño pequeño. Paradójicamente, la Palabra de Dios se hizo incapaz de hablar.

A imitación de Santa María y de San José, la Navidad invita a tener abierto el corazón para aceptar y amar las sorpresas que recibimos. Pensemos cómo reaccionamos ante lo inesperado.

3) Para vivir

Navidad es dar la bienvenida a las sorpresas del Cielo, aunque cambien nuestras expectativas o suponga un cambio de vida inesperado. Celebrar la Navidad es hacer como Jesús que bajó para los pecadores y necesitados. 

Es como la Virgen María que confió en Dios. Es hacer como San José que despertando obedeció, aunque tuviera otros planes.

Entonces, aunque a veces parezcan sorpresas incómodas, veremos con fe los gustos de Jesús, y veremos la maravillosa sorpresa que guarda la lógica divina: el frío en Belén vence el calor seguro de la casa con su chimenea; la humildad vence la arrogancia; la simplicidad y la pobreza vencen la abundancia; el silencio vence el alboroto; el niño débil vence la fuerza del rey Herodes.

Ya no se vive para uno mismo, sino para Dios y con Dios, porque desde la Navidad Dios se ha hecho un Dios para nosotros, un Dios que vive y camina con nosotros. 

Se trata de cambiar la lógica del egoísmo por la lógica divina del amor. Navidad es preferir la voz silenciosa de Dios al estruendo del consumismo. Para no mundanizar la Navidad el Papa Francisco recomienda estar en silencio frente al Nacimiento y dejarnos sorprender por Jesús.

LA NAVIDAD DEL DIOS MIGRANTE

Luis-Fernando Valdés,
@FeyRazon lfvaldes@gmail.com

La Navidad de este año está marcada por la tremenda crisis migratoria hacia Estados Unidos y hacia Europa. ¿Qué sentido tendrá esta fiesta para aquellos que pasarán la Noche buena en campamentos de refugiados o en las calles?


1. La primera Navidad. Cuentan los Evangelios que Jesús nació en la aldea de Belén, dentro de una gruta donde los pastores guardaban su ganado (Lucas 2,1-7), y que después unos sabios de Oriente –los llamados Reyes magos– fueron a adorarlo (Mateo 2,1-12).

Pero, cuando el rey de Judea, Herodes, se enteró, temió que ese Niño fuera a arrebatarle su reino y por eso mando matar a todos los niños de esa comarca. Advertidos de esto por un ángel, José y María, huyeron a Egipto para proteger a Jesús, el niño-Dios (Mateo 2,13-18).

De este modo, desde su propio nacimiento, Jesús y su familia vivieron la experiencia del rechazo, porque no hubo “lugar para ellos en la posada” (Lucas 2,7) y porque sintieron el dolor de ser arrancados de su tierra por la migración forzada.

2. Hoy tampoco hay posada. El fenómeno migratorio es muy variado, y las experiencias de acogida a los migrantes y refugiados son muy diversas. En bastantes casos, el recibimiento es muy bueno.

Pero es una realidad que la llegada de emigrantes, de prófugos, de los que piden asilo o de refugiados “suscita en las poblaciones locales con frecuencia sospechas y hostilidad”. Y viene el temor de que surjan convulsiones en la paz social, o se pierda la identidad o la cultura, que se acaben los empleos o que aumente la criminalidad (Cfr. Francisco, Mensaje, 5 ago. 2013).


3. Un cambio de actitud hacia los migrantes. La migración es un fenómeno que ha acompañado toda la historia de la Humanidad y ha dado lugar a grandes culturas y también ha conllevado enormes problemas sociales.

La migración ilegal, es decir, la llegada no ordenada de migrantes a los lugares con mejores posibilidades de paz y de trabajo, conlleva una serie de problemas de vivienda, alimentación y seguridad.

Y eso hace que en los lugares fronterizos se tenga –en general– un mal concepto de las personas que llegan así. Pero para construir una mejor sociedad, se requiere –según explica el Papa– “la superación de los prejuicios y preconcepciones en la evaluación de las migraciones”.

En este ámbito concreto, los medios de comunicación y las redes sociales tienen un papel relevante y de mucha responsabilidad, pues tienen la capacidad de “desenmascarar estereotipos y ofrecer informaciones correctas”, en las que habrá que denunciar “los errores de algunos”, pero también “describir la honestidad, rectitud y grandeza de ánimo de la mayoría” (Ibidem).

4. Un consuelo espiritual. Desafortunadamente, esta noche de Navidad, muchas personas se encontrarán solas y lejos de sus familias. Para ellos están especialmente dirigidas las siguientes palabras del Papa Francisco.

“Queridos emigrantes y refugiados, ustedes ocupan un lugar especial en el corazón de la Iglesia, y la ayudan a tener un corazón más grande para manifestar su maternidad con la entera familia humana.

No pierdan la confianza ni la esperanza. Miremos a la Sagrada Familia exiliada en Egipto: así como en el corazón materno de la Virgen María y en el corazón solícito de san José se mantuvo la confianza en Dios que nunca nos abandona, que no les falte a ustedes esta misma confianza en el Señor” (Mensaje, 3 sep. 2014).

Epílogo. Celebramos el nacimiento, la natividad, del Dios que se hizo niño, del Dios que al hacerse hombre quiso identificar su vida con la existencia de los migrantes. 

Que en esta noche tan especial sepamos compartir con ellos nuestra cena, nuestras plegarias o nuestros buenos deseos, y sobre todo, que nos demos la oportunidad de cambiar nuestros estereotipos sobre ellos, pues en su mayoría son buenas personas.

jueves, 20 de diciembre de 2018

POR EL BIEN DE TODOS, PRIMERO LOS POBRES

Mtro. Rubén Elizondo,
Departamento de Humanidades de la
Universidad Panamericana. Campus México
rubeliz@gmail.com

El presidente de México exhorta con frecuencia sobre la importancia de su esfuerzo personal en orden a la prosperidad del país. Como parte de su compromiso expresado con la frase “No tengo derecho a fallar” se puede entender el pronunciamiento “Por el bien de todos, primero los pobres”. 


En la campaña por la presidencia y en los pocos días transcurridos de la nueva administración, López Obrador insiste en la franqueza de su empeño por rescatar en su justa medida a la mayoría de los mexicanos, que sufren diversos grados de carencias económicas notorias. 

Considero muy loable su intención. Y agregó que es meritorio su propósito porque la situación de penuria de muchos es degradante para la dignidad humana.

No me parece que su proyecto deba entenderse como el último grito de la moda o un simple password para acceder a tan alta responsabilidad constitucional. 

En realidad, los escalones de la injusticia económica son desmedidos, la necesidad de la mayoría es apremiante y aumenta potencialmente al paso de los días.

El programa que intenta el presidente de México no me parece sorprendente. Lo considero necesario con necesidad de medio, para lograr la paz y la tranquilidad. 

Me resulta asombrosa, por otra parte, la respuesta belicosa de algunos empresarios y comunicadores.

Parecen decididos a excluir la ética del entorno económico distributivo, tanto en lo que concierne al contexto financiero en general como a los procesos de generación de riqueza en todos los niveles.

El imprescindible esfuerzo por reducir las brechas de distanciamiento económico, corresponde no solamente al poder político. No puede aceptarse la yuxtaposición ineficaz con el poder económico. 

Ambos poderes son indispensables si corren paralelos en orden a la procuración del bien común y el bienestar material de la población. 

Me parece legítimo repensar el modelo democrático apoyado en la bisagra de los presupuestos económicos liberales. Si bien es innegable el crecimiento económico del país en las últimas décadas, es intolerable la acumulación de grandes capitales en pocas manos. 

En México se aprecian modelos de vida que superan con mucho los patrones de bienestar más altos en las economías del primer mundo.

Por eso, constituye un gran acierto la valiente defensa de los más necesitados, porque se crea una esfera que beneficia a todas las partes implicadas en el engranaje económico.

Ciertamente se procurará disminuir la corrupción y la falta de solidaridad del mercado. Opino que no se trata tanto de las expectativas de lo que podemos lograr, sino de lo que debemos esperar y exigir del sistema político y empresarial.

Precisamente porque las actividades económicas y la política misma se encuentran sumidas en una hondonada, y no parece renacer el sentido de solidaridad, no hay más alternativa que apelar al Estado. 

Así se justifica la injerencia estatal, presumiblemente más ética que los individuos que la integran. 

Cabe todavía otra consideración aunque parezca extraña: las entidades sociales, políticas y empresariales deben salvaguardar la libertad frente  al abuso de la libertad. Nada más excéntrico.

La realidad, por el contrario, nos ha evidenciado que los esfuerzos del Estado se quedan anclados en la provisionalidad cuando intenta equilibrar los desajustes sociales. Y al revés. Las energías empresariales resultan transitorias cuando se pierde de vista el conjunto social. 

Esto es así por una razón: la osadía para mitigar la pobreza y contener la corrupción debe permear de arriba hacia abajo, desde el poder político y empresarial, y supone notoriamente la disposición individual a tolerar suficientes dosis de autolimitación. 
Escribió Locke que el mundo y sus riquezas fueron dadas a todos los hombres, en general. Cada uno se apropia una parte con su trabajo.

La decidida invocación del presidente López Obrador por la recuperación de la constitución moral implica a todos los poderes facticos. Y no es ninguna imposición moral porque se trata de factores connaturales a la humanidad. 

No son conceptos religiosos ni doctrinales, es simplemente sentido común y solidaridad. Es ver a los otros necesitados como un yo. Es empatía, es “ponerse en los zapatos del otro”. La ética ¿será la causa de tanta resistencia?

Los efectos de la mejora económica conseguirán, sin duda, mayor liberación y vivacidad económica. La empresa y el estado serán instancias de trabajo gustoso para los empleados, mandos intermedios y alta dirección. De esa manera se asegura la función social de bienestar para todos.

La autolimitación aplicada a los bienes materiales requiere autodominio y autoposesión de uno mismo. No se pretende regalar dinero, senda del populismo; se aspira a que el trabajador sea protagonista de su propio desarrollo, por medio de la ruta del esfuerzo. 

Significa el uso moderado del dinero a favor de los valores solidarios, porque gestionan la justicia distributiva y, por lo mismo, liberan el mercado porque lo hacen equitativo.

La solidaridad es rentable. Es así porque la finalidad es el otro-yo, precisamente por ser un yo mismo. El poder político y empresarial están llamados a descubrirse a sí mismos en los otros. Han de situarse en el mundo de forma que logren captar a los otros como realidades extrasubjetivas. 

La máxima de Confucio destaca un elemento de la ley natural-moral: “Trata a los demás como quieras que te traten a ti”. Si se logra la rentabilidad solidaria se puede alcanzar el beneficio económico como efecto secundario, siempre y cuando la razón instrumental esté al servicio del trabajo competente y bien acabado.

Si el capital más importante apunta al ser humano en su integridad, entonces la política, el Estado y la empresa darán respuesta a la sentencia “Por el bien de todos, primero los pobres”.

Bien se podría reformular la frase del presidente y escribir: “Para que primero sean los pobres, primero deben autolimitarse los políticos y empresarios”. 

La cuarta transformación será inestable si se fundamenta en equilibrios ficticios o convenciones, porque la estabilidad solo se garantizará si se funda en principios que no cambian.

martes, 18 de diciembre de 2018

¿QUÉ CELEBRAMOS EN LA NAVIDAD?

Raúl Espinoza Aguilera,
@Eiar51

Sin duda, resulta desconcertante que desde el mes de octubre aparezcan a la venta en los comercios diversos artículos alusivos al tiempo de Navidad, como lo son: árboles o pinos artificiales, extensiones con focos de colores, esferas, renos decorativos; muñecos de plástico blanco (que imitan la nieve); campanitas doradas con moños rojos y ramas de pino; numerosos alimentos y dulces propios de esta época decembrina y, por supuesto, la popular figura del Santa Claus…


Además, innumerables anuncios animando a comprar, consumir, beber, deleitar el paladar y los demás sentidos. Se estrenan películas; se iluminan las avenidas y algunas casas con focos o se decoran con motivos navideños. Y algunas personas ya no dicen “Feliz Navidad” sino escuetamente “Felices Fiestas”.

Y la pregunta que flota en el aire es, ¿qué celebramos en la Navidad? ¿Una especie de fiesta pagana al concluir un año? ¿Un sentimiento de una vaga fraternidad? ¿Un mero intercambio de regalos para externar buenos deseos a las otras personas?

Me parece toda esa algarabía y espíritu festivo en torno a la Navidad está bien -a todos nos gustan las fiestas- pero no hay que olvidar que la razón poderosa y profunda de esa alegría es que ésta: Jesucristo, el Hijo de Dios, quiso encarnarse, hacerse hombre, para iniciar la obra de la Salvación del género humano. 

Éste es el hecho fundamental y más trascendental que celebramos. Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo en las purísimas entrañas de la Virgen María. Su nacimiento fue revestido de particular naturalidad y sencillez.

¿Qué lecciones nos brinda el Niño Dios desde el portal de Belén? 

En primer lugar, de humildad, porque siendo un Dios Infinito y Todopoderoso se quiso abajar tanto que vino a este mundo como bebé, se hizo muy pequeño. 

Lección de pobreza, porque el sitio donde nació fue en un establo ya que no había ningún alojamiento (posada u hostal) para el Creador de todo el universo. 

Nos manifestó un Santo Abandono quedándose plenamente indefenso, entregado a los cuidados de Santa María y San José.

En suma, celebramos en la Natividad al “Emmanuel”, al “Dios-con-nosotros”. Ésa es la causa de nuestro gran regocijo y esperanza que nos mueve en estos días a medida que se acerca el 25 de diciembre y que, entre otras muchas manifestaciones, se manifiesta en obsequiarnos regalos.

Sin olvidar que el mayor regalo que podemos hacerle al Niño Dios es el de nuestra conversión, de buscarle de nuevo, de regresar al buen sendero porque Él es “El Camino, la Verdad y la Vida”. “No me aparto de la verdad más rigurosa, si os digo que Jesús sigue buscando ahora posada en nuestro corazón” (San Josemaría Escrivá de Balaguer, Es Cristo que pasa, No. 19). ¡Jesús nos espera con intenso amor desde hace XXI siglos!

Que procuremos darle un sentido trascendente a la Navidad, de tal manera que podamos gozar, por ejemplo, de algo tan tradicional como son las Posadas, de colocar el Nacimiento en el hogar o de algo tan sencillo como cantar villancicos, de esos cánticos que salen del fondo del corazón y alegran e iluminan nuestras vidas y la de nuestros seres queridos.

A cada uno de los lectores les deseo que pasen, en compañía de sus familias, una muy Feliz Navidad y un Año Nuevo colmado de bendiciones del Señor.

lunes, 17 de diciembre de 2018

¿CÓMO APRENDER A CONVERSAR CON EL CREADOR?

Pbro. José Martínez Colín,
articulosdog@gmail.com

1) Para saber

En estos días cercanos a la Navidad los comercios suelen estar cada vez más activos. Cuando los padres los recorren con sus hijos pequeños, parece inevitable que éstos les pidan que les compren lo que se les antoja. Y si no lo hacen, insisten repetidamente. 



Un hijo tiene la confianza para pedirle cualquier cosa a su padre. En la relación de Dios con los hombres, es natural que surjan las peticiones.

El Papa Francisco, continuando con la catequesis dedicada al ‘Padre nuestro’, habló de la oración de petición hecha con confianza, en que Jesús nos enseña una oración breve, audaz, compuesta de siete peticiones: un número que indica plenitud. Y es audaz, dice el Papa, porque si Cristo no la hubiera sugerida, probablemente ninguno se atrevería a rezarle a Dios de esta manera. 

Jesús no dice que hay que llamarle “Todopoderoso” o “Altísimo”, sino simplemente “Padre”, con toda simplicidad, como los niños hablan al papá. Y esta palabra, “Padre”, expresa la confianza y la seguridad filial.

2) Para pensar

La oración del “Padre Nuestro” tiene en cuenta la realidad concreta del hombre. Por ejemplo, al pedir el pan de cada día. Una solicitud simple pero esencial: La oración surge donde quiera que haya un hombre que tenga hambre, que llore, que luche y se pregunte ‘por qué’, en quien busca la felicidad, dice el Papa.

Así como le pedimos a Dios el pan de cada día, también habría que darle gracias por ese pan que nos da cada día. Es sorprendente que siendo en el mundo más de siete mil quinientos millones de habitantes, haya alimento cada día para todos. 

Ciertamente muchos padecen hambre o incluso mueren por ello. Pero no es que falte alimento en el mundo, sino por diferentes causas no llega a todos: por falta de buena distribución o por corrupción de productores y malos gobiernos. 

Al día se tira a la basura mucho alimento, y a veces por intereses económicos. El organismo especializado de la ONU encaminada a erradicar el hambre, denunció que el mundo desperdicia 1,300 millones de toneladas de alimentos cada año. Un investigador, Tristram Stuart, escribe que se desperdicia más comida en el mundo de la que podrían consumir todas las personas hambrientas. 

Aunque también es laudable la generosidad de muchas personas que dan alimento al hambriento.

Pensemos si agradecemos a Dios el pan de cada día, por ejemplo, al terminar de comer.

3) Para vivir

Ciertamente la oración de petición no es el único tipo de oración, pues también podemos alabar y dar gracias a Dios, pero pedir es un acto de fe en Dios, que es bueno y todopoderoso. 

Y, a la vez, reconocemos que somos pequeños, pecadores, necesitados. Dios es el Padre que tiene una compasión inmensa por nosotros, nos entiende, nos ama y quiere que sus hijos le hablen sin miedo, llamándole “Padre”. 

Por eso podemos contarle todo, incluso las cosas torcidas que hay en nuestra vida. Así, la oración nos libera de la desesperación, pues sabemos que hay una salida para tantas situaciones insoportables. Jesús ha querido que todo sufrimiento, toda inquietud, se eleve hacia el cielo y se convierta en diálogo confiando, como parte de nuestra vida.

jueves, 13 de diciembre de 2018

NAVIDAD, ¿LAICA?

P. Mario Arroyo,
Doctor en Filosofía.
p.marioa@gmail.com

Todos los años me llega una felicitación navideña de un amigo ateo, y no cualquier ateo, se trata, ni más ni menos, que del fundador y primer presidente de la Asociación Peruana de Ateos. Pero este año me sorprendió. Además de su felicitación navideña me invitó a la celebración conjunta de una Navidad secular y religiosa, en una zona marginada de la ciudad.


Siempre me había parecido una especie de incoherencia con el ateísmo celebrar la Navidad (el Viernes Santo lo celebran con parrillada). 

Una especie de concesión al sentimentalismo y a la emotividad, o un resabio de la fuente cristiana abandonada conscientemente por ellos, es decir, el testimonio de la matriz cristiana de la cual suelen provenir, la muestra de que la cultura en la que han surgido es cristiana, o por lo menos lo ha sido. 

En cualquier caso, una forma de quedarse selectivamente con las partes agradables de la fe, prescindiendo de las incómodas. Sí a la fiesta, no al compromiso, cambiando el contenido.

Todos los años suelo escribir un artículo por Navidad, intentando rescatar la fiesta del desvarío consumista o, peor aún, pagano que tristemente sufre. 

En efecto, hace poco me llegó una oferta “navideña” para asistir a un centro de masajes (no precisamente de cieguitos). Este año, sin embargo, la invitación de mi amigo ateo me hizo reflexionar. ¿Qué tienen en común la Navidad cristiana y la secular? ¿Cabe hablar de una Navidad laica? ¿Es bueno fomentar este tipo de celebraciones, participar en ellas? ¿Qué oculto mensaje encierra tal evento y dicha invitación? ¿Podemos aprender algo de esta actitud, aprovecharla?

Es verdad que el origen de la celebración es religioso, cristiano e incluso afecta al núcleo de su mensaje, pues es la fiesta de todo un Dios que se hace hombre, algo descabellado, inaudito, que muestra el papel central jugado por el ser humano en la entera creación, revelándole el alcance de su dignidad. 

Es cierto que el recuerdo de ese Niño nacido en la más absoluta pobreza es desplazado por la vorágine consumista. La irrupción del Eterno en la historia sucumbe ante la avalancha de lo efímero. Pero, insisto, ante esta invitación, realizada con buena fe, con sincera amistad, ¿cuál es la actitud correcta?

El equilibrio que debe hacer un cristiano no es fácil. Se encuentra en la encrucijada:

Por un lado, la defensa de su propia identidad y la de la fiesta, unida a su deber profético, que le conduce a denunciar el consumismo pagano. 

Por otro, la tentación de encerrarse en un ghetto, de espaldas al mundo al que critica y descalifica, siendo progresivamente cada vez más reducido su ámbito de influencia. Rechazar al mundo o vivificarlo, con el peligro de perder su identidad al hacerlo.

La vía de medio entre ambos extremos es sutil. Partir de la propia identidad sin la ingenuidad de pensar que “todo da igual”, pues ello conduce, gradualmente, a la pérdida de la propia personalidad y fisonomía, mimetizándose con el ambiente. Denunciar los extremos, pero en forma amable. 

Buscar, finalmente, más lo que nos une que lo que nos divide. Al fin y al cabo, tanto la Navidad religiosa como la secular manan de la misma fuente, el Nacimiento de Cristo. Cuando se ha dejado de creer en Dios o la religión ya no es una categoría importante en la propia existencia, ¿cuál es el mensaje que creyentes y no creyentes, practicantes y no practicantes podemos compartir por Navidad?

Bien mirado, más que de una inevitable cesión se trata de una oportunidad. Puede verse el vaso “medio vacío o medio lleno”, pues es precisamente partiendo de lo que tenemos en común como creyentes y secularistas podemos mantener un diálogo vivo. 

Todos queremos celebrar y hay valores humanos que compartimos; valores que ha custodiado y transmitido la tradición cristiana y que el secularismo hereda, despojados de su fuente. ¿Cuáles son éstos? 

La familia, la unidad, la paz. Por eso, la invitación de mi amigo ateo quería ser un momento de compartir, creyentes y no creyentes, buscando fortalecer diálogo, convivencia familiar y paz en el seno de la sociedad.

Hacerlo, para un creyente, no significa ceder a la resignación por lo inevitable.

Reconocer por la vía de los hechos que la religión se ha vuelto irrelevante para la sociedad.

Sino a la inversa, mostrar cómo la religión puede mantener un fecundo diálogo y compartir valores con el mundo laico. 

Compartir que conduce a eliminar recelos, abandonar posturas atrincheradas, y mostrar un sincero afán por conocerse y trabajar en conjunto, en beneficio de la sociedad. Pienso que es un buen punto de partida para una nueva evangelización, tomando a la realidad tal cuál es. 

Aprender de sus valores, compartir los nuestros, pues finalmente también a esos laicos secularistas los busca Jesucristo, y para que les llegue su mensaje, nada mejor que las buenas disposiciones, facilitadas por la amistad, el convivir y el luchar juntos por una sociedad más justa.

miércoles, 12 de diciembre de 2018

TACOS DE CANNABIS

Mtro. Rubén Elizondo,
Departamento de Humanidades de la
Universidad Panamericana. Campus México
rubeliz@up.edu.mx

Para disminuir la violencia y amoldarse a una exigencia creciente de la sociedad, el Congreso General aprobó un cambio en la ley de salud. Se derriba reglamentariamente el envejecido estorbo de prohibición. 


Probablemente porque esos preceptos limitaban el libre desarrollo de la personalidad. A partir de la petición de los exiguos demandantes, se avala la solicitud de los interesados. 

La jurisprudencia mexicana se exhibe un tanto contradictoria al establecer, por fin, jurisdicción sobre el uso lúdico de la cannabis.

La SCJN, sin embargo, aclaró que el fallo se limita al cultivo y al consumo, pero no permite la comercialización de marihuana “ni utilizar otros estupefacientes o psicotrópicos” (Animal Político10.12.2018).

En caso de efectos positivos como sensación de felicidad, relajamiento o euforia, la decisión se justifica como óptima, porque “se proteje el derecho humano a prosperar plenamente como persona”. 

Sin embargo, considero conveniente informar sobre la otra cara de la moneda: el consumo de cannabis no es seguro simplemente porque sea legal.

En caso de secuelas negativas no hay porqué preocuparse. Por ejemplo: si la coordinación es más lenta entre ojos y manos, y se presentan atontamientos potenciados con letargos; o conocimiento desfigurado del momento y el espacio; y dificultad para aprender, razonar y recordar, serán motivos más que suficientes que demandarán la creación de nuevas clínicas de rehabilitación con el fin de atender el restablecimiento de la salud, exigencia progresiva que no tardará en volverse reveladora de la equivocada decisión. ¿Al cabo y qué? La ciudadanía pagará con la tributación el costo de rehabilitación del consumidor de cannabis lúdica.

Por su importancia, enseguida transcribo parte del DECRETO oficial (DOF: 19/06/2017) que informa del cambio en la ley de salud. Vale la pena reflexionar principalmente sobre el artículo 245,
in fine: "EL CONGRESO GENERAL DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS, D E C R E T A: SE REFORMAN Y ADICIONAN DIVERSAS DISPOSICIONES DE LA LEY GENERAL DE SALUD Y DEL CÓDIGO PENAL FEDERAL.

Artículo Primero.- Se reforman los artículos 237, párrafo primero; 245, fracciones I, II y IV; 290, párrafo primero; y se adicionan el artículo 235 Bis y un segundo párrafo a la fracción V del artículo 245 de la Ley General de Salud, para quedar como sigue: Artículo 235 Bis.- La Secretaría de Salud deberá diseñar y ejecutar políticas públicas que regulen el uso medicinal de los derivados farmacológicos de la cannabis sativa, índica y americana o marihuana, entre los que se encuentra el tetrahidrocannabinol, sus isómeros y variantes estereoquímicas, así como normar la investigación y producción nacional de los mismos.

Artículo 237.- Queda prohibido en el territorio nacional, todo acto de los mencionados en el Artículo 235 de esta Ley, respecto de las siguientes substancias y vegetales: opio preparado, para fumar, diacetilmorfina o heroína, sus sales o preparados, papaver somniferum o adormidera, papaver bactreatum y erythroxilon novogratense o coca, en cualquiera de sus formas, derivados o preparaciones.

Artículo 245.- I. Las que tienen valor terapéutico escaso o nulo y que, por ser susceptibles de uso indebido o abuso, constituyen un problema especialmente grave para la salud pública, y son: (entre otras) TETRAHIDROCANNABINOL, las que sean o contengan en concentraciones mayores al 1%, los siguientes isómeros: 6a (10a), 6a (7), 7, 8, 9, 10, 9 (11) y sus variantes estereoquímicas. Y sus sales, precursores y derivados químicos".

El fallo de la SCJN se limitó al cultivo y al consumo, pero no a la comercialización. Ahora bien, ya se adjudicaron permisos a empresas extranjeras que comercializarán la cannabis en diversas presentaciones. ¿A quién le consta que los nuevos productos de marihuana no rebasarán el 1% de THC? Porque si se exceden en el porcentaje, el tropiezo será funesto. 

Hace algunos días, un adicto a las carnitas de cerdo me comentaba que “en el país hay dos tipos de mexicanos: la mitad, tiene cisticercos en el cerebro y la otra mitad afirma que no los tiene. ¿Y qué?, es su vida, y pueden hacer con ella lo que quieran”. Es interesante la explicación, pero sólo como acotación y no a modo de apunte científico.

Prohibir la venta de tacos de carnitas de cerdo también atenta directamente contra el derecho humano a prosperar libremente como persona. Me parece un argumento conmovedor por su sentido ingenioso, pero equívoco por la concesión que se otorga para infectarse de cisticercos. No importa si la clientela se contamina o no con esos parásitos. 

El sistema nacional de salud se encargará de reparar su vitalidad con los tratamientos médicos necesarios, en orden a la plena reintegracion y restablecimiento de la sanidad. Buena forma de atender la justicia distributiva.

Por otra parte, la Dra. Teresa Uribarren escribió recientemente: “Los portadores de Taenia solium juegan un papel central como causa de cisticercosis en los hospederos intermediarios principales, los cerdos”. (CISTICERCOSIS, Dra. Teresa Uribarren Berrueta; Departamento de Microbiología y Parasitología, Facultad de Medicina, UNAM). Sobran los comentarios. http://www.facmed.unam.mx/deptos/microbiologia/parasitologia/cisticercosis.html

¿Qué va a suceder? Los cárteles seguirán ofreciendo marihuana en el mercado negro. ¿Por qué habrían de abandonar tan jugosa fuente de ingresos? Y dudo que realicen la tramitación burocrática para constituir su empresa y pagar impuestos.

Coexistirán dos fuentes de marihuana, en lucha por conservar y conquistar nuevos compradores. El paisaje que presenta la izquierda es elocuentemente folklórico. Recordaremos con jactancia este momento histórico porque el cannabis --buen eufemismo-- será una parte sumamente importante de nuestra cultura, como lo son los tacos de carnitas de cerdo. Vaya florecimiento cultural.

Los legisladores de los diversos partidos políticos, aunque no todos, nos invitan a dar un gran abrazo a la libertad, a costa de la verdad. ¿Para que utilizamos el concepto de bueno o malo? Mejor seamos “partidarios del progreso” y olvidemos terminantemente las añejas fórmulas morales.

El sistema nacional de salud, ¿optará por iniciar una estrategia educativa para prevenir sobre los peligros de la cannabis

El gobierno canadiense financió una campaña de 83 mdd para disuadir a los jóvenes, luego de la legalización de la cannabis. ¿Resultado?, el consumo va al día de hoy creciendo notoriamente. Los jóvenes canadienses son los que más cannabis ingieren en todo el mundo (Unicef, 2013).