lunes, 30 de julio de 2018

ARGENTINA BRINDA UNA HEROICA BATALLA EN DEFENSA DE LA VIDA HUMANA

Raúl Espinoza Aguilera,
@Eiar51

Actualmente, los ciudadanos argentinos están brindando al mundo entero una heroica defensa y promoción de la vida humana. Por una parte, mantienen una firme postura contra los que pretenden destruir impunemente a miles de vidas humanas en el seno de sus madres, bajo el pretexto y la consigna de que sea simplemente “legal”.


Es como si robar, asesinar, secuestrar, torturar, cometer actos de corrupción, etc. estuviera “bien visto” por el sólo hecho de que un puñado de legisladores lo hayan declarado “permitido”, y siguiendo esa absurda lógica, entonces, cualquier aberración sería posible.

Sin duda, es el eclipse de la razón, del sentido común por intereses y presiones que proceden de la Organización de las Naciones Unidas, de la Organización Mundial de la Salud, del Banco Mundial, del Banco Interamericano de Desarrollo, de la Unesco y de algunos siniestros personajes, como el millonario George Soros (ver su voz en www.youtube.com) y otros empresarios asociados y comprometidos con “la cultura de la muerte” y con el afán de aniquilar los valores de los países cristianos.

La pregunta lógica que se desprende es, ¿y por qué este criminal empeño en aniquilar a miles de seres humanos? Porque el negocio del aborto es fuente de ganancias increíbles. Obtienen cuantiosas sumas: los médicos que practican el aborto, las enfermeras que colaboran, los hospitales que facilitan los quirófanos, la venta de todo el instrumental médico en orden a la destrucción de vidas humanas, la difusión masiva de las píldoras abortivas, etc. 

Y, después, aparece una lamentable realidad macabra: la comercialización de los fetos a compañías trasnacionales que producen cosméticos y productos de belleza. Se trata de todo un círculo perverso donde se mezclan dinero sucio e intereses turbios.

Pero volviendo al tema inicial, hacía mucho tiempo que no observaba este maravilloso fenómeno social, como el que vemos en Argentina, en el que niños, adolescentes, universitarios, intelectuales, profesionales, personas adultas han salido a las calles a manifestarse y a defender la vida de los seres inocentes e indefensos que se encuentran en el seno de sus madres y, en contra de la absurda intención de los que “por decreto” pretenden que se apruebe su destrucción, ¡como si fuesen “objetos desechables” para ser arrojados a un basurero! ¿No nos recuerda  esta situación a la Alemania Nazi de Adolfo Hitler y a sus numerosos campos de exterminio masivos?

Por otra parte, existe otra interesante sugerencia en este movimiento nacional que propone, algo así como: “Si ustedes no quieren a los bebés; no los aborten, entréguenlos en adopción”. Como una solución razonable y humanitaria que respete y quede a salvo el derecho prioritario de todo ser humano a su propia existencia.

Sabemos que cada vida humana entraña un tesoro invaluable, irrepetible y conlleva el derecho fundamental a ser cuidado y protegido desde el seno materno, por encima de cualesquier otro derecho. 

Y en otro sentido, también muchos ciudadanos difunden en esta nación hermana un enfoque propositivo, proponiendo como lema: “Salvemos las Dos Vidas”, porque cada vida humana es sagrada.

Pero, ¿cuándo comienza la vida humana? En el momento en que el espermatozoide se introduce en el óvulo y queda fecundado. A partir de este hecho, comienza la concepción y el desarrollo de un nuevo ser humano.

Es interesante observar que día a día, semana tras semana, ese pequeño ser humano tiene una notable evolución, así como progresos y avances significativos: se forma su cabeza, su tronco y extremidades. Poco a poco se van conformando, también, sus órganos vitales, su estructura ósea, su sistema digestivo, respiratorio, nervioso...

La naturaleza mantiene tan unidos a la madre y al hijo que, en los nueve primeros meses de vida, están viviendo íntimamente y al unísono, como fusionados, aunque cada uno -madre e hijo- mantiene su propia individualidad. Sus cuerpos están hechos el uno para el otro. Durante el embarazo, comparten la misma comida, sangre y oxígeno.

Dicho en otras palabras, ese óvulo fecundado tiene un largo itinerario y sigue su curso de manera ininterrumpida, y en todas sus etapas debe ser respetado, cuidado y amado porque estamos siempre ante un ser humano.

¿Por qué relato todo esto? Porque considero que los ciudadanos argentinos deben de saber que millones de personas de todas las nacionalidades, razas, culturas y lenguas les ofrecen su total apoyo y admiración por su valiente actitud. Podrían imaginar que gritamos al unísono: 

-¡¡No están solos!! ¡¡Adelante, continúen dando ese admirable y valioso testimonio a las generaciones presentes y futuras de su gran nación y que sirva también de ejemplo para muchas otras naciones que están sufriendo similares embates contra lo más preciado que tenemos: la vida humana!!

martes, 24 de julio de 2018

LA IMPORTANCIA DE SER VALIENTES Y AUDACES

Pbro. José Martínez Colín,

1) Para saber

Hay una característica que tiene la santidad y es la parresía, dice el Papa Francisco. Pero, ¿qué significa "parresía"? Esta palabra quiere decir: “hablar con atrevimiento”. Implica no sólo la libertad de expresión, sino la obligación de hablar con la verdad para el bien común, incluso frente al peligro individual.


Dice el Papa que la parresía incluye: “Audacia, entusiasmo, hablar con libertad, fervor apostólico”. Significa tener empuje evangelizador, tener audacia para mostrar el espíritu cristiano. Jesús animaba a sus discípulos a no tener miedo, sabiéndonos siempre acompañados por Él. Ese atrevimiento no nos viene por sentirnos fuertes o sabios, sino que, aun siendo frágiles, nos hemos de sentir portadores de un tesoro que les puede hacer mucho bien a quienes lo reciban.

2) Para pensar

La vida de los santos puede sorprendernos por la audacia que tuvieron al emprender obras que estaban más allá de sus fuerzas. Un ejemplo lo fue la vida de San Francisco Xavier. En su juventud vivía alejado de Dios, hasta que conoció a San Ignacio y decidió seguirle de cerca. Después fue al Oriente a evangelizar, pues sabía que muchísimas personas no conocían ni el nombre de Jesucristo. Era una aventura colosal.

Viajó hasta la India, y desde ahí partía a tierras desconocidas, para transmitir la fe y bautizar a aquellos indígenas. Solía viajar solo o con un traductor, sorteando toda suerte de peligros: inclemencias del tiempo, numerosos animales peligrosos –tigres, tarántulas, víboras de todo tipo, etc.-, hasta tribus antropófagas.

En una ocasión iba acompañado de un traductor autóctono y se encontró con una tribu que se comía a los extranjeros. Fue tanto el miedo del traductor, que se quedó mudo. No lograba traducir el mensaje de paz que le decía San Francisco Xavier, pues estaban furiosos y dispuestos a comérselos. En esa situación tan tensa, se le ocurrió al santo empezar a cantarles, en latín, un himno litúrgico. Y como por encanto, la tribu se apaciguó y pudo empezar a comunicarse con ellos y convertirlos a la fe.

¿Cómo pudo emprender esas tareas tan difíciles? Además del gran amor a Dios que le movía, el santo era llevado por el Don de Consejo y de Fortaleza que el Espíritu Santo le infundía.

Pensemos si somos dóciles para atrevernos a realizar la tarea que Dios espera de nosotros.

3) Para vivir

Existe el peligro siempre latente de no querer salirnos de una situación segura. El Papa Francisco nos previene de esta actitud que nos impiden salir de “nuestro mundo” y que toma diferentes posturas: individualismo, espiritualismo, encerramiento en pequeños mundos, nostalgias, repetición de esquemas prefijados, pesimismo, etc.

Hay que dejarse “despertar” por el Señor y nos saque de un mal acostumbramiento que nos impide tratar de cambiar realidades inmorales e ir a personas que buscan a Dios, pero la vida los ha apartado muy lejos de Él. Incluso esas personas pueden estar a nuestro lado.

El Papa Francisco nos invita a pedirle la gracia al Espíritu Santo de tener el valor apostólico para comunicar el Evangelio a los demás, aunque implique renunciar a la comodidad.

sábado, 21 de julio de 2018

PARA TI, ¿LO PRIMERO ES LA FAMILIA?

Alejandro Cortés González-Báez,


Los niños pequeños pueden seguir los argumentos cuando se les anima a fijarse en cómo, cuando sus papás los llevan a la tienda les piden que les compren algo: unas galletas, un chocolate, o lo que sea, pues aparece la palabra “cómprame”, pero ellos nunca dicen: “cómpranos”, pues no piensan en sus hermanos, sólo en ellos y eso es una clara manifestación de egoísmo. 



Por otra parte, los hijos nuca les compran a sus papás nada, y bien podrían regalarles un refresco con su propio dinero. 

Muy cerca de donde vivo hay dos escuelas que tienen Kínder y me llama poderosamente la atención que en las horas de recreo es frecuente escuchar los gritos de los niños; pero no son gritos como los de los partidarios de un equipo cuando su equipo mete un gol, sino que son gritos muy agudos —lógicamente— de quienes juegan competencias para ver quién grita más fuerte contagiando a los demás en una práctica de escándalo inmotivado. Me atrevo a calificar esa forma de gritar como histérica. 

No es ningún secreto que estas instituciones son negocios y, a veces, muy buenos negocios, donde se recibe a los infantes desde los dos años en los grupos llamados: ¡“maternal”! donde precisamente las madres ¡están ausentes! He aquí la primera incongruencia. 

A nadie le extraña oír hablar de la famosa “estimulación temprana”, pues se promueve la idea de que si los niños son estimulados a temprana edad estarán mejor capacitados para los estudios y, por consiguiente, para la vida. 

Aquí cabe una pregunta: ¿Realmente es beneficiosa esta práctica? Personalmente me inclino a pensar que, ni mucha estimulación, ni muy temprana.

El rol de las mujeres en la actualidad las lleva a dejar a sus pequeños en las guarderías, y todos comprobamos la disminución del tiempo de convivencia familiar, asunto que necesariamente deja secuelas para el resto de la vida. 

Los padres ausentes y las madres comprometidas en actividades profesionales y sociales. Además, cada vez que le preguntamos a un adulto cuál es su jerarquía de valores, la respuesta siempre es: Para mí, lo primero es mi familia.
Valdría la pena evaluar el comportamiento y las virtudes de los adolescentes para descubrir que en algo nos estamos equivocando.

CENTENARIO DE MANDELA, ¿ESTÁ SUPERADO EL "APARTHEID"?

Luis-Fernando Valdés,
@FeyRazon    lfvaldes@gmail.com

El mundo festeja los 100 años del natalicio de Nelson Mandela, el líder sudafricano que venció la batalla pacífica contra la segregación racial. Pero los datos son fríos y la discriminación por motivos raciales continua en pleno siglo XXI. Por eso, el legado de “Madiba” es muy importante también hoy.


1. De activista a presidente. Nelso Rolihlahla Mandela (1918-2013), también conocido por su nombre tribal, “Madiba”, fue un abogado, activista contra el "apartheid", político y filántropo sudafricano. Fue el primer presidente de su país elegido democráticamente y gobernó de 1994 a 1999.

En 1962 fue arrestado y acusado de conspiración para derrocar al gobierno. Condenado a cadena perpetua, estuvo 27 años en prisión, pero por la mediación de campañas internacionales fue liberado en 1990. En medio de una gran convulsión social, intervino en las negociaciones políticas con el presidente Frederik de Klerk para abolir el "apartheid".

2. La lucha de Madiba. “Apartheid” significa “separación” en afrikáans, que es la lengua holandesa hablada en áfrica, y fue el nombre de un sistema de segregación racial en Sudáfrica, que consistía en la creación de lugares separados, tanto habitacionales como de estudio o de recreo, para los diferentes grupos raciales, en el poder exclusivo de la raza blanca para ejercer el voto y en la prohibición de matrimonios entre blancos y negros.

Mandela apoyó las manifestaciones pacíficas contra este sistema, y por eso fue arrestado y enjuiciado. La declaración de Mandela en ese juicio se hizo célebre: “He luchado contra la dominación de los blancos y contra la dominación de los negros. 

"He deseado una democracia ideal y una sociedad libre en que todas las personas vivan en armonía y con iguales oportunidades. Es un ideal con el cual quiero vivir y lograr. Pero si fuese necesario, también sería un ideal por el cual estoy dispuesto a morir.”

3. “El largo camino hacia la libertad”. Ése es el título de la autobiografía de Mandela, y son palabras vigentes, porque el racismo sigue presente en los países donde persiste la pobreza y la desigualdad.

Según un documento de la Comisión de la ONU para América Latina (CEPAL), “los pueblos indígenas, afrolatinos y afrocaribeños de la región han padecido siglos de exclusión y la mayoría de ellos vive ahora en situación de pobreza”.

Según informó el Washington Post,la nación con mayor proporción de racistas resultó ser Hong Kong, donde aproximadamente el 71,8% se negó a vivir junto a una persona de diferente raza. Luego siguen Bangladesh, con el 71,7%; Jordania, con 51,4%; y la India, con 43,5 por ciento.

4. Formas nuevas de racismo. La Santa Sede ya desde 1988 alertaba sobre las “formas inéditas de racismo”. Se trata de los no nacidos que son sometidos a experimentos, a través de las técnicas de procreación artificial, la utilización de “embriones sobrantes”, la clonación terapéutica, abortos para extraer los órganos, etc.

De esta manera, se ha creado una nueva “subcategoría de seres humanos” destinada esencialmente al confort de algunos. Esos bebes no nacidos están sometidos a una “nueva y terrible forma de esclavitud”.

Epílogo. En septiembre de 1995, Juan Pablo II, en una visita a Sudáfrica, afirmó que “la solidaridad es … la respuesta necesaria para superar el complejo fracaso moral constituido por los prejuicios raciales y las rivalidades étnicas”.

Como esa solidaridad tiene su fundamento en que todos los seres humanos hemos sido creados a imagen de Dios, y por eso tenemos el mismo origen y un idéntico destino, sigue vigente la contribución del mensaje cristiano para superar la discriminación racial.

jueves, 19 de julio de 2018

"EN DEFENSA DE LA VIDA HUMANA": UN DOCUMENTO PAPAL QUE HIZO HISTORIA

P. Mario Arroyo,
Doctor en Filosofía.
p.marioa@gmail.com

El pasado 25 de junio se cumplieron 50 años del que quizá haya sido el documento papal más polémico de la historia: la Carta Encíclica "Humanae vitae" del Papa Pablo VI, que a la sazón será canonizado este año. 


Dicho documento supuso una toma de postura firme y valiente de la Iglesia sobre el valor y el sentido del matrimonio, la sexualidad y la familia, así como la relevancia que ello tiene para las costumbres sociales.

Fue un texto profético, no sólo por avisar los derroteros y deterioros de las costumbres que se seguirían de no escuchar su llamado, sino también porque recordó la voz de Dios, expresada en la naturaleza humana, que buscaba ser acallada por la cultura dominante, impregnada de lo que ha dado en llamarse “revolución sexual”.

En efecto, la voz del Papa no buscaba satisfacer la opinión de los hombres, ni quedar bien, no quería decir lo que todos querían escuchar, sino ser más bien intérprete auténtico de la conciencia y, por ende, de lo que Dios dice a cada hombre sobre algo tan íntimo como puede ser la propia sexualidad. 

La voz papal rompió un concierto monocorde y monótono que estaba empeñado en mimetizarse con la visión dominante sobre la sexualidad. 

El clamor del Papa iba contracorriente y sufrió un doloroso rechazo, no solo de los medios laicistas, secularizados o de ambientes hedonistas, sino también, y es quizá lo más triste, en el seno de la Iglesia.

Pablo VI no era ingenuo, se daba cuenta perfectamente de cómo estaba el panorama, por ello, dentro de la misma Encíclica hace un llamamiento a sacerdotes, profesores de moral y obispos, para cerrar filas en torno al Magisterio, pues era consciente de que iba contra el espíritu de los tiempos, contra la moda imperante. 

Su llamado no encontró el eco esperado y, efectivamente, fue la última Encíclica que publicó.

Sin embargo, el ahora Beato y próximamente Santo estuvo a la altura de lo que Dios le pedía. Es llamativo cómo, entre los obispos que secundaron la línea escogida por el Papa, estuvieron Karol Wojtyla (San Juan Pablo II) y el Venerable Fulton Sheen, es decir, personas santas que no buscaban quedar bien con los hombres, sino que tenían una mayor connaturalidad con Dios. 

El Beato Pablo VI prefirió “agradar a Dios” en lugar de “agradar a los hombres”, descubriéndoles a estos últimos la elevación moral que pueden alcanzar con la ayuda de la gracia, advirtiéndoles de la espiral de consecuencias que se seguiría de hacer oídos sordos al llamado papal.

El paso de medio siglo nos ha mostrado cómo, lamentablemente, en muchas ocasiones se ha ignorado su doctrina, cuando no ridiculizado o caricaturizado. 

Pero también, medio siglo de perspectiva nos muestra cómo tuvo razón, y fue profeta no sólo por hacernos oír lo que Dios querría decirnos, sino por prever con clarividencia lo que después sucedió.

 El número 17 del documento anuncia las tristes consecuencias sociales que tendría ignorarlo; esas consecuencias son ahora una dolorosa realidad. 

¿Cómo cuales? La proliferación de la infidelidad conyugal, la pérdida de respeto por la mujer convirtiéndola en “simple instrumento de goce egoísta”, o que los gobernantes terminen por intervenir de manera abusiva en “el sector más personal y más reservado de la intimidad conyugal.”

¿Cuál fue la pueda de escándalo que suscitó ese vendaval doctrinal? Fue en realidad simple. Es impresionante constatar cómo pocos renglones causan tanto alboroto, pues interpelan nuestra forma de vida y nuestras costumbres: “La Iglesia… enseña que cualquier acto matrimonial debe quedar abierto a la transmisión de la vida” (n. 11). 

¿Por qué? “Esta doctrina… está fundada sobre la inseparable conexión… entre los dos significados del acto conyugal: el significado unitivo y el significado procreador” (n. 12). En consecuencia, “queda excluida toda acción que, en previsión del acto conyugal, o en su realización, o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga, como fin o como medio, hacer imposible la procreación” (n. 14). 

Es decir, el Papa señaló que el uso de anticonceptivos es gravemente desordenado, constituyendo así una falta grave. A muchas personas no les gustó esta enseñanza y la rechazaron. Hoy cosechamos las consecuencias de ese rechazo.

Sobra decir, sin embargo, que acoger las enseñanzas del Papa, nos coloca a la vez contra corriente y en el camino correcto, el camino arduo, pero hermoso de la santidad.

También la vida conyugal se configura así como palestra de perfección cristiana, contando con la ayuda de la gracia y el remedio de la confesión cuando nos vence la humana debilidad (Pablo VI mismo señala esa posibilidad, su invitación no es perfeccionista e irreal, sino consistente con la condición frágil del hombre). 

“Ad astra per aspera” dice el adagio latino, “a las estrellas por lo árduo.” La visión presentada por Pablo VI en la Humanae vitae es ardua, pero merece la pena el esfuerzo; a 50 años de distancia reconocemos con agradecimiento, que el Papa santo tenía razón.

PARA QUE EL AMOR PERDURE: COMPRENSIÓN, CARIÑO Y PERDÓN

Lucrecia Roper,
estudiosmujer01@hotmail.com

Séneca dice que la ira es un ácido que puede hacer más daño al recipiente en el que se almacena que en cualquier cosa en la que se vierte.


De numerosas parejas que pasan por los consultorios, se ve que muchas parejas están afectadas por la ira y los enojos. La ira es un verdadero veneno para la convivencia. 

Si un esposo y su mujer se enfadan con frecuencia, hacen la relación tan dolorosa y tediosa que acaban por romperla.

La experiencia del enojo es universal. Si el enojo de une a la razón puede ser más tolerable; pero la mayoría de las veces el enojo está encaminado hacia la ira, motivada por el deseo de venganza. ¡Y a veces explota! 

Esto tiene efectos devastadores en cualquier relación. Es importante que la gente se dé cuenta que la ira y los arrebatos de enojo no conducen a nada bueno. 

A pesar de que el sentimiento de ira es natural, debemos controlarlo y darle un cauce más sano. No debemos reprender cuando hay ira, hay que esperar a calmarnos y tomar las cosas con serenidad y sin perder los estribos. 

A veces nos distamos por cosas sin importancia que, con un poco de elegancia de espíritu, podríamos pasar por alto y callar.

Otras veces se puede usar el buen humor, pero no la ironía, que muchas veces podría ser el veneno destructor de una cordial relación. 

Otra cosa que enfada tanto a las mujeres como a los hombres es que su cónyuge sea una fuente permanente de quejas; es decir, que sea "quejica".

Luis Vives recuerda que “ni siquiera la animosidad ajena puede alterar la alegría interior si en el alma reina el amor”. 

Como se ve, la fuente de la propia felicidad reside en el interior del hombre, ya que amar y ser amado es lo único necesario para la plenitud. Y para apuntalar esta afirmación, este mismo humanista valenciano se pregunta y responde: “Y ¿cómo puede ser de otra manera, si no es posible que no seas amado, si tú amas? Una potente y eficaz droga es el amor para ser amado”.

Pero la búsqueda del amor del otro sólo tendrá éxito tras el hallazgo, en el propio corazón, del amor por él. El amor generoso y desprendido que se alegra de la mera existencia del otro. 

A la hora de buscar el amor correspondido, bueno sería seguir el consejo que San Juan de la Cruz daba a la madre María de la Encarnación: “a donde no hay amor, ponga amor, y sacará amor”. 

Esto implica que, para la mayoría de estos autores, el amor conyugal sea excluyente. El hombre debe amar a su mujer con exclusión de todas las demás; y la mujer, como es lógico, deberá hacer lo propio con su marido; y esto es así porque ambos son seres en busca de una unidad superior.

Y, frente a los fallos de uno y otro, se levantan las voces de tratadistas y escritores que proponen la mejora de las conductas, el desarrollo de las virtudes como vía que posibilite el gobierno de la propia condición, en aras del acuerdo de voluntades entre los esposos, y en orden también a la realización de los objetivos que les son comunes: la crianza y educación de los hijos, el gobierno de la familia y la administración del hogar y, en suma, la respectiva felicidad de los esposos.

La familia ha sido y debe seguir siendo un referente fundamental de estabilidad para la persona y de cohesión social. Debe mantener sus funciones esenciales para afrontar problemas como las adicciones, la depresión y el estrés a que, parece abocar buena parte de nuestra sociedad; las situaciones de pobreza y de exclusión social, etc.

La historia de los matrimonios nos dice que, cuando hay solidez y cualidades en ellos, hay serenidad. Como señaló Regine Pernoud, la Historia no aporta soluciones pero ayuda a plantear bien los problemas, y todo el mundo sabe que un problema bien planteado está ya medio resuelto.

En síntesis, el matrimonio es la suprema forma de la amistad, que aventaja en densidad de cariño a cualesquiera otros afectos.

CONSEJOS PARA AMARSE CADA DÍA MÁS EN EL MATRIMONIO

Rebeca Reynaud,
estudiosmujer01@hotmail.com

Para amar el matrimonio hay que conocerlo. Sabemos que hay dos formas de amar: el amor de esclavitud (concupiscencia) y el amor de libertad (amor de benevolencia). 

El primero tiende a la alienación, a la servidumbre. Se expresa en estados psicológicos de turbación, de ansiedad y de celos. El segundo tiende a la libertad. Se expresa en estados psicológicos de paz, expansión, felicidad.


Del matrimonio válido se origina entre los cónyuges un vínculo perpetuo y exclusivo por el que los esposos quedan como consagrados por un sacramento peculiar. Su consentimiento es sellado por el mismo Dios. De su alianza nace una institución estable por ordenación divina, por eso el matrimonio no puede ser disuelto jamás (cfr. CEC, n. 1639).

“De manera que ya no son dos, sino una sola carne” (Mt 19,6). Más allá de la unión en una sola carne, conduce a no tener más que un corazón y un alma, exige la indisolubilidad y la fidelidad de la donación recíproca definitiva; y se abre a la fecundidad.

Existen situaciones en que la convivencia se hace imposible. En tales casos la Iglesia admite la separación física de los esposos. Los esposos no cesan de ser marido y mujer ante Dios; ni son libres para contraer una nueva unión. 

En esta situación la mejor solución sería la reconciliación.

Jesús dijo: “Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquella; y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio (Marcos, 10,11-12).

Si hay una nueva unión, la Iglesia no la puede reconocer como válida, si era válido el primer matrimonio. Si los divorciados se vuelven a casar civilmente, se ponen en una situación que contradice objetivamente a la ley de Dios. 

El divorcio es una forma de suicidio porque separa la carne que es una. La única institución que dice “no” al divorcio es la Iglesia , porque sabe que el divorcio te hace mentiroso y traidor, hiere a los hijos y destruye la alianza.

Es fundamental que el alma logre oír a Dios en la oración, sino lo guía la conveniencia, el egoísmo. Nuestra petición, al rezar el Padrenuestro, de ser perdonados, será atendida a condición de que nosotros, antes, hayamos perdonado. “La misericordia penetra en nuestros corazones solamente si también nosotros sabemos perdonar, incluso a nuestros enemigos. 

Aunque para algunas personas parece imposible cumplir con esta exigencia, el corazón que se entrega al Espíritu Santo puede, a ejemplo de Cristo, amar hasta el extremo de la caridad, cambiar la herida en compasión, transformar la ofensa en intercesión. El perdón participa de la misericordia divina” (cfr. CEC, n. 595), por eso, nos hagan lo que nos hagan, hemos de perdonar: Perdono todo y pido perdón a Dios. 

Cuando dejamos a un lado el orgullo y seguimos el consejo del Señor de perdonar, ¡qué felices somos! No llevamos una carga pesada.

C. S. Lewis dice que resulta imposible amar a un ser humano simplemente demasiado. El desorden proviene de la falta de proporción entre ese amor natural y el Amor de Dios. 

Es la pequeñez de nuestro Amor a Dios, no la magnitud de nuestro amor por el hombre, lo que lo constituye desordenado. Hasta aquí, Lewis. 

Es decir; si "absolutizamos" a un ser humano, éste se convierte en nuestro dios, en “ídolo” y nosotros en idólatras.

Hay un adagio sabio que dice: “Si quieres ser feliz por un día, véngate. Si quieres ser feliz por siempre, perdona”.

¿CÓMO DEFINIR EL CONSUMISMO Y CUÁLES SON SUS SOLUCIONES?

Martha Morales,
estudiosmujer01@hotmail.com

Una mañana Alejandro Magno fue a ver a Diógenes, a quien encontró dormitando fuera de su barril, y le dijo:

- ¿Qué necesitas? Pídeme lo que quieras y te lo daré.

Diógenes espetó:

- Que te quites de este lugar porque me tapas el sol. 


El siglo XX inauguró la era de la vastedad: todos podemos tenerlo todo. Poca gente le pone tapas a sus zapatos viejos o le pone un parche al pantalón. Hoy nadie optaría por la petición de Diógenes.

 Hace falta promover una cultura en contra de los excesos. El resto
está en sobrevivir a la arrogancia mercadológica.

Un autor muy leído del siglo XIX decía que debemos de huir de dos cosas: de “los demonios que no espantan y las cadenas que no suenan. Los demonios que no espantan, son los malos amigos o compañeros: lo que el diablo no puede hacer por si, lo hace por
ellos. Las cadenas que no suenan son las ocasiones y peligros: antes de caer en lo grave, sin sentirlo, suele caer y quedar preso de ellas”.

El materialismo del siglo XX y lo que llevamos del XXI, ha tomado la forma de consumo.

Antes, el deseo de poseer cosas materiales se llevaba a cabo mediante el acaparamiento y, entonces, el materialismo tenía sobre todo el sentido de la avaricia del hombre que quería contar con mucho dinero; pero en este momento el deseo respecto de las cosas no es tanto poseerlas, sino consumirlas.

¿Dónde empieza el consumismo? A partir de 1950 surge una inédita voracidad por consumir. El consumismo se considera liberalizante. Antes del siglo XX, la vida buena era la vida tranquila. 

Después de 1960 la vida buena es la que cuenta con crecimiento constante de bienes y servicios y de la intensa promoción a través de los medios de comunicación. Se empieza a valorar mucho lo exterior: el folleto, la envoltura, la publicidad. La vida de muchos se resume en: Trabaja, compra, consume y muere.

Hay hábitos de consumo ilícitos y dañinos a la salud, como la droga, el juego, el alcohol y la pornografía. Juan Pablo II compara el consumismo a una nueva esclavitud en la que las personas viven atrapadas por las cosas. 

Observa que es una “nueva idolatría” que cancela a Dios del horizonte de la vida. El consumismo es un moderno paganismo, en el que el deseo de tener y gozar es la razón de vivir.

La civilización consumista origina una sociedad con formidables desigualdades entre las personas y entre las naciones, alejadas de las exigencias de la moral, la justicia y la solidaridad.

Podríamos afirmar que hay dos tipos de sociedades:

a) la consumista, individualista, egoísta, donde unos pocos acumulan en exceso;

b) Y la sociedad subdesarrollada, más numerosa que la anterior, llena de miseria y de carencias, donde una mayoría no posee casi nada y sufren de indigencia.

Se ofende y se humilla a los pobres y oprimidos. Muchos problemas de violencia se dan porque la gente busca vivir así como ve que viven los tienen más medios y los que salen en la televisión.

Se da también una búsqueda continua de nuevas sensaciones. Se olvida la ética, la gente no habla del deber ser, sólo del tener.

Raíces internas: avaricia. La persona avara ama y goza los bienes inmoderadamente; el corazón se le desordena y se le llena de vanagloria. El vano quiere tener más y mejores bienes para presumir y causar admiración.

Raíces externas: publicidad, secularismo y hedonismo. La publicidad muchas veces privilegia la persuasión sobre la verdad. Lo importante, en la publicidad, es convencer al público de la bondad de algo, aunque no sea verdad.

Consecuencias en la persona: Se prepara el ambiente para la indiferencia en la práctica religiosa, o incluso se fomenta la hostilidad frente a la religión. Esto constituye un muro infranqueable que provoca angustia, inquietud profunda y búsqueda de nuevas sensaciones.

El consumismo puede llegar a ocupar el espacio que antes ocupaba la religión. Antes, los ataques contra la fe venían del exterior, la fe era parte de la propia identidad. 

Ahora los ataques a la fe vienen desde dentro del hombre, porque la posesión de bienes terrenos conduce al ser humano al descuido de lo trascendente. Hay entonces una ruptura entre la fe y la vida cotidiana. Algunos acaban manipulando la religión y viéndola como una especie de mercado donde escogen lo que más les agrade. 

La inquietud que se vive se manifiesta en tristeza y hastío, que hace perder toda esperanza.

Otra consecuencia del consumismo exagerado es buscar nuevas y extremas sensaciones. El hombre consumista considera el sexo como objeto de consumo y cae fácilmente en el alcoholismo y la drogadicción, también suele actuar con violencia.

Ante la avalancha de medios audiovisuales, cine, televisión, Internet…, la inteligencia permanece pasiva y el intelecto no busca la verdad. 

Con frecuencia esos medios idiotizan, narcotizan. El consumista tiende a ser egoísta, inmaduro e inconstante, huye de la disciplina, ve a las otras personas como medios, no como fines, y sólo se esfuerza por interés propio. 

En suma, tiende a la decadencia. La conducta de muchos, en la actualidad, es la de “comamos y bebamos que mañana moriremos”.

¿Cuáles son los remedios personales y sociales frente al consumismo?

-Formarse un criterio adecuado para consumir, tener una jerarquía de valores que distinga lo necesario de lo superfluo. 

-Los verdaderos bienes son lo que abren horizontes y favorecen el crecimiento personal. 

-Los valores y virtudes son los que sostienen al hombre en momentos de dificultad, son los que enriquecen la vida e impulsan a metas grandes.

-Los valores éticos y morales que iluminan la conciencia del hombre. Cuando hay momentos de dificultad te sostienes en la fe.

-Otro valor es la caridad en servicio de los más necesitados, que puede dar un giro a la sociedad.

-Favorecer un estilo de vida sobrio. La sencillez supone desprendimiento de lo que se posee, compartir lo que se tiene.

-Brindar una mejor educación; esa educación la da sobre todo la familia (padre lector, hijo lector, padre consumista, hijo consumista), fomentar la lectura, la cultura, la cultura de la vida, invertir bien el tiempo libre y vivir la solidaridad. 

-Luego, ejercitarse en el sacrificio y la renuncia, hasta alcanzar la fortaleza interior. No se nace con los valores, hay que educarlos, colaboran en el desarrollo auténtico del hombre. Para que un joven madure, requiere la asimilación y profundización de valores absolutos. Los jóvenes esperan respuesta al sentido de su vida.

Hay que tomar en cuenta que una vida sin cultura es una vida superficial. La cultura pide también formar la conciencia. La juventud necesita el contrapeso de la religión para poder alejarse de los males. Los jóvenes necesitan saber refutar los falsos valores de la sociedad y así formarse criterios claros y seguros en su cotidiana actuación. 

¿POR QUÉ LA CULTURA IMPULSA LA HISTORIA?

Lucrecia Roper,
estudiosmujer01@hotmail.com


Los que han hecho de la Universidad su forma de vida –dice Alejandro Llano - son los que saben que el estudio es el método más adecuado para cambiar la sociedad desde dentro. 


La sociedad se mejora en el intenso silencio de las bibliotecas, en la atención concentrada de los laboratorios, en el diálogo riguroso y abierto de las aulas, en el servicio solícito de las oficinas y talleres, en la atención delicada y tenaz a los enfermos.

La tarea encomendada es de indagación compartida, cuya finalidad es encontrar lo bueno y lo mejor a través del avance en el conocimiento. 

Por eso hemos de fomentar una cultura del trabajo, un convencimiento de que el laborar cuidadoso y creativo viene a ser el gran recurso para resolver los graves problemas que la condición humana tiene hoy planteados.

Alejandro Llano dice que el más formidable enemigo de la cultura es la "cosificación", es decir, creer que la cultura consiste en tener cosas: en cuadros, libros, escultura, danza, películas, canciones, premios y demás curiosidades. 

Pero la cultura no está hecha de cosas, precisamente porque su tierra natal –la mente y el corazón humanos- no es cosa alguna. La cultura es, sobre todo, el proyecto de sí misma. Está más volcada hacia el porvenir que hacia el pasado. La cultura es inseparable de su propia comprensión.

Leer es una forma de pensar, continúa Alejandro Llano. En la lectura se forja la educación de los modales de la inteligencia (cfr. Alejandro Llano, “Autointerpretación de la cultura”, en "El arte más allá de sí mismo", Biblioteca nueva, Madrid 2015).

“La concentración es el bien, la dispersión es el mal”, decía el pensador americano Ralph Waldo Emerson. Estudiar es concentrarse en torno a focos de interés. 

Si falta el estudio, la conversación pública se trivializa y se degrada, el ejercicio de las profesiones pierde operatividad y competencia, el carácter moral de las personas queda aislado.

Hace noventa años los hititas y su imperio eran totalmente desconocidos. Se sabía que Egipto y los reinos de Mesopotamia escribieron la historia político militar del Asia Menor y del Oriente Próximo durante el segundo milenio antes de Cristo, pero a su lado existió una “tercera potencia”, el Imperio hitita. No destacaron en el terreno de la cultura, pero su influencia política fue considerable.

En 1947 se encontró la clave para descifrar su escritura, en Karatepe: unos textos bilingües. ¿Por qué no trascendieron los hititas? Porque se dedicaron más a la política que a la cultura.

Karol Wojtyla era un hombre dispuesto a forjar la historia a través de la cultura. Se puso como misión organizar una continua resistencia cultural y pacífica contra el régimen. Con Wojtyla, el régimen nunca sabía qué venía después. 

Siendo ya Papa, defendió con energía uno de los principales temas de su pontificado: la cultura es el motor que impulsa la historia. 

El desmoronamiento del comunismo europeo de 1989-1991 confirmó la posición de que la cultura dirige la historia (George Weigel, "Testigo de Esperanza", p. 1052).

San Juan Pablo II dejó escrito: “El hombre vive una vida verdaderamente humana gracias a la cultura (...). La cultura es un modo específico del existir y del ser del hombre (...). La cultura es aquello a través de lo cual el hombre, en cuanto hombre, se hace más hombre, “es” más (...). La nación existe “por” y “para” la cultura. Y así es ella la gran educadora de los hombres para que puedan “ser más” en la comunidad” ("Memoria e Identidad", 108-109).

Karol Wojtyla llegó a asemejarse a la descripción que G.K. Chesterton hace de Tomás Moro: “Era, por encima de todo, un hombre histórico: él representó a la vez un tipo de hombre, un momento crucial y un destino último. Si no hubiera existidoeste singular hombre en aquel particular momento, toda la historia hubiera cambiado de rumbo” (citado en James Monti, "The King’s good servant but God’s first", 1997, p. 15). 

Tenemos que conocer la cultura que nos ha tocado vivir, no para adaptarnos a ella, sino para impregnarla con los valores del Evangelio y con el anuncio de Jesucristo. 

Y ¿cómo adentrarnos en la cultura?, ¿cómo adquirir cultura? Leyendo a clásicos de la literatura, viendo buen cine y rodeándose de personas con cultura general. 

Un consejo práctico: solemos tener poco tiempo disponible, pero le podemos dedicar al menos 10 minutos diarios a un buen libro.

Un escritor brasileño explica: “La civilización es la posibilidad que Dios da a los hombres de mejorar el bosquejo que Él hizo” (Plinio Corrêa de Oliveira (1908-1995). 

Vivimos una historia cuyo guionista es divino. Todos formamos parte de algo cuyo alcance excede su comprensión.

miércoles, 18 de julio de 2018

EN EL AMAR CON PACIENCIA SE ENCUENTRA LA ALEGRÍA

Rebeca Reynaud,
estudiosmujer01@hotmail.com

La vida no es un camino de rosas aunque esté lleno de alegría. Hay que contar con las heridas desde fuera y heridas desde dentro; heridas de los amigos y heridas de los que no lo son tanto; heridas de los que nos ven con malos ojos, y heridas de los que nos aman, que son las que más duelen.



“Saber estar” es la clave de casi todo. Cuando no logramos encontrar nuestro lugar en el tiempo y en el mundo, cuando una persona no sabe quién es ni qué hace, la vida es una continua agitación que impide echar raíces. 

Encontrar nuestro lugar en el mundo, yendo a la raíz, se consigue al descubrir la misión para la que Dios nos ha dado la vida.

La vida de cada persona es una historia que contar: la historia de la realización de la propia plenitud. Así se va configurando un estilo de vida que permite actuar  cada vez más con más acierto; un estilo que se va perfilando con la incorporación de las virtudes. 

Las virtudes constituyen una especial de segunda naturaleza, adquirida con esfuerzo, propia de la persona que tiene autonomía en su vida y que permite vencer con más facilidad las dificultades y obstáculos que la vida presenta.

La capacidad de amar es distinta en cada persona, y esa capacidad nos ayuda a ser pacientes. La paciencia es la actitud virtuosa ante una dificultad inevitable, grande o pequeña. Sólo la paciencia incorpora con naturalidad los imprevistos de la vida porque no busca el triunfo inmediato.

Juan Ramón García Morato escribe: “Cuando la virtud arraiga, el Bien ejerce sobre la persona la misma atracción que una buena pintura, una gran sinfonía o un espléndido poema; y el mal, la misma repulsión que un cuadro de pésima calidad, unos versos mediocres o una música chirriante. 

La paciencia permite vivir en el tiempo sin maltratarlo, ni perderlo, ni romperlo. La paciencia nos enseña a saber esperar, que es una de las mayores conquistas humanas. La paciencia nos enseña a vivir entre cosas inacabadas y saber aguantar la demora de su culminación. 

Perder la paciencia quiere decir que no sabemos vivir con el tiempo de los demás ni con el nuestro. La impaciencia destruye el mundo y la vida de las personas, las deshumaniza. Engendra úlceras, infartos y depresiones. 

Es fuente de infidelidad a los compromisos asumidos por amor. Los impacientes no triunfan, los pacientes, sí.
Hay que caminar entre las dificultades sin desánimo y sin darse importancia. La elegancia nos ayuda a triunfar sin aplastar a los demás. Es la virtud de la dificultad disimulada. Es el intento de ocultar calculadoramente la dificultad para no atosigar a los otros. Da al esfuerzo un cierto tono de levedad.

La solidaridad entre las personas es una necesidad natural: la experiencia nos dice que nadie es capaz de valerse por sí mismo. Necesitamos de los demás, pero sólo deberíamos depender de quien es capaz de respetar y amar nuestra libertad y fomentar nuestra personalidad. Esta es la única dependencia segura.

Una de las cosas que más alegría dan es tener amigos, —no cómplices— buenos amigos. Nuestros amigos reflejan nuestro perfil interior. Dice un autor del Siglo de Oro, Baltasar Gracián: "Cada uno muestra lo que es, con los amigos que tiene".

AMAR Y SER AMADO

La fuerza que actúa en las personas, es el ansia de amar y ser amados. Una de las aportaciones de Gustave Thibon para un mejor conocimiento de la afectividad, consiste en su concepto del amor como «totalidad organizada». 

El propio Thibon pone un ejemplo muy gráfico. Pensemos en el vino, dice este autor; está compuesto por cuatro elementos: agua, alcohol, tanino y colorante. Si tomamos un poco de cada una de estas sustancias y las mezclamos en un recipiente, ¿qué obtendremos? ¿Vino?, no; lo que obtendremos será una extraña mixtura bastante desagradable. Para obtener vino nos falta algo más. Falta el "principio ordenador".

Thibon, traslada este ejemplo al campo de la afectividad, y distingue las "síntesis afectivas" de las "mezclas afectivas". 

Se entiende que no basta con mezclar la atracción, la imaginación, el yo y la amistad, para que resulte un amor sublime y eterno. Cada uno de estos elementos deberá entrar en composición con los demás en una determinada medida y proporción. 

Y entonces es cuando surge el "ansia de amar y ser amado"; estructura el amor como una verdadera "síntesis afectiva", capaz de perdurar en el tiempo y hacer que la pareja esté cada vez más unida.

Ahora bien, certeza absoluta que haya un sentimiento profundo y estable, un amor perdurable no se puede tener en nada humano. En todo caso se puede hablar de una suficiente garantía, o de una gran probabilidad. 

En este sentido, pensadores de todos los tiempos coinciden en afirmar que dos personas tienen mayor probabilidad de llegar a quererse cuanto mayor sea su grado de afinidad.

Dos personas que poseen cualidades semejantes, es más fácil que lleguen a amarse de verdad.

La clave para ser feliz la expresa admirablemente Rabindranath Tagore: “Soñé, y pensé que la vida era alegría. / Desperté y descubrí que la vida era servicio. / Serví, y vi que en el servicio estaba la alegría”.

ABORTO Y SENTIDO COMÚN

Martha Morales,
estudiosmujer01@hotmail.com

En cierta ocasión, una madre le dijo a su hija quinceañera:

-“¡Estás embarazada!, ¿por qué no abortas? … No te arruines tu vida”.

La quinceañera le contestó:

-“¿Tú te arruinaste tu vida al tenerme? Porque si dices eso,  quizás no me amas”.


Por otra parte, la cuestión es: ¿con el aborto terminan todos los problemas? 

Al contrario, es cuando empieza un problema mayor porque perjudica profundamente a la mujer: 

a) en el aspecto psicológico, ya que sufren de remordimientos y de culpa, sufren cambios repentinos del humor, depresión, llanto sin razón, estados de miedo y pesadillas. Al 52% de las mujeres encuestadas les molesta ver mujeres embarazadas. 

En el 70% surge con frecuencia la idea de imaginarse con su hijo si éste viviera. El 45% daría marcha atrás si pudiera. En el 51% de los casos la relación de pareja termina; 

b) daños físicos: probable esterilidad, alteraciones en el ritmo cardíaco y en la presión arterial, migraña, trastornos en el aparato digestivo, hemorragia, calambres en el vientre y posteriormente, probables abortos espontáneos.

El derecho al aborto implicaría que se da pena de muerte sin juicio a un ser indefenso. Los médicos saben el embrión es el paciente más pequeño del mundo.

A Teresa de Calcuta le preguntó un enfermo de sida:

─“Madre ¿por qué Dios no manda a quiénes nos puedan curar”.

Ella contestó:

─“Dios ya los mandó, pero no los dejaron nacer”.

Algunas personas suelen repetir una falacia: “Corresponde a la mujer decidir si va a ser madre”. Aparentemente parece justo; pero es una frase engañosa. Ya que una vez concebido el hijo, la mujer ya no es libre de ser o no ser madre. En realidad,  ya es una madre. El bebé ya está viviendo en su seno.

Por ello, el vientre de la madre debe ser el cálido y afectuoso hogar del bebé. Si la madre no quiere a su bebé tiene una alternativa: darlo en adopción.

Hay muchos matrimonios que desean un hijo y lo van a tratar bien,  con amor y cariño.

"En el más remoto confín de la China vive un Mandarín inmensamente rico, al que nunca hemos visto y del cual ni siquiera hemos oído hablar. Si pudiéramos heredar su fortuna, y para hacerle morir bastara con apretar un botón sin que nadie lo supiese… ¿quién de nosotros no apretaría ese botón?” J. J. Rousseau

Provocar un aborto es matar apretando un botón, ¡a ciegas! Ejecutar a un "intruso" único, con unas huellas dactilares irrepetibles. 

Con frecuencia, el aborto no es solicitado por personas libres, sino por personas en crisis, emocionalmente trastornadas o que sufren muchas presiones familiares, laborales o de amistades. 

Lo que necesitan es apoyo, comprensión y ayuda para pensar las cosas con serenidad. Si estas mujeres realizan el aborto, empeoran, ya que "El síndrome postaborto" las pone en una situación deplorable.

Las mujeres que están a favor del aborto no están a favor de la mujer. En un estudio reciente financiado por el gobierno de Finlandia, confirmó que las mujeres que se someten a un aborto, corren cuatro veces más riesgo de morir que las que continúan su embarazo y dan a luz. De hecho, la mujer que se siente verdaderamente amada no aborta.

El aborto y la eutanasia no son derechos humanos sino salirse por la puerta falsa, es buscar una solución “fácil” a un problema complejo humano, que daña a la mujer.

Cuando el gobierno se convierte en una especie de “dios” y se considera capaz de dar la vida o eliminarla, entonces se echa a perder todo. 

Los políticos comenten graves errores e injusticias porque no estudian. Contradicen las evidencias que la ciencia aporta: que lo que existe dentro del seno materno, no es un amasijo de células informes y sanguinolientas, sino que realmente es un ser humano, un pequeño bebé. 

Un político ignorante es peor que un criminal porque aprueban leyes que permiten el homicidio -con plena premeditación, alevosía y ventaja- de seres inocentes e indefensos. 

La familia es la causa del bienestar social. En ella se nace, se vive y se muere como persona. La familia es el lugar privilegiado donde se desarrolla la personalidad humana.

Al despedirse de México, Juan Pablo II dijo con gran energía y firmeza: “¡Que ningún mexicano se atreva a vulnerar el don precioso y sagrado de la vida humana en el vientre materno (...). Dios te bendiga, México, por los ejemplos de humanidad y de fe de tu gente, por los esfuerzos en defender a la familia y a la vida!”.