lunes, 30 de agosto de 2021
EL ASOMBROSO VALOR DE LA CONSTANCIA
Raúl Espinoza Aguilera, @Eiar51
Los ideales que cada persona se plantea en su vida no se alcanzan sin la constancia. Junto a esta virtud, existen una serie de valores que la acompañan como la fortaleza, el orden, el adecuado aprovechamiento del tiempo, la disciplina, la perseverancia, la fuerza de voluntad, la reciedumbre, el coraje suficiente para vencer las dificultades, el vencimiento de los propios estados de ánimo para que impere la razón y no los sentimientos, etc.
La perseverancia es un requisito indispensable para consumar dichos ideales. A modo de ejemplo, podríamos decir que cada quien está realizando su propia pintura, su obra de arte. Pero esta obra nos es fruto del entusiasmo pasajero sino del esfuerzo continuado a lo largo de toda la existencia.
Las obras geniales son frecuentemente el resultado de una larga paciencia. Nada se logra sin un trabajo intenso y perseverante. Muchas obras maestras de la Literatura Universal fueron reescritas varias veces, como lo hicieron: Honorato de Balzac, Marcel Proust, Ernest Hemingway, William Faulkner y muchos más, no porque tenían una especie de “manía perfeccionista” sino porque el escritor era honesto consigo mismo y se percataba que había olvidado destacar a un personaje clave en su novela; porque el inicio era sumamente lento, poco atractivo y no captaba al lector, o bien, porque tenía pasajes repetitivos o confusos y debía de suprimirlos.
El inventor, científico y empresario estadounidense Thomas Alva Edison (1847-1931) tuvo que realizar más de mil intentos hasta conseguir el filamento adecuado para su foco incandescente que iluminó a tantas ciudades de la Unión Americana y luego a numerosos países. En esta afanosa búsqueda nunca se sintió un fracasado ni tampoco se desanimó, sino que –con un enfoque optimista y positivo- comentaba: “Cada vez estoy más cerca de lograr descubrir el filamento acertado”.
También descubrió la energía eléctrica, la grabación del sonido, la cinematografía, una batería para un automóvil eléctrico, En total, registró 1093 patentes de inventos, gracias a su tenaz persistencia y paciencia que aportaron un beneficio directo a la humanidad.
En 1928, el científico británico Alexander Fleming anunció el descubrimiento de la penicilina. Fue uno de los primeros antibióticos que se emplearon y que han salvado la vida a millones de seres humanos. Detrás de este importante descubrimiento había mucho tiempo de dedicación y esfuerzo de este científico hasta lograr encontrar el medicamento que aliviara de numerosas enfermedades que hasta entonces eran incurables, como la tuberculosis, la neumonía, las fuertes infecciones del organismo y un largo etcétera.
Los grandes escultores y pintores como Miguel Ángel, Raphael Sanzio, Leonardo Da Vinci también se exigían mucho a sí mismos hasta conseguir sus obras lo mejor logradas.
En el caso de Miguel Ángel actualmente seguimos admirando los frescos de la Capilla Sixtina en el Vaticano, La Piedad en San Pedro, el David o el Moisés. Era un trabajo arduo y conseguido a base de constancia y dedicación.
El Moisés le quedó magnífico a este célebre escultor de tal manera -según cuenta el anecdotario de la historia del arte- concluida su obra, le dio un leve golpe con el martillo en la rodilla y le dijo a la escultura: “¡Habla!”
En los pasados Juegos Olímpicos de Tokio, en las carreras de atletismo de los 100 metros planos, la mujer más veloz del mundo por varios años consecutivos, era Shelly-Ann Fraser-Pryce. Había otra corredora también muy veloz, Elaine Thompson –ambas de Jamaica- quien también ganaba muchas carreras, pero Shelly-Ann siempre la superaba.
Así que, con ayuda de su manager, Elaine estuvo practicando intensamente la manera de mejorar sus tiempos. De manera que en Tokio realizó la hazaña de vencerla con récord olímpico de 10.61 segundos. Ella misma se sorprendió tanto que, al término de la carrera, comenzó a dar de saltos y gritos por la pista de gozo ya que ella no esperaba logar ese increíble tiempo.
Esto es precisamente lo que significa la constancia, luchar hasta el fin, sin sucumbir ante el desaliento, la falta de motivación sensible, la monotonía agotante o los obstáculos que nos parezcan insalvables.
El poder inestimable de la constancia se desprende de la tarea que se termina con perfección, de la pieza acabada hasta el último detalle, del ritmo disciplinado de los quehaceres cotidianos, de la puntualidad y exactitud en el cumplimiento del deber. Éstos y no otros son los elementos integrantes de esa inmensa energía llamada constancia.
LOS INCONVENIENTES DE NO DECIR LA VERDAD
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
Había un tramposo que quería venderle su caballo cojo a otro tan
mentiroso como él. Después de muchos regateos se lo vendió por
veinte monedas. Pero un campesino fue con el comprador y le dijo:
“Te engañó, porque el caballo es cojo”. El comprador le contestó: “Ya
lo sé. Yo mismo le clavé una espina en su pata para que me lo diera
más barato”. El campesino entonces fue con el vendedor y le contó.
El vendedor le dijo: “Ya lo sabía. Pero me alegro porque el caballo es
cojo de nacimiento y tiene una pata más corta”. El campesino fue de
nuevo con el comprador y se lo contó. El comprador enojado
exclamó: ¡Ya no se puede confiar en nadie! ¡Por eso le pagué con
monedas falsas!”
El Papa Francisco, siguiendo con su reflexión sobre la carta de san
Pablo a los Gálatas, se refiere al pasaje en que Pablo amonesta a
Pedro porque su comportamiento con los judíos daba lugar a
confusión. Sucede que antes de Cristo la ley prohibía comer con no
judíos, pero ahora ya no. Pedro había rehusado sentarse a la mesa
con algunos venidos del paganismo para no ser criticado y quedar
bien. Sin quererlo, Pedro daba pie a dividir injustamente a la
comunidad y Pablo se lo advierte: un peligro en el obrar es la
hipocresía. Pero, ¿qué es la hipocresía? Dice el Papa que es tener
miedo de la verdad. Se prefiere fingir en vez de ser uno mismo.
2) Para pensar
En la Biblia hay ejemplos en los que se combate la hipocresía. Un
bonito testimonio es el del viejo Eleazar. Antes de Cristo, el pueblo
judío fue invadido y se colocó una estatua de Zeus en el Templo: se
obligó a adorarla y comer carne impura bajo pena de muerte. Pero el
viejo Eleazar se rehusó hacerlo. Algunos que lo estimaban le
propusieron traerle alimento lícito para que fingiera que comía de la
carne sacrificada a las divinidades paganas y así salvar su vida. Pero
Eleazar les respondió: «A nuestra edad no es digno fingir, no sea que
muchos jóvenes creyendo que Eleazar, a sus noventa años, se ha
pasado a las costumbres paganas, también ellos por mi simulación y
por mi apego a este breve resto de vida, se desvíen por mi culpa y yo
atraiga mancha y deshonra a mi vejez… Prefiero dejar a los jóvenes
el noble ejemplo de morir voluntaria y noblemente» (Cfr. 2 Mac 6).
¡Qué bonita página sobre la que reflexionar para alejarse de la
hipocresía!, dice el Papa Francisco. También Jesús condena la
hipocresía y reprocha a quienes se muestran justos por fuera, pero
por dentro están llenos de egoísmo y falsedad
3) Para vivir
La hipocresía es como maquillarse el alma. Es tener miedo de
proceder como se es y se prefiere fingir, lo cual lleva a mentir. Así
luego se va difundiendo fácilmente el virus de la hipocresía. El
hipócrita es una persona que finge, adula y engaña porque vive con
una máscara en el rostro. Por esto, no es capaz de amar
verdaderamente, se limita a vivir de egoísmo y no tiene la fuerza de
demostrar con transparencia su corazón. A menudo se da en el lugar
de trabajo, en la política o en la misma Iglesia. El Señor nos dice:
“Sea vuestro lenguaje: ‘sí, sí’; ‘no, no’; que lo que pasa de aquí viene
del Maligno” (Mt 5,37). No tengamos, pues, miedo de ser sinceros,
de decir siempre la verdad, de escucharla, de conformarnos con la
verdad. Así podremos amar. (articulosdog@gmail.com)
jueves, 26 de agosto de 2021
¿CÓMO DIALOGAR CON DIOS?
Pbro. Mario Arroyo,
Dr. en Filosofía.
p.marioa@gmail.com
No son palabras textuales, pues con el fragor de las clases las he olvidado, pero la idea sí
que es precisa. Hace unos días, en clase, una alumna me preguntó, ¿cómo saber si la oración es
eficaz?, ¿cómo se mide eso?, ¿cuáles son los requisitos para que sea oída? Buscaba tener una
certeza y un control verificable sobre la oración. Su cuestionamiento me dejó pensando, pues late
en el fondo de muchos jóvenes, acostumbrados a solucionar sus problemas con un “click”, a la
rapidez vertiginosa de internet. En consecuencia, batallan mucho para comprender el ritmo de
Dios, y por lo tanto, de la oración.
¿Cómo explicarle a una persona, acostumbrada a resolver sus problemas o a salir de dudas
con un click, que con Dios nos es así?, ¿cómo explicarle que no es “el genio de la lámpara” y que,
al mismo tiempo, vale la pena acudir a Él? Por el tono de la pregunta –también importante- daba a
entender cómo en realidad, para ella no sumaba dedicar el tiempo a la oración, siendo más
oportuno emplearlo en otras actividades más rentables, seguras y eficaces.
El desafío de presentar el valor de la oración a una generación que valora lo inmediato y lo
tangible por encima de todo, no es sencillo. No es que no tengamos respuestas; las tenemos, la
cuestión es que no satisfacen las demandas de los más jóvenes, pues para ellos lo que no sea
inmediato, lo que no pueda verificar y disfrutar aquí y ahora, no cuenta.
¿Cómo hacer para que efectivamente, al hacer oración, las cosas sucedan como
queremos? Pareciera que es una cuestión de técnicas, de procedimientos. Es lo que la gente
quiere escuchar: el secreto rápido y eficaz para que de forma infalible tu oración sea escuchada y
consigas lo que quieres. Lo dramático es que la oración no funciona así, y por eso es descalificada
con rapidez por muchas personas, perdiéndose así una inmensa riqueza espiritual, dando lugar a
un clima de aridez en los corazones, de vacío espiritual, que resulta muy doloroso constatar.
La oración siempre es escuchada, pero con frecuencia olvidamos lo que suelo llamar, “las
letras pequeñas del contrato”. En el Padrenuestro, en efecto, decimos: “hágase Tú voluntad, así en
la Tierra como en el Cielo”; no “hágase mí voluntad así en la Tierra como en el Cielo”. Y el cambio
del “Tú” por el “mí” resulta trascendental. A la oración, en definitiva, vamos a identificarnos con la
voluntad de Dios, a ser capaces de realizar esa voluntad de Dios en nuestras vidas. De esa forma,
vamos teniendo un gran crecimiento interior, vamos desarrollando una espiritualidad, pero no de
forma instantánea, sino como un efecto cumulativo. A más oración, más sintonía con Dios, mayor
sentido le encontramos a lo que nos sucede, de forma que podemos encuadrarlo en un mapa
cargado de significado. Por eso, a mayor oración, más felicidad, porque entendemos los
acontecimientos de nuestra vida, como peldaños que nos van llevando, cada vez en forma más
decidida, a la unión con Dios, meta de nuestro diálogo con Él.
Pero para eso, necesitamos la humildad del que se acopla a los tiempos de Dios, para
quien “mil años son como un día y un día como mil años.” Es decir, tenemos que habituarnos a ver
las cosas con visión de eternidad, fuera del tiempo, como las ve Dios. Así nos enseña a –en
expresión de Francisco- “transitar la paciencia”. Y como diría san Pablo, “la paciencia es fruto de la
virtud probada”. Ese sano esperar, ese no tener la inmediatez del click, es muchas veces lo mejor
para nuestra alma, y por ello Dios permite que así sean los tiempos de la oración.
Ahora bien, ¿cómo explicar esto a un centennial acostumbrado a la inmediatez?, ¿cómo
hacer para que no le suene a excusa, o a que considere irreal e impráctica la oración? No me
quedó otro camino que pedírselo al Señor en mi oración personal: “Señor, dame buenas
explicaderas, dale buenas entendederas” (san Josemaría), aunque no puedo caer en el error de
decirle: “pero ¡dámelas ya!”; tengo que contentarme con dejar la semilla sembrada en esa alma, y
confiar en Dios, de forma que en el tiempo oportuno de fruto. La eternidad de Dios y la inmediatez
de nuestro mundo dan lugar a dos lenguajes inconmensurables; en medio nos encontramos
nosotros, intentando tender puentes imposibles. Pero la clave del dilema, aunque no lo parezca,
es siempre la oración.
domingo, 22 de agosto de 2021
EL SECRETO DE SANTA MARÍA
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
Georges Clemenceau fue un político y médico francés. Siendo
presidente del Consejo de Ministros, sucedió que falleció uno de los
ministros. Entonces un político ambicioso le escribió de inmediato:
“No preciso decirle señor presidente que yo soy el más indicado para
ocupar el puesto del recién fallecido”. Clemenceau no tardó en
responder dándole toda la razón: “Sólo tiene usted que entenderse
con el servicio del funeral para que le dejen ocupar el lugar del
difunto”.
El Señor nos recuerda que todo el que se ensalza será humillado y
el que se humilla será enaltecido. Con motivo de la solemnidad de la
Asunción de la Virgen María a los Cielos, el Papa Francisco aseguró
que la humildad es el secreto de María, la que atrajo la mirada de
Dios hacia ella.
2) Para pensar
Al inicio de la Sagrada Escritura se profetiza que la Virgen
aplastará a la serpiente. Una imagen que anuncia la Victoria de la
Virgen María sobre el pecado y el diablo. Pero esa imagen se ha
hecho visible en un hecho extraordinario en que serpientes reales
“veneran” a la Madre de Dios. Ello acontece cada año, precisamente
y sólo en los días anteriores a la fiesta de la Asunción de la Virgen
María: llegan serpientes hasta un monasterio ortodoxo dedicado a la
Virgen en la isla de Cefalonia, Grecia.
La historia se remonta al año 1705 cuando las monjas del
monasterio iban a ser atacadas por piratas. Las monjas rezaron
fervorosamente a la Virgen María para que las protegiera. Y así fue.
Al desembarcar y acercarse al monasterio los piratas se encontraron
con serpientes venenosas que los hicieron huir. Desde entonces, las
pequeñas serpientes negras aparecen cada año antes de la fiesta
mariana, y se dirigen hasta las entradas de la iglesia para “venerar”
el ícono de plata conocido como la Virgen de las Serpientes. Algunas
de estas serpientes poseen una cruz en la cabeza. Y aunque suelen
ser agresivas, durante estos días son dóciles. Luego desaparecen
completamente hasta la fiesta del año siguiente.
3) Para vivir
Es común que se busque la grandeza y deslumbrar. Pero Dios no
mira las apariencias, sino el corazón y le encanta la humildad.
Mirando a María, que se atribuye el título de ‘esclava del Señor’,
podemos decir que la humildad es el camino que conduce al Cielo.
El Santo Padre nos invita a preguntarnos: “¿Cómo es mi
humildad? ¿Busco ser reconocido por los demás, ser alabado,
sobresalir, o pienso en servir? ¿Sé escuchar en silencio, como María,
o solo quiero hablar y recibir atención? Solo quien se reconoce como
nada ante Dios, es capaz de recibirlo todo. Solo quien se vacía es
llenado por Él. Quien está lleno de sí mismo no da espacio a Dios.
María es la ‘llena de gracia’ por su humildad. Es esencial ser pobre de
espíritu, necesitado de Dios.
El Papa señaló que es hermoso que la criatura más humilde y
elevada de la historia, la primera en conquistar los cielos, pasó su
vida dentro del hogar, en lo ordinario. Dios siempre vio la belleza de
su corazón, nunca tocado por el pecado. Es un mensaje de esperanza
para nosotros, para quien vive días difíciles. Es una verdad que
estamos llamados, como María, a participar de la gloria del Cielo.
(articulosdog@gmail.com)
jueves, 19 de agosto de 2021
LAS CLAVES PARA CONSEGUIR UNA PERSONALIDAD ESTABLE Y MADURA
Raúl Espinoza Aguilera, @Eiar51
Con alguna frecuencia nos encontramos con adolescentes que se comportan como niños, o bien, con jóvenes (o incluso de mayor edad) que siguen siendo adolescentes. ¿Por qué? Por su inestabilidad de ánimo; debido a que se dejan llevar por el sentimentalismo; por explosiones frecuentes en su carácter; por su incongruencia; por sus reacciones infantiles, o bien, estados de mal humor injustificados.
Esas personas no se conocen a sí mismas; se dejan llevar por sus caprichos; por la frivolidad; por lo que en ese momento les apetece; no tienen claro qué es lo que buscan en la vida; cambian continuamente de opinión.
El célebre filósofo Romano Guardini señalaba que para obtener la plena madurez era necesario: 1) Conocerse y aceptarse a sí mismo tal y como se es; con virtudes y defectos; 2) aceptar a los demás tal y como son y no como nos gustaría que fueran; 3) aceptar las circunstancias externas como se presentan. Aclaro que este filósofo de ningún modo exaltaba la mediocridad o el conformismo, sino que siempre animaba a que las personas se superaran, que corrigieran a solas a las personas cuando sus defectos eran graves, o bien, influir en los acontecimientos sociales. Aunque a este intelectual –quien vivía al norte de Italia- le tocó sufrir en carne propia los atropellos de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial y se percató que nada podía hacer por mejorar esa dolorosa y desagradable situación.
Otro filósofo, el Dr. Francisco Ugarte considera que, en primer lugar, se debe conocer la verdad con objetividad. De tal manera que la razón sea el principio rector de nuestra conducta. De esta manera, se pueden fijar metas claras en la vida y de acuerdo a la realidad de cada persona.
Algunas personas cometen el error de valorarse demasiado a sí mismas y se trazan metas muy por encima de lo que pueden alcanzar, de tal manera que suelen vivir tristes o desencantadas.
También es necesaria la madurez de la voluntad. Es lo que comúnmente se conoce como la fuerza de voluntad. Ya que muchos ideales se logran con perseverancia, constancia y venciendo las dificultades pequeñas o grandes que se encuentran habitualmente en el camino. Da mucho gusto observar a jóvenes que –con muchos sacrificios económicos- logran culminar sus estudios profesionales y de posgrado y, posteriormente, desarrollarse satisfactoriamente en el terreno profesional y familiar.
El mismo Dr. Ugarte afirma que de suyo los sentimientos no son malos ni se deben de reprimir. Existen sentimientos que son nobilísimos como es el amor a Dios, a la esposa, a los hijos, a los amigos, al deseo de mejorar la sociedad para el bienestar común. Pero hay que saber encauzar adecuadamente esas emociones, así como esos sentimientos.
Otro aspecto no menos trascendente es aprender a valorar los valores estéticos que enriquecen a la personalidad y modulan los sentimientos, como la pintura, la escultura, la música clásica, la afición por visitar museos, por aprender un instrumento musical, por la buena Literatura.
También es recomendable el ejercicio físico, la práctica de los deportes, la gimnasia porque contribuyen a la buena salud y el adecuado funcionamiento del organismo. “Mente sana en cuerpo sano”, como escribía el literato romano Juvenal.
También se requiere una madurez para aprovechar adecuadamente el tiempo y trabajar sabiamente dedicando tiempo a la actividad profesional, a la familia, a cultivar amistades, al ejercicio físico, a la cultura, al perfeccionamiento en otras áreas del saber, como la Historia, la biografía de grandes personajes, la Geografía, la Biología, las nuevas tecnologías, las obras clásicas de la Literatura Universal o profundizar en los propios estudios de la profesión.
La psiquiatra Marian Rojas subraya algo interesante: “Si nos pasamos la vida buscando ser perfectos, enfermamos”. Es decir, resulta magnífico que se busque mejorar en los valores y virtudes personales, en el desempeño profesional, en corregir los habituales errores que se tienen, pero caer en el llamado “perfeccionismo” puede conducir al estrés, a la angustia, a la insatisfacción permanente.
Otro aspecto es aprender a desdramatizar las dificultades y problemas que suelen surgir a lo largo de la existencia. No se trata de ignorarlos, sino de darles su justa dimensión y buscar el modo de solucionarlos con serenidad y a su debido tiempo.
Finalmente concluyo con una faceta que considero relevante: conservar siempre la alegría, el optimismo, la paz, la serenidad y el buen humor, pase lo que pase. ¡Qué importante resulta el aprender a reírnos de un buen chiste! La alegría, por tanto, debe ser parte integrante de nuestro cotidiano caminar. Si procuramos estar siempre contentos, y a la vez buscamos hacer agradable y amable el camino de los que nos rodean, a nuestra vida sobrevendrá –con la naturalidad y espontaneidad con que surge un manantial- una profunda felicidad, aun en medio de penas, sufrimientos y contrariedades, que por lo demás nunca faltan.
domingo, 15 de agosto de 2021
GILBERT K. CHESTERTON: UN GRAN PROMOTOR DE LA FAMILIA HUMANA
Raúl Espinoza Aguilera, @Eiar51
En este año dedicado a la familia, he recordado que el célebre escritor inglés
Gilbert Keith Chesterton (1874-1936) promovió mucho a la familia humana y a sus
valores.
Escribió: “El lugar donde nacen los niños y mueren las personas, donde el amor y
la libertad florecen, no es ni en una oficina, ni en un comercio, ni en una fábrica.
Ahí veo yo la importancia de la familia”.
Sostenía que cuando los cónyuges contraen matrimonio se pertenecen el uno al
otro. Y que esta unión funciona para siempre, con la idea básica de la
permanencia.
El poder estatal -también afirmaba- crece de día en día, pero son las tradiciones
multiseculares las que sostienen a la humanidad. Y la tradición del matrimonio
resulta clave.
La familia es una sociedad estable, cuyo objetivo fundamental es la propagación
de la especie humana, y en la que sus miembros, por medio de la unión de vida y
de amor, hacen frente a las necesidades materiales y morales de la vida cotidiana.
Fundada sobre el matrimonio contraído libremente -uno e indisoluble- la familia es
y ha de ser considerada como el núcleo primario y natural de la sociedad.
El hogar es el lugar por excelencia donde los hijos aprenden todos valores, donde
forjan su carácter y crecen en solidaridad y cariño mutuo para enriquecer el
desarrollo y bienestar de sus propios miembros y de la sociedad.
El hecho de engendrar hijos reviste de una especial dignidad porque es continuar
la obra del Creador.
Y es que las personas no nacen con la capacidad de valerse por sí mismas para
obtener el fin de sus vidas, sino que necesitan del continuo cuidado y protección
de sus padres.
El papel insustituible que la sociedad familiar desempeña en la formación del ser
humano es lo que constituye -en última instancia- el marco imprescindible de la
procreación.
La familia, en definitiva, es por naturaleza la primera comunidad de vida, de
educación y de perfeccionamiento humano.
A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, Gilbert K. Chesterton enfrentó
algunas corrientes ideológicas muy acentuadas que desorientaban a la opinión
pública, como: el ateísmo y el agnosticismo que niegan la existencia de Dios o
piensan que Él no interviene para nada en la vida de los hombres; el Positivismo.
Su fundador, el filósofo francés Augusto Comte, consideraba que la única verdad
válida era la que se podría demostrar en un laboratorio; el Evolucionismo radical
de Charles Darwin afirmaba que el hombre era un descendiente directo del mono;
la sexualidad, desde la perspectiva del psiquiatra vienés Sigmund Freud, sostenía
que las personas sólo se movían por impulsos sexuales, negando la libertad
humana; el Amoralismo, corriente que considera que no existe la Religión, ni Dios
ni la moral.
Chesterton aportó valiosos argumentos para contrarrestar estas influencias
nocivas tanto con sus escritos como en nutridos auditorios en los que solía discutir
con destacados literatos como Bernard Shaw o H. G. Wells.
Sus acertados conceptos, dentro de otros muchos aspectos, fueron la base para
preservar a la familia y la educación de los hijos, así como para brindar criterios
claros a la sociedad de su tiempo.
Este escritor inglés también sostenía que el matrimonio es un compromiso para
toda la vida. Se trata de un pacto de amor. La expresión “amor libre” entraña una
contradicción en sí misma ya que esa unión no es un verdadero amor, sino que se
convierte en un pasajero placer egoísta.
El matrimonio no se puede sostener con sentimentalismos o enamoramientos
efímeros, sino que se debe de guiar por la razón para que permanezca.
Cuando un hombre y una mujer se casan lo hacen para siempre y libremente. La
unión matrimonial es estupenda y sagrada y cada día debe renacer ese amor
entre los esposos.
El papel de la mujer y del hombre son insustituibles en la formación de los hijos y
deben de entregar su vida entera para atenderlos y velar por su crianza y el
crecimiento en virtudes y valores. Ésa es su prioritaria ocupación y nadie lo hará
mejor que ellos.
Finalmente, también afirmaba que “si la humanidad no se hubiera organizado en
familias, no habría podido organizarse en naciones”.
Considero que el pensamiento de Gilbert K. Chesterton sobre la familia, conserva
plena actualidad y vigencia en nuestros días.
LAS MÁSCARAS QUE OCULTAN LA LEY PERFECTA
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
Se cuenta que en un pueblo se remodeló su plaza. Mandaron
pintar una de las bancas que estaba en mal estado. Pero para que
nadie se sentara en ella, se dispuso que hubiera un guardia que
evitara se sentaran sobre la pintura fresca. Sucedió que al día
siguiente hubo cambio de gobierno y reemplazaron también al
guardia que solo alcanzó a decirle al suplente que no dejara sentar a
nadie. Fue así que pasaron semanas, meses y años, con un guardia
en la plaza evitando se sentara la gente. Ya nadie sabía la razón,
pero seguían prohibiéndolo, siendo que la banca se había secado
mucho tiempo atrás.
Las leyes o mandatos tienen su razón de ser, no simplemente son
órdenes que cumplir. El Papa Francisco se refirió al cuestionamiento
que hacía san Pablo a los gálatas sobre la ley dada por Moisés, pues
se habían olvidado de su razón de ser. Cumplían la letra, pero faltaba
el espíritu que acompaña la ley. La llegada de Jesucristo nos trajo la
salvación, Él es quien nos salva. San Pablo recuerda que no nos
salvamos nosotros mismos al cumplir la ley, sino que es Cristo quien
nos salva cuando cumplimos la ley. Es bueno cumplir la ley, pero es
Dios quien nos otorga la gracia para ser salvados e irnos al Cielo.
2) Para pensar
Hay el peligro de pensar que uno ya es bueno porque cumple
ciertas normas, sin pensar que podemos cumplirlas gracias a la
ayuda de Dios. Los fariseos del tiempo de Jesús, se pensaban santos
porque cumplían ciertas reglas, pero se olvidaban de vivir la caridad,
que es la esencia de la santidad. Hay el peligro de llevar una doble
vida: la que somos y la que queremos aparentar. Hay un poema del
escritor uruguayo Mario Benedetti llamado "Máscaras" que muestra
esa aversión a la hipocresía. Así dicen unos de sus versos:
No me gustan las máscaras exóticas / ni siquiera me gustan las
más caras… no me gustan y nunca me gustaron / ni las del carnaval
ni las de los tribunos
ni las de la verbena ni las del santoral / ni las de la apariencia ni
las de la retórica / me gusta la indefensa gente que da la cara / y le
ofrece al contiguo su mueca más sincera…
me gustan los que sueñan sin careta / y no tienen pudor de sus
tiernas arrugas… / las máscaras no sirven como segundo rostro
no sudan / no se azoran / jamás se ruborizan… / las máscaras
alegres no curan la tristeza / No me gustan las máscaras / he dicho.
3) Para vivir
Con el término hebreo “Torah” se indica la Ley, la recopilación de
todas esas prescripciones y normas. La ley fue otorgada por Dios. Era
una época en que había necesidad de una Ley así, fue un gran regalo
que Dios hizo a su pueblo, porque en esa época había paganismo e
idolatría por todos lados.
San Pablo no era contrario a la Ley mosaica, pero aclara que esa
ley no da la vida por sí misma, sirvió para preparar el encuentro con
Cristo. Esa es la novedad radical de la vida cristiana: la ley de Cristo
da Vida por el Espíritu Santo. La ley alcanza su perfección en el
encuentro con Jesucristo y su precepto del amor. La gracia nos da la
Vida y la unión con Dios en el Amor. (articulosdog@gmail.com)
miércoles, 11 de agosto de 2021
EDITH STEIN: BRILLANTE FILÓSOFA JUDÍA CONVERTIDA AL CRISTIANISMO
Raúl Espinoza Aguilera, @Eiar51
El pasado 9 de agosto se conmemoró el fallecimiento de Edith Stein. Ella fue una de esas mujeres excepcionales del siglo pasado por su gran categoría intelectual y su congruencia entre lo que pensaba y cómo actuaba. Era discípula del célebre filósofo Edmund Husserl, fundador de la corriente Fenomenológica, quien tuvo gran repercusión en su tiempo. Fue bastante adelantada a su tiempo porque se interesaba por los derechos civiles de la mujer.
Era de nacionalidad polaca. Primero comienza a estudiar Historia. Posteriormente, en 1913, ingresó a la Universidad de Gotinga, donde estudió Filosofía. Bajo la influencia ideológica de su maestro Husserl, publicó los libros “La Estructura de la Persona Humana” e “Individuo y Comunidad”.
Luego aconteció que varios de sus compañeros de la universidad se convirtieron al catolicismo y eso impactó sobremanera a Edith. Y se pone en acción hasta profundizar -con una serie de valiosas lecturas- que la condujeron a concluir que “la verdad” en Husserl no le satisfacía plenamente.
En cierta ocasión, fue a pasar el día a casa de unos amigos. Ellos la invitaron a ir de compras al mercado. Edith lo agradeció, pero les dijo que prefería quedarse leyendo. En el librero encontró la “Autobiografía de Santa Teresa de Jesús”.
A la mitad de la lectura, llegó a esta importante conclusión: “Aquí se encuentra “la Verdad Plena” que tanto he venido buscando. A partir de ese momento decidió convertirse al cristianismo. Pocos días después, conversó con un sacerdote católico y le comunicó su deseo de convertirse a la fe. Este presbítero le recomendó varias lecturas medulares. Continuó perseverando en su decisión y en 1922 fue bautizada.
A partir de ese momento, se adentra en la filosofía de Santo Tomas de Aquino y del Beato Duns Scoto y publica su libro “Ser Finito y Ser Eterno” en el que compara la Filosofía de Tomás de Aquino con la de Edmund Husserl.
Pero su inquietud intelectual y espiritual continuaba en aumento. En 1932 tomó la firme determinación de ingresar a la Orden de las Carmelitas Descalzas. Decide adoptar el nombre de Sor Benedicta de la Cruz.
Lee con sumo interés las obras de los clásicos místicos del Siglo de Oro Español, como San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús.
Bajo esa influencia escribe su libro “La Sabiduría de la Cruz” en el que aborda el tema del sentido del dolor, de la enfermedad y del sufrimiento. Lo presentaba como una realidad unida a la Cruz de Jesucristo. Pronto se convirtió en un libro célebre.
En septiembre de 1939 estalla la Segunda Guerra Mundial y el dictador de Alemania, Adolfo Hitler, envió a los judíos a campos de concentración. Edith Stein pronto se percata que su querido pueblo hebreo estaba destinado a la muerte en esos campos de exterminio y comprende que ella también tendría ese mismo fin. Enfrenta con valentía y fortaleza ese martirio por los de su raza y por su fe cristiana.
Sus Superioras, preocupadas por su condición de judía, deciden enviarla de Polonia a Holanda. Pero este traslado coincide con una Carta Pastoral que publicaron los Obispos holandeses condenando los salvajes atropellos del Fuhrer.
Hitler se enfurece y decide tomar serias represalias contra esos Obispos y los católicos en general. Además, se recrudece en ese país la persecución contra los hebreos. Fue la misma suerte que corrió en Ámsterdam la joven Ana Frank que lo relata en su conmovedor “Diario”.
En agosto de 1942, son detenidas por la Gestapo tanto Edith como su hermana Rosa, también convertida al catolicismo. Ellos descubren que, además de ser religiosas, son judías y deciden enviarlas a Auschwitz.
¿Qué hizo Sor Benedicta de la Cruz en este campo de concentración? Se encargó de todos los niños porque sus madres estaban enfermas. Los lavó, los atendió y los cuidó como si fueran sus propios familiares. Además, desarrolló una intensa actividad con obras de misericordia corporales y espirituales. Es decir, ya no le interesaba su propia persona, sino servir a los demás en grado heroico.
A los 51 años le informaron que estaba condenada a las regaderas de ácido cianhídrico que provoca la muerte casi en forma instantánea. Recibió esa noticia con gozo y paz sabiendo que moriría como mártir de la fe. Se preparó con mucha oración y penitencia. Elevó plegarias pidiendo también por la conversión de su pueblo hebreo, así como por las almas de los perseguidores.
En 1987 fue Beatificada por el Papa San Juan Pablo II y en 1998 la declaró como una Mártir santa y, al año siguiente, la nombró Co-Patrona de Europa, junto con San Benito.
Sin duda, se trata de una mujer con una excepcional talla intelectual que ha pasado a la historia por sus trabajos de investigación -con un alto nivel académico- tanto en el campo de la Filosofía como en Teología. A la vez, fue una mujer ejemplar que dio su vida por la fe cristiana y por el pueblo judío.
EL WAZE, LA LIBERTAD Y DIOS
Pbro. Mario Arroyo,
Dr. en Filosofía.
p.marioa@gmail.com
Pregunta Roberto, alumno de filosofía, “¿Padre, en el Cielo perderemos la libertad? Pues
ya no podremos no elegir a Dios, no podremos elegir algo distinto de Dios, no seremos libres.”
Debo reconocer que de momento me dejó frío la pregunta, no se la pude responder. Tenía dos
cosas claras, pero no sabía explicar cómo se conjuntaban: que en el Cielo no perdemos la libertad,
y que en el Cielo no podemos no elegir a Dios. El misterio era: conservábamos la libertad y
perdíamos la capacidad de elegir. Me sonaba un poco al absurdo, a un círculo cuadrado, algo
contradictorio. Meses después escuché una conferencia del Dr. Ángel Rodríguez Luño, que me
esclareció bastante la cuestión. Sirvan estas líneas como respuesta tardía a Roberto, pues en su
momento no se la pude ofrecer.
La clave de la cuestión es tomar como punto de referencia la libertad de Dios. En Dios, por
ejemplo, la procesión del Espíritu Santo, es decir, la procesión del Amor en Dios, es necesaria y
libre al mismo tiempo. El Amor no puede sino ser libre, el Espíritu Santo, Amor subsistente entre el
Padre y el Hijo procede con necesidad de Ellos y es libre.
Esto, que pareciera muy abstracto, tiene su lógica y su aplicación en nuestra vida
corriente. Podría expresarse con la pregunta, ¿la inteligencia artificial eliminará nuestra libertad?
Es decir, ¿el Waze me quita la libertad? Pareciera que la libertad estaría afincada en nuestra
capacidad de equivocación, en la limitación de nuestro conocimiento. Porque somos libres
podemos elegir, porque somos libres, podemos hacer el bien y el mal. ¿Pero qué pasa cuando
tengo certeza de lo mejor? Nadie me obliga a seguir la ruta señalada por el Waze, pero la sigo
porque sé que es la mejor, la más rápida. Conforme la inteligencia artificial vaya avanzando, cada
vez serán menos frecuentes nuestras decisiones, pues si tenemos sentido común, seguiremos lo
que nos indique la IA.
Pero hay algo viciado en esta visión de la libertad. Pues liga necesariamente libertad e
imperfección. Pero si Dios es perfecto y es libre, algo no concuerda. Si la libertad es “signo
eminente de la imagen divina en el hombre”, algo debe estar mal. O si no, el mundo feliz al que
nos encamina la inteligencia artificial, será feliz precisamente porque no será libre. Pero todos
tenemos la experiencia de que, sin libertad, no somos felices.
La clave del “nudo gordiano”, que resuelve la aporía de la libertad tanto en Dios como en
el Waze, está en replantear su noción. Más que en la capacidad de elegir –que también lo es-, la
libertad estribaría en la afirmación del bien. Más que en la elección estaría en la libre afirmación
del bien. Cuando elijo el camino señalado por el Waze no pierdo la capacidad de irme por otra
ruta, pero escojo esa por ser la mejor. Análogamente, cuando en el Cielo elijo a Dios, afirmo
libremente ese bien, que es Dios; la diferencia es que, al saturar mi capacidad de bien, es decir, de
lo que justifica mi elección, ya no tengo posibilidad de elegir otra cosa; a diferencia del Waze, pues
éste no es el bien absoluto, sino uno parcial.
Tanto la teología como la inteligencia artificial nos conducen a la misma conclusión. La
libertad es capacidad de elegir, pero no es eso primordialmente. Fundamentalmente es afirmación
del bien, porque es bueno. Así encuentra su sentido la libertad, que está hecha para el amor y no
para el pecado, aunque gracias a la libertad puedo pecar. Su plenitud, sin embargo, no está en el
pecado, ni en la carencia de información adecuada, sino en el amor al bien. Más grande es la
libertad cuando el objeto de su amor es más elevado, llegando a ser absoluta, cuando el objeto de
su amor es Dios.
Esto tiene consecuencias prácticas en la vida ordinaria. Pues me induce a que libremente
escoja lo mejor, porque es bueno. A que busque hacer las cosas amando, pues así doy plenitud a
mi libertad, a que busque a Dios como mi sumo bien, y no caiga en la falacia de hacer el mal
justificándolo en mi libertad. La libertad se pierde, en efecto, por el pecado, porque engendra el
vicio. Lo que libremente elegí mal, termina por arrebatarme la libertad. Cuando elijo libremente el
bien, consolido mi libertad.
martes, 10 de agosto de 2021
APRENDER A ESCUCHAR LOS SABIOS CONSEJOS DE LAS PERSONAS MAYORES
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
Hoy en día se admira la fuerza y belleza de la juventud, pero el
Papa Francisco ha querido que dirijamos la mirada también a los
ancianos y adultos. Por ello, el pasado 25 de julio, el Papa Francisco
celebró la Primera Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores.
Con ese motivo invitó a visitar a los ancianos, a los que están más
solos, y decirles, como Jesús: “Yo estoy contigo todos los días”.
Importa que la sociedad valore la presencia de los abuelos y los
ancianos, especialmente en esta cultura del descarte. Los abuelos
necesitan a los jóvenes y los jóvenes necesitan a los abuelos: ¡tienen
que hablar, tienen que encontrarse! El Papa recordó a un poeta que
dice: “lo que el árbol tiene de florido, vive de lo que tiene sepultado”.
Los abuelos tienen la savia de la historia que sube y da fuerza al
árbol que crece. Sin diálogo entre jóvenes y abuelos, la historia no
sigue, la vida no sigue: hay que retomar esto, es un desafío para
nuestra cultura.
2) Para pensar
Las personas mayores nos transmiten la sabiduría de la vida. Unos
consejos que han inspirado a muchos, son los que pronunció el
presidente de la Coca Cola, Bryan Dyson, cuando se despidió de la
compañía y se difundieron por todo el mundo. A continuación lo
recordamos:
Imagina la vida como un juego en el que estás malabareando
cinco pelotas en el aire. Estas son: tu Trabajo, tu Familia, tu Salud,
tus Amigos y tu Vida Espiritual. Y tú las mantienes todas éstas en el
aire.
El Trabajo es como una pelota de goma. Si la dejas caer, rebotará
y regresará. Pero las otras cuatro pelotas: Familia, Salud, Amigos y
Espíritu son frágiles, como de cristal. Si dejas caer una de estas,
irrevocablemente saldrá astillada, dañada e incluso rota. Nunca
volverá a ser lo mismo.
Debes entender esto: apreciar y esforzarte por conseguir y cuidar
lo más valioso. Trabaja eficientemente, pero deja el trabajo a tiempo.
Dale el tiempo requerido a tu familia y a tus amigos. Haz ejercicio,
come y descansa adecuadamente. Y sobre todo, crece en tu vida
espiritual, que es lo más trascendental, porque es eterno.
La vida es corta, ¡ámala! Vive intensamente y recuerda: Antes de
hablar... ¡Escucha! Antes de escribir... ¡Piensa! Antes de criticar...
¡Examínate! Antes de herir... ¡Siente! Antes de orar... ¡Perdona!
Antes de gastar... ¡Gana! Antes de rendirte... ¡Intenta! Antes de
morir... ¡¡VIVE!!
En realidad, nada termina hasta que dejas de intentarlo… No
vayas por la vida tan rápido que te olvides, no solo de dónde vienes,
sino también a dónde te diriges... La vida no es una carrera, sino un
viaje que debe disfrutarse a cada paso…
3) Para vivir
Comentaba el Papa Francisco que sufre cuando ve una sociedad
que corre, indiferente, afanada en tantas cosas e incapaz de
detenerse para dirigir una mirada, un saludo, una caricia. Los
abuelos, que han alimentado nuestra vida y nuestra fe, hoy tienen
hambre de nuestra atención, de nuestra ternura, de sentirnos cerca.
Hoy tenemos necesidad de soñar juntos, de superar los conflictos
entre generaciones para preparar el futuro. El Papa pide dedicar
tiempo a los adultos, para que no nos arrepintamos mañana de no
haberlo hecho. Que no los descartemos nunca. (articulosdog@gmail.com)
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