domingo, 15 de agosto de 2021
GILBERT K. CHESTERTON: UN GRAN PROMOTOR DE LA FAMILIA HUMANA
Raúl Espinoza Aguilera, @Eiar51
En este año dedicado a la familia, he recordado que el célebre escritor inglés
Gilbert Keith Chesterton (1874-1936) promovió mucho a la familia humana y a sus
valores.
Escribió: “El lugar donde nacen los niños y mueren las personas, donde el amor y
la libertad florecen, no es ni en una oficina, ni en un comercio, ni en una fábrica.
Ahí veo yo la importancia de la familia”.
Sostenía que cuando los cónyuges contraen matrimonio se pertenecen el uno al
otro. Y que esta unión funciona para siempre, con la idea básica de la
permanencia.
El poder estatal -también afirmaba- crece de día en día, pero son las tradiciones
multiseculares las que sostienen a la humanidad. Y la tradición del matrimonio
resulta clave.
La familia es una sociedad estable, cuyo objetivo fundamental es la propagación
de la especie humana, y en la que sus miembros, por medio de la unión de vida y
de amor, hacen frente a las necesidades materiales y morales de la vida cotidiana.
Fundada sobre el matrimonio contraído libremente -uno e indisoluble- la familia es
y ha de ser considerada como el núcleo primario y natural de la sociedad.
El hogar es el lugar por excelencia donde los hijos aprenden todos valores, donde
forjan su carácter y crecen en solidaridad y cariño mutuo para enriquecer el
desarrollo y bienestar de sus propios miembros y de la sociedad.
El hecho de engendrar hijos reviste de una especial dignidad porque es continuar
la obra del Creador.
Y es que las personas no nacen con la capacidad de valerse por sí mismas para
obtener el fin de sus vidas, sino que necesitan del continuo cuidado y protección
de sus padres.
El papel insustituible que la sociedad familiar desempeña en la formación del ser
humano es lo que constituye -en última instancia- el marco imprescindible de la
procreación.
La familia, en definitiva, es por naturaleza la primera comunidad de vida, de
educación y de perfeccionamiento humano.
A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, Gilbert K. Chesterton enfrentó
algunas corrientes ideológicas muy acentuadas que desorientaban a la opinión
pública, como: el ateísmo y el agnosticismo que niegan la existencia de Dios o
piensan que Él no interviene para nada en la vida de los hombres; el Positivismo.
Su fundador, el filósofo francés Augusto Comte, consideraba que la única verdad
válida era la que se podría demostrar en un laboratorio; el Evolucionismo radical
de Charles Darwin afirmaba que el hombre era un descendiente directo del mono;
la sexualidad, desde la perspectiva del psiquiatra vienés Sigmund Freud, sostenía
que las personas sólo se movían por impulsos sexuales, negando la libertad
humana; el Amoralismo, corriente que considera que no existe la Religión, ni Dios
ni la moral.
Chesterton aportó valiosos argumentos para contrarrestar estas influencias
nocivas tanto con sus escritos como en nutridos auditorios en los que solía discutir
con destacados literatos como Bernard Shaw o H. G. Wells.
Sus acertados conceptos, dentro de otros muchos aspectos, fueron la base para
preservar a la familia y la educación de los hijos, así como para brindar criterios
claros a la sociedad de su tiempo.
Este escritor inglés también sostenía que el matrimonio es un compromiso para
toda la vida. Se trata de un pacto de amor. La expresión “amor libre” entraña una
contradicción en sí misma ya que esa unión no es un verdadero amor, sino que se
convierte en un pasajero placer egoísta.
El matrimonio no se puede sostener con sentimentalismos o enamoramientos
efímeros, sino que se debe de guiar por la razón para que permanezca.
Cuando un hombre y una mujer se casan lo hacen para siempre y libremente. La
unión matrimonial es estupenda y sagrada y cada día debe renacer ese amor
entre los esposos.
El papel de la mujer y del hombre son insustituibles en la formación de los hijos y
deben de entregar su vida entera para atenderlos y velar por su crianza y el
crecimiento en virtudes y valores. Ésa es su prioritaria ocupación y nadie lo hará
mejor que ellos.
Finalmente, también afirmaba que “si la humanidad no se hubiera organizado en
familias, no habría podido organizarse en naciones”.
Considero que el pensamiento de Gilbert K. Chesterton sobre la familia, conserva
plena actualidad y vigencia en nuestros días.
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