lunes, 31 de mayo de 2021
¿DIOS ESCUCHA SIEMPRE?
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
Un abuelo preguntaba a su pequeña nieta si rezaba sus oraciones todas las noches antes de dormir. Su nieta le respondió que sí. “¿Y por las mañanas también rezas?”, volvió a preguntar. Su nieta reconoció que no rezaba por las mañanas. “Y ¿por qué no?” le preguntó. Entonces la nietecita con mucha naturalidad le dijo: “Es que en las mañanas no me da miedo”.
Se puede pensar que no es necesario rezar si no se requiere algo. Pero en ese caso, estaríamos viendo la oración como una “varita mágica”, advirtió el Papa Francisco en su reciente Audiencia. Hay que evitar convertir nuestra relación con Dios en algo “mágico”, pues la oración es, ante todo, un diálogo con el Señor, no un medio para obtener nuestros deseos. Oramos para hablar con Dios y en ese diálogo a veces entran nuestras peticiones. Al rezar podemos caer en el riesgo de no ser nosotros quienes servimos a Dios, sino pretender que sea Él quien nos sirva a nosotros. El peligro va más allá, pues cuando no recibimos lo que pedimos, podemos desanimarnos, debilitarnos en la fe o decidir dejar de rezar pensando que no nos sirve de nada. El Papa nos invita aprender de la oración del “Padre nuestro”, en donde antes de pedir, queremos que se cumpla la voluntad de Dios.
2) Para pensar
Hay unas paradojas que nos muestran que a veces no recibimos lo que queremos, sino lo que realmente necesitábamos:
“Pedí salud que puedo obtener, Dios me hizo débil para poder obedecer.
Pedí riquezas para ser feliz, Dios me dio pobreza para ser prudente.
Pedí fuerza para poder hacer cosas grandes, Dios me dio debilidad para hacer cosas mejores.
Pedí todas las cosas para disfrutar de la vida, Dios me dio vida eterna para disfrutar de todas las cosas.
No recibí nada de lo que pedí, pero recibí mucho más de lo que deseaba”.
En la oración, es Dios quien nos debe convertir, no somos nosotros los que debemos convertir a Dios.
3) Para vivir
Ante la experiencia de rezar y no recibir lo pedido, parecería que Dios no nos ha escuchado. El apóstol Pablo nos recuerda que nosotros no sabemos lo que sea conveniente pedir (cfr. Rm 8,26). Por ello, la primera actitud para rezar es hacerlo con humildad confiando que Dios nos dará lo más conveniente: Él sabe mejor que nosotros lo que más nos conviene para nuestra salud espiritual.
¿Por qué a veces parece que Dios no escucha? Los Evangelios nos presentan que la respuesta de Jesús no siempre es inmediata. La misma oración de Jesús en el Getsemaní parece permanecer sin ser escuchada. Pero al tercer día está su resurrección. Por ello, dice el Papa, el mal es señor del penúltimo día, el momento donde es más oscura la noche y la tentación hace creer que el mal ha vencido. Pero el mal nunca es señor del último día: Dios es el Señor del último día. Aunque no recibimos respuesta, experimentamos que después, con el tiempo, las cosas se arreglan, pero según el modo de Dios, no según lo que nosotros queríamos en ese momento. El tiempo de Dios no es nuestro tiempo.
Aprendamos esta paciencia humilde de esperar la gracia del Señor, esperar el último día, nos invita el Papa. Muchas veces, el penúltimo día es muy feo, porque los sufrimientos humanos son feos. Pero el Señor está y en el último día Él resuelve todo. (articulosdog@gmail.com)
jueves, 27 de mayo de 2021
FUNDAMENTAL DEBER CIUDADANO: ACUDIR A VOTAR
Raúl Espinoza Aguilera, @Eiar51
Hace pocos días, observé a dos personas, de alrededor de 75 años, en el corazón
de la Colonia del Valle de la Ciudad de México, provenientes de un rumbo de la
ciudad más bien modesto con unas grandes cartulinas -elaboradas por ellas
mismas- con un texto que decía más o menos así: “El próximo 6 de junio serán las
elecciones. ¡Vamos todos a votar! Es más cómoda la indiferencia o el
abstencionismo, pero piensa en el bien de México”. Se detenían en su semáforo y
mostraban su escrito por 10 minutos y luego continuaban su camino hacia otra
calle con semáforo y así sucesivamente. Recuerdo que hacía mucho calor con un
sol deslumbrante a eso de las cuatro de la tarde y lógicamente iban sudando
mucho. La verdad es que me impresionó su afán sincero de concientizar a la
población sobre la importancia de acudir a las urnas. Era fácil adivinar que ningún
partido político les había pagado por ese trabajo, sino que lo hacían por propia
convicción.
También, un amigo me envió a mi celular la tumultuosa manifestación de fecha
reciente en la que miles y miles de personas en la principal avenida de Ciudad
Victoria protestaba contra la inseguridad, la violencia y el desafuero del
gobernador de Tamaulipas, Francisco García de Vaca. El video estaba tomado
desde un helicóptero e iba recorriendo los muchos kilómetros que abarcaba esta
marcha con personas de todas las clases y condiciones sociales. Realmente
causaba asombro esta enorme manifestación porque no iban “acarreados”, como
coloquialmente se suele decir. Llevaban pancartas que decían, entre otras muchas
más, “¡Ni un paso atrás, todos a votar!”
Me vino a la memoria la célebre frase del escritor, filósofo y político inglés,
Edmund Burke, quién afirmaba: “Lo único que necesita el mal para triunfar es que
los hombres buenos no hagan nada”. Y es un pensamiento muy actual, lleno de
verdad y de realismo en estos momentos por los que pasa el país.
Es un importante deber el ejercitar nuestros derechos ciudadanos, comenzando
por asistir a las urnas a votar.
El otro día escuchaba en una reunión de café a un grupo de personas mayores
que decían: “¡Uy, que mal están las cosas en el país! Se han fijado cómo se ha
encarecido la vida, la tremenda escasez de medicinas y además muy caras.” Otro
añadía: “Y qué me dicen de la fuga de capitales hacia el extranjero, lo mucho que
ha subido la gasolina y el terrible accidente del Metro”. Un tercero añadía: “Yo
perdí mi empleo y no encuentro otro y mis ahorros se están agotando”. Hasta que
uno de los participantes en esta tertulia intervino y les dijo: “Bueno, de acuerdo.
¿Pero ustedes van a ir a votar el 6 de junio próximo?”. Y como yo estaba en la
mesa más cercana, noté que se hizo un silencio total. Uno de ellos, tímidamente
comentó: “Tal vez yo vaya, pero no estoy seguro”. Entonces la persona más
sensata les dijo: “¡Pues si no piensan votar, entonces no se quejen!”
Todos tenemos una personal responsabilidad de participar en la vida pública para
contribuir a la libertad de libre manifestación; el defender la vida desde el momento
de su concepción; la unión de un hombre y una mujer para constituir una familia
bien integrada; la educación en todos los valores y proteger a los hijos para evitar
que en las escuelas los llenen de ideas nocivas, ajenas a las convicciones de los
padres; el respeto por la libertad religiosa; que exista una cultura de acuerdo a
esos mismos valores, etc.
Hay que aprender a dar una batalla de paz y de concordia, pero con firmeza y
determinación. Nada ni nadie puede pisotear esos derechos porque son nuestros
derechos ciudadanos. Hay que concientizar a los que viven o trabajan a nuestro
alrededor y para ser muy leales a la Patria.
Es una lástima que haya ciudadanos con valores claros que cuando se les
comenta, por ejemplo, “¿Ya te enteraste que hay una propuesta de ley que
pretende aprobar el aborto a nivel nacional?” El otro responde con indiferencia:
“Algo leí”. Y el amigo le añade: “Pues dentro de 10 días habrá una manifestación
que partirá desde el Monumento de la Independencia. Será el domingo a las 10 de
la mañana, ¿te animas a asistir, con tu esposa y tus hijos?” Y todo concluye con la
típica excusa: “Fíjate que mi familia y yo tendremos ese día un paseo a un pueblito
muy pintoresco. Lo siento”.
Luego, ya sabemos que vienen las exclamaciones estériles, cuando ya es
demasiado tarde: “¡Qué pena que hayan aprobado el aborto, o el consumo de
todas las drogas, la eutanasia o la educación socialista!”
El amor a la Patria no es una “frase bonita”. Se tiene que concretar en hechos bien
determinados y precisos. Es fundamental trabajar por el bien común de la nación y
animar a otros a que también se unan a causas nobles. Todos tenemos el deber
de actuar en la vida cívica y no abstenernos, así como de prestar la propia
colaboración para servir con lealtad y con libertad personal. La acción política
tiene un sentido muy noble: de servir a la propia comunidad y de contribuir al bien
común. Como decía aquel conocido pensador: “Nadie lo hará por ti, tan bien como
tú, si tú no lo haces”.
POLÍTICO, ¿SANTO?
Pbro. Mario Arroyo,
Dr. en Filosofía,
p.marioa@gmail.com
Robert Schuman, uno de los padres de la Unión Europea está a punto de ser reconocido
“Venerable”, es decir, que vivió heroicamente las virtudes, y que puede ser propuesto como
modelo, aunque todavía no se le puede dar culto público. Es el paso previo, antes de recibir el
reconocimiento como beato, para lo cual se necesita comprobar un milagro hecho por su
intercesión. Un segundo milagro comprobado le abre las puertas de la santidad.
El tema fuerte, sin embargo, es que en una profesión tan usualmente denostada como
corrupta y oportunista, donde son casi inevitables situaciones o acuerdos inmorales, un político de
éxito pueda ser propuesto como modelo y reconocido como santo. Robert Schuman no es
cualquier político, fue uno de los cuatro padres fundadores de la Unión Europea; tres de ellos
fueron católicos practicantes, y otro más va camino de los altares, el Siervo de Dios Alcide De
Gasperi (el otro católico fue Konrad Adenauer). Muestran de esta forma cómo la idea del Papa de
que “la política es una forma alta de la caridad” no se reduce a una frase feliz, de ocasión, sino que
se encarna en individuos concretos y, sobre todo, es realizable.
Por ello es más que nunca oportuno contar con el ejemplo de políticos santos recientes. Ya
tenemos a Santo Tomás Moro, pero es mártir y del siglo XVI. Necesitamos políticos que hayan
muerto en su cama, pero que hayan demostrado que, a través de los escollos de la actividad
política, se puede ser fiel a Dios y servir al bien común de manera eficaz. Y no políticos
“segundones”, sino protagonistas de la vida política, como Schuman, quien fuera Presidente del
Consejo de Francia, Ministro de Justicia y de Asuntos Exteriores y diputado por muchos años, y
primer presidente de la Asamblea Parlamentaria Europea. Aunque lo esencial es que fue él quien,
en su famoso discurso conocido como la Declaración Schuman, del 9 de mayo de 1950, propuso la
creación de una comunidad franco-alemana del carbón y el acero, para evitar futuros conflictos
bélicos –la guerra apenas había terminado cinco años antes-, y comenzar así un proyecto de
unidad. De ahí nació la Comunidad Europea del Carbón y el Acero, a la que se sumaron Bélgica e
Italia, primer paso en orden a configurar, años después, la Unión Europea.
Sí resulta irónico que la Unión Europea, siendo actualmente tan marcadamente laicista,
tenga en sus raíces a dos políticos católicos que van camino a los altares. Resulta irónico y trágico a
la vez. Incluso la bandera de Europa, según su diseñador, el también católico Arsène Heitz tiene
como fuente de inspiración a la Virgen María Apocalíptica (“Una mujer, vestida de sol… con una
corona de doce estrellas sobre su cabeza” Apocalipsis 12, 1). En efecto, la bandera de Europa es de
color azul, el color de la Virgen, tiene 12 estrellas, no por los estados, pues en 1955 cuando la
diseñó no había todavía doce estados miembros y ahora son muchos más, sino por la Virgen. En
gran medida fueron católicos practicantes quienes hicieron posible esa maravillosa unidad –de la
que se acaba de bajar Gran Bretaña- que es la Unión Europea.
Ahora bien, reconocer a Schuman como venerable significa afirmar, tras una detallada
investigación histórica, que en lo que se puede saber, fue coherente con su fe y, lógicamente, con
la moral, a la hora de desempeñar sus altos cargos públicos –lo más difícil- y en su vida privada
también. De esta forma se ofrece como modelo a tantos otros políticos católicos que se enfrentan
a la disyuntiva de ser pusilánimes y pensar que, si quieren ser fieles a su conciencia, deben
contentarse con puestos periféricos o marginales, o de plano desertar de la política. Se presenta
como modelo también para los otros políticos católicos de gran éxito, que han dejado sus
principios católicos en casa, para que “no influyan en la política” en aras de una supuesta
neutralidad política. No podemos dejar de pensar en Joe Biden o Justin Trudeau que,
reconociéndose católicos practicantes, promueven políticas radicalmente opuestas a los principios
del catolicismo.
Robert Schuman y Alcide De Gasperi muestran con sus vidas que se puede ser un político
altamente eficaz, trabajar por el bien común como el que más y permanecer fieles a su identidad
católica en lo público tanto como en lo privado.
APRENDER A DESCANSAR
Pbro. Mario Arroyo,
Dr. en Filosofía,
p.marioa@gmail.com
La actividad febril de nuestra vida puede dificultarnos descansar. El prurito de hacer,
producir, el culto a la eficacia, la necesidad de generar resultados… A ello se añade el hecho de
que no es fácil descansar o, por lo menos, no podemos dar por descontado que sabemos hacerlo.
Mucha gente no sabe descansar, o plantea sus planes de descanso en forma tal, que finalmente
resultan agotadores por intensos, dándose la paradoja de que frecuentemente nos encontramos
en la tesitura de necesitar descansar de nuestro “descanso.”
Desde una perspectiva judeocristiana, el descanso es querido por Dios. Es un
mandamiento –santificar las fiestas-; le agrada a Dios que descansemos. De hecho, con frecuencia,
en el evangelio se repite la escena de que Jesús lleva a sus discípulos a un lugar apartado para
descansar después de su extenuante actividad apostólica. Jesús mismo se retira en ocasiones a un
lugar apartado para estar a solas con su Padre Dios. Según el evangelio, no siempre fue posible ese
descanso, pues a veces las multitudes los seguían y Él se conmovía porque las veía “como ovejas
que no tienen pastor”, y comenzaba a enseñarles muchas cosas. Pero lo intentaba.
La perfección de lo humano es lo cristiano, debido a que Jesús es perfecto hombre y
perfecto Dios, modelo acabado de toda perfección humana. A Él debemos mirar si queremos
alcanzar la auténtica plenitud humana y no conformarnos con sucedáneos superficiales de moda.
Y Jesús descansó, y puso los medios para que sus discípulos lo hicieran; podemos, en
consecuencia, poner los medios e intentar imitarlo: aprender a descansar. La plenitud humana
requiere del descanso. También así cultivamos una virtud fundamental: la humildad; el
reconocimiento llano y sincero de que no somos superhombres, ni somos máquinas; somos
humanos frágiles que necesitan rehacerse periódicamente.
El descanso del espíritu está muy unido a la contemplación. La capacidad de maravillarse
con la vida, la naturaleza, los detalles. Hay una contemplación humana que es preludio de la
sobrenatural; el Papa lo acaba de señalar en sus catequesis de los miércoles. Es necesario cultivar
la primera, patrimonio común de todos los hombres, independientemente de su religión o
ausencia de ella, para poder dar paso a la segunda, la cual requiere siempre el don de la fe.
Muchas veces esa contemplación natural se vuelve preámbulo de la fe para hombres con una
sincera apertura espiritual; con actitud abierta hacia la verdad, se encuentre donde se encuentre.
Pero esa primera contemplación tiene como requisito el recogimiento de los sentidos, externos e
internos –imaginación, memoria-, la paz del alma. Solo así se tiene la mirada serena, la actitud
conveniente, para poder maravillarse con la vida y el mundo.
La oración mental habitual es un buen medio para conseguir la paz del alma, la serenidad
de espíritu, condiciones para acceder a una contemplación, que a través de escalones nos lleve del
mundo hacia Dios. En Dios encontramos el descanso de nuestro espíritu, la serenidad de nuestras
angustias, lo que se llama “el santo abandono”. El ponerlo todo en manos de Dios, dejar nuestras
angustias e inquietudes en Sus Manos, sabiendo que son las mejores Manos. “Señor, Dios mío, en
tus manos abandono lo pasado, lo presente, lo futuro, lo pequeño y lo grande, lo poco y lo mucho,
lo temporal y lo eterno” (San Josemaría). El descanso profundo tiene algo de don del Espíritu, pues
es la paz del alma, el sosiego interior que Dios quiere concedernos para que nos rehagamos.
Hay distintos tipos de contemplación. Una, la habitual, compatible con el fragor de la calle,
con la intensidad de actividades. Hacerlo todo metidos en Dios, con Dios en el alma mientras
externamente lo damos todo. Pero para que esa contemplación sea posible, se requieren espacios
de silencio, de soledad acompañada, de un saber distanciarse prudentemente de las actividades
habituales para repesar las cosas; verlas desde una cierta distancia, con perspectiva. Para
recuperar la capacidad de maravillarnos con lo pequeño: con una flor, un atardecer, un paisaje,
una sonrisa o nuestra propia vida. Esto último requiere descanso, no solo del cuerpo, sino también
del alma. No implica “hacer cosas”, sino saber estar, darse cuenta y contemplar. Démonos la
oportunidad de descansar; luchemos para que todos puedan darse este espacio vital.
CUIDAR LA IMAGINACIÓN PORQUE PUEDE CONVERTIRSE EN "LA LOCA DE LA CASA"
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
Se cuenta que San Francisco de Asís estuvo un día tallando un vaso de madera. Lo terminó y empezó a rezar sus oraciones. Durante el rezo miraba complacido su obra recién acabada y se distrajo sin poner atención en los salmos que pronunciaba. Al darse cuenta de ello, tomó el vaso, causa de sus distracciones, y lo arrojó al fuego entre las llamas. De este santo se refiere que cuando se ponía a hacer oración, solía decir: «Quédense aquí fuera, pensamientos míos, aguarden que yo salga cuando haya invocado el auxilio del Cielo; si los necesito, ya volveré por ustedes».
Siguiendo con su catequesis sobre la oración, el Papa Francisco expuso algunas dificultades que suelen tenerse, a fin de identificarlas y superarlas. Una muy común es la distracción. Es frecuente que en cuanto se empieza a rezar la mente empiece a darle vueltas a todo. Si no se alcanza un grado de concentración, no solo se dificulta la oración, sino tampoco se puede estudiar o trabajar con provecho. Los atletas saben que se gana no solo con el entrenamiento físico, sino también con la capacidad de estar concentrados y atentos.
2) Para pensar
Se sabe que Dante, aunque tenía un temperamento iracundo, era un hombre piadoso y con una fe enorme. Sucedió que algunas personas que habían coincidido en la Misa con Dante, habían observado que durante la consagración, el poeta había permanecido de pie e incluso no se había quitado su capucha. Por ello fueron a acusarlo ante el obispo, quien lo llamó a su presencia para reprenderlo.
Al amonestarlo, el autor de la «La Divina Comedia» se defendió diciendo: «Mi alma estaba tan recogida en Dios, que no me daba cuenta de los movimientos de mi cuerpo. Pero, por otra parte, aquellos que han venido a acusarme —puntualizó justamente— debían estar poco recogidos en la oración si tenían el tiempo de estar atendiendo a mi persona, en vez de rezar».
Pensamos qué tanto luchamos contra las tentaciones cuando oramos.
3) Para vivir
Si no se domina la imaginación, nos lleva de un lugar para otro y, en ocasiones, a lugares inconvenientes. Por ello, Santa Teresa llamaba a esta imaginación que distrae en la oración, “la loca de la casa”, pues no para de abrir todas las puertas que encuentra. Y tenemos que pararla estando vigilantes.
Aunque las distracciones no suelen ser culpables, deben ser combatidas. Hay una virtud que nos ayuda a no distraernos: Se llama “vigilancia”. Jesús nos aconseja: “Vigilad. Rezad”. Vigilar significa poner más atención a las cosas de Dios que a las de los hombres. Así, quien está vigilante descubre la mano de Dios en los diversos acontecimientos. El calendario litúrgico, a su vez, con sus fiestas, nos ayudan a estar vigilantes, pues constituyen un “despertador” que nos hace vivir en sintonía y en actitud con el sentir de la Iglesia.
Lo que nos ayuda a combatirlas, dice el Papa Francisco, es ofrecer con humildad el corazón al Señor para que lo purifique y lo vuelva a centrar en Él. No obstante, si al rezar nos damos cuenta de que estamos distraídos, no podemos quedarnos lamentándolo y ahora distraernos en ello, sino simplemente habría que volverse a concentrar, y continuar rezando sin perder la paz. (articulosdog@gmail.com)
jueves, 20 de mayo de 2021
ELECCIONES DEL 6 DE JUNIO: ¿POR QUÉ PARTIDO VOTAR?
Raúl Espinoza Aguilera, @Eiar51
El próximo domingo 6 de junio se realizarán las tan esperadas
elecciones.intermedias en México para elegir a 500 diputados y simultáneamente
se elegirán los puestos a cargos federales y locales en treinta y dos entidades
federativas del país. A partir del 1 de septiembre del 2021 constituirán la LXV
Legislativa del Congreso de la Unión en nuestro país.
Se cuentan en total a diez partidos políticos. Muchas personas se cuestionan, ¿Y
por cuál de todos esos partidos debo de votar?
Siempre ocurre en el cierre electoral, que la mayoría de los partidos ofrecen
–como coloquialmente se dice- “el cielo, el mar, la luna y las estrellas”. Y observo
confusión de la población ante tantas propuestas.
Me parece que existen algunas coordenadas en que habría que fijarse
detenidamente:
1) Si dicho partido respeta la vida humana desde el momento de la
concepción hasta la muerte natural;
2) Si considera a la familia –la unión de un hombre y una mujer en orden a la
procreación de hijos- como el pilar de la sociedad;
3) Si se respetan los valores y virtudes que han cimentado nuestra actual
civilización;
4) Si se tiene en un alto concepto la libertad religiosa;
5) Si se fomenta la libertad que tienen los padres para educar a sus hijos de
acuerdo a sus personales convicciones;
6) Si se respeta plenamente la libertad de expresión en los medios de
comunicación;
7) Si se busca fortalecer la unidad social a través de la solidaridad, la
subsidiariedad y evitando el fomentar cánceres sociales que dañen
irreversiblemente –particularmente a los jóvenes- como por ejemplo la
aprobación del consumo de todo tipo de drogas;
8) Si el partido y sus candidatos están decididos a hacer frente al crimen
organizado;
9) Si existe un planteamiento serio y realista de combatir la corrupción e
impunidad.
10) Si los candidatos tienen clara la independencia y autonomía de los tres
Poderes: el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial;
11) Si el partido y sus candidatos piensan ayudar a la iniciativa privada para
impulsar el crecimiento económico, ya que a través de las décadas de
historia moderna de la República Mexicana ha sido un valioso motor para la
generación de empleos y fuente de riqueza nacional;
12) Si se sabe apreciar el noble esfuerzo de las sociedades intermedias que
benefician al país y son un valioso apoyo para el gobierno. Si se piensa
apoyarlos y concederles subvenciones para que realicen de modo más
eficiente en tantas necesidades a los que el gobierno sencillamente no llega
a cubrir satisfactoriamente;
13) Si se tiene claro el respetar los organismos autónomos, como el Instituto
Nacional Electoral y numerosas instituciones que auxilian en tantas
necesidades sociales, como: ayudar a los ancianos, a los niños enfermos, a
los huérfanos; a quienes promueven la integración familiar; que ayudan a
madres solteras sin medios económicos para ser atendidas debidamente y
dar a luz a su bebé; que velan por las personas que viven en desamparo,
que proporcionan becas para que los jóvenes puedan estudiar una carrera
universitaria y que, en este sentido, es sorprendente la generosidad del
pueblo mexicano para ayudar a sus conciudadanos;
14) Si se evita toda tendencia a la demagogia y al populismo que arrastre
peligrosamente al país hacia un Estado Socialista, como son los casos de
Cuba, Venezuela, China, Vietnam, etc.
Quizá sean demasiadas metas, pero los gobernantes en conjunción con el
apoyo de los ciudadanos pueden lograr estos objetivos y otros más
ambiciosos. Recuerdo cómo se encontraban Alemania y Japón al final de la
Segunda Guerra Mundial en 1945: destruidos numerosos edificios, puertos
y arruinados en su economía. Y siempre me ha sorprendido que en pocos
años se convirtieron de nuevo en potencias económicas. ¿Cuál fue la
clave? Que todos los ciudadanos tomaron conciencia que era urgente
“arrimar el hombro” para levantar de nuevo a su Patria y lo lograron.
domingo, 16 de mayo de 2021
LA REVOLUCIÓN MUSICAL E IDEOLÓGICA DE LOS AÑOS SESENTA
Raúl Espinoza Aguilera, @Eiar51
En las décadas anteriores, la música servía de entretenimiento para bailar
alegremente en fiestas y reuniones de amigos o conocidos y ocasión para
conocerse más, o bien, simplemente como un pasatiempo para escucharla.
Pero en los años sesenta hubo un cambio importante tanto en el aspecto musical
como en el contenido de sus letras.
Los compositores de Blues como Muddy Waters y B.B. King, así como la música
de Rock and Roll de sus pioneros, como: Chuck Berry, Little Richard, Jerry Lee
Lewis, Fats Domino, Elvis Presley y Roy Orbison entre muchos otros,
constituyeron el sedimento para la música pop de la siguiente década.
Las luminarias de los sesenta como Los Beatles, Los Rolling Stones, The Who,
Pink Floyd, The Doors, The Animals, The Kinks reconocían haber fincado sus
raíces en los compositores de los años cincuenta, y a partir de su influencia,
crearon una música más evolucionada y con ingeniosas aportaciones.
Cabe destacar el caso del grupo Cream cuyos integrantes eran Eric Clapton
(guitarra), Jack Bruce (bajo) y Ginger Baker (batería). Fundado en Londres desde
1966 que se caracterizaba porque su música era un híbrido de blues, jazz, rock
psicodélico y pop. En opinión generalizada de los expertos “llevaban años luz de
distancia” a los demás grupos.
Muchos no comprendían su novedosa música, pero pronto los comenzaron a
imitar y a esas mezclas tan creativas continuaron buscando nuevas fórmulas como
Jimi Hendrix, quien causó un gran impacto con su aparición en el “Festival Pop de
Monterey, California” en 1967, así como la original manera de cantar blues de
Janis Joplin.
En el caso de Los Beatles, su capacidad creativa llegó a unos límites
inimaginables al fundir música Pop con música de orquesta sinfónica. Gracias al
eficiente desempeño y talento del llamado “Quinto Beatle”, arreglista musical,
compositor y productor George Martin. Tuvo una sólida formación en la música
clásica y barroca desde su juventud.
Respetaba mucho el genio de los integrantes del cuarteto de Liverpool. Y les
sugirió, por ejemplo, introducir música clásica con pop a canciones como “Todo lo
que necesitas es amor”, “Un día en la vida”, “Ayer” y fueron bien aceptadas sus
sugerencias tanto por Los Beatles como por los admiradores de este grupo. Otras
veces era, por ejemplo, John Lennon que con su talento fuera de serie le dijo en
cierta ocasión a George Martin que tenía en mente una canción y que le gustaría
que le introdujera el corno francés y así resultó la espléndida melodía “Penny
Lane”. Lo mismo hacía Paul McCartney con sus composiciones musicales, como
ocurrió con “Eleanor Rigby”.
Hay que destacar que de los cuatro integrantes de Los Beatles, ninguno asistió a
una Escuela de Música sino que poseían un asombroso y natural talento para la
composición y para tocar instrumentos musicales. Tuvieron una considerable
influencia en numerosos grupos quienes los imitaron, como Electric Light
Orchestra, Queen, U 2, Oasis, Coldplay, Pink Floyd, etc.
Un apartado especial lo merece la llamada “Música de Protesta” que recogía las
inquietudes sociopolíticas de esos turbulentos años, por ejemplo: Pete Seeger,
quién fue músico de folk de Estados Unidos que manifestó en toda su obra un
compromiso social y en defensa de los derechos humanos. Su canción
“Venceremos” fue utilizada por Martin Luther King en sus diversas marchas y
manifestaciones y otra muy célebre “Si tuviera un martillo” de corte pacifista fue
mundialmente popularizada por el Trío Peter, Paul and Mary.
Afirma Bob Dylan, afamado cantante y compositor, que su fuente de inspiración
fue Woody Guthrie cuyas melodías se identificaron con el sufrimiento de los
pobres, oprimidos y su lucha contra cualquier forma de explotación humana.
Capítulo aparte lo merece Bob Dylan quién comenzó componiendo canciones de
folk, como “La Respuesta está en el Viento” (a favor de la paz y contra la
discriminación racial) y “Una Dura Lluvia Caerá” (expone el peligro de una posible
guerra nuclear). Después crea el género folk-rock y bajo esa nueva corriente
compuso “Like a Rolling Stone”, considerada por la revista “Rolling Stone” como
“la mejor canción de todos los tiempos”.
Bob Dylan exploró las raíces profundas del folk, del blues, del country, del gospel,
del jazz, del swing, del folk inglés e irlandés. Y a sus más de ochenta años sigue
componiendo canciones y haciendo giras. Ha recibido numerosas
condecoraciones por su brillante trayectoria musical, entre ellos varios Grammy’s y
Globos de Oro. En 2007 recibió “El Premio Príncipe de Asturias”, así como “El
Premio Pulitzer” por su “profundo impacto en la música popular y en la cultura
norteamericana, marcado por composiciones líricas de extraordinario poder
poético”. En 2012 el Presidente Barak Obama le concedió “La Medalla
Presidencial por la Libertad”. En 2016, la Academia Sueca le otorgó el Premio
Nobel de Literatura por “haber creado una nueva expresión poética dentro de la
gran tradición de la canción estadounidense”.
Realmente es sorprendente la tremenda influencia de todos estos músicos de los
años sesenta en la cultura y en el despertar sociopolítico de las nuevas
generaciones de numerosos países.
miércoles, 12 de mayo de 2021
SCOTT FITZGERALD: UN ESCRITOR EMBLEMÁTICO DE LOS AÑOS VEINTE
Raúl Espinoza Aguilera, @Eiar51
Siempre se ha relacionado al novelista Scott Fitzgerald como el gran autor de
inicios del siglo pasado. Tuvo una extraordinaria capacidad para escribir y narrar el
ambiente de toda una época: los fabulosos años veinte. Realizó estupendas
radiografías de la clase media alta de la sociedad norteamericana.
Scott nació en Saint Paul, Minesota en 1896 y falleció de un infarto en Hollywood,
California en 1940. Sus padres eran de origen irlandés y recibió formación
cristiana en las escuelas donde asistió. En su hogar se le proporcionó formación
para vestir con elegancia y tono humano, así como todo lo relativo a la cortesía y
buenos modales.
Su infancia transcurrió felizmente hasta que su padre, Edward, perdió su trabajo
en una reconocida empresa y nunca más pudo conseguir otro empleo. Eso supuso
un fuerte quebranto a la economía familiar. Por fortuna su madre, Mary McQuillan
provenía de una familia adinerada y gracias a su apoyo lograron sobrevivir y
brindarle a Scott una educación en los mejores colegios de la ciudad.
En estos centros de enseñanzas trató con compañeros adinerados y este autor,
de condición modesta, hacía hasta lo imposible para que no se notara. Pero luego
pretendió a una chica de clase alta, se enamoraron, pero su padre rompió esa
relación afectiva dejando claro que no era un joven de su misma posición social.
Como carecía de medios económicos, este novelista, de forma espontanea,
comenzó a escribir poemas, cuentos y obras de teatro durante la secundaria y el
Bachillerato. Con este trabajo conseguía un poco de dinero. Las obras teatrales
las montaba en el mismo colegio y las otras obras literarias las publicaba en un
pequeño periódico y los distribuía entre sus compañeros. Fue así como adquirió
popularidad y se percató que su vocación profesional era convertirse en escritor.
Luego comenzó a escribir en varios periódicos de la localidad y tuvieron buena
acogida sus escritos. Ingresó a la Universidad de Princeton pero no pudo concluir
sus estudios ya que le daba demasiada importancia a escribir sus pequeñas
obras. Dejó la universidad y se alistó en el ejército con la finalidad de ir a combatir
a Europa ya que había estallado la Primera Guerra Mundial. Se estuvo
capacitando durante meses y fue ascendido a subteniente de infantería. Él
esperaba con ilusión convertirse en un héroe durante la guerra, pero el 11 de
noviembre de 1918 ganaron los aliados y concluyó esta conflagración para
desencanto del novelista.
Su primera novela publicada fue “A este lado del paraíso” (1920), escrito de
carácter romántico, como fruto del amor con varias novias que tuvo. En 1922 dio a
conocer su texto “Hermosos y Malditos”.
Comenzó a adquirir notoriedad, pero cuando publicó “El Gran Gatsby”, en 1925,
su fama traspasó las fronteras y hasta la fecha se siguen publicando numerosas
ediciones y en diversas lenguas. Otras novelas destacadas son: “Suave es la
noche” (1934) y “El Último Magnate” (obra inconclusa y publicada póstumamente
en 1941).
También publicó otras novelas cortas, numerosos cuentos y varias colecciones de
historias cortas.
Fue amigo cercano de Ernest Hemingway y del ensayista Edmund Wilson, ambos
le ayudaron a pulir sus obras. En los años veinte viajó con frecuencia a París y se
unió al grupo de la llamada “Generación Perdida”, bautizada así por la crítica
literaria Getrude Stein. Todos estos escritores buscaban revolucionar la literatura y
renovar las temáticas de los contenidos, pero a Stein le parecieron muy
disolventes y estrafalarios.
Fitzgerald se casó con una mujer, Zelda Sayre, que era alocada desde
adolescente. Bebía mucho y animaba a Scott a hacer lo mismo. Varias veces
intentó suicidarse y él la internó en un hospital psiquiátrico donde se descubrió que
padecía de esquizofrenia. Esta situación le afectó mucho al novelista y continuó
bebiendo en demasía.
Pero, ¿por qué es tan famosa su novela “El Gran Gatsby”? Porque retrata el
ambiente de la clase alta y algunos de sus aspectos decadentes. Con su aguda
visión crítica y profundamente observadora: describe cuáles eran sus ideales,
anhelos e ilusiones; sus fastuosas fiestas, gustos, modas y caprichos durante la
llamada “Era del Jazz”. Además, todo descrito con gran amenidad y magnífico
argumento.
La última película sobre esta célebre novela fue protagonizada por Leonardo Di
Caprio, Carey Mulligan y dirigida por Baz Luhmann. Fue estrenada en 2013 y
recibió el Óscar al mejor diseño de producción.
Otro filme destacado fue con las actuaciones de Robert Redford, Mia Farrow y
dirigida por Jack Clayton y con guión de Francis Ford Coppola. Se estrenó en
1974 y recibió un par de Óscares.
Algunos críticos literarios la consideran una novela casi perfecta. Richard Yates,
quién recibió mucha influencia suya, escribió que el “Gran Gatsby” era “la novela
más rica que había leído, un milagro de talento y un triunfo de la técnica”.
En resumen, Scott Fitzgerald, es considerado como uno de los mejores autores
estadounidenses del Siglo XX y un clásico de la Literatura Universal.
UN CAMINO AL ENCUENTRO: METERSE EN EL EVANGELIO
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
Se cuenta que estando dos niños platicando, uno le pregunta al
otro: “¿Has intentado fumar alguna vez?” El otro le respondió: “Sí,
pero ya no lo vuelvo a hacer, pues me dolieron mucho las orejas”. El
amigo escéptico le dijo: “No te creo. ¿Cómo es que te dolieron las
orejas por fumar?” Su amigo le respondió: “Sí, y mucho. ¡Si vieras
como me las retorcía mi padre cuando me vio con el cigarrillo!”
Hay muchos métodos de educar, unos más eficientes que otros. El
Papa Francisco reflexionó sobre los métodos para meditar.
Comentaba que son tan diversos como diversos son los maestros
espirituales. Pero independientemente del método, quien guía
siempre es el Espíritu Santo. Es Él quien nos lleva al encuentro con
Jesús. Sin Él no es posible orar. Jesús nos había dicho: “Os enviaré el
Espíritu Santo. Él os enseñará y os explicará. Os enseñará y os
explicará”.
2) Para pensar
Cuentan de una niña pequeña que tenía poco tiempo de haber
hecho su primera Comunión. Y después de una Misa en donde había
comulgado se quedó un largo rato hincada y en silencio, mientras
salían todas las personas del templo. Sus padres la dejaron y la
esperaron fuera. Como tardaba, al salir le preguntaron si se había
quedado más tiempo por un motivo especial. La niña les dijo que al
no llevar nada escrito para decir al Señor, le había contado el cuento
de la Caperucita Roja que tanto le gustaba, pensando que también le
gustaría conocerla a Jesús.
Siendo muchos los métodos para orar, si nos lleva al trato con
Jesús, vamos por buen camino. A eso nos lleva el Espíritu Santo. Por
ello, meditando la vida de Jesús, el Espíritu Santo nos conduce para
que estemos presentes en esos acontecimientos y aprendamos sus
enseñanza. Decía el Papa Francisco: “gracias al Espíritu Santo,
también nosotros estamos presentes en el río Jordán, cuando Jesús
se sumerge en él para recibir el bautismo. También nosotros somos
comensales de las bodas de Caná, cuando Jesús dona el vino más
bueno para la felicidad de los esposos…”
3) Para vivir
Cada momento de la vida terrena de Jesús se puede convertir
para nosotros en un suceso actual, contemporáneo, y así aprender
cómo conducirnos. Por ejemplo, dice el Papa, tomamos el Evangelio,
y leemos la curación del ciego. Nos ponemos en lugar del ciego ante
Jesús y decimos con el ciego: “Señor, ¡ten piedad de mí! Ten piedad
de mí”. “¿Y qué quieres?”, nos pregunta Jesús. Y nosotros: “Señor,
¡Que vea!”. Y el Señor nos cura, nos da luz. Así entramos en diálogo
con Jesús. La oración nos lleva a revivir estos misterios de la vida de
Cristo y a encontrarnos con Cristo. No hay página del Evangelio en la
que no haya lugar para nosotros. Cada momento de la vida de Jesús,
cada página del Evangelio puede ser para nosotros objeto de
meditación, lugar de encuentro con el Señor y espacio de felicidad y
salvación. Y esto gracias a la guía del Espíritu Santo.
Pero no debemos olvidar, decía el Papa, que el método es
solamente un medio, no una meta, lo importante es que propicie el
encuentro con Jesús. Terminó el Papa pidiendo al Señor que nos
envíe el Espíritu Santo para poder meditar su Palabra, para hacerla
vida en nosotros y así poder anunciarla con alegría a quienes nos
rodean. (articulosdog@gmail.com)
jueves, 6 de mayo de 2021
MADRES SOLTERAS
P. Mario Arroyo,
Dr. en Filosofía,
p.marioa@gmail.com
Se acerca el Día de las Madres, un momento familiar particularmente entrañable, donde
todos buscamos agasajar a nuestra mamá, columna vertebral del hogar. Es además una fiesta
consumista, una “pequeña navidad” según algunos, donde se activa la economía gracias a las
celebraciones y regalos. Pero ese día, que pasa rápido, deja paso al resto del año, donde el
mensaje que se repite sorda e insistentemente es: la maternidad es un peso, la maternidad es
odiosa, la maternidad es un obstáculo a la realización personal de la mujer.
No es una exageración. Hace algunos años, en un salón de clases universitario, pregunté
cuántas chicas querían tener hijos, y poco menos de la mitad respondieron afirmativamente.
Algunas querían casarse sin tener hijos, otras tener hijos sin casarse, y solo un tercio de las chicas
quería casarse y tener hijos. Algo estamos haciendo mal, de forma que no presentamos la
maternidad como una forma de realización personal. No conseguimos hacer ver algo obvio: que el
don de dar la vida es exclusivo de la mujer, y que encierra en sí mismo algo de maravilloso, un
auténtico milagro natural que sólo se da en ellas, y que debemos reconocer.
Además, cargamos las tintas en lo que a embarazos no deseados se refiere, o a la
problemática de las madres solteras o madres adolescentes. Como si efectivamente ya toda la vida
se echara a perder por ser madre soltera, y hubiera que tenerle miedo a esa eventual situación
como si fuera el mismísimo demonio. Es verdad que el embarazo adolescente no sea algo para
promover, no es la situación ideal. Pero adolescente o adultas, las mujeres tienen la capacidad
maravillosa de dar vida, y por ello, deberían contar con todo el apoyo y el reconocimiento de la
sociedad.
Por eso pienso que merecen una especial mención y reconocimiento las madres solteras,
siempre, pero particularmente el Día de las Madres. ¿Por qué? Porque tuvieron el coraje y la
sabiduría a un tiempo de dar la vida, cuando la presión social y muchas veces familiar, las empuja
al aborto. Merecen reconocimiento por haber dicho no al aborto y sí a la vida, aunque esto les
haya supuesto un sinfín de dificultades. Han tenido la sabiduría de reconocer que la vida es
maravillosa y merece la pena sortear todos esos problemas, por tener el privilegio de otorgarla
primero y encauzarla después.
La sociedad tiene una gran deuda con las madres solteras. Porque se considera una
realidad negativa, cuando, por el contrario, es maravilloso dar la vida, aun cuando no sea en las
circunstancias ideales. Hay mucha hipocresía en ese recelo social, en esa estigmatización, ¿cuántos
miembros de la sociedad no son hijos de madres solteras? Su vida y su aportación, ¿acaso no son
valiosas? No hay que promover que haya madres solteras, pero sí hay que reconocerlas, ¿por qué?
¡Por valientes!, ¡por generosas!, ¡por inteligentes! Sí, inteligentes, pues se han dado cuenta que
dar la vida es mucho más valioso que quitarse un problema de encima.
Debería existir una campaña mediática de reconocimiento a la madre, cualquiera que sea
su situación. Al mismo tiempo, sería interesante organizar campañas públicas de apoyo a las
madres solteras y a las mujeres con embarazos no deseados. Animarlas a dar la vida, ofrecerles
apoyo médico, psicológico e incluso económico, para que no teman y se aventuren a ser mamás.
Deben gozar de un reconocimiento social, máxime cuando tienen la fácil posibilidad de abortar.
Reconocerlas por tener el coraje de dar la vida y ser mamás en situaciones extraordinarias.
El Día de la Madre nos enfrenta a una batalla cultural: la de redescubrir la grandeza de la
mujer por tener el don de dar la vida; la de mostrar cómo dar la vida es una forma legítima y
maravillosa de dar sentido a la propia existencia, de realizarse. Y en esa batalla, un reconocimiento
especial para las madres solteras, porque en situaciones más adversas han vencido el miedo y han
otorgado la vida. Merecen un reconocimiento público y el apoyo de la sociedad, porque les debe
mucho, pues no son pocos los hijos de madre soltera que la componen. Ojalá estemos dispuestos
a cambiar de paradigma y reconocer y valorar la maternidad no un día, sino siempre.
martes, 4 de mayo de 2021
LA GUERRA CIVIL DE ESPAÑA: UNA GUERRA DEL ODIO
Raúl Espinoza Aguilera, @Eiar51
De 1936 a 1939 España sufrió una cruenta Guerra Civil en la que hubo miles de
heridos y muertos. Varios historiadores le han llamado “la guerra del odio” porque
se observaron escenas particularmente crueles en ambos bandos: el franquista y
el republicano. El motivo de este artículo no es ponerme a juzgar a ninguno de los
dos, sino exponer hechos objetivos.
Siempre me ha llamado la atención el odio y aversión de algunos españoles hacia
la religión católica. Lo observamos incluso en el actual gobierno. ¿Desde dónde se
inicia? De los conceptos emanados de la Revolución Francesa que calificó a la
religión como “sembradora de la ignorancia, oscurantismo, opuesta al progreso,
llena de prejuicios hacia la ciencia y que lo mejor era acabar con ella cuanto
antes”.
De esta manera, las Logias Masónicas se encargaron de difundir ampliamente
estas ideas entre la Monarquía española, la nobleza, la aristocracia, los
gobernantes, etc. De autodenominaban “librepensadores” pero en realidad su
actuación era atacar al catolicismo agresivamente y por todos los medios: a través
de la educación y la prensa. Desde el siglo XVIII, a la Iglesia se le quitaron sus
bienes con la llamada “Desamortización de Godoy” (1798), otras leyes más
radicales y fueron rematados públicamente. Muchos burgueses que los
adquirieron a precios irrisorios se enriquecieron de la noche a la mañana.
Intervinieron los Reyes Carlos III, después Alfonso XII y, y con menos
protagonismo, Alfonso XIII. Los jesuitas fueron expulsados de España y de todos
los territorios en América y Filipinas.
¿Cuál fue el motivo? Se consideraba que los religiosos, clérigos y monjas no
servían absolutamente para nada, que eran “manos muertas”-así decían. Cuando
resulta que ellos resultaron ser un factor clave para la educación de los pueblos de
América. Basta con citar el admirable ejemplo de Vasco de Quiroga en Santa Fe y
Michoacán, así como la fundación de la primera Universidad en México.
¿Cuál era la situación en la España de inicios del siglo XX? Tenían un gran rezago
económico, mucho desempleo, el campo estaba en crisis lo mismo que la
ganadería y la minería. Había terratenientes con mucho dinero pero que no se
ocupaban de ayudar a las clases marginadas así que se creó una grave
desigualdad económica, social y cultural.
Sobrevino una enorme migración del campo hacia las grandes ciudades en busca
de algún empleo. Todo ello fue el caldo de cultivo para un levantamiento social.
Desde 1923 hasta 1930, el Capitán General de Cataluña, Miguel Primo de Rivera
dio un golpe de Estado y gobernó con mano férrea. En ningún sector fue bien
aceptado –salvo en el ejército- y cuando presentó su dimisión, comenzaron los
disturbios sociales.
En 1931 se convocó a elecciones y, a raíz de los resultados, el Rey Alfonso XIII
comprendió que ya no tenía el apoyo de la mayoría de sus ciudadanos y optó por
dimitir y huir a Paris. El 14 de abril fue proclamada la Segunda República
Española.
Me llama la atención que ese mismo día comenzaron muchas personas en todo el
país a quemar iglesias, abadías y conventos. ¿Razón? Por esas ideas
anticlericales sembradas y potenciadas desde muchos años antes entre la
población.
Gustave Le Bon, en su libro “Psicología de las Masas” comenta que las masas
normalmente son ignorantes, anónimas, fácilmente manipulables y basta con
meterles un concepto claro en sus cabezas para moverlas a cualquier acción. En
este caso fue: “La Iglesia es la culpable de todos los males de España. ¡Mueran
los curas!”
Los abusos contra los creyentes continuaron y se fueron agravando hasta que el
17 de julio de 1936 se levantaron un buen número de Generales contra el
gobierno de la II República y comenzó esta dolorosa conflagración para los
ciudadanos de este país.
Fue una larga guerra y las potencias de los países europeos probaron sus
novedosas armas bélicas: Alemania e Italia del lado de los franquistas y los rusos
del lado de los republicanos. Como es lógico, estos países perseguían sus propios
intereses: Adolfo Hitler quería que España entrara en la II Guerra Mundial y así
controlar el paso marítimo en el estrecho de Gibraltar. La U.R.S.S. de José Stalin
tenía el claro objetivo de convertir a España en un país comunista. Al Ministro de
Guerra, Francisco Largo Caballero, se le llamaba “El Lenin Español”.
Tengo conocidos –que ya fallecieron- que de viva voz me relataron cómo al salir
de la iglesia a la que asistían, acribillaron al Párroco, en la banqueta, hincado y
con un balazo en la nuca. Otros presenciaron asesinatos masivos de monjas y las
tiraban en las calles. Un amigo también me contaba la fuerte impresión que le
causó ver en una conocida calle a un sacerdote ahorcado en un árbol.
A muchos los subían a unos camiones con la frase: “Vamos a dar un paseo”, que
significaba: “Te llevaremos al campo a fusilarte”. Las cárceles republicanas
llamadas “Checas” eran tan terriblemente inhumanas como los “Gúlags” rusos.
Con el triunfo de Franco, muchas familias republicanas temían las represalias que,
en algunos casos, eran verdaderas venganzas sin juicios previos. Eso me lo relató
un hijo de un funcionario de la II República que poco faltó para que lo fusilaran y
sus padres huyeron al norte de África, en Orán, Argelia. Él me decía: “Sólo
queríamos una España democrática y con mayor justicia social. No deseábamos
caer en el comunismo”.
Concluimos señalando que las guerras son el cúmulo de todos los males donde
aparece en toda su crudeza la maldad humana y únicamente se abren heridas
profundas entre las familias, como es el caso de España.
EXPERIMENTACIÓN CON ANIMALES
Pbro. Mario Arroyo,
Dr. en Filosofía,
p.marioa@gmail.com
Me escribe una alumna de medicina: “para la clase de cirugía, tenemos que sacrificar a
varios conejos... Esto es algo que me conflictúa y me duele bastante porque nosotros, siendo
conscientes, usamos a muchos animales que no lo son y los dormimos sin que ellos sepan que van
a morir, además de que ellos no se merecen eso y, sin embargo, nacen para ser producto de la
investigación y morir a causa de nuestro aprendizaje. No puedo no ir a las prácticas porque, de
todos modos, esos conejos morirían con otro equipo y además yo dejaría de aprender. Me
gustaría preguntarle si tiene algún consejo o alguna opinión sobre qué hacer en esta situación, o si
de algún modo, estoy ofendiendo a Dios y cómo compensarlo.”
No es una pregunta sencilla, dada la sensibilidad actual hacia el valor de la vida animal,
aunada a la de los centennials. El mismo Papa Francisco ha alzado la voz en repetidas ocasiones
para defender nuestra “casa común” y las especies que en ella viven. En la encíclica Laudato sii
recuerda que “todo uso y experimentación, exige un respeto religioso de la integridad de la
creación”. También afirma, citando al Catecismo: “es contrario a la dignidad humana hacer sufrir
inútilmente a los animales y sacrificar sin necesidad sus vidas”. Claramente el contexto en el que
mi alumna planteaba su inquietud entra dentro de ese respeto religioso a la creación y no cae en
la crueldad estéril, sino en el de un aprendizaje necesario.
En esta ocasión acerté a responder lo siguiente: “Entiendo lo que me planteas, tienes un
conflicto de conciencia. Comprendo la tristeza de tener que matar a un animalito inocente. Muere
a causa del conocimiento, conocimiento que necesitas para poder después tú salvar vidas
humanas. Yo intentaría tranquilizarte, pues su vida no está mal empleada. No habría sido criado
de no utilizarse para el aprendizaje, y si viviera en su hábitat natural, tarde o temprano sería presa
de un predador, muriendo sin un sentido. Su vida tiene un sentido, una finalidad: que ustedes
aprendan para poder salvar vidas humanas. Me parece que está bien empleada, y es algo análogo
a lo que sucede cuando te comes un pollo o una hamburguesa, esos animales murieron para que
nosotros podamos vivir. Es la ley de la naturaleza, que es un tanto cruel (el pez grande se come al
chico), con la diferencia de que los humanos tenemos un valor por encima de los animales, pues
tenemos dignidad, y podemos hacer un uso racional y responsable de ellos, evitando toda
crueldad o sufrimiento innecesario por parte de ellos. En ese sentido, a Dios no le molesta que
hagamos ese tipo de acciones para aprender, sería ofensa a Dios si lo hicieran por crueldad,
porque Dios nos ha confiado el cuidado y la administración racional del mundo, animales incluidos.
Y usarlos para aprender, es usarlos racionalmente, de acuerdo al plan divino. De todas formas, si
fuera muy duro para ti, podrías pedir la objeción de conciencia en la facultad. Pero no te lo
recomiendo, porque, como bien dices, no aprenderías y el conejito moriría igualmente.”
Las ideas de Peter Singer y su “Liberación animal” han permeado la cultura y la sociedad,
configurando los sentimientos de los jóvenes. Pareciera que tenemos obligación de ser veganos, o
que es una alternativa moral más elevada elegir el veganismo como forma de vida. Dicha actitud
no tiene mucho sentido, ni desde una perspectiva teológica, ni desde un planteamiento biológico.
En efecto, nunca mejor dicho “Liberación animal” no es la Biblia, ni la Biblia nos autoriza a
depredar salvaje e irracionalmente el mundo. La Biblia nos dice que somos administradores de un
maravilloso don de Dios que hay que cuidar. El Cántico de las creaturas de San Francisco expresa
nuestra solidaridad con todo lo creado.
Biológicamente tampoco es un crimen. Muchos de los seres de la naturaleza se alimentan
de otros. Es parte de un ciclo, forma parte de la ley biológica por excelencia, la evolutiva. La
diferencia es que nosotros somos conscientes y debemos velar para que las especies no se
extingan, es un deber que contraemos con el futuro de la humanidad. Al mismo tiempo, ese uso
racional, puede evitar la crueldad innecesaria, que muchas veces se observa en el mundo natural;
quizá ahí tenemos todavía una tarea pendiente.
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