jueves, 27 de mayo de 2021
FUNDAMENTAL DEBER CIUDADANO: ACUDIR A VOTAR
Raúl Espinoza Aguilera, @Eiar51
Hace pocos días, observé a dos personas, de alrededor de 75 años, en el corazón
de la Colonia del Valle de la Ciudad de México, provenientes de un rumbo de la
ciudad más bien modesto con unas grandes cartulinas -elaboradas por ellas
mismas- con un texto que decía más o menos así: “El próximo 6 de junio serán las
elecciones. ¡Vamos todos a votar! Es más cómoda la indiferencia o el
abstencionismo, pero piensa en el bien de México”. Se detenían en su semáforo y
mostraban su escrito por 10 minutos y luego continuaban su camino hacia otra
calle con semáforo y así sucesivamente. Recuerdo que hacía mucho calor con un
sol deslumbrante a eso de las cuatro de la tarde y lógicamente iban sudando
mucho. La verdad es que me impresionó su afán sincero de concientizar a la
población sobre la importancia de acudir a las urnas. Era fácil adivinar que ningún
partido político les había pagado por ese trabajo, sino que lo hacían por propia
convicción.
También, un amigo me envió a mi celular la tumultuosa manifestación de fecha
reciente en la que miles y miles de personas en la principal avenida de Ciudad
Victoria protestaba contra la inseguridad, la violencia y el desafuero del
gobernador de Tamaulipas, Francisco García de Vaca. El video estaba tomado
desde un helicóptero e iba recorriendo los muchos kilómetros que abarcaba esta
marcha con personas de todas las clases y condiciones sociales. Realmente
causaba asombro esta enorme manifestación porque no iban “acarreados”, como
coloquialmente se suele decir. Llevaban pancartas que decían, entre otras muchas
más, “¡Ni un paso atrás, todos a votar!”
Me vino a la memoria la célebre frase del escritor, filósofo y político inglés,
Edmund Burke, quién afirmaba: “Lo único que necesita el mal para triunfar es que
los hombres buenos no hagan nada”. Y es un pensamiento muy actual, lleno de
verdad y de realismo en estos momentos por los que pasa el país.
Es un importante deber el ejercitar nuestros derechos ciudadanos, comenzando
por asistir a las urnas a votar.
El otro día escuchaba en una reunión de café a un grupo de personas mayores
que decían: “¡Uy, que mal están las cosas en el país! Se han fijado cómo se ha
encarecido la vida, la tremenda escasez de medicinas y además muy caras.” Otro
añadía: “Y qué me dicen de la fuga de capitales hacia el extranjero, lo mucho que
ha subido la gasolina y el terrible accidente del Metro”. Un tercero añadía: “Yo
perdí mi empleo y no encuentro otro y mis ahorros se están agotando”. Hasta que
uno de los participantes en esta tertulia intervino y les dijo: “Bueno, de acuerdo.
¿Pero ustedes van a ir a votar el 6 de junio próximo?”. Y como yo estaba en la
mesa más cercana, noté que se hizo un silencio total. Uno de ellos, tímidamente
comentó: “Tal vez yo vaya, pero no estoy seguro”. Entonces la persona más
sensata les dijo: “¡Pues si no piensan votar, entonces no se quejen!”
Todos tenemos una personal responsabilidad de participar en la vida pública para
contribuir a la libertad de libre manifestación; el defender la vida desde el momento
de su concepción; la unión de un hombre y una mujer para constituir una familia
bien integrada; la educación en todos los valores y proteger a los hijos para evitar
que en las escuelas los llenen de ideas nocivas, ajenas a las convicciones de los
padres; el respeto por la libertad religiosa; que exista una cultura de acuerdo a
esos mismos valores, etc.
Hay que aprender a dar una batalla de paz y de concordia, pero con firmeza y
determinación. Nada ni nadie puede pisotear esos derechos porque son nuestros
derechos ciudadanos. Hay que concientizar a los que viven o trabajan a nuestro
alrededor y para ser muy leales a la Patria.
Es una lástima que haya ciudadanos con valores claros que cuando se les
comenta, por ejemplo, “¿Ya te enteraste que hay una propuesta de ley que
pretende aprobar el aborto a nivel nacional?” El otro responde con indiferencia:
“Algo leí”. Y el amigo le añade: “Pues dentro de 10 días habrá una manifestación
que partirá desde el Monumento de la Independencia. Será el domingo a las 10 de
la mañana, ¿te animas a asistir, con tu esposa y tus hijos?” Y todo concluye con la
típica excusa: “Fíjate que mi familia y yo tendremos ese día un paseo a un pueblito
muy pintoresco. Lo siento”.
Luego, ya sabemos que vienen las exclamaciones estériles, cuando ya es
demasiado tarde: “¡Qué pena que hayan aprobado el aborto, o el consumo de
todas las drogas, la eutanasia o la educación socialista!”
El amor a la Patria no es una “frase bonita”. Se tiene que concretar en hechos bien
determinados y precisos. Es fundamental trabajar por el bien común de la nación y
animar a otros a que también se unan a causas nobles. Todos tenemos el deber
de actuar en la vida cívica y no abstenernos, así como de prestar la propia
colaboración para servir con lealtad y con libertad personal. La acción política
tiene un sentido muy noble: de servir a la propia comunidad y de contribuir al bien
común. Como decía aquel conocido pensador: “Nadie lo hará por ti, tan bien como
tú, si tú no lo haces”.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario