martes, 28 de agosto de 2018

¿POR QUÉ ES TAN IMPORTANTE AMAR Y VIVIR CONFORME A LA VERDAD?

Raúl Espinoza Aguilera, 
@Eiar51

Recuerdo, en mis años universitarios, que tenía un compañero de la Facultad, que presumía que su padre tenía grandes extensiones de terrenos tanto para la agricultura como para huertas y, sobre todo, afirmaba que poseía numerosas cabezas de ganado de las mejores razas. 


A los que vivíamos con él, en una casa de asistencia, nos platicaba muchas anécdotas de aquel rancho casi paradisíaco.

Hasta que un día, de forma improvisada, se presentó su padre en aquella casa de huéspedes y resultó que no era ese potentado magnate -agricultor y ganadero- del norte del país que todos imaginábamos, sino un modesto contador, ¡y nada más!

El encantador cuento terminó abruptamente con la consecuente pena y sonrojo de aquel compañero parlanchín.

En Psicología se le suele llamar “mitómano”, cuando una persona tiene la tendencia a acudir a excesos como éste y que, en ocasiones, si lo hace en forma recurrente, podría convertirse en un caso patológico, digno de un tratamiento psiquiátrico. 

Ya que son personas que construyen su “castillo imaginario” y parece que viven y habitan en él y así pretenden hacer creer afanosamente a los demás que aquella ficción realmente existe. 
No hay nada tan lamentable como la persona que pretende proyectar una imagen que no corresponde a la realidad.

¿Por qué? Porque la veracidad es la virtud que inclina a decir siempre la verdad y a manifestarnos externamente como realmente somos. 

Por ello es que resultan tan atractivas las virtudes como la sencillez, la sinceridad, la naturalidad, la espontaneidad, la permanente actitud de ser transparentes sin fingimientos ni engaños.

Dice el viejo proverbio que hay que llamar “al pan, pan; y al vino, vino”. Y ese sencillo pensamiento encierra una gran verdad.

Porque cuando no se dice ni se afirma la verdad, es fácil que se caiga en el engaño, en la simulación, en la mentira. Y se tiene la proclividad a juzgar a los demás con dureza, acudiendo al juicio sin fundamento, frívolo o superficial; a la maledicencia (dicho en palabras coloquiales, con afición a divulgar chismes). 

más grave aún, a levantar falsos testimonios de modo oficial, por ejemplo, ante un juicio legal.

Particularmente grave resulta, también, el hecho de calumniar. Es decir, que mediante el uso de palabras contrarias a la verdad, se dañe la buena reputación de otros y que se preste a que los demás se formen juicios negativos y falsos sobre los demás, provocándoles serios daños en su fama, su honra e incluso en el aspecto material.

Y es que todo ser humano, por su dignidad de persona, tiene derecho a la buena fama, a ser respetado, valorado y apreciado.

Parecería que estos conceptos, en ciertos sectores, tanto en la convivencia profesional, familiar, como en algunos medios de comunicación, se han olvidado porque se tiende a criticar con facilidad, o a emitir severos juicios para descalificar a los demás de modo superficial, ligero y fundamentos sólidos.

En conclusión, las virtudes de la justicia, la caridad y la veracidad exigen ser cuidadosos con el uso de la lengua; a ser mesurados en los comentarios; a no juzgar precipitadamente; a escuchar con serenidad y calma las versiones antagónicas, antes de emitir un juicio...

Y, sobre todo, a no perder de vista que el principio de toda amable y armónica convivencia está fincada en el respeto de la enorme dignidad que posee intrínsecamente cada persona.

domingo, 26 de agosto de 2018

¿A QUÉ SE LE LLAMA TIBIEZA ESPIRITUAL?

Pbro. José Martínez Colín,
articulosdog@gmail.com

1) Para saber

El Papa Francisco ha querido comenzar un nuevo ciclo de catequesis sobre los Mandamientos, y se ha propuesto hacer unas reflexiones sobre cada uno de ellos en las audiencias de los miércoles. Explicó que cada una de esas leyes es una puerta abierta por el Padre para que entremos a los cielos con la ayuda de Jesús quien ya la cruzó y nos lleve a la vida verdadera, la vida de los hijos de Dios.


El Papa recordó que así como a que Jesús un joven le preguntó sobre el modo de conseguir la vida eterna, sobre cómo ser felices. Hoy en día esa pregunta sigue siendo actual y está presente en todos nuestros corazones. Sin embargo, es una pregunta que compromete. Tal vez esa es la razón por la que algunos prefieren no hacérsela, pero con el gran peligro de quedarse en la mediocridad, en la tibieza, en la pusilanimidad.

Pero la vida es ir adelante, estar inquietos, una inquietud saludable de querer una vida llena de belleza y color.

2) Para pensar

Es conocido el cuento del leñador que tenía un burrito con el que se ganaba la vida. Temprano salía al bosque donde cortaba leña, la amontonaba y a continuación la cargaba sobre el lomo del animal. Un día pensó que podría ganar más dinero si conseguía que el burrito comiera menos. 

Un pensamiento egoísta que le dominó por su ambición. Decidió que el animal podría ayunar un día a la semana, así que el miércoles no le puso nada para comer. Transcurrió la semana y como no pasó nada, entonces el leñador decidió que podría ayunar el viernes también. 

El pobre burrito seguía trabajando y al leñador le fue ganando la ambición, así que a las cinco semanas ya eran cinco los días que ayunaba. Y cuando llegó la sexta semana, el animal murió. Entonces el hombre exclamó muy contrariado: “¡Qué lástima, ahora que ya se estaba acostumbrando a no comer!”

La enseñanza se aplica para cuando vamos descuidando nuestras obligaciones espirituales o materiales. Por algún pretexto dejamos de rezar un día y vemos que no pasa nada. 

Luego lo hacemos dos días y no pasa nada. Y así hasta que ya no hacemos nada, y viene la tibieza o incluso podemos perder la gracia. Pensemos si no se ha introducido la tibieza en nuestra vida.

3) Para vivir

Comenta el Papa Francisco que “es feo encontrar cristianos de medias tintas, cristianos –me permito la palabra‑ “enanos”; crecen hasta una determinada estatura y luego no; cristianos con el corazón encogido, cerrado. 

Es feo encontrarse con esto. Hace falta el ejemplo de alguien que me invita a un "más allá", a " algo más", a crecer algo más. Y ese es Jesús, que me ofrece una vida verdadera, un amor verdadero, ¡una riqueza verdadera!

Jesús le responde al joven recordándole que debe observar los mandamientos del Decálogo y luego seguirle. Siendo los mandamientos la manera de seguir a Jesús, conviene tenerlos presentes. 

La intención del Papa Francisco es invitarnos a meditarlos semana tras semana, para recordarlos e irlos incorporándolos a nuestra vida de manera que no nos desviemos del camino a la vida eterna. Sabiendo que al cumplirlos, estamos cuidando no separarnos del amor a Dios.

PEDOFILIA, ¿QUÉ PROPONE EL PAPA FRANCISCO?

Luis-Fernando Valdés,
@FeyRazon     lfvaldes@gmail.com

La reciente Carta del Papa al Pueblo de Dios sobre los abusos sexuales está escrita en clave teológica. Aquí proponemos unas pautas de lectura para comprender mejor la propuesta del Pontífice para combatir los abusos de menores en la Iglesia.


1. Dos líneas de solución. En la carta fechada el 20 de agosto reciente, el Papa Francisco propone soluciones a la crisis de los abusos en dos niveles. 

El primero es el penal, pues en la carta reitera que se dé aviso a las autoridades civiles, que no se encubra a los abusadores y que se les aleje de la comunidad para que no haya posibilidad de que repitan esos crímenes.

El segundo nivel es combatir una errónea noción de Iglesia que dio pie a que sucedieran los abusos y que posibilitó los encubrimientos. Se trata de una distorsión que Francisco llama “clericalismo”. Por eso, el Papa vuelve a explicar la noción de “Pueblo de Dios”, como solución a la corrupción en la Iglesia.

2. La noción de Iglesia según Francisco. El Papa argentino ha cultivado una visión de la Iglesia que promovió el Concilio Vaticano II, conocida como el Pueblo de Dios. 

La idea clave es que a ese Pueblo está compuesto por los pastores y por los fieles, de manera que los fieles también participan activamente en la vida de la Iglesia, no por ser ministros, sino por vivir la fe.

Así, el “santo Pueblo fiel de Dios” está constituido por obispos, sacerdotes, religiosos y una gran mayoría de fieles laicos. Estos últimos también reflejan siempre en su vida cristiana la fe verdadera.

3. El clericalismo. Con esta expresión, el Pontífice quiere advertir el peligro de reducir la Iglesia a sus pastores (obispos y sacerdotes), a los dirigentes de grupos eclesiales, a superiores religiosos, etcétera, dejando de lado a la gran multitud del resto de los fieles.

En la carta, Francisco explica que este clericalismo es una “manera anómala” de entender la autoridad en la Iglesia, y que tal clericalismo ha sido “tan común en muchas comunidades en las que se han dado las conductas de abuso sexual, de poder y de conciencia”.

Por eso, el Obispo de Roma con toda firmeza escribe que el clericalismo “genera una escisión en el cuerpo eclesial que beneficia y ayuda a perpetuar muchos de los males que hoy denunciamos. Decir no al abuso, es decir enérgicamente no a cualquier forma de clericalismo.”

4. La respuesta debe proceder de la Iglesia completa. Si el clericalismo, o sea la formación de camarillas de poder o de pequeñas élites, fue lo que dio pie a los abusos y a su encubrimiento, la solución que propone el Papa es que intervenga todo el Pueblo de Dios.

Escribió: “La magnitud y gravedad de los acontecimientos exige asumir este hecho de manera global y comunitaria… hoy nos vemos desafiados como Pueblo de Dios a asumir el dolor de nuestros hermanos vulnerados en su carne y en su espíritu”.

Para el Papa, resultará imposible un cambio en el modo de actuar de la Iglesia “sin la participación de todos los integrantes del Pueblo de Dios”. 

Por eso, demás de las medidas judiciales, el Pontífice explica que “es necesario que cada uno de los bautizados se sienta involucrado en la transformación eclesial y social que tanto necesitamos” 

Epílogo. Quienes buscan en la reciente carta del Papa sólo frases de autocrítica y humillación, se sentirán defraudados. Los que buscan la causa de los abusos en el celibato sacerdotal seguramente se desconcertarán porque no es ni mencionado.

En cambio, quien observe con atención descubrirá que el Papa va a una de las raíces profundas de la crisis, que es el clericalismo, y por eso hace una propuesta a todos los católicos para que se involucren en la vida de la Iglesia, y así desaparezcan los grupos de poder que han dado pie a los abusos y a su encubrimiento.

¿POR QUÉ ES CLAVE LA ORACIÓN DE LAS FAMILIAS?

P. Mario Arroyo,
Doctor en Filosofía.
p.marioa@gmail.com

Poco se ha escrito acerca de la fuerza de la oración en familia. Mucho se habla, en cambio, de la batalla de la familia; es decir, del empeño decidido por defender la auténtica identidad de la institución familiar, aquella que ha mostrado su eficacia, biológicamente para la supervivencia de la especie, antropológica y psicológicamente para brindarle un hogar al hombre, de forma que 
pueda desarrollarse plenamente y tenga menos obstáculos para alcanzar su felicidad. 


Dicha batalla es improrrogable y cada día más urgente, pues una estudiada campaña a nivel mundial difunde, continua y masivamente, una inmensa cantidad de mentiras al respecto, suficientemente bien urdidas, de forma que tienen apariencia de verdad. Es fácil dejarse engañar y ser víctima de la manipulación; no es sencillo descubrir, entre la abrumadora cantidad de datos equívocos, dónde está el engaño y dónde la verdad sobre el amor y la familia.

Pero, junto a esa necesidad que tiene la familia por defender su identidad y promoverla, es preciso difundir "El Evangelio de la Familia": Alegría para el Mundo"; lema del Encuentro Mundial de las Familias que se está celebrando estos días en Dublín, Irlanda. 

Es decir, además de señalar los errores, de hacer oír nuestra voz sobre lo que no estamos de acuerdo, es preciso también ser propositivos. 

No basta quedarse en una crítica negativa, no es bueno ser “anti-nada” en general. No podemos olvidar que tenemos una identidad precisa, que ofrecemos un producto probado y atractivo, que la verdad en el fondo es anhelada por todo corazón humano, y si bien a veces resulta ardua, dolorosa o difícil, siempre libera. 

Por ello, no podemos quedarnos en señalar los errores contemporáneos que amenazan con diluir la identidad de la institución familiar, es preciso también cantar la belleza de la familia y difundir, en forma atractiva, su verdad.

Esta última idea es fundamental: “decir la verdad, con caridad”, resaltar la belleza y el atractivo de la verdad, pues también puede hacerse de ella una herramienta arrojadiza para zaherir a quien no comparte la propia perspectiva. 

Sería una forma de traicionar la verdad sirviéndonos de ella misma; una sutil forma de prostituirla, haciéndola instrumento de violencia, división, o detentándola con orgullo y suficiencia, menospreciando a quienes la desconocen. 

Por eso la batalla de la familia se complementa con la evangelización sobre ella misma. Una estudiada forma de predicar el evangelio de la familia, el evangelio del amor, de forma atractiva, amable, haciendo que la belleza del ideal cristiano luzca por sí misma. 
Para ello ideó san Juan Pablo II los Encuentros Mundiales de la Familia, para eso se encuentra ahora Francisco en Irlanda presidiendo su versión 2018.

Pero junto a la belleza del ideal familiar cristiano, ideal a la par realista, arduo y atractivo, a veces se soslaya la fuerza de la oración familiar. 

Si siempre ha sido “poderosa” la oración de las madres (de la Virgen Santísima a santa Mónica -el encuentro concluye en la víspera de su fiesta- tenemos abundantes ejemplos), lo es más la oración de toda la familia unida. 

¿Cómo será la fuerza de la oración de centenares de miles de familias reunidas en torno al Papa, para pedir por el santuario de la vida, que es la familia?, ¿cómo será la fuerza de esa oración para preservar la identidad de esa institución, absolutamente imprescindible para que el hombre pueda alcanzar su felicidad en esta vida y también en la otra?

Por ello, el Encuentro Mundial de las Familias, que tuvo lugar en Dublín del 21 al 26 de agosto, y que culmina con la santa Misa precedida por el Papa, también sirve para recordarnos: está muy bien todo lo que hacen por la familia, toda su lucha para preservar su identidad, todos sus esfuerzos cotidianos para vivir conforme a un ideal tan elevado, bello y atractivo; pero no olviden que lo principal no es lo que el hombre hace, sino lo que hace Dios. 

Por eso, para que el hombre de hoy redescubra la belleza de la familia, es fundamental difundir el evangelio de la familia, más importante vivirlo, pero lo esencial y definitivo es, y lo será siempre, la oración. 

Una oración que se enriquece exponencialmente si se realiza en familia, y cuyo efecto multiplicador y

esperanzador es grandioso, si a las centenares de miles de familias, que en torno al Papa claman a Dios por defenderla, nos unimos, alrededor del mundo, todos aquellos que valoramos y aspiramos a preservar la belleza y el valor de tan maravillosa institución; mejor aún si lo hacemos en familia. 

¡ME LLEVA LA TRISTEZA!

Alejandro Cortés González-Báez,
www.padrealejandro.com

A la tristeza la encontramos en la música; en la literatura; en los libros de Historia; en las crisis económicas; y en todos los niveles: personal, familiar, social y mundial. Lo cual suena absurdo, pues el ser humano tiene ansias insatisfechas de felicidad. El hombre fue creado para ser feliz... ¿Entonces...? ¿Qué nos está pasando?


A mediados del siglo XX la tristeza se nacionalizó dentro de la Filosofía, y en el Registro Civil se le dio el nombre de Existencialismo Ateo, se casó con una libertad de malas costumbres y procrearon el movimiento hippie. Todo ello sucedió poco a poco mientras viajaban por los países de primer mundo. Más tarde se pasearon por los países pobres, en los que no faltó la piratería que convirtió a muchos rebeldes sin causa en extravagantes réplicas de tal movimiento y, como suele suceder, todo aquello quedó en nada. Hace menos años apareció el “New Age” tratando de crear una religión al gusto del consumidor y... lo mismo. La historia se repitió. 

El capitalismo liberal y materialista tiene ya mucho tiempo prometiéndonos la felicidad a través de la adquisición de bienes de consumo, viajes y planes de diversión inmejorables, y todo ello a los mejores precios.

Sheila Morataya-Fleishman se pregunta: ¿Por qué habemos tantas mujeres deprimidas hoy en día? Una respuesta podría ser el que vivimos en medio de un mundo totalmente artificial que quiere enamorarte a través del deslumbramiento de los ojos y la exaltación de los sentidos. 

Modas, olores, sabores y casi todos los productos en el mercado creados para la mujer moderna llevan un mensaje: como mujer eres especial, lo vales, lo mereces, debes ser la número uno en el corazón de tu amado, y si no es así, estás perdida. 

Hoy día si estás embarazada la gente se preocupa y te pregunta si estás preparada para la depresión post-parto. ¿Tendría tiempo la mujer de antaño de pensar en esto?

El asunto de la tristeza viene de lejos. Es más. Ahora caigo en la cuenta que ya desde Adán y Eva (Perdón, pero no puedo recordar sus apellidos) salieron del Paraíso tristes, desnudos y avergonzados y, todo ello por no quererse someter a los planes de Dios.

lunes, 20 de agosto de 2018

¿POR QUÉ EL LEGADO DE OCTAVIO PAZ SERÁ MONUMENTO ARTÍSTICO?

Raúl Espinoza Aguilera, 
@Eiar51

A veinte años del fallecimiento del poeta y ensayista Octavio Paz –Premio Nobel de Literatura 1990- me ha parecido un justo reconocimiento a su valiosa obra creativa el hecho de que la Secretaria de Cultura anuncie que en breve declarará su trascendente legado como archivo documental y acervo bibliográfico y que será reservado como monumento artístico (1).


Sin duda, considero este gesto como un acto de revaloración de su entera obra literaria y una forma de otorgarle plena vigencia y actualidad, cuya calidad  -de manera indiscutible- se ha agigantado con el paso del tiempo. 

Aunque hay que reconocer que, en tiempos pasados, su figura sufrió diversos y significativos desplantes y, lo más duro en mi opinión, fue una campaña de indiferencia y de pretender negar su importante huella en el pensamiento y en la Literatura.

Un tema que me interesa destacar es que Octavio Paz consideraba que los hombres en todas las épocas y culturas se han hecho este triple cuestionamiento: “¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy?”, y decía que se requería de valentía y determinación personales para descubrir el verdadero sentido de la existencia humana.

Y es que Paz poseía una aguda inteligencia que le impulsaba a buscar siempre las respuestas que le brindaba la razón, con una capacidad de deducción y una lógica deslumbrantes y una intuición por la verdad que lo colocan entre los grandes literatos de todos los tiempos.

Se podrían hacer numerosas reflexiones a este respecto, pero considero que dentro de su rica y profunda obra literaria siempre mantuvo una actitud de “búsquedas hacia lo Trascendente”, como él mismo solía llamarlas.

De tal manera, que en la poesía de nuestro Premio Nobel de Literatura, Paz siempre jugó con varios elementos e imágenes bipolares, para terminar haciendo una original síntesis a lo largo de su amplia trayectoria obra literaria. Lo podría resumir de la siguiente forma:

1) Frente al vertiginoso río del tiempo, que transcurre sin detenerse, se encuentra el Mar que es lo inmutable, el reducto de la paz y el reposo definitivos;

2) Si el poeta dice que los hombres somos sólo “llamaradas”, el poeta intuye la existencia de un Fuego Inextinguible;

3) Si los seres humanos experimentan la penumbra o las tinieblas en su devenir por la tierra, le conduce a plantearse la existencia de una Claridad y una Luz permanentes;

4) Del mismo modo, en sus experiencias estéticas, por ejemplo, frente a su contemplación de una hermosa obra pictórica, un admirable escrito literario o una bella escultura, descubre lo que él
llama “instantes de eternidad”, como chispazos de un gozo y deleite momentáneos, pero que deduce que proceden de un Ser donde reside en plenitud toda la Belleza;

5) Si afirma que los hombres somos sólo “espejos” o “reflejos pasajeros”, le conduce a pensar en la existencia de un Ser Supremo que es Eterno y Permanente.

Cuando en 1990, fue designado como Premio Nobel de Literatura, me llamó poderosamente la atención que la crítica internacional recibiera –de forma unánime y con gran entusiasmo- su nombramiento, reconociendo su calidad y profundidad literaria y ensayística.

En conclusión, considero un acierto que el legado de Octavio Paz sea considerado monumento artístico porque su obra y su pensamiento lo colocan como una de las voces más preclaras y perennes no sólo de México, sino también, de la Literatura Universal.

(1) Confrontar: Espinoza Aguilera, Raúl, ¿Qué sabes sobre Octavio Paz?, Editorial Minos III Milenio, México, 2009. 122 páginas.

¿CÓMO ES EL ROSTRO DEL DEMONIO?

Pbro. José Martínez Colín,

1) Para saber

En su último capítulo de la Exhortación Apostólica, el Papa Francisco quiere prevenirnos contra un enemigo que no dejará de luchar por impedir que consigamos la santidad: el mismo demonio. Por ello, dice el Papa, no pensemos que el diablo es un mito, una representación, un símbolo, una figura o solo una idea. Si pensáramos que no existe, ese engaño nos llevaría a descuidarnos y a quedar más expuestos. Él no necesita aparecerse ni poseernos, sino que nos envenena con el odio, con la tristeza, con la envidia, con los vicios, queriendo destruir nuestra vida, nuestras familias y nuestras comunidades.


Cuando Jesús nos enseñó el Padrenuestro quiso que termináramos pidiendo al Padre que nos libere del Malo, que indica un ser personal que nos acosa. Jesús nos enseñó a pedir cotidianamente esa liberación para que su poder no nos domine.

2) Para pensar

Una religiosa que conoció a san Francisco de Sales, relató que en una ocasión presenció un exorcismo. Era un hombre joven que desde hacía cinco años estaba poseído por el demonio. Los interrogatorios al poseso se hicieron junto a los restos mortales de san Francisco. Durante una de las sesiones, el demonio exclamó lleno de furia: «¿Por qué he de salir?». Estaba presente una religiosa de las Madres de la Visitación, que al oírlo, asustada quizá por el furor demoníaco de la exclamación, invocó a la Virgen: «¡Santa Madre de Dios, rogad por nosotros...!». Al oír esas palabras, decía la monja, el demonio gritó más fuerte: «¡María, María! ¡Para mí no hay María! ¡No pronuncies ese nombre, que me hace estremecer! ¡Si hubiera una María para mí, como la que hay para ustedes, yo no sería lo que soy! Pero para mí no hay María».

Todos los presentes estaban sobrecogidos por la escena e incluso algunos rompieron a llorar. Pero el demonio continuó: «¡Si yo tuviera un instante de los muchos que ustedes pierden…! ¡Un solo instante y una María, y yo no sería un demonio!»

Decía san Alfonso María de Ligorio que en este mundo los hombres no se dividen en los fuertes que vencen tentaciones y en los débiles que son derrotados, no. El mundo se divide en los débiles que rezan y vencen y, por otro lado, en los débiles que no rezan y son derrotados. Pensemos si en las tentaciones sabemos acudir a la intercesión la Virgen María.

3) Para vivir

Así, además de luchar contra una mentalidad mundana que nos engaña y contra la propia fragilidad, es preciso también una lucha constante contra el diablo, que es el príncipe del mal.

El Papa nos señala las armas poderosas que el Señor nos da para el combate tenemos: la fe que se expresa en la oración, la intercesión de la Virgen, la meditación de la Palabra de Dios, la celebración de la Misa, la adoración eucarística, la reconciliación sacramental, las obras de caridad, la vida comunitaria, el empeño misionero…

Sin embargo, el camino de la santidad no es de miedo o temor, sino fuente de paz y de gozo que nos regala el Espíritu, dice el Papa. Aunque requiere que estemos «con las lámparas encendidas» (Lc 12,35) y permanezcamos atentos, hemos de caminar sabiéndonos acompañados y amados por el Señor.

¿POR QUÉ ES IMPORTANTE REZAR POR LOS SACERDOTES?

P. Mario Arroyo,
Doctor en Filosofía.
p.marioa@gmail.com

Es bueno tener esto muy claro. Todos los domingos, al asistir a la santa Misa, los católicos decimos: “Creo en un solo Dios, Padre… creo en Jesucristo… creo en el Espíritu Santo”. En ningún momento decimos: “creo en los sacerdotes, los obispos y el Papa”. 


Si siempre es oportuno tener las ideas claras y la fe firme, lo es más ahora, ante la impresionante ola de escándalos sacerdotales de pederastia y encubrimiento hechos públicos en Estados Unidos. Era una cloaca nauseabunda que, al llevar mucho tiempo cerrada, emite un horrendo aroma de putrefacción, que a todos estremece.

Por ello, nuevamente, es oportuno reafirmar nuestra fe: “creo en Jesucristo, no en los curas”; primero yo, que soy sacerdote y he fallado y fallo continuamente. No me siento con la autoridad de juzgar a nadie; felizmente es Dios quien ve en los corazones, y existen tribunales civiles y eclesiásticos para juzgar delitos, pues la pedófila es una enfermedad y un delito, no es solo un pecado.

Ahora bien, analizando la dolorosa situación, con la premura que permiten lo vertiginoso de los medios de comunicación, pueden entreverse algunos elementos esperanzadores. 

No se trata de un optimismo a prueba de cualquier desgracia o de cerrar los ojos a la realidad, más bien todo lo contrario. Dice Jesús en el evangelio y no le falta razón: “la verdad os hará libres”. Un santo de nuestro tiempo apostillaba: “No tengas miedo a la verdad, aunque la verdad te acarree la muerte.” 

Es decir, es bueno que se destape la cloaca, es bueno que salga todo el pus, exprimir la herida por más doloroso que ello sea, para conseguir una curación real, en profundidad y no simplemente limpiar la fachada o barrer debajo de la alfombra.

En este sentido, también la investigación realizada en Pensilvania ofrece elementos positivos para una mirada desapasionada, no tendenciosa, fanática o sectaria. En el fondo es el fruto de la activa colaboración entre la Iglesia y la autoridad civil. La Iglesia que abre sus archivos, y la autoridad civil que hurga en ellos buscando afanosamente la verdad. 
El resultado de setenta años de historia es triste: trecientos sacerdotes abusadores, más de mil niños afectados, una sistemática cultura del encubrimiento… y también, hechos lamentables que en
su mayoría han ocurrido ya hace mucho tiempo.

Es decir, si es cierto que la viveza de los relatos produce terror y consternación, clamando por justicia y reparación, también lo es que en su inmensa mayoría esos tristes hechos ocurrieron hace mucho tiempo. 

Podemos decir entonces que ahora está saliendo a la luz una enfermedad del pasado. Esto último es importante, pues lo impactante de los titulares de prensa llevaría a pensar que eso está sucediendo ahora, que la Iglesia en general y la de los Estados Unidos en particular es peligrosa para los niños. 

Todo lo contrario, el problema no es de ahora; ahora en cambio se van dando pasos firmes hacia su solución: transparencia con la sociedad, colaboración con la autoridad civil, capacitación para trabajar con menores, mejor selección de los candidatos al sacerdocio. Esto es lo real ahora, los titulares reflejan las culpas del pasado, que hasta ahora se están curando a través del doloroso proceso de esclarecer la verdad y pasar la consiguiente vergüenza.

Quizá lo más dramático de estas narraciones no sea tanto la sordidez del crimen, sino la cultura del encubrimiento. Es decir, no se trata solo de castigar al delincuente, sino de evidenciar una cultura del encubrimiento, que convierte en cómplice, y por tanto también en delincuente, al obispo. 

Esta cultura del silencio culpable es la que de forma más abrupta resulta evidenciada por la investigación de Pensilvania. Los reflectores no están tanto en los curas abusadores, cuanto en los obispos encubridores. 

El Papa Francisco ha sido claro que no hay espacio para unos y para otros en la Iglesia.

Por eso, cobran dramática actualidad las palabras de san Agustín: “Si me asusta lo que soy para vosotros, también me consuela lo que soy con vosotros. Para vosotros soy obispo, con vosotros soy cristiano. Aquel nombre expresa un deber, este una gracia; aquel indica un peligro, éste la salvación.” 

¡Qué duro ser obispo!, ¡qué responsabilidad! Somos testigos de cómo algunos no supieron manejar las crisis, prefirieron defender a sus sacerdotes y el buen nombre de la Iglesia que proteger a los niños. Craso error. 

Muchos ya no están entre nosotros, habrán dado cuenta a Dios de sus errores de gobierno. 

A los cristianos nos queda fortalecer nuestra fe en Cristo, depurarla de ingenuidades angelicales, pedir por los sacerdotes y los obispos para que estén a la altura de su llamado, y exigir que se haga justicia y se implemente una cultura de la verdad y la transparencia.

¿ELEFANTES ROSAS?

Alejandro Cortés González-Báez,
www.padrealejandro.com

Hoy me topé con una de esas frases que podemos pisar sin darnos cuenta en esa marcada prisa, típica de nuestra época, por llegar lo antes posible hacia ningún sitio. La frase es: “horizontes egoístas”. 


Para no caer en un ambiente negativo, quisiera dejar claro que cuando, en cualquier empresa se busca una certificación de calidad, lo primero que tienen que hacer es detectar los errores.

Abandonar el egoísmo por completo, es prácticamente imposible pero, sin duda, todos podemos luchar contra él, pues es el principal motivo de los problemas que solemos tener a lo largo de nuestras vidas, y si en muchas ocasiones, no es directamente por nuestra culpa, cuando el egoísmo del otro despierta al nuestro que estaba durmiendo la siesta, tenemos todo lo necesario para un buena fiesta de cachetadas, con música incluida. 

Llamamos horizonte, a la línea donde termina —para nuestra vista— la tierra, y comienza el cielo. Dicho en otras palabras, el horizonte es todo lo que alcanza nuestra mirada, y el egoísmo es como la mala hierva que, si no se está cortando de forma continua, va creciendo y creciendo hasta cubrir todo el paisaje.

Sin embargo —y que quede bien claro— “soy egoísta” no es sinónimo de “no tengo remedio”. En toda alma humana hay mucho de bueno, y nuestro trabajo ha de ser el de sacar a flote todo nuestro potencial en bien nuestro, y de los demás. 

Ahora bien, la lucha contra el egoísmo no debemos plantearla jamás como algo obsesivo, por ejemplo a base de repetirnos que debemos olvidarnos de nosotros mismos: “Tengo que olvidarme de mí, tengo que olvidarme de mí”, asunto, que, dicho sea de paso, nos puede llevar al mal humor, e incluso hasta la depresión, al comprobar el fracaso de nuestros intentos. 

Sería tan absurdo como el pretender que alguien no se imagine un elefante color rosa a base de decirle: “no vayas a pensar en elefantes rosas”. 

No sé si la Madre Teresa de Calcuta tuvo necesidad de luchar contra su egoísmo, estando tan ocupada en atender a todo aquel que necesitaba su ayuda y cariño. Aquí está, por lo que parece, la verdadera clave de la felicidad. Quizás nosotros podamos intentarlo.

martes, 14 de agosto de 2018

EL ARTE DE RECOMENZAR CON OPTIMISMO, REALISMO E ILUSIÓN

Raúl Espinoza Aguilera, 
@Eiar51

Comienza este “segundo tirón” del año. Paulatinamente se reanudan las clases en los centros educativos y las personas retornan a sus labores cotidianas, después de unas merecidas vacaciones de verano.



Y la primera pregunta que nos podríamos hacer, es: ¿Y cómo van esos propósitos concretos que nos forjamos a principios de este Año 2018? ¿Los tenemos claros y estamos luchando por alcanzarlos? O bien, “se nos borraron del mapa”, es decir, ¿ya se nos olvidaron?

Si esto último ocurrió, no caben los desánimos. Como recuerdo me decía un buen amigo que cuando le ocurría esto, me comentaba desalentado: “¡Soy “de lo peor”! ¡Soy “de lo peor”! ¡No tengo remedio! Y yo le respondía, con sentido de humor, por la confianza que nos tenemos: 

-Mira, no dramatices, ¡sobran actores de telenovelas! ¡Todos somos “de lo peor” porque estamos hechos de la misma materia, “de carne y hueso”!

De manera que si tú y yo caemos en la cuenta de que esos propósitos de enero “se nos borraron del mapa”, lo importante es levantarnos y reanudar el paso con nuevos bríos, ¡y no complicarnos más!

Disfruto bastante de las competencias de atletismo de 100 metros planos, de 200 metros, de 4 por 400 metros con relevos... Observo que la importancia está en los detalles: 1) En arrancar con rapidez y determinación; 2) En abrir con oportunidad y acierto la zancada de los pasos; 3) En utilizar los brazos para imprimir una mayor velocidad; 4) En meter el impulso final (o “sprint”), muchas veces adelantando hacia adelante el pecho, para ser el primero en romper el listón que marque el triunfo.

Había un par de consejos que nos repetía el entrenador de deporte, cuando practicábamos estas pruebas de velocidad en la Preparatoria: 

1) “¡Concéntrate plenamente en tu propia carrera!” 

2) “¡Nunca te compares con los demás, mirando hacia los carriles contrarios! Porque puedes confiarte, creer ya venciste y bajar tu propio récord del cronómetro, o por el contrario, te vas a desanimar si te percatas que vas un poco rezagado del resto!

Hay un poeta al que admiro mucho, Antonio Machado, el llamado “Poeta de Castilla”, quien escribió un verso que viene muy bien a este propósito y es tan breve como profundo. Dice así: “Cada caminante, siga su camino”.

Pienso que todas estas nuevas modas de que determinadas personas se “supravaloran” y se sienten muy superiores a los demás (cuando la cruda realidad dice lo contrario) o poseen “una baja autoestima” (cuando objetivamente tampoco es verdad, ya que es más preponderante la nociva actuación de su traicionera imaginación).

También escuchaba, hace unos días, mientras estaba haciendo cola para pagar unos alimentos, en un supermercado, que una señora –en voz alta- sostenía en plan catastrófico a su comadre:

-¡Convéncete, ya se vienen las fiestas Patrias, luego Día de Muertos, después Las Posadas, ¡y el año se acabó! ¡¿Te das cuenta?!

En un principio, me pareció exagerada semejante consideración, sobre todo porque esto lo decía a finales de julio.

Pero luego me quedé pensando que algo de razón tenía. ¿A qué me refiero? A que el tiempo de la vida es breve y en “un abrir y cerrar de ojos” los meses parece que “vuelan” y se deslizan “como un cuchillo sobre la mantequilla”.

Me parece que lo importante ahora es aprovechar este segundo semestre para dar una nuevo y fuerte impulso a las metas que nos habíamos planteado desde el inicio de año. ¡Vale la pena cuidar bien nuestro orden, las metas proyectadas y este tiempo nuestro tan fugaz!

LA HISTORIA DE LAS TRES HERMOSAS HERMANAS QUE SE CASARON

Pbro. José Martínez Colín,

1) Para saber

Toda persona, hombre y mujer, han sido creadas a imagen de Dios. Y puesto que Dios es Amor, también los hombres y mujeres han de vivir en el amor. Un amor que se dirige a Dios y al prójimo. Por ello la santidad consiste fundamentalmente en amar, que es el tema de la reciente Exhortación del Papa actual. El amor a Dios se expresa en la oración y en la adoración en que nos “abrimos” a lo trascendente. Dice el Papa Francisco que “el santo es una persona con espíritu orante, que necesita comunicarse con Dios… No creo en la santidad sin oración” (n.147).



La oración no se trata necesariamente de sentimientos intensos o largos momentos. Ciertamente se puede hablar con Dios en cualquier lugar y hora. Pero para que ello sea posible, dice el Papa, “también son necesarios algunos momentos solo para Dios, en soledad con él”. Como definía Santa Teresa la oración: “es tratar de amistad estando muchas veces a solas con quien sabemos os ama”.

2) Para pensar 

Tres hermanas contaban cómo su petición en la oración se hizo realidad. Ellas deseaban contraer matrimonio y se lo pidieron a Dios, acudiendo a la intercesión de la Virgen María y de otros dos santos. Dios las sorprendió presentándoles buenos hombres y casándose con tres meses de diferencia.

Ellas son Kelly, Rachel y Juliette Fogarty las cuales nacieron en una familia numerosa. Rachel contó que ellas tenían el hábito de rezar el Rosario por sus futuros esposos sin conocerlos y pedían la intercesión de San Antonio de Padua y de Santa Ana. Dicen que sus oraciones fueron oídas y en el 2016 las tres se comprometieron en un intervalo de cinco semanas. Y en 2017 se casaron.

Juliette recordaba que “fue muy divertido compartir la misma alegría y los preparativos. Nos llamábamos y enviábamos mensajes para comparar los planes de las bodas”. La madre de las tres hermanas, Kathleen, comentó que “estaba desbordada con el aspecto sacramental de cada una de las bodas. Las chicas se estaban preparando con fe y mucho amor, salpicadas de la alegría de saber que están participando en el plan de Dios para su futuro”.

Rachel, a su vez, menciona que le gusta la rutina diaria de servirse el uno al otro, recordando que su abuelo le decía que el matrimonio no es que cada ponga el 50%, un 50/50, sino que consiste un 100/100, cada uno debe darlo todo para sacarlo adelante.

La menor de ellas, Juliette, comenta: “Espero que uno de los frutos de nuestra historia sea inspirar a la gente que quiere casarse a ser paciente, a mantenerse fuerte y a rezar por su futuro esposo o esposa”.

El Papa nos invita a pensar con la siguiente pregunta: “¿Hay momentos en los que te pones en presencia de Dios en silencio, permaneces con él sin prisas, y te dejas mirar por él?”

3) Para vivir

Se puede decir que el llamado a la santidad es para todos, pero cada uno tiene su propio camino que ha de recorrer con amor a Dios. Y teniendo ratos de silencio ante Dios se nos facilita saber nuestro camino personal: “Para todo discípulo es indispensable estar con el Maestro, escucharle, aprender de él, siempre aprender”, nos recomienda el Papa.

Es en la oración donde nos permitimos que el Señor nos llene de su amor, para que luego podamos darlo a los demás. Por ello no debería faltar un momento al día dedicado exclusivamente a Dios.

APRENDE A SER POSITIVO Y OPTIMISTA

Recopilación de Marta Morales,
estudiosmujer01@hotmail.com

Escribe el Papa Francisco:


No temas al tiempo…, nadie es eterno.


No temas las heridas…, te hacen más fuerte.


No temas al llanto…, te limpia el alma.


No le temas a los retos…, te hacen más ágil.


No temas equivocarte…, te hace más sabio.


No temas la soledad…, Dios siempre está contigo.


Martín de Riquer escribió: “Quien no ríe leyendo el Quijote es o porque no entiende la novela o porque tiene la desgracia de no poseer la facultad de reír, que es la que distingue al hombre de los animales. Cervantes, cuando escribe la Segunda parte de la novela, tiene ya sesenta y ocho años, está en la miseria, ha padecido desdichas de toda suerte en la guerra y en el cautiverio, el honor de su hogar no ha sido siempre limpio ni ejemplar, ha recibido humillaciones y burlas en el cruel ambiente literario; y a pesar de todo ello, por encima de sus angustias, de sus estrecheces y de sus penas, el buen humor y el agudo donaire inundan las páginas del Quijote”.


No hay que buscar problemas, sino soluciones. Si el marido es el problema, tú eres la solución. Además, la persona positiva hace felices a los demás; la pesimista, las hace infelices. ¿Qué hacer? Oración. En la oración el Señor nos transformará de pesimista en optimista.


El Cura de Ars decía: “Los buenos cristianos que trabajan en salvar su alma están siempre felices y contentos; gozan por adelantado de la felicidad del cielo; serán felices toda la eternidad. Mientras que los malos cristianos siempre se quejan, murmuran, están tristes..., y lo estarán toda la eternidad. Un buen cristiano, un avaro del cielo, hace poco caso de los bienes de la tierra; sólo piensa en embellecer su alma, en obtener lo que debe durar siempre”.


Que importante es que caminemos in novitate sensu, con la novedad de encontrar que todo es gracia, que cada día supone un regalo inmenso de Dios a cada uno. Es conveniente que nos demos cuenta del mal que hay en el mundo, pero sin dejarnos abatir por los trazos sombríos. Analizamos las realidades terrenas con el optimismo de los hijos de Dios, que no se amilana ante ellas.


Vivir de espaldas a Dios es una falsa ilusión de libertad, es la peor de las desgracias. Juan Pablo II ha señalado en esta cerrazón a la misericordia divina una característica de nuestra época. Es bien patente a todos la imagen del hombre encerrado en el pecado, haciendo imposible por su parte la conversión y, por consiguiente, también la remisión de sus pecados, que considera no esencial o sin importancia para su vida. Esta es una condición de ruina espiritual (...). La acción del Espíritu Santo, que tiende a convencernos de pecado, encuentra que la conciencia está impermeabilizada, hay dureza de corazón, porque se ha perdido el sentido del pecado.


No nos ha de dar miedo esta situación. Tiene remedio. El ser humano tiene una capacidad grande de recapacitar y regenerarse.


El buen humor es la verdad llena de simpatía. Hay que acostumbrarnos a ver a Dios detrás de todo. A veces le echamos la culpa a una persona, a un jefe o a una institución, ¡y es Dios quien está detrás! corrigiéndonos. El profesor Biffi decía: “La ascética es el itinerario para la construcción del hombre”.


“El milagro más grande no es que hagamos ese trabajo, dijo Madre Teresa de Calcuta, sino que nos sintamos felices de hacerlo”. Benedicto XVI dice que el cáncer más virulento es la apatía del corazón, corazón que no busca la rectitud.


Para concluir citamos la Oración del buen humor de Santo Tomas:


Señor, dame una buena digestión, pero también algo para digerir. Dame la salud del cuerpo y el buen humor, necesario para mantenerla Dame, Señor, un alma sencilla que sepa sacar provecho de todo lo que es bueno y no se asuste cuando vea el mal, sino mas bien que se encuentre el modo de poner las cosas en su puesto. Dame un alma que no conozca el aburrimiento ni los refunfuños, suspiros o lamentos, y no permitas que me atormente demasiado por esa cosa demasiado incómoda llamada "yo". Dame, Señor, el sentido del buen humor. Amen.

ARGENTINA: UNA IMPORTANTE BATALLA GANADA

P. Mario Arroyo,
Doctor en Filosofía.
p.marioa@gmail.com

Después de tenernos por más de un mes con el alma en vilo a quienes amamos la vida, las dos vidas y la dignidad humana, el senado argentino ha dado muestras de honradez y valentía al rechazar la ley que promovía el aborto en ese país. Valentía porque fue una batalla desigual; claramente el fiel de la balanza estaba inclinado hacia la opción abortista: el gobierno de Macri, los diarios argentinos más importantes, la prensa internacional en su mayoría, todos presionaban para que dijeran “sí”…, y dijeron “no.”


Esta victoria supone una bocanada de esperanza, frente a una tendencia ciega y suicida de una sociedad que, prepotente, no quiere reconocer el derecho más básico, el de la vida. Una sociedad que no quiere ir a la raíz del problema y, mientras fomenta la más irresponsable promiscuidad sexual, se escandaliza de los embarazos no deseados. 

Una sociedad que no quiere escuchar nada sobre el sentido de la sexualidad y el valor de la vida.

Pero, felizmente, el sentido humano, la cordura y el sentido común han imperado, a pesar de los pesares, en esa sociedad.

Ahora bien, se trata de una victoria parcial, no de la guerra. Pues, como mostraron en esta ocasión los perdedores, “no saben perder.”

 Es lógico, todo su discurso es de violencia e intimidación, de la más fanática irracionalidad. Con el fervor de un fundamentalista volverán a la carga, intentando imponer su cultura de la muerte, del permisivismo, de la violencia antagónica. 

Con la organización propia de un credo de muerte, están orquestados en toda América Latina, piloteados a distancia por inmensos capitales económicos e intereses ideológicos de lobbies políticos y financieros transnacionales.

No hay que bajar la guardia, Irlanda cayó, Argentina era la punta de lanza en Latinoamérica, pero la ofensiva ya está en marcha: Perú, Ecuador, México, etc., tienen la misma estrategia, las mismas pañoletas, sólo cambia el color. 

Fue decisivo que el primer paso fuera en falso, para evitar el “efecto dominó”; que se pusiera de moda establecer leyes inicuas que promuevan el aborto y limiten drásticamente otros derechos ciudadanos ante ese supuesto “súper-derecho.”

Hay que aprender también del triunfo argentino, el cual tiene tres claves fundamentales: 

Primero la sociedad civil se organizó, se tomó en serio, como un tema importante, la defensa de la vida y lo que en esta ocasión estaba en juego, que no era poco: la libertad de conciencia, la libertad de organización y pensamiento, el libre ejercicio de la profesión para médicos y enfermeras sin ser constreñidos para actuar contra sus convicciones, la tutela de los padres sobre sus hijas menores de edad. 

Es decir, era una ley digna de Stalin la que querían colocar, y la sociedad dijo “no”. O, en positivo, dijo: “Salvemos las dos vidas”, mientras con su pañoleta azul contrarrestaba la verde abortista. 

Médicos y enfermeras se unieron y, valientemente, dieron visibilidad al mensaje “no cuenten conmigo”. 

En fin, una muchedumbre en Argentina y fuera de Argentina hizo lo posible para hacer oír su voz, impidiendo que la otra opción tomara el papel de un “clamor popular” a favor del aborto.  
La causa de la muerte no es popular, se trata solamente de una minoría muy bien organizada, una élite intelectual y un buen acervo de “tontos útiles” que son utilizados para darle cuerpo.

La segunda clave del triunfo podemos descubrirla en el poder de la oración, y una oración ecuménica. Pues católicos, cristianos, judíos, o personas que simplemente creen en Dios sin tener una afiliación religiosa concreta, elevaron al cielo, durante este largo periodo un clamor incesante pidiendo que no prosperara la inicua ley. 

Fue un bello ejemplo de cómo debemos poner todos los medios humanos sin olvidar los sobrenaturales. Cristianos de distintas denominaciones, tantas veces divididos, ahora estábamos unidos en oración pidiendo por la vida. Un hermoso ejemplo de lo que podríamos llamar el “ecumenismo de la vida.” 

En tercer lugar, muy relacionado con lo anterior, casí me atrevería a decir que dependiente de la oración, fue la esperanza que nada hace desfallecer. 

En efecto, el pronóstico era oscuro. El precedente irlandés ingrato, los diputados que ya habían aprobado la ley, cambiando varios de ellos su postura al último momento, vendiéndose al mejor postor, 
hacían temer lo peor. 

Parecía un ejemplo de una inexorable ley de la historia, una moda imparable frente a la que no nos quedaba sino resignación. Y, sin embargo, como un partido que se comienza perdiendo, la esperanza tuvo la virtualidad de darle la vuelta al marcador.

Ahí están las claves del éxito que debemos viralizar para defender la vida: sociedad civil organizada, comprometida, activa y decidida; el poder de la oración por la vida, más allá de las fronteras religiosas; una esperanza, que es confianza en Dios y en la humanidad de los corazones, que nada hace desfallecer, volviéndonos “inasequibles al desaliento.”