Martha Morales,
estudiosmujer01@hotmail.com
En cierta ocasión, una madre le dijo a su hija quinceañera:
-“¡Estás embarazada!, ¿por qué no abortas? … No te arruines tu vida”.
La quinceañera le contestó:
-“¿Tú te arruinaste tu vida al tenerme? Porque si dices eso, quizás no me amas”.
Por otra parte, la cuestión es: ¿con el aborto terminan todos los problemas?
Al contrario, es cuando empieza un problema mayor porque perjudica profundamente a la mujer:
a) en el aspecto psicológico, ya que sufren de remordimientos y de culpa, sufren cambios repentinos del humor, depresión, llanto sin razón, estados de miedo y pesadillas. Al 52% de las mujeres encuestadas les molesta ver mujeres embarazadas.
En el 70% surge con frecuencia la idea de imaginarse con su hijo si éste viviera. El 45% daría marcha atrás si pudiera. En el 51% de los casos la relación de pareja termina;
b) daños físicos: probable esterilidad, alteraciones en el ritmo cardíaco y en la presión arterial, migraña, trastornos en el aparato digestivo, hemorragia, calambres en el vientre y posteriormente, probables abortos espontáneos.
El derecho al aborto implicaría que se da pena de muerte sin juicio a un ser indefenso. Los médicos saben el embrión es el paciente más pequeño del mundo.
A Teresa de Calcuta le preguntó un enfermo de sida:
─“Madre ¿por qué Dios no manda a quiénes nos puedan curar”.
Ella contestó:
─“Dios ya los mandó, pero no los dejaron nacer”.
Algunas personas suelen repetir una falacia: “Corresponde a la mujer decidir si va a ser madre”. Aparentemente parece justo; pero es una frase engañosa. Ya que una vez concebido el hijo, la mujer ya no es libre de ser o no ser madre. En realidad, ya es una madre. El bebé ya está viviendo en su seno.
Por ello, el vientre de la madre debe ser el cálido y afectuoso hogar del bebé. Si la madre no quiere a su bebé tiene una alternativa: darlo en adopción.
Hay muchos matrimonios que desean un hijo y lo van a tratar bien, con amor y cariño.
"En el más remoto confín de la China vive un Mandarín inmensamente rico, al que nunca hemos visto y del cual ni siquiera hemos oído hablar. Si pudiéramos heredar su fortuna, y para hacerle morir bastara con apretar un botón sin que nadie lo supiese… ¿quién de nosotros no apretaría ese botón?” J. J. Rousseau
Provocar un aborto es matar apretando un botón, ¡a ciegas! Ejecutar a un "intruso" único, con unas huellas dactilares irrepetibles.
Con frecuencia, el aborto no es solicitado por personas libres, sino por personas en crisis, emocionalmente trastornadas o que sufren muchas presiones familiares, laborales o de amistades.
Lo que necesitan es apoyo, comprensión y ayuda para pensar las cosas con serenidad. Si estas mujeres realizan el aborto, empeoran, ya que "El síndrome postaborto" las pone en una situación deplorable.
Las mujeres que están a favor del aborto no están a favor de la mujer. En un estudio reciente financiado por el gobierno de Finlandia, confirmó que las mujeres que se someten a un aborto, corren cuatro veces más riesgo de morir que las que continúan su embarazo y dan a luz. De hecho, la mujer que se siente verdaderamente amada no aborta.
El aborto y la eutanasia no son derechos humanos sino salirse por la puerta falsa, es buscar una solución “fácil” a un problema complejo humano, que daña a la mujer.
Cuando el gobierno se convierte en una especie de “dios” y se considera capaz de dar la vida o eliminarla, entonces se echa a perder todo.
Los políticos comenten graves errores e injusticias porque no estudian. Contradicen las evidencias que la ciencia aporta: que lo que existe dentro del seno materno, no es un amasijo de células informes y sanguinolientas, sino que realmente es un ser humano, un pequeño bebé.
Un político ignorante es peor que un criminal porque aprueban leyes que permiten el homicidio -con plena premeditación, alevosía y ventaja- de seres inocentes e indefensos.
La familia es la causa del bienestar social. En ella se nace, se vive y se muere como persona. La familia es el lugar privilegiado donde se desarrolla la personalidad humana.
Al despedirse de México, Juan Pablo II dijo con gran energía y firmeza: “¡Que ningún mexicano se atreva a vulnerar el don precioso y sagrado de la vida humana en el vientre materno (...). Dios te bendiga, México, por los ejemplos de humanidad y de fe de tu gente, por los esfuerzos en defender a la familia y a la vida!”.
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