Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
“Una manera de ganar buena reputación es dedicarse a ser lo que
deseas aparentar”. Esta frase atribuida a Sócrates, nos invita a ser
honestos.
El Papa Francisco comentó la parábola de aquel padre que invita a
sus dos hijos a ir a trabajar a su campo. Uno le dice que sí va a ir, pero
no va. El segundo, le dice que no, pero se arrepiente y sí va a trabajar.
No obstante su rechazo inicial, el segundo hijo es quien cumple la
voluntad de su padre. Además, tiene una cualidad de la que carece el
primero: es sincero. El primero miente para “quedar bien” ante su
padre, para no recibir ninguna reprimenda. Incluso ante sí mismo
pretende quedar bien, se cree bueno porque dijo que sí. Se esconde
detrás de un falso “sí”, que esconde su pereza. Es un hipócrita que se
escabulle sin conflictos, pero engaña y desilusiona a su padre, faltándole
el respeto. El problema de un hombre que se comporta así es que no
solo es un pecador, sino también un corrupto, porque miente sin
problema para cubrir y camuflar su desobediencia, dice el Papa.
2) Para pensar
Decía el escritor Dostoievski que nada en este mundo es más difícil
que decir la verdad y nada es más fácil que la adulación. Una muestra lo
cuentan médicos experimentados. A veces tienen que hacer auténticos
malabarismos para conseguir que los pacientes den los datos con
objetividad. Por ejemplo, si le preguntan a un enfermo cuánto bebe, no
basta que contesten que "lo normal", porque si se pregunta a
continuación qué considera él "lo normal", puede resultar que son varios
litros de vino al día. Es lo "normal"; para él, ¡claro!
Contaba un médico que le preguntaba a una paciente mayor si había
tenido enfermedades de pequeña. La mujer aseguraba que de pequeña
no se había enfermado. Pero aquello no cuadraba con toda la
información. Entonces el doctor le hizo una pregunta clave: “¿Y de más
pequeña?” A lo que la mujer contestó: “Sí; de más pequeña, sí”.
El conocimiento propio es requisito si queremos mejorar. Quien se
cree perfecto, se quedará igual. Para conocerse, se requiere ser
humilde. La persona soberbia no acepta que le corrijan. Pensemos si
aceptamos lo que nos dicen, sobre todo, aquellos que nos aman.
3) Para vivir
El hijo que dice “no”, pero luego va, aunque no es perfecto, es
sincero. Sus palabras sinceras le muestran cómo es, y así decide luchar
contra sí mismo Es por ello que se arrepiente y rectifica. Se conoce
pecador, pero recapacita. El otro hijo se quedó tan campante al no
confrontarse con sus palabras, y de esta forma, dice el Papa, es un
corrupto.
Para el pecador hay siempre esperanza de redención; en cambio,
para el corrupto es mucho más difícil, pues se refugia en sus falsos “sí”,
aparentemente elegantes pero hipócritas y no reconocerá que debe
cambiar.
El Papa Francisco nos invita a mirarnos a nosotros mismos y
preguntarnos, ¿estoy dispuesto a comprometerme con mi “sí” a la
voluntad del Padre, aunque cueste? Y cuando digo "no", cuando me
equivoco, ¿estoy dispuesto a arrepentirme y a regresar sobre mis
pasos? ¿O hago como si nada y vivo llevando una máscara,
preocupándome solo en aparecer como bueno? Evitemos la corrupción
siendo sinceros con nosotros mismos y con los demás. (articulosdog@gmail.com)
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