Raúl Espinoza Aguilera
Siempre me ha impresionado el
espíritu de solidaridad entre los deportistas. Porque el valor de la
generosidad es lo que impulsa a dar sin esperar recibir nada a cambio. Esta
definición no se limita únicamente al aspecto material, sino que se extiende en
ofrecer ayuda a personas que lo necesitan, y está asociada al altruismo y a la
solidaridad.
Ahora mismo recuerdo el caso
de la deportista norteamericana Sunisa Lee que compitió en gimnasia artística. Sunisa
es una chica amable, simpática y siempre abierta para hacer nuevas amistades Ella
desciende de una comunidad china que en los Estados Unidos permanece muy unida.
Sunisa participó en los Juegos Olímpicos 2020, obteniendo tres medallas. La de
oro en el concurso individual, la de plata en la prueba por equipos y de bronce
en las barras asimétricas.
Lo interesante del caso de
Suni -como le llaman sus familiares y amistades- es que carecía de medios
económicos para realizar el viaje a Japón. Se enteraron los de su comunidad
china, sus familiares, vecinos y amistades y, entre todos, juntaron la cantidad
suficiente para que Suni pudiera participar en Tokio. Y Suni no les falló, ya
que tuvo una actuación sobresaliente, ganando tres medallas. Además, colaboró levantando
la moral de cada una de las del equipo, ya que se tambaleaba ante la inesperada
enfermedad de su gran estrella, Simone Biles, campeona olímpica de 2016 en Río
de Janeiro y en muchas otras competiciones. Gracias al brillante desempeño de
Suni, sus compañeras se sintieron estimuladas, y el equipo quedó en un honroso
segundo lugar, ganando la medalla de plata..
Otro caso admirable, es el del
corredor Iván Fernández Anaya que en una carrera de Maratón iba en segundo
lugar, y muy por delante de él, corría el keniano Abel Mutai (medallista
olímpico en Londres) quien era el virtual ganador, pero sorpresivamente se
equivocó de pista poco antes llegar a la meta. Y Fernández Anaya, en vez de
correr directo a la meta y aprovechar la confusión del keniano, para quedar
como el ganador. Prefirió buscar a Abel Mutai, y con señas y casi empujándole,
le condujo hasta la meta correcta. Cuando los periodistas entrevistaron a
Fernández Anaya sobre ese noble gesto, declaró: “Abel Mutai era el justo
vencedor. Me sacaba una distancia que yo no podía haber superado, si no se
equivoca. Desde que vi que se paraba, decidí ayudarle” (El País, 14 de diciembre
de 2012). Su entrenador Martín Fiz afirmó: “Realizó un gesto de ésos que ya no
se ven, que le ha hecho ser mejor persona, aunque haya perdido una medalla de campeón”.
Otro caso inspirador, es el
del conocido futbolista David Beckham (Londres, 1975). Su padre era empleado de
una fábrica de material de cocina y su madre, peluquera. En varias ocasiones
pasaron serios apuros económicos. Sus padres querían que David se dedicara a
una actividad que supusiera un ingreso para la economía familiar. David les
pidió que tuvieran paciencia y que en poco tiempo, al ser profesional, les
apoyaría. Y es que David desde niño mostró que tenía habilidades con el balón y
su sueño era dedicarse de por vida al futbol. Jugaba frecuentemente con clubes
de la localidad. Un día, se le ocurrió tocar la puerta en el “F. C. Barcelona”
para competir como “las jóvenes promesas” y fue aceptado.
Pero al finalizar los intensos
entrenamientos no fue elegido para quedarse en el equipo. Pero David nunca se
rindió ni se desanimó. Primero comenzó a jugar para el “Leytonstone” y luego
ingresó a la “Essex School” con la finalidad de perfeccionar sus movimientos en
la cancha. Puso un particular esfuerzo que acabó por dar sus frutos, ya que en
1991 fue fichado por el “Manchester United” para las ligas inferiores.
Tuvo la fortuna de acudir a la
escuela de futbol del célebre Bobby Charlton, que era toda una leyenda de la
Selección Inglesa. Ya que en 1966 llevó al triunfo a Inglaterra frente a
Alemania 4 a 2, ganando la Copa Mundial de Futbol. Participó en cuatro Copas
del mundo: en 1958, 1962, 1966 y 1970 (con sede en México).
Bobby Charlton se percató de
la valía como deportista de David Beckham y le dedicó su mejor tiempo para
pasarle todas sus experiencias que a él lo habían convertido en un excelente
campeón. Beckham pudo jugar entonces en equipos de primera división. De esta
manera, por fin pudo apoyar económicamente a sus padres. Hizo su debut en el
futbol internacional en 1996, a la edad de 21 años. Participó en la Copa
Mundial de Futbol del año 2000 y, en esa ocasión, fue nombrado capitán de la
Selección Inglesa. A partir de ese entonces, comenzó a cosechar éxitos y se
convirtió en un ícono del mundo de la farándula al casarse con una integrante
del grupo en boga “Spice Girls”, Victoria Adams, que además era empresaria y
diseñadora de moda. Este hecho, catapultó a Beckham convirtiéndole en una
celebridad internacional.
Otra historia que vale la pena
conocer es la del conocido cantante y compositor Julio Iglesias (Madrid, 1943),
que en su juventud llegó a ser portero de la liga juvenil del Real Madrid y
cursó la carrera de Derecho. Pero en la madrugada del 22 de septiembre de 1962,
saliendo de una fiesta, el coche en que viajaba se estrelló en la vía
Majadahonda de Madrid. Julio perdió el conocimiento. Cuando volvió en sí estaba
internado en la cama de un hospital. El médico le dio la terrible noticia de
que no tenía ninguna esperanza de volver a caminar. Estuvo semiparalítico a lo
largo de año y medio. Sus posibilidades de poder volver a caminar dependían de
una constante terapia y ejercicios físicos. Pero un joven enfermero que cuidó
de él, Eladio Madaleno así como sus familiares y amigos le animaron mucho a que
hiciera sus ejercicios. Sus compañeros de futbol querían que el popular Julio se
reincorporara al equipo y solían visitarlo con frecuencia para que hiciera sus
ejercicios físicos y, con autorización de Eladio, le ponían nuevas metas para
que fuera avanzando más, en esos primeros pasos que daba. Tenían la enorme
ilusión de verlo como portero de nuevo.
El enfermero Eladio, por su
parte, era muy constante en sus terapias y Julio obedecía -aunque le costara
mucho- porque deseaba con todas sus fuerzas volver a caminar y para lograr esto
ponía su mejor empeño y fuerza de voluntad. En cierta ocasión, el joven Eladio
tuvo la ocurrencia de regalarle una vieja guitarra porque se percató que tenía
buena voz y sensibilidad artística para la música. Entonces Julio le puso
música a los poemas que había escrito de adolescente. Finalmente pudo volver a
caminar y eligió ser cantante y compositor. Y tuvo una brillantísima carrera
profesional, recibiendo decenas de premios y reconocimientos.
El reconocido deportista del
basquetbol Magic Johnson, afirmaba: “Si eliges un deporte de equipo, es
fundamental que tengas muy claro el concepto de compañerismo, amistad y
solidaridad entre los miembros”.
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