domingo, 11 de septiembre de 2022

UN NUEVO BEATO, JUAN PABLO I, "EL PAPA DE LA SONRISA"

Pbro. José Martínez Colín

1) Para saber

“Deja que tu sonrisa cambie el mundo, pero jamás dejes que el

mundo cambie tu sonrisa”. Esta frase atribuida al cantante Bob Marley

nos presenta la fuerza e importancia que puede tener una sonrisa. Y es

que el pasado domingo 4, en la plaza de San Pedro, el Papa Francisco

beatificó a Juan Pablo I, conocido como el "Papa de la sonrisa". Fue

elegido como sucesor de San Pablo VI el 26 de agosto de 1978. Aunque

su pontificado duró solo 33 días, su rostro sonriente y apacible infundió

esperanza y confianza a la Iglesia. Con su nombre había querido rendir

homenaje a sus dos predecesores inmediatos: San Juan XXIII, y san

Pablo VI que lideraron el Concilio Vaticano II, el evento más importante

de la Iglesia en el siglo XX. Siguiendo esa línea su sucesor también

adoptó esos nombres, San Juan Pablo II.

2) Para pensar

Candela Giarda es la joven argentina que hace algunos años recibió

el milagro necesario para la beatificación de Juan Pablo I. La joven, que

hoy tiene 22 años, agradeció al Papa Juan Pablo I por esta segunda

oportunidad de vida que le dio.

Candela tenía 10 años cuando enfermó con el síndrome epiléptico por

infección febril. Es una enfermedad que afecta a una persona en un

millón, y por lo general sin posibilidades de sobrevivir. Tenía dolores de

cabeza, vómitos, convulsiones y fiebre.

Su mamá, Roxana, solicitó la visita del padre Juan José Dabusti, pues

los médicos le habían dicho que no había más que hacer, que era muy

difícil que pasara la noche: había quedado en estado vegetativo con solo

19 kilos de peso. El sacerdote la animó a rezar pidiendo la intercesión de

Juan Pablo I. Gracias a las oraciones mejoró hasta quedar sana por

completo. Hoy Candela tiene hoy 22 años y no tiene secuelas de la

enfermedad.

Su mamá Roxana desea que lo que pasó con su hija Cande “ayude a

otras personas a tener un poquito más de fe, de esperanza ante los

momentos difíciles como los que vivimos nosotras”.

3) Para vivir


El sobrino de Juan Pablo I, Edoardo Luciani, dijo que la vida de Albino

Luciani fue un milagro y un signo de la Providencia: “Mi tío pertenecía al

grupo de los que suelen morir muy jóvenes. Su salud era frágil y no

había los medicamentos de ahora. Sufría de neumonía y pleuresía y

pasaba temporadas en el hospital. Cuando nació, ante el inminente

peligro para su vida fue bautizado el mismo día. Incluso, por motivos de

salud, le desaconsejaron a San Juan XXIII que lo ordenara obispo, pero

no obstante decidió hacerlo. Sobre su muerte, se tienen evidencias

médicas de que fue muerte natural. Edoardo comentó que la vida de su

tío, “es un testimonio de cómo los planes de Dios desafían la lógica

humana. Su vida es un testimonio vivo de que lo que parece imposible

para el hombre es posible para Dios”.

A su vez, el Cardenal Stella, postulador de la causa de beatificación,

relató que lo conoció desde joven y dijo que fue un sacerdote ejemplar,

muy humilde y con una sonrisa constante, fruto de la paz y confianza en

Dios. En concreto, resaltó tres características, que podemos imitar para

nuestra vida: rezaba mucho, vivía con pobreza y se sentía bien con la

gente. (articulosdog@gmail.com)

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