martes, 11 de octubre de 2022

LA LITURGIA ORDENA LOS VALORES

 Pbro. José Martínez Colín

1) Para saber

“Si vives con valores para ti mismo, te conviertes de gran valor para

todos los que te conocen” (Bryant McGill). Sin embargo, la

posmodernidad se está caracterizando en que el hombre se siente

desprovisto de valores, sin referencias de ningún tipo, dice el Papa

Francisco. Cada vez se le dificulta más encontrarle sentido a su

existencia y descubrir el significado de los símbolos. De ahí el problema

para comprender, valorar y asombrarse de los actos litúrgicos.

Un reto actual es recuperar la capacidad de vivir plenamente la

acción litúrgica. El Concilio Vaticano II afrontó este reto exigente para el

hombre moderno.

2) Para pensar

Un ejemplo de poner en orden los valores fue Jacques Fesch, quien

fue condenado a muerte por asesinato en 1957. Durante el tiempo que

estuvo en la cárcel experimentó la misericordia de Dios, tuvo una

conversión y ahora va camino a los altares.

Jacques Fesch era hijo de un banquero ateo que se divorció de su

esposa. Fesch fue educado en la religión católica por su madre, pero

abandonó la fe a los 17 años. Después de casarse decidió dejarlo todo,

incluida familia, y viajar. Sin dinero, decidió robar, pero en su huida

mató de tres tiros al oficial de policía Vergne, viudo y padre de una niña.

Fesch fue arrestado y condenado a muerte. En la cárcel, sufriendo, una

noche pidió ayuda a Dios y recibió la gracia de la conversión: “Tenía la

impresión de una bondad infinita que me hizo creer con convicción que

nunca estuve abandonado”, resaltó.

Desde su celda, transmitió su fe a través de cartas. En una de ellas

decía: “¡Acabo de recibir la Comunión, es una gran alegría!... Tengo paz

y sentido en la vida, mientras que antes era solo un muerto viviente”.

La víspera de su decapitación, Fesch declaró: “Que cada gota de mi

sangre borre un pecado mortal. Último día de lucha. Mañana, a esta

hora, estaré en el Cielo. ¡Cinco horas más y veré a Jesús!” Murió el 1 de

octubre de 1957, Jacques Fesch. Cuando los guardias llegaron a su


celda para buscarlo, lo encontraron de rodillas rezando junto a la cama.

Sus últimas palabras fueron: “Señor, no me desampares, confío en Ti”.

El entonces Arzobispo de París, Cardenal Jean Marie Lustiger, señaló

que al “declarar santo a alguien no significa que la Iglesia admire sus

méritos, sino propone un ejemplo de conversión de alguien que supo

escuchar la voz de Dios y se arrepintió… No hay pecado tan grave que

impida al hombre llegar a Dios, que le propone la salvación”, agregó.

3) Para vivir

No es casualidad que el primer documento emanado del Concilio

Ecuménico II, haya sido sobre la Liturgia. Se llamó “Sacrosanctum

Concilium”, que nos dice que la Liturgia es “la cumbre a la cual tiende la

acción de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de donde mana toda

su fuerza” (n. 10).

Hay una escala de valores y deberes a tener en cuenta, nos dice el

Papa, y así crecer en nuestra capacidad para vivir plenamente la acción

litúrgica: Dios tiene el primer puesto; la oración, es nuestra primera

obligación; la Liturgia, es la primera fuente de la vida divina que se nos

comunica, la primera escuela de nuestra vida espiritual. Con la

necesaria formación litúrgica seguiremos asombrándonos en cada

celebración. (articulosdog@gmail.com)

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