Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
Después de presenciar el concierto de una gran orquesta sinfónica,
comentaba un aprendiz de música al ver cómo el director la había
dirigido: “Ha de ser difícil tocar un instrumento musical, pero hacer lo
que hace el hombre del palito, eso sí podría yo hacerlo, mover así el
palito”. Ignoraba esta persona que para dirigir la orquesta, se requiere
saber todos los movimientos de cada instrumento musical, así como
saber de memoria toda la obra musical interpretada para poder así
dirigir a todos los músicos sabiendo sus tiempos, el ritmo, la armonía y
la intensidad con que se ha de tocar.
La música tiene su lenguaje escrito y la obra se escribe en partituras
que son las que señalan cómo ha de tocarse cada obra musical. Si no se
siguen con rigor, la obra es un desastre. Podemos pensar que si tal
firmeza se sigue con una pieza musical, cuánto mayor cuidado se ha de
tener cuando se trata de celebrar el misterio pascual donde Dios mismo
interviene. El Papa Francisco en su carta sobre la Liturgia desea que, a
la vez que se cuiden las prescripciones establecidas, se profundice en su
significado.
2) Para pensar
En los libros que se utilizan en la Liturgia vienen escritas las palabras
que se han de pronunciar en la celebración, pero además se señalan los
gestos, posiciones y el orden que debe observar el celebrante. Esas
indicaciones están impresas en color rojo, a diferencia de las que se
pronuncian que vienen en negro. Esa es la razón por la que se llaman
“rúbricas”, pues esta palabra deriva de la palabra latina “rubor” que
significa “color rojo”. De ahí deriva también la palabra “ruborizarse”,
para señalar que a alguien se le sube el color rojo al rostro.
El Papa Francisco señala su deseo de que descubramos la belleza de
la Liturgia, pero no sólo al cuidar escrupulosamente el cumplimiento de
lo señalado en las rúbricas. Sino saber profundizar en su sentido.
Existen dos extremos peligrosos: o descuidar las rúbricas o cuidarlas
pero quedarnos con el simple cumplimiento exterior del rito sin llegar a
su sentido teológico. Comenta el Papa Francisco: “Seamos claros: hay
que cuidar todos los aspectos de la celebración (espacio, tiempo, gestos,
palabras, objetos, vestiduras, cantos, música,...) y observar todas las
rúbricas”. Porque importa no quitarles a los fieles el derecho que tienen
de participar, de modo pleno, en el Misterio Pascual tal y como la Iglesia
establece.
3) Para vivir
Las palabras en la Liturgia nos remiten de modo directo a lo que se
pretende hacer: sea alabar, dar gracias, pedir perdón… Pero además las
posturas y los gestos también tienen su significado. Por ejemplo, cuando
al inicio de la Misa se reza el “Yo confieso”, hay un momento donde está
indicado que hay que golpearse el pecho al decir “por mi culpa, por mi
culpa, por mi gran culpa…”. Con ello se quiere significar el dolor de
contrición por nuestras culpas. No puede quedarse en un acto sólo
externo, sino debe ir acompañado realmente por un dolor del corazón,
por un verdadero arrepentimiento. De esa manera, las palabras y los
gestos se complementan; están significado nuestro sentir interno
haciendo de la Liturgia un acto pleno y perfecto grato a Dios.
(articulosdog@gmail.com)
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