lunes, 8 de agosto de 2022
LA INMENSA ALEGRÍA DEL ENCUENTTRO PERSONAL CON DIOS
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
Hace pocos días, el conocido actor Russell Crowe, ganador del Oscar
con la película Gladiador, visitó junto con su familia la Capilla Sixtina, en
la Ciudad del Vaticano. Comentó que ha sido un privilegio y la
experiencia más especial de su vida. El actor pronto interpretará al P.
Gabriele Amorth, el exorcista más famoso del mundo. Crowe quedó muy
asombrado y agradecido. Publicó varias fotografías en su Twitter en las
que se le ve visitando los Museos Vaticanos. También compartió una
emotiva historia en su paso por la Capilla Sixtina, en que recordó a su
padre ya fallecido.
Es innegable la belleza que contiene la Capilla Sixtina. Así como hay
belleza en algunas obras de arte, también hay otras realidades que nos
transmiten otro tipo de belleza. Una de ellas se da en la liturgia. Por
ejemplo, cuando se celebra una Santa Misa, independientemente de la
belleza que pudiera tener el templo o los objetos que se utilizan, hay
una belleza mayor que es preciso descubrir. A ella se refiere el Papa
Francisco en su última carta. Se trata de la belleza del encuentro con
alguien: el encuentro con Cristo. Aquí está toda la poderosa belleza de
la Liturgia comenta el Pontífice. Gracias a que el Hijo de Dios se hizo
hombre, a su Encarnación, nos es posible unirnos a Dios. Por eso Cristo
es el Camino: es el camino para entrar en comunión con Dios mismo.
2) Para pensar
Muchas de las obras del músico Joseph Haydn (1732-1809) están
impregnadas de gran alegría. Se cuenta que en una ocasión alguien lo
criticó porque las misas que componía eran demasiado alegres. Haydn
se limitó a contestar: «No puedo evitar que al pensar en Dios mi
corazón salte de alegría».
Tenía mucha razón el compositor, porque cuando hay amor a
alguien, su encuentro conlleva alegría. Si Cristo es nuestro máximo
amor, el encuentro real con Cristo habría de traernos la máxima alegría.
Comentaba Haydn: «Cuando pienso en Dios, mis notas surgen copiosas
como el agua de una fuente; si Dios ha querido darme un corazón
alegre, me perdonará que le sirva alegremente».
Podríamos decir que la alegría al participar en una ceremonia litúrgica
irá en proporción al deseo de tener ese encuentro amoroso con Cristo.
Pensemos cuánta alegría nos causa ese encuentro.
3) Para vivir
Lo maravilloso de la Liturgia es que nos garantiza la posibilidad de un
verdadero encuentro con nuestro Señor. Aquello que era visible de
Jesús, lo que se podía ver con los ojos y tocar con las manos, sus
palabras y sus gestos, ha pasado a la celebración de los sacramentos.
La Eucaristía, por ejemplo, no se trata de un vago recuerdo de la
Última Cena, sino que nos hace estar presentes en aquella Cena, poder
escuchar su voz, comer su Cuerpo y beber su Sangre, comenta el Papa.
En la Eucaristía y en todos los Sacramentos nos encontrarnos con Jesús
y somos alcanzados por el poder de su Pascua. A veces podemos perder
la conciencia de ese encuentro y entonces deja de tener sentido la
ceremonia, llegándola a ver sólo como un acontecimiento puramente
social. Nos estaríamos perdiendo lo esencial de la celebración. Es deseo
del Papa que vivamos la Liturgia con un mayor sentido y de esa manera
la vivamos con alegría. (articulosdog@gmail.com)
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