lunes, 11 de octubre de 2021
¿SOY REALMENTE LIBRE? EL PELIGRO DE LAS ESCLAVITUDES
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
En la famosa novela de Juan Ramón Jiménez, “Platero y yo”, se
cuenta la historia de un canario enjaulado que deseaba y envidiaba la
libertad del burrito. Por fin un día pudo salir de la jaula y voló al
tejado de la casa, donde se posó por un largo tiempo. Pero al
atardecer y venir la oscuridad, apareció alegremente metido otra vez
en la jaula. Resultó que vivir en la jaula, con alimento y protección no
era, después de todo, tan desagradable.
Continuando con su reflexión sobre la carta de san Pablo a los
gálatas, el Papa Francisco abordó ahora el tema de la libertad, la
cual, dijo, parece que solo la sabemos valorar cuando la perdemos.
Pero la libertad es un tesoro que nos ha sido concedido, más que un
derecho adquirido. En torno al tema de la libertad hay muchos
malentendidos, y diferentes visiones enfrentadas. Se puede hablar de
diversos tipos de libertad, pero la más profunda y radical es la que
nos fue ganada por Jesucristo y otorgada en el bautismo.
2) Para pensar
En una ocasión fue invitado a dar una serie de conferencias a los
Estados Unidos de América un psicólogo de renombre mundial, Víctor
Frankl. En su intervención aludía a la famosa estatua de la Libertad
que se eleva en Staten Island, en la costa este del país. Decía que le
agradaba mucho admirarla. Pero añadía que le sorprendía que no se
hubiera construir otra estatua dedicada a la Responsabilidad en la
costa oeste del país.
Parece que algunos de los oyentes se desconcertaron y se
sintieron heridos. Pero Frankl tenía razón, no basta una libertad
absoluta, sin límites, sin tener que responder a nadie. La libertad ha
de saber elegir lo correcto. ¿Cómo saber elegir lo mejor? El Papa
Francisco recurre al Evangelio de Juan: «Si os mantenéis en mi
Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la
verdad y la verdad os hará libres» (8,31-32). La llamada, por tanto,
es sobre todo a permanecer en Jesús, fuente de la verdad que nos
hace libres.
3) Para vivir
Se pierde la libertad cuando algo nos impide obtener algo querido.
Por ejemplo, se quita una libertad material, cuando uno es encerrado
o encarcelado, imposibilitando dirigirse a cualquier lugar. Pero hay
una libertad más importante que es la que nos permite alcanzar la
vida eterna, entrar en comunión con Dios en el Cielo. Lo que nos
quita esa libertad es el pecado. Por eso se dice con acierto que el
pecado esclaviza, pues nos impide alcanzar el bien eterno. Y esa
esclavitud es de la que Nuestro Señor Jesucristo nos liberó con la
Redención. Con su muerte y resurrección, Jesús nos consiguió toda la
gracia para ser liberados de la muerte eterna y del pecado. Pero esa
gracia ganada por Cristo ha de ser aplicada a cada alma y eso se
lleva a cabo con los Sacramentos, empezando por el Bautismo.
La libertad cristiana, dice el Papa Francisco, se funda sobre dos
pilares fundamentales: primero, la gracia del Señor Jesús; segundo,
la verdad que Cristo nos desvela y que es Él mismo. Pero de ello
trataremos la siguiente ocasión. Por lo pronto, que la consideración
de esa libertad otorgada, nos lleve a agradecerle al Señor el ser
libres para dirigirnos a Él. (articulosdog@gmail.com)
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