miércoles, 20 de enero de 2021
UNA RESPUESTA ANTE LA SITUACIÓN ACTUAL
Pbro. José Martínez Colín,
articulosdog@gmail.com
1) Para saber
Parecería lógico que en momentos de crisis nos dirigiéramos a
Dios con una oración de súplica, sin embargo, el Papa Francisco, en
su última Audiencia, nos hace notar cuál fue la actitud de Jesús ante
una situación de crisis. Nos narra el Evangelio que había mucha
hostilidad en los pueblos donde Jesús había realizado muchos signos
prodigiosos (cf. Mt 11,20-24). San Mateo nos relata que Jesús no
eleva al Padre un lamento, sino un himno de júbilo: «Yo te bendigo,
Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas
a sabios e inteligentes, y se las has revelado a los pequeños» (Mt
11,25).
Es decir, en plena crisis, en plena oscuridad en muchas almas,
Jesús alaba al Padre, se regocija en su espíritu porque sabe y siente
que su Padre es el Dios del universo, “Padre mío”. De esta
experiencia de sentirse “el hijo del Altísimo” brota su alabanza. Jesús
se siente hijo del Altísimo, y nosotros, por Él, también lo somos.
2) Para pensar
En la biografía de San Francisco de Asís, se relata que ya al final
de su vida, compuso el “Cántico del hermano sol” o “de las criaturas”.
No lo compuso en momentos de alegría, sino al contrario, en medio
de dificultades. San Francisco estaba ya casi ciego, y sentía en su
alma el peso de la soledad: el mundo no había cambiado desde el
inicio de su predicación, todavía había quien se dejaba destrozar por
las riñas, y además sentía que se acercaba su muerte. Comenta el
Papa Francisco que “podría ser el momento de la decepción y de la
percepción del propio fracaso. Pero en ese instante de tristeza y
oscuridad, reza, ¿y cómo reza?: ‘Laudato si’, mi Señor…”. Reza
alabando a Dios por todo, por todos los dones de la creación, y
también por la muerte, que con valentía llama “hermana muerte”.
La oración de Jesús, y de los santos, nos muestran que se puede
alabar siempre, en las buenas y en las malas, porque Dios es el
Amigo fiel. Este es el fundamento de la alabanza: Dios es el Amigo
fiel, y su amor nunca falla, siempre está junto a nosotros.
3) Para vivir
Una gran alegría le provoca al Papa Francisco ver a la gente
sencilla y humilde en peregrinación, que va a rezar y cantar, que
alaba, gente a la cual quizá le faltan muchas cosas pero la humildad
les lleva a alabar a Dios. Además, al alabar juzgamos de forma
diferente los acontecimientos: nuestras derrotas, cuando no vemos
clara la presencia de Dios, cuando parece que el mal prevalece y no
hay forma de detenerlo. Quien sale beneficiado de la alabanza, es
quien la realiza, pues al alabar somos salvados, purificados. Por ello
debe ser practicada no solo cuando la vida nos colma de felicidad,
sino sobre todo en los momentos difíciles y oscuros. Ahí hemos de
tener la valentía de decir: “Bendito eres tú, oh Señor”. Esto nos hará
mucho bien, nos recuerda el Papa. Porque alabar es como respirar
oxígeno puro: nos purifica el alma, y no nos asfixia la nube oscura de
las dificultades.
El Papa Francisco terminó su Audiencia pidiendo al Señor que nos
conceda la gracia de ser humildes y de alabarlo en cualquier situación
de nuestra vida, también en este tiempo de pandemia, porque
sabemos que Él es el amigo fiel que nunca nos abandona y que nos
ama sin medida.
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