domingo, 17 de enero de 2021
AHORA QUE COMIENZA UN NUEVO AÑO TAN ESPECIAL
Raúl Espinoza Aguilera, @Eiar51
Ciertamente en este 2021, todos los ciudadanos de la tierra tenemos la esperanza
de que con las nuevas vacunas contra el COVID ceda esta terrible pandemia. Es
el anhelo común de millones y millones de seres humanos en los cinco
continentes.
Pero me pregunto si con obtener la salud del planeta es suficiente. Porque desde
el punto de vista en la conducta humana no han ocurrido cambios substanciales.
Una de las canciones más emblemáticas de los años sesenta compuesta por el
músico y poeta Bob Dylan, Premio Nobel de Literatura en 2016, se titula “La
Respuesta está en el Viento”. En ella filosofa sobre la situación del mundo actual.
Aunque fue compuesta en 1962, a casi 60 años después, siguen siendo válidos
los conceptos vertidos en sus reflexiones. Porque también ahora vivimos tiempos
de guerras, de crisis, de discriminación racial, de persecución religiosa, de
enfrentamientos sociales, de violencia llevaba al extremo, de indiferencia entre las
personas y el desamor.
El poeta de nuestro tiempo trae a consideración la urgencia de replantearnos
soluciones de paz, de diálogo entre las naciones, entre los hombres; de pensar en
los modos pacíficos para evitar las guerras; de cómo podemos tener más entrañas
de misericordia hacia nuestros semejantes; de que toda persona goce plenamente
su libertad sin coacciones que lo esclavicen ni lo etiqueten negativamente.
Para ello resulta fundamental preguntarse “¿qué es el hombre? ¿cuál es su
destino y su trascendencia? ¿cuáles son los valores permanentes que han
cimentado nuestra civilización actual?”
“¿Por qué es tan importante promover la paz y la concordia entre los pueblos? ¿Y
que del mismo modo exista una apertura franca, leal y noble que conduzca hacia
un fructífero diálogo para llegar a acuerdos y enriquecedoras conclusiones?
Para ello hemos de recorrer muchos caminos en busca de soluciones como esas
gaviotas que vuelan por el azul del cielo tras recorrer largas distancias entre los
mares hasta encontrar un lugar seguro en la arena dónde reposar.
Y el Nobel de Literatura se pregunta: “¿Cuántas veces las balas de cañón deberán
aún volar / antes de que sean prohibidas para siempre?” Y se responde: “La
Respuesta mi amigo está flotando en el viento” (es decir, está al alcance de todos,
basta con que queramos poner por obra la solución).
“¿Cuántos años cierta clase de personas tendrán que existir / antes de que se les
permita ser libres?” Porque es evidente que la discriminación racial,
socioeconómica y de la libertad religiosa continúan, lo mismo el mal trato a las
mujeres, a los discapacitados y esa moderna esclavitud que es una verdadera
plaga de nuestra época como es “la trata de personas”.
Y el poeta continúa meditando: “¿Cuántas veces puede un hombre voltear su
cabeza hacia otro lado, fingiendo que simplemente no ha vio nada?” Porque la
hambruna se ha agudizado y los que carecen hasta de lo fundamental se han
multiplicado en medio de esta pandemia; existe mayor desempleo y se ha
quebrantado la economía; están los miles de enfermos que solicitan sus
medicinas; los tristes que requieren ser consolados porque han perdido a seres
queridos y necesitan palabras de aliento y consuelo.
Hay quienes no tienen una vivienda digna, que pasan frío en invierno, ancianos y
huérfanos que viven en desamparo y están esperando nuestra mano amiga y
fraterna. La Respuesta depende de nosotros, de nuestra generosidad.
El Premio Nobel insiste que el gran problema de la humanidad radica en la
indiferencia, en el cerrar los ojos a la realidad dolorosa, pero que conjuntamente
hemos de buscar soluciones de fondo, permanentes y mover a muchas otras
personas a ser generosas también.
Y el poeta Dylan se plantea el sentido trascendente de la existencia humana,
cuando escribe: “¿Cuántas veces debe un hombre mirar hacia el firmamento /
antes de que pueda ver el Cielo?”
“¿Cuántos oídos debe tener un hombre / hasta que escuche a la gente llorar?”
Porque es una realidad con ese dolor humano con el que nos topamos día con día
y hemos de cultivar la suficiente sensibilidad para adelantarnos a servir a los
demás y socorrerlos en sus necesidades materiales y espirituales.
Un cuestionamiento de Bob Dylan que me impresionó desde la primera vez que
escuché esta melodía fue cuando escribió: “¿Cuántos fallecimientos tendrás que
presenciar / hasta persuadirte que todas las personas habremos de morir?” En
medio de la sociedad materialista y hedonista como la de los Estados Unidos
estaba mal visto o era considerada una falta de educación hablar de la muerte,
pero el poeta afronta directamente y sin rodeos esta vital cuestión.
Y concluye con “La Respuesta, mi amigo, está al alcance de tu mano; flota en el
viento”. En otras palabras, tú puedes ser el detonador de esa transformación tan
esperada.
Me parece que con estas consideraciones del Premio Nobel de Literatura nos da
material para meditar y reflexionar acerca de este año 2021 que comienza.
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