Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
“La libertad es el instrumento que puso Dios en las manos del
hombre para que realice su destino” (Emilio Castelar). Para esta
Cuaresma el Papa Francisco escribió un mensaje con el lema: “A través
del desierto Dios nos guía a la libertad”.
En la Sagrada Escritura, se relata cómo Dios libera al pueblo judío de
su esclavitud en Egipto. Luego caminarán cuarenta años por el desierto
antes de entrar a la tierra prometida. Ahora, en la Cuaresma, con sus
cuarenta días, Dios desea liberarnos para tener una vida nueva.
Hoy, señala el Papa, el pueblo de Dios necesita ser liberado de sus
esclavitudes y pasar de la muerte a la vida. Con el bautismo comenzó
nuestra liberación, pero falta hacerlo de varias esclavitudes.
2) Para pensar
La libertad que nos ganó Jesús, no se pierde. Así lo testimonia la
hermana Gloria Cecilia Nárvaez, religiosa colombiana que fue
secuestrada en octubre del 2017, en Mali. Con otras religiosas, servía en
la catequesis de niños, jóvenes y en la promoción de las mujeres. Duró
secuestrada durante casi cinco años por yihadistas. La religiosa recordó
que al llevársela, sus captores le pusieron una cadena en el cuello con
un artefacto explosivo. Aseguró: “aunque fueron años difíciles, puedo
decir con certeza que mi espíritu no estuvo secuestrado. Me sostuvo mi
fe y esperanza... Pude vivir mi espiritualidad franciscana, al contemplar
la naturaleza, los atardeceres, los camellos, la diversidad de pajaritos,
las noches con estrellas… Dios me abrazaba con mi hermana
naturaleza”.
La religiosa relató: “solía dibujar un cáliz en la arena y adornaba mi
sagrario con flores. Mis captores se enfurecían y lo borraban con los
pies. Invocaba al ángel de mi guarda, de rodillas juntaba mis manos al
cielo nombrando con mucho amor el dulce nombre de María. Rezaba el
Rosario juntando piedritas; aunque afuera había serpientes y hormigas”.
Cuando había una fuerte tormenta Gloria se encerraba en su tienda a
rezar. Al terminar, solo su tienda quedaba en pie, todas las demás,
destruidas. Sus captores le gritaban: “El islam es la religión”, y la
insultaban para que renegara de su fe y se hiciera musulmana. Algunos
se convirtieron al islam para ser tratados mejor, pero la hermana Gloria
decía: “Jesucristo lo es todo para mí y jamás renunciaré a Él”. Rezaba
por su conversión. Vivía lo que decía San Francisco de Asís: ‘Si te
azotan, bendícelos y que nadie se vaya sin ver en tus ojos la
misericordia”. Ahora Gloria invita a perdonar, a reconciliar y sembrar la
paz.
3) Para vivir
A diferencia del Faraón, que quería esclavos, Dios lo que quiere son
hijos. Por ello nos creó libres, para amarlo libremente. Y al perderla por
el pecado, desea devolvérnosla una vez más en la Confesión. Dios no se
cansa de nosotros.
La Cuaresma es tiempo de liberarnos de la esclavitud del pecado: la
mentira, el consumismo, la soberbia de sentirnos omnipotentes, la
desesperanza. Por eso la oración, la limosna y el ayuno nos ayudan a
vaciarnos y liberarnos de los apegos que nos aprisionan. Es un tiempo
de rostros alegres, donde se sienta la fragancia de la libertad, y se libere
el amor al necesitado que hace nuevas todas las cosas.
(articulosdog@gmail.com)
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