viernes, 23 de junio de 2023

HOY MÁS QUE NUNCA ES IMPORTANTE FOMENTAR EL AMOR A LA PATRIA

Raúl Espinoza Aguilera

Recuerdo que desde mi infancia las personas mayores solían repetir: “Como

México no hay dos”. Y se filmaron muchas películas y se difundieron programas

de radio con la deliberada intención de fomentar el amor patrio.

Precisamente ahora que la política está tan revuelta y que no hay paz social, es

fundamental llenar de esperanza los corazones y recordarles la riqueza espiritual,

humana, cultural y el potencial económico de nuestro país.

Me viene a la memoria aquel Presidente de la República, General Manuel Ávila

Camacho (1940-1946), quién trabajó intensamente por la unidad nacional. Fue

testigo del estallido de la Segunda Guerra Mundial. Se unió a Estados Unidos y le

declararon la Guerra a las potencias del Eje Berlín, Roma y Tokio. Eso sirvió para

que se cerraran filas en torno al Primer Magistrado.

Por otra parte, logró un hecho sin precedentes: reunir a todos los expresidentes y

que hicieran las paces. De modo particular, entre el General Plutarco Elías Calles

y el General Lázaro Cárdenas. Éste último rompió con el “Maximato” de Calles.

El 9 de abril de 1936, Calles fue notificado que saliera de inmediato del país. Se le

ofreció un avión que lo llevaría a Brownsville, Texas. De esta manera cortó

Cárdenas con la nefasta influencia del “Callismo” en todo el país, del llamado “Jefe

Máximo de la Revolución” quién había colocado a Presidentes “títeres” como

Emilio Portes-Gil, Pascual Ortiz Rubio, Abelardo L. Rodríguez, éste último solía

decir que él no era el Presidente sino un mero administrador de Elías Calles.

Finalmente arribó Lázaro Cárdenas que tuvo el arrojo y la valentía de expulsar de

nuestra nación a Calles.

Pero la unidad nacional había quedado fracturada hasta que el llamado

“Presidente Caballero” convocó a los expresidentes para que limaran sus

diferencias y asperezas. Aunque sea de modo superficial o, como se dice

coloquialmente, “de dientes para afuera”, pero Ávila Camacho lo logró. Fue una

victoria importante para restañar las heridas y divisiones.

Otra medida acertada que tomó Ávila Camacho fue que ya no hubiera generales

que se lanzaran a la política para evitar levantamientos armados, que tanto daño

causaron al país.

Volviendo al “Presidente Caballero” era un hombre de vida pacífica, bien casado

con Soledad Orozco y católico de religión. Prometió que respetaría la libertad de

cultos y lo cumplió a carta cabal. Tenía una hacienda y amaba la vida campirana.

Fomentó mucho las carreras de caballos, la charrería y todo lo auténticamente

mexicano.


Fue una época de bonanza y de progreso tanto en lo industrial, como en lo

agrícola y agropecuario. El estallido de la Guerra sirvió para que México vendiera

a Estados Unidos: algodón, las producciones agrícolas, muchos objetos que

producían las empresas mexicanas. Todo ello contribuyó a que México tuviera una

estupenda relación con el Vecino País del Norte.

Mis paisanos de Sonora me comentan que, esos años de conflagración mundial,

fueron excelentes en ventas porque los norteamericanos compraban todas las

cosechas de algodón, de trigo, de arroz, de maíz, de garbanzo y cuanto sirviera de

alimento para los soldados que estaban en el frente combatiendo. Por otra parte,

el algodón se empleaba para la elaboración de los uniformes, paracaídas,

cinturones que suelen usar los militares y para muchísimas cosas más. Bastantes

fortunas de agricultores y hombres de negocios sonorenses se consolidaron en

esos años de magníficas ventas.

Volviendo al tema inicial -el amor a México- muchas canciones se escribieron con

temáticas nacionales que cantaban, por ejemplo, el inolvidable Jorge Negrete,

aquella canción que decía:

“México lindo y querido si muero lejos de ti / Que digan que estoy dormido / Y que

me traigan aquí / Que digan que estoy dormido / Y que me traigan aquí / México

lindo y querido / si muero lejos de ti. /”. Esta canción adquirió particular lirismo

porque Jorge Negrete estaba casado con María Félix y fue internado en una

clínica de Los Ángeles, California para atender su cirrosis hepática. Allá falleció el

5 de diciembre de 1953. Y Jorge, viendo que su muerte era inminente, pidió que

fuera enterrado en México y así se hizo. Tuvo una apoteósica recepción en la

capital y una multitud de personas lo acompañaron hasta el Panteón Jardín.

O esas canciones de Pepe Guízar, como: “Chapala”, “Guadalajara”. O aquella otra

canción que decía: “Guadalajara en un llano; México en una laguna”, atribuida a

Luis Martínez Serrano. Y tantas otras que fomentaban el amor patrio. Hasta el

mismo Cantinflas recuerdo que filmó varias películas precisamente con ese mismo

objetivo.

Recuerdo a un amigo colombiano que un buen día visitó México, junto con su

familia. Y me dijo que como en muchas melodías rancheras se subraya mucho “el

amor a la tierra mexicana”., tenía muchos deseos en conocer ciudades de su

particular interés, como: Guadalajara, Guanajuato, Morelia, Puebla, Oaxaca, etc.

Al concluir su “tour”, de nuevo me visitó y me comentó: ¡Qué ciudades tan bonitas

tienen! ¡Hasta nos han dado ganas -a mi familia y a mí- de venirnos a vivir a

México!

En fin, me ha parecido oportuno rememorar la grandeza popular, folklórica, y no se

diga la cultural con los grandes intelectuales y escritores que han dejado una

profunda huella, como el Premio Nobel de Literatura, Octavio Paz.

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