jueves, 29 de junio de 2023

ACTITUD ABIERTA A LA REALIDAD

Pbro. José Martínez Colín

1) Para saber

“Una necedad, aunque la repitan millones de bocas, no deja de ser

una necedad”, decía el escritor francés Anatole France. Cuando algo se

afirma por muchas personas, está el peligro de aceptarlo sin verificar si

es verdadero. El Papa Francisco comentaba que el filósofo Pascal se

mostró siempre como un infatigable buscador de la verdad sin dejarse

llevar por lo que dice la mayoría. Pues es importante saber en qué se

apoyan las propias opiniones. Para darle valor a las afirmaciones,

interesa saber si quien hace una afirmación es una persona conocedora

y, además, si es una persona digna de confianza.

En su reciente Carta Apostólica dedicada al pensador Blaise Pascal, el

Papa Francisco resalta su actitud abierta en su búsqueda de la verdad, y

la nombra como una “asombrada apertura a la realidad”. Es una

apertura a los demás, a la sociedad.

2) Para pensar

En Roma se encuentra una gran piedra empotrada en una pared en

que se ha esculpido una cara que tiene la boca abierta. Se le conoce

como “La boca de la verdad” (Bocca della verità). Está ubicada en el

pórtico de una iglesia, Santa Maria in Cosmendi. Se cuenta que si un

mentiroso mete la mano en la boca, se la morderá. Hay una escena

simpática en una película clásica, muy recomendada, llamada

“Vacaciones en Roma” o “La princesa que quería vivir” (Roman Holiday)

donde el protagonista (Gregory Peck) mete la mano en la boca ante la

mirada temerosa de Audrey Hepburn.

Para discernir sobre la verdad de una afirmación, no se cuenta con

esa “Boca de la verdad”, pero podemos decir que quien la busca con

sinceridad y empeño, la encontrará. A veces la pereza es un peligroso

enemigo, pues es más fácil y cómodo creer lo que dicen otros sin

comprobarlo, o peor aún, no la buscamos porque sabemos que no nos

conviene alcanzarla, pues nos comprometería y realmente no queremos

cambiar.

Por ello la figura de Pascal nos la presenta el Papa Francisco como

ejemplo de estar abiertos a la realidad para alcanzar la verdad.

Pensemos si tenemos esa misma actitud.


3) Para vivir

Pascal no sólo fue un gran pensador, sino también estaba

preocupado por las necesidades de los demás. Así lo manifestó poco

antes de morir, a sus 39 años, al escribir: "Y si los médicos dicen verdad

y Dios permite que salga de esta enfermedad, estoy resuelto a no tener

más ocupaciones ni otro empleo del resto de mis días que el servicio de

los pobres".

Es conmovedor constatar que, en los últimos días de su vida, un

pensador tan brillante como Blaise Pascal no viera mayor urgencia que

dedicar su energía a las obras de misericordia. Es un estímulo a todos

nuestros contemporáneos de buena voluntad en la búsqueda de la

verdadera felicidad: “Cuatro siglos después de su nacimiento, Pascal

sigue siendo para nosotros el compañero de camino que acompaña

nuestra búsqueda de la verdadera felicidad y, según el don de la fe,

nuestro reconocimiento humilde y gozoso del Señor muerto y

resucitado”, concluyó el Papa Francisco. (articulosdog@gmail.com) 

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