sábado, 15 de abril de 2023

C. S. LEWIS Y SU LARGA TRAVESÍA HASTA ENCONTRAR LA TRASCENDENCIA

Raúl Espinoza Aguilera

He visto varias veces la película (entre las muchas que se han filmado sobre C. S.

Lewis) “Tierra de Sombras” porque me parece una joya cinematográfica, tanto por

su ambientación como por su guion con la magnífica actuación de Anthony

Hopkins.

Esta película inglesa, ambientada en los años cincuenta, relata el noviazgo y,

luego, el matrimonio de Clive.Staples Lewis con Joy Davidman (Debra Winger),

una poestisa norteamericana. Al poco tiempo, a ella le dio un cáncer de fémur, el

escritor fue testigo del intenso dolor en la pierna de su esposa, de la prolongada

agonía hasta su fallecimiento. A raíz de esa dura experiencia escribió su libro “Una

Pena Largamente Observada”.

Siempre me han impresionado sus acertadas palabras sobre el sufrimiento y las

decía casi a gritos en sus conferencias: “No estoy tratando de argumentar que el

dolor no sea doloroso. El dolor duele. (…). Nuestros dolores son el altavoz que

Dios usa para despertar a un mundo sordo”.

“El dolor es un misterio -continuaba- y algo que no somos capaces de entender,

pero el cristiano sabe que Dios nos hace “daño” solamente para buscar nuestro

bien”. Y este fue el “campanazo” que necesitaba para retornar a la fe cristiana.

C. S. Lewis fue un escritor y profesor británico de la Universidad de Oxford. Era

Doctor en Literatura Medieval Inglesa y un brillante conferencista. Este filme nos

introduce en la vida de los catedráticos y el ambiente universitario.

Sus libros tuvieron un notable éxito, como: “Las Crónicas de Narnia” de la que se

filmaron varias películas; “Cartas del diablo a su sobrino”, “Mero Cristianismo”,

“Sorprendido por la Alegría”, “Los Cuatro Amores””; su Trilogía Cósmica”, éstas

últimas novelas son de ciencia ficción y en ellas predomina la constante lucha del

Bien contra el mal.

Siendo muy joven perdió la fe y se volvió ateo. Era amigo cercano de J.R.R.

Tolkien autor de la célebre trilogía, “El Señor de los Anillos” y también llevada a la

pantalla, y se convirtió en una celebridad.

Tolkien le ayudó a retornar a la fe cristiana, lo mismo que la lectura meditada de

las obras de Gilbert K. Chesterton porque Lewis se persuadió que el Cristianismo

tenía mucho de lógico, de razonable y, paulatinamente, fue aclarando sus dudas

existenciales.

Como su excelente libro “Cartas del diablo a su sobrino” fue aclamado por sus

seguidores. Le pedían que siguiera escribiendo libros sobre el demonio. C. S.

Lewis se disculpó y les dijo que eso de pensar perversamente y tratar de meterse

en la mente del maligno, le resultaba ingrato y muy agotador. Que prefería

continuar escribiendo novelas de ciencia ficción con mensajes positivos.

Pero en este libro expone ideas muy aprovechables acerca de cómo el demonio

actúa en la vida cotidiana con pequeños detalles, tanto en la vida laboral como en

el matrimonio. El maligno va sembrando divisiones, discordias, fricciones,

envidias, rencores y, sobre todo, que los compañeros de trabajo o los esposos y

los hijos no sean capaces de perdonar, comprender, disculpar y, un concepto

clave: olvidar de todo corazón los agravios.

Parece mentira, pero “este cáncer social” es más común de lo que parece. Y

cuando los cónyuges van a pedir ayuda a un orientador familiar profesional, antes

de la fractura total, les hace ver que ambos tienen que aprender a ceder. Les

ayuda a concretar sus inconformidades, y al concluir, los anima a darse cuenta y

que tengan un poco de visión crítica y de esta manera se percaten de la falta de

entidad suficiente de sus diferencias. Éste suele ser es el punto de partida para ir

resolviendo sus dificultades.

Volviendo al hilo conductor, un día de 1926 leyó los Evangelios y supuso para él

“una especie de revolución.intelectual”.. Viajando en un autobús se percató de que

tenía que aceptar la existencia de un Ser Trascendente o rechazarla, pero no

continuar en un estado de permanente escepticismo. Tres años después, en 1929,

se convenció que tenía que “dar el salto hacia la otra orilla”.

En la festividad de la Santísima Trinidad, C. S. Lewis reconoce que, mientras

estaba en su departamento de investigador y escribió: “cedí y acepté que Dios me

buscaba. Me puse de rodillas y recé. (…) No advertí lo que ahora es tan fulgurante

y claro: la humildad divina que acepta a un converso tembloroso y dubitativo que

toca la puerta del Cielo con la insistencia de un niño. Al fin, el hijo pródigo volvía a

casa por su propio pie”.

“Pero, ¿no es adorable un Amor que abre sus puertas a un hijo pródigo que se

resiste, resentido y qué mira en todas direcciones buscando cómo escapar?”

Pero continuaba con algunas dudas. Recuerda con emoción que un día decidió ir

al zoológico. Durante el viaje recibió una especial iluminación de Dios y le

desaparecieron todas sus pequeñas dudas. Ahora sólo vivía con certezas. Gracias

a su conversión cristiana, su esposa Joy Davidman lo notó transformado y muy

alegre, conversaron varias veces sobre este tema, y también ella decidió

convertirse a la fe.

Actualmente, C. S. Lewis se ha convertido en un clásico de la Literatura Universal

y es valorado por intelectuales, jóvenes, público de edad madura en general y por

los niños. Es asombrosa su amplia difusión en todos estos sectores y sus libros se

han publicado en numerosos idiomas por los cinco continentes.

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