viernes, 24 de febrero de 2023

PETER SEEWALD: UN ENTREVISTADOR ALEMÁN “ENTREVISTADO” POR EL CARDENAL RATIZINGER

Raúl Espinoza Aguilera

Este título parecería una paradoja, pero así ocurrió. En efecto, este reconocido

periodista alemán, Peter Seewald (nacido en Baviera en 1954), le propuso al

Cardenal Joseph Ratzinger hacerle una larga entrevista con la finalidad de

publicar uno o dos libros. De antemano, pensó que no tendría respuesta afirmativa

o que le respondería con un genérico “Después te llamo”. Y todo quedaría en el

aire, pero para su sorpresa el Cardenal mismo -que entonces era Prefecto de la

Doctrina de la Fe, durante el Pontificado de Juan Pablo II-, tomó la bocina del

teléfono y de inmediato aceptó. Era la mitad de la década de los años noventa.

Este comunicador había nacido en el seno de una familia católica, pero en su

juventud recibió la influencia marxista del movimiento revolucionario estudiantil de

1968. Con lo cual su fe cristiana naufragó y dejó de creer y practicar la Religión.

Por otra parte, durante años ejerció su actividad periodística adquiriendo un

notable prestigio en varias revistas y periódicos.

Posteriormente se casó, tuvo un par de hijos y, “al sentar cabeza”, comenzó a

sentir que su vida estaba vacía y sin sentido. Cierto día, su familia fue invitada a

una boda religiosa en una Iglesia Católica. Llegaron antes y, en ese lapso de

espera mientras miraba la bóveda, las estatuas de santos y las pinturas, Seewald

se planteó volver al calor de la fe, pero tenía demasiadas dudas para dar ese

paso. Todo se quedó en un largo compás de espera.

Cuando le marcó al Cardenal Ratzinger le preparó numerosas preguntas para la

larga entrevista que, en realidad, eran sus dudas personales. El tono general de

sus preguntas parecían, más bien, como una especie de “bombazos” de la

guerrilla urbana. El Prelado le propuso reunirse en un sitio tranquilo para no tener

interrupciones ni elementos distractores, en uno de tantos viejos castillos en los

alrededores de Roma. Así lo hicieron en Montecassino.

De ese serial de preguntas fueron publicados los libros: “La Sal de la Tierra” y

“Dios y Mundo”. Fueron preguntas inéditas y respuestas valientes y sorprendentes

por parte del Cardenal, que tuvieron un inmediato eco en la opinión pública.

En sus consideraciones y reflexiones que un tiempo después escribió, Seewald

comenta que le llamó poderosamente la atención que ante algunas preguntas que

elaboró -no exentas de cierta malicia- él estaba casi seguro que el Cardenal se

desconcertaría o se turbaría, pero no fue así, sino que fue respondiendo con total

serenidad, seguridad, tranquilidad y de modo amable y cordial uno a uno de los

cuestionamientos, propios de quien posee la verdad y más bien como un maestro

que se dirige a su alumno.

Fue entonces cuando el alto Prelado -con su aguda inteligencia y gran capacidad

intuitiva- se percató que estaba frente a una persona que tenía serias confusiones

doctrinales en su fe y necesitaba orientación y paciencia para responderle con

calma ante cualquier pregunta que le hiciera. A eso hace referencia el título de

este artículo en que comento que fue un “entrevistador entrevistado”.

Recuerdo una pregunta en concreto en que le exponía el periodista:

- ¿Y cómo es posible que no conozcamos plenamente la esencia de Dios?

El Cardenal Ratzinger le respondió:

-Porque sólo Dios puede conocerse a sí mismo. Y si tú y yo llegáramos a conocer

en su totalidad a Dios, seríamos como dioses, lo cual no deja de ser un absurdo y

una contradicción.

Y así fue el tenor de estas preguntas y respuestas. Esto lo relata con amplitud,

Peter Seewald, en su libro autobiográfico: “Mi vuelta a Dios. Cuando comencé a

pensar de nuevo en Dios” (Editorial Palabra, Madrid).

A medida que pasaban los días y las largas sesiones de este serial de preguntas,

paulatinamente se fueron haciendo amigos y el trato entre los dos se hizo todavía

más franco. Mucho ayudaba que ambos fueran alemanes y de la misma región de

Baviera.

Al concluir estas sesiones, el periodista le dijo al Cardenal que le enviaría el texto

de la entrevista. Pocos días después, le mandó dicho texto y el Cardenal -casi de

inmediato- se lo regresó, haciéndole a lápiz mínimos añadidos. Fue otra sorpresa

para Peter por el hecho de que confiara plenamente en su trabajo como

comunicador. Y Peter reflexionaba: “Este hombre de Dios posee la Verdad con

mayúscula que yo tanto busco”. Posteriormente, Seewald lo buscó para exponerle

claramente al Cardenal que anhelaba regresar a la fe cristiana. Y le pidió sus

consejos espirituales, porque ya no tenía duda alguna. El Cardenal le ayudó a

hacer una buena Confesión y, luego, a recibir a Jesús en la Eucaristía.

Fue un renacer espiritual el que tuvo Peter y aprovechó esa amistad para

presentarle a su esposa y a sus hijos. El viejo militante comunista, después de 25

años alejado de la fe, retornaba con la ilusión del “Hijo Pródigo” de la Parábola

Evangélica y manifestó estar desencantado de los regímenes totalitarios. Escribía

esta crítica sobre los sistemas comunistas: “Degradan al hombre como si fuera

una masa, una especie de individuo manipulable llevado de la mano de una casta

soberbia y autosuficiente. La dignidad de la persona no tiene espacio allí. Por el

contrario, en el cristianismo, la dignidad es intocable, porque procede de Dios”.

De este hecho, Seewald pasó a convertirse en el biógrafo de quien sería el Papa

Benedicto XVI. El libro “Luz del Mundo: el Papa, la Iglesia y los Signos de los

Tiempos” (Editorial Herder, 2010), contiene una interesante entrevista de Peter

Seewald con Benedicto XVI. De aquel “periodista francotirador” había tenido una

metamorfosis hasta convertirse en un profundo admirador del Romano Pontífice.

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