viernes, 14 de enero de 2022
EDUCAR EN LA FAMILIA
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
Cuando Napoleón asumió el poder en Francia, fundo el Instituto
Pedagógico para los hijos de los laureados con la Legión de Honor.
Nombró como directora a Juana Luisa Enriqueta de Genest, a quien se le
conoció como Madame Campan. Ella había sido profesora de las hijas
del Rey Luis XV. En una ocasión Napoleón le dijo: “Los antiguos
sistemas de educación no valen nada, ¿qué cree que es más necesario
para educar a los niños franceses?” Ella le contestó simplemente:
“Madres”.
En su Carta a los Matrimonios el Papa Francisco señala que la
educación de los hijos no es fácil, pero si hay alguien indicado para
hacerlo son los padres. Los hijos están siempre mirándolos con atención
y buscan en ellos el testimonio de un amor fuerte y confiable: «¡Qué
importante es que los jóvenes vean con sus propios ojos el amor de
Cristo vivo y presente en el amor de los matrimonios, que testimonian
con su vida concreta que el amor para siempre es posible!», afirmó el
Papa.
2) Para pensar
Se cuenta que un niño de 7 años entro al cuarto donde trabajaba su
papá y le dijo que quería ayudarlo. El papá estaba ocupado y le dijo que
se fuera a jugar afuera. Pero el niño insistía. Al ver que era imposible
sacarlo, tomó una revista donde había un mapa con el mundo y con una
tijera recortó el mapa en varios pedazos. Con un rollo de cinta se lo
entregó a su hijo diciéndole: “Como te gustan los rompecabezas, te voy
a dar el mundo para que lo armes”. El padre calculó que no lo terminaría
en todo el día. Pasó un tiempo y su hijo gritó: “Papá ya lo hice todo”. El
padre no lo creía, pero para su sorpresa el mapa estaba completo.
¿Cómo había sido capaz de unir el mundo? El padre le dijo: “Hijo, pero
si tú no sabías cómo era el mundo, ¿cómo lo lograste?”
Respondió su hijo: “Papá, no sabía, pero cuando sacaste el mapa
para recortarlo, vi que del otro lado estaba una foto de un niño con sus
papás… así que di vuelta los recortes y armé la familia… cuando
conseguí arreglar la familia, había arreglado el mundo”.
La moraleja es clara: si queremos arreglar el mundo, hay que
empezar por la familia.
3) Para vivir
El primer ámbito de la educación sigue siendo la familia, en los
pequeños gestos que son más elocuentes que las palabras. Educar es
ante todo acompañar los procesos de crecimiento, es estar presentes de
muchas maneras, de tal modo que los hijos puedan contar con sus
padres en todo momento y aprendan de ellos.
El amor y entrega entre los cónyuges es una lección valiosa, pues los
hijos necesitan experimentar la confianza, la belleza de sus vidas, la
certeza de no estar nunca solos, de saberse amados. En ese amor
descubrirán el amor de Dios. Los hijos han de descubrirse como hijos de
un Dios que los ama tierna e incondicionalmente. De esa manera
tendrán la capacidad de confiar en Dios.
Por ello, la lucha personal no sólo repercute en uno mismo, sino en
los demás, incluso trasciende a la sociedad. El Papa anima a no dejar
que la tristeza transforme los rostros, pues tanto el cónyuge como los
hijos necesitan de la sonrisa que alienta. Así, la familia transmitirá los
valores que conforman la humanidad. (articulosdog@gmail.com)
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