lunes, 1 de noviembre de 2021
SER LIBRES PARA AMAR
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
Contaba una escritora, Mari Carmen Sánchez, un recuerdo de su
juventud universitaria. Una compañera no fue a sus clases. La directora
les preguntó a sus compañeras si estaba enferma su amiga. “No está
enferma; nos dijo que hoy no quería ir a las clases”, le contestaron con
temor de que la directora se enojara. Pero ésta respondió con
tranquilidad: “Ah, está bien”. Y añadió: “si la gente acepta que una
alumna no asista a las clases por estar enferma, también ha de aceptar
que no vaya porque no lo desea. La libertad de una persona es muy
importante... Claro está que, en este caso, ella es la responsable de las
consecuencias de su decisión que, obviamente, serían diferentes que si
hubiera sido a causa de enfermedad”.
Cuando se obra con libertad, se tiene la responsabilidad de las
consecuencias de esos actos. Pero la libertad no se perfecciona eligiendo
lo que sea, sino cuando se elige el bien. La libertad ha de estar
iluminada por la verdad, señala el Papa Francisco. La libertad no se nos
fue dada para “hacer lo que me apetece y me gusta”, pues sin el bien
sería una libertad vacía, que nos deja, a la vez, también vacíos. Sólo
cuando se elige el verdadero bien para nosotros y para los otros, la
libertad es plena.
2) Para pensar
En un Congreso Eucarístico en Hungría, una mujer dio su testimonio.
Se trataba de Barbara Heil, ex pastora protestante estadounidense y
que habló sobre su camino hacia la fe católica y de la importancia de la
Eucaristía para su vida. Declaró que se convirtió después de leer los
hermosos escritos de la Biblia. El Evangelio de San Juan es una carta de
amor de Dios a nosotros. También estudió a los Padres de la Iglesia, y,
sobre todo, al profundizar sobre el significado de la Misa Eucarística.
Concluía que no le quedó ningún argumento para no estar con la Iglesia
Católica.
Para su salto de fe, reveló que tuvo que renunciar a muchas cosas,
pero sólo así pudo ser libre para seguir al Señor. El Papa Francisco
afirmaba que se requiere valentía para dejar aquello que aleja del
Señor: ¡No tener miedo del Él!
Aclaró Bárbara que fue “absolutamente central el encuentro con
Cristo en la Eucaristía: cuando vengo a Misa, soy una gran adoradora…,
sé que estoy con Cristo y Él conmigo. No lo dejo cuando dejo la Iglesia:
Él está conmigo y en mí; me alimenta de sí mismo dándome su Cuerpo
y su Sangre. Y es real”. En la Iglesia “necesitamos más gente
enseñando, más catequesis… todo el mundo está llamado a ser santo, y
es Jesús quien quiere conocerme”. Ahora se dedica a difundir las
enseñanzas de la Iglesia Católica.
3) Para vivir
En la audiencia del Papa, sucedió que un niño se le acercó
espontáneamente. El Papa comentó que podemos aprender esa libertad
del niño, para también acercarnos al Señor sin temor, con confianza
amorosa, pues sin amor no hay libertad.
Hay amor cuando buscamos el bien verdadero para uno mismo y los
demás. Por ello es imprescindible el amor al bien para ser libres, porque
un egoísta que decide lo que gusta desordenadamente, realmente ha
perdido la libertad y está esclavizado a su gusto. Somos
verdaderamente libres cuando amamos y servimos gratuitamente a
quienes nos rodean. (articulosdog@gmail.com)
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