sábado, 17 de julio de 2021
EN EL AÑO DE LA FAMILIA: UN MATRIMONIO EJEMPLAR
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
Una pequeña niña llamada María Isabel jugaba con su hermanito
en casa de sus abuelos. En eso llegó el abuelo de la calle con unos
paquetes y un ramo de flores. La abuela salió a recibirlo y el abuelo
le dio un beso mientras le daba las flores. Entonces la nieta, que no
perdía detalle, exclamó: “Abuelo, ¡estás enamorado!”
Ojalá los hijos pudieran decir eso de sus padres al ver las
manifestaciones de cariño que se tienen sus padres. El mutuo cariño
de los padres es fuente de alegría para los hijos y una escuela para
aprender a expresar su amor. El Papa Francisco queriendo fortalecer
la vida conyugal y familiar, dedicó este año a la familia: para crecer
en el amor familiar como un antídoto contra los individualismos
extremos y egoístas. Un ejemplo lo da un matrimonio en que ambos
alcanzaron la santidad: Luis Martin y Celia Guérin, padres de Santa
Teresita del Niño Jesús.
2) Para pensar
El pasado 12 de julio se celebró la fiesta de Luis y Celia, fecha del
aniversario de su casamiento. Ha sido la primera vez que los dos
cónyuges son canonizados a la vez, lo hizo el Papa Francisco en
2015.
Antes de casarse ambos buscaban la santidad y pensaron que era
la vida consagrada. Luis Martin entró a un monasterio agustino, pero
le dijeron que esa no era su vocación. Celia, una mujer dinámica
llena de realismo y de buen humor, trató de ingresar con las
Hermanas de la Caridad, pero debido a su delicada salud no fue
aceptada. Sin embargo, Dios les tenía la vocación del matrimonio: se
conocieron y casaron felizmente. Les hacía ilusión tener muchos hijos
misioneros. Celia rezó para que Dios le diera muchos hijos que
pudieran consagrarse a Él. Dios la bendijo con nueve hijos: cuatro de
ellos murieron poco después de ser bautizados, mientras que las
otras cinco hijas fueron religiosas. Una de ellas, Santa Teresita del
Niño Jesús. De otra, Leonia, está abierta la causa de su beatificación.
En su autobiografía, “Historia de un Alma”, Santa Teresita los
elogia: “unos padres incomparables… una madre y un padre más
dignos del Cielo que de la tierra”.
3) Para vivir
Luis y Celia vivían la caridad: con frecuencia invitaban a pobres a
cenar a su casa, y visitaban a los ancianos, enseñando a sus hijas a
tratar con amor a los desfavorecidos. Su fuerza estaba en la oración
y los Sacramentos, iban todos los días a Misa a las 5 y media de la
mañana y se confesaban con frecuencia.
Santa Teresita decía que fue en su familia donde conoció el amor
de Dios y del prójimo, pues de “haberme educado unos padres sin
virtud yo habría sido muy mala”. La armonía del matrimonio era
total, tenían claro su objetivo: Educar a sus hijos para amar a Dios y
a los hombres. Dios era la razón de su familia. Sabían que en la
familia se vive amor, fe, perdón, ternura, paciencia, cariño y alegría.
Vivieron desde la fe momentos penosos como la enfermedad mortal
de la madre, cuyas últimas palabras siempre las recordó su hija:
“Debemos estar siempre en disposición de aceptar la Voluntad de
Dios, porque Él siempre quiere lo mejor para nosotros.”
Muchos matrimonios nos recuerdan que el fiel laico tiene el
compromiso de evangelizar, comenzando en su familia. Así crece la
Iglesia, comentó el Papa. (articulosdog@gmail.com)
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