lunes, 12 de abril de 2021
EL ABORTO Y EL CARIÑO DE LOS PADRES POR SUS HIJOS
Raúl Espinoza Aguilera @Eiar51
A últimas fechas en el portal www.youtube.com han estado subiendo videos cortos
del amor de los padres por sus hijos recién nacidos o de pocos meses, así como
el afecto de sus hermanos pequeños por los bebés.
Me han sorprendido varios aspectos:
-cuando la familia trata con mucho cariño a sus bebés, ellos responden con el
mismo amor o quizá más. Por ejemplo, mamás que se “comen a besos” a sus
pequeñuelos, habitualmente ellos responden de la misma manera;
-hermanitas o hermanitos pequeños se acercan a los recién nacidos, donde está
la mamá en cama en los hospitales, los besan y comentan que los van a cuidar en
casa y les atenderán con gran cuidado para que la pasen lo mejor posible.
- un chiquitín de quizá un año o poco más, sus papás se empeñaron en que
aprendiera a decir “Los quiero mucho” y, por imitación, constancia e insistencia,
asombrosamente lo lograron.
-un poco más grandes en edad, la mamá le avisa a los niños que su papá ya llegó
del trabajo y los pequeños salen disparados a recibirlo con bulliciosas
manifestaciones de afecto, mientras el padre se pone de rodillas para estrecharlos
entre sus brazos.
Son detalles que los niños no olvidan jamás. Sobre todo, si además de un saludo
afectuoso, les traen alguna golosina o un modesto regalo.
Sin duda, eso fortalece la unidad entre los esposos y la vinculación con los hijos.
Al rato, llegan los abuelitos a casa y son “las mismas fiestas” o manifestaciones de
ternura.
Mientras observaba estos videos rondaban por mi mente dos ideas
fundamentales: 1) Ahora me explico el por qué los divorcios producen tantos
trastornos emocionales en los hijos desde acudir a los vicios (alcohol, drogas), huir
para siempre del seno materno o, incluso, el suicidio. En las biografías de muchos
cantantes, modelos, actores, políticos y personalidades famosas es una
característica constante y que permanece subyacente y, el día menos esperado,
“explota” en forma de crisis.
2) También pensaba en cómo es posible que muchos piensen que en vientre
materno no se encuentre realmente un bebé en gestación sino tan sólo un amasijo
de células amorfas y sanguinolientas.
Tuve a un hermano muy inquieto, y cuando ya estaba por nacer, me comentó un
día mi madre: “Este hermanito tuyo va a ser muy travieso, o tal vez, futbolista,
porque si pones tu mano en mi vientre sentirás sus constantes pataditas”. Y
efectivamente así era.
Me vienen a la memoria dos canciones del Premio Nobel de Literatura 2016, el
músico y poeta, Bob Dylan, que en su melodía “Licencia para Matar” expone cómo
muchos de apropian de este supuesto derecho y asesinan a las personas en
nombre del encargo de un gobernante, de hacer justicia por su propia mano, de
venganzas, por motivo de sediciones o de guerras.
Y en su melodía “Señores de la Guerra” critica duramente a los empresarios
involucrados en la producción de anticonceptivos, “píldoras del día siguiente” y
clínicas para abortar gratuitamente, quiénes de acuerdo con su gobierno, asesinan
a los no nacidos, y Bob Dylan escribe:
“Ustedes han sembrado el peor de los miedos /
Que jamás se haya lanzado; /
El miedo de traer niños al mundo. /
Han amenazado a mi bebé, /
cuando todavía no ha nacido /
y ni siquiera tiene un nombre. /
Y es porque ustedes no valoran /
La sangre que corre por sus venas. /
El escritor, Antonio Socci,, en su libro titulado “El Genocidio Censurado” afirma
que esta oleada de legalizaciones del aborto en muchos países del planeta, se ha
convertido en el mayor genocidio de los siglos XX y XXI.
Nos horrorizamos de lo que ha ocurrido con el exterminio de millones de judíos en
los campos de concentración de los nazis.
Pero ninguna Guerra Mundial –por sangrienta que haya sido- ha arrojado la
escalofriante cifra de más de mil millones de víctimas inocentes abortadas como
saldo de este “genocidio silencioso”.
En las cifras de los últimos años, estudios demográficos serios calculan que se
practican más de 50 millones de abortos al año en el mundo entero.
Cuando observo a las chicas con sus pañoletas verdes atadas al cuello, apoyando
la destrucción de seres inocentes, siento deseos de invitarlas a que presencien
videos o películas de las diversas formas cómo se practican los abortos con toda
su crudeza y deshumanización, como si se matara a un animal. Aunque ahora
–paradójicamente- existen más derechos para los animales que para los seres
humanos.
Volviendo al inicio de este artículo, ¿por qué esas mamás y los papás de esos
videos rebosan de alegría, gozo y felicidad por sus criaturas? Porque es lo que va
conforme a la naturaleza humana, es decir, formar una familia; criar y educar a los
hijos. “La familia es el centro de formación de la persona humana, por excelencia”
–escribía Carlos Abascal Carranza. Y más adelante añade: “La familia constituye
una comunidad de amor y solidaridad insustituible para la enseñanza, para la
transmisión de valores culturales, éticos, sociales y religiosos esenciales para el
desarrollo y bienestar de sus propios miembros y de la sociedad”. (“Familia:
fortaleza de la humanidad amenazada”, 2-III-2008, portal www.yoinfluyo.com).
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