lunes, 12 de octubre de 2020
UN SUEÑO REVELADOR QUE LE SUCEDIÓ A SAN JERÓNIMO
Pbro. José Martínez Colín,
articulosdog@gmail.com
1) Para saber
En ocasiones los sueños pueden significar algo más que una
fantasía. Eso le sucedió a San Jerónimo cuando era joven. Sucede
que era muy aficionado a la lectura de grandes escritores profanos en
latín especialmente de Cicerón, aunque también admiraba a Virgilio y
Plauto. Eso hacía que los escritos de la Biblia en latín no le atrajeran.
Pero en una ocasión recibió una gracia especial. Jerónimo soñó que
era transportado al tribunal de Dios, que le preguntó con gran
severidad quién era. Jerónimo respondió: “Soy cristiano”. Pero el
soberano juez le replicó: “Mientes. Tú no eres cristiano, eres
ciceroniano, porque donde está tu tesoro, allí está tu corazón”, y
enseguida dio una orden para que lo azotasen. El mismo santo
escribía después a su amigo Eustoquio: “Comprendí muy bien al
despertar que aquello había sido más que un sueño, pues aún llevaba
marcadas en mis espaldas los golpes del látigo que había recibido.
Desde aquellas fechas comencé a leer las Santas Escrituras con más
entusiasmo que el que había puesto en la lectura de autores
profanos”.
El 30 de septiembre la Iglesia conmemora a San Jerónimo. Este
año se conmemoró el 16º Centenario de la muerte de este santo.
Con ese motivo el Papa Francisco escribió la Carta Apostólica “Sacrae
Scripturae affectus” (“Amor a la Sagrada Escritura”) referida a san
Jerónimo para fomentar el amor a la Biblia por parte de los fieles.
En la Carta, el Papa Francisco describe que este santo ha dejado a
la Iglesia como herencia una estima por la Sagrada Escritura, un
amor vivo y suave por la Palabra de Dios escrita. El Papa destaca su
admirable figura en la historia de la Iglesia y su gran amor por Cristo.
2) Para pensar
Juan Jacobo Rousseau fue escritor y filósofo, entre otras
ocupaciones. No se destacaba por su fe, ni por su religiosidad. No
obstante reconocía el valor de la Sagrada Escritura como lo dejó
escrito: “¿Cómo rehusar el testimonio de un libro escrito por testigos
oculares, que lo firmaron con su sangre, recibido en depósito por
otros testigos, que nunca han dejado de darlo a conocer en toda la
tierra, y por el que han muerto más mártires que letras tienen sus
páginas?... Confieso que la majestad de los Evangelios me asombra:
la santidad del Evangelio habla a mi corazón. Mirad los libros de los
filósofos con toda su pompa, ¡qué pequeños son comparados con
aquél!”
El rasgo peculiar de la figura espiritual de san Jerónimo fue su
amor apasionado por la Palabra de Dios, transmitida a la Iglesia en la
Sagrada Escritura. El Papa Francisco nos invita acudir a la Biblia
recordando que es un libro escrito bajo la inspiración del Espíritu
Santo.
3) Para vivir
San Jerónimo (340-420) se dedicó en Tierra Santa a traducir
manuscritos antiguos de sus idiomas originales —hebreo, arameo y
griego— al latín, traducción conocida como la versión Vulgata. Se
convirtió en un profundo conocedor y apasionado divulgador de la
Sagrada Escritura.
Si bien, últimamente se ha descubierto la belleza narrativa y
poética de la Biblia, san Jerónimo se dedicó a la Sagrada Escritura
más que por gusto estético, para conocer cada vez más a Cristo,
porque, decía, ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo.
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