Departamento de Humanidades de la
Universidad Panamericana, Campus México.
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El año 1789 dC se considera un parteaguas en la historia de la cultura occidental. Ese año, la toma de la Bastilla representó el final del llamado Antiguo Régimen e inició la revolución armada en Francia. El hecho en sí es puramente expresivo.
Durante el ss. XVIII, nacieron y trascendieron las ideologías que posibilitaron dar un giro y diversa orientación a la cultura milenaria de occidente con la finalidad de sustituirla por el denominado Nuevo Régimen. Las nuevas ideas fundamentaron la guerra civil.
La intención radicaba en cambiarlo todo. Por ejemplo: el calendario, el sistema métrico, los usos y costumbres, la forma de hacer política, los negocios, la educación, etc.
A dicho fenómeno histórico se le conoce con los nombres de Ilustración, Iluminismo, Enciclopedismo o Siglo de las Luces, es decir, la cultura tradicional vivía en la oscuridad hasta que llegaron los ilustrados con nuevas luces para esclarecer la obscuridad del pasado.
El inicio de la Edad Contemporánea es una fecha circunstancial para anclar el suceso histórico aludido. Las nuevas ideas, por el contrario, fueron deliberadamente popularizadas para fundamentar nuevas categorías históricas culturales, al grado de poder descalificar lo anterior y establecer lo nuevo. Al cabo de dos siglos, las ideas ilustradas lograron alimentar --por el fenómeno de capilaridad intelectual-- los últimos rincones del todo social.
Y México no fue una excepción, sino más bien caldo de cultivo floreciente para la difusión y el acomodo de las ideas originales del Nuevo Régimen.
En 1989, se celebraron doscientos años de un régimen de terror y de guillotina, amparado en el lema revolucionario liberté, legalité, fraternité, establecido en 1848 por el gobierno de la segunda república.
Apoyados en los valores de libertad, legalidad y fraternidad, miles de ciudadanos perdieron la vida ajusticiados por un gobierno defensor de tales virtudes. Y es que, como escribió George Orwell, “algunos son más iguales que otros”.
Después de la masacre campesina de La Vendée el general Westermann, de prosapia jacobina, informó “La Vendée ya no existe...Ha muerto bajo nuestra libre espada, con sus mujeres y niños”.
Y me pregunto, ¿por qué a las mujeres? La respuesta es contundente: ellas son el cauce reproductor de una descendencia que no merece vivir.
Para comprender la transformación que nos legó la Ilustración acudamos al análisis de varias categorías culturales: manera de pensar, ideas políticas, organización institucional, estructura social, sistema económico, rol de la religión y derrotero filosófico. Se entenderán mejor al comparar cada categoría cultural en referencia al Antiguo Régimen y al Nuevo Régimen.
Antes de abordar las ideas ilustradas considero importante la siguiente imagen: las revoluciones, y específicamente las intelectuales, nunca son huracanes que golpean al azar durante el día despejado y sereno. Suelen comenzar por la deserción de los intelectuales a favor de los sentimientos más que la inteligencia.
Se forjan tendencias de criticismo desatado por una pequeña camarilla de pensadores, que van sumando más y más hipótesis en abono de todo lo que se debe realizar aún mucho antes de que estalle el movimiento.
El gobierno en turno, claudica al no utilizar los medios necesarios para impedir o canalizar el cambio. La desgracia común une al pequeño conjunto.
De esta forma, el embrión ideológico continúa su desarrollo a la sombra del siglo. ¿Cuándo se produce la eclosión? En el momento en que se vislumbran mínimas oportunidades de triunfo para iniciar la acción.
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