1) Para saber
Hoy en día es común que se nos ofrezcan cursos, publicaciones, conferencias o mensajes en youtube o whatsapp sobre superación personal, y que se nos invite a desarrollar nuestras capacidades: físicas, mentales, profesionales, etc. Últimamente se han multiplicado los “gym” o “Escuelas de superación”. Es natural, pues nacemos con muchas posibilidades para desarrollarnos e irnos perfeccionando. Podemos afirmar que Dios nos creó con la tarea de hacerlo cada uno según sus posibilidades y de modo ordenado. De hecho, Nuestro Señor nos recuerda: “Sean perfectos, como su Padre celestial es Perfecto”. Podemos afirmar que Dios nos crea para la verdadera perfección. Ese llamado a la perfección es un llamado a la santidad y a ello dedica el Papa Francisco su último escrito.
El Papa publicó su tercera exhortación apostólica el pasado 9 de abril de 2018. Su nombre es ‘Gaudete et Exultate’, es decir, “Alegraos y regocijaos”. Como sucede en estos documentos, se toma el título de las primeras palabras con que comienza. El Papa eligió las palabras de nuestro señor Jesucristo del llamado “Sermón de la montaña”. Jesús invita a alegrarse en el caso de padecer por Él, “porque vuestra recompensa será abundante en los cielos” (Mt 5, 12). La alegría viene de mirar las cosas con esperanza y visión sobrenatural. Así, se puede ser alegre aún en medio de sufrimientos.
2) Para pensar
Desde el origen de la cultura occidental, los griegos intentaron dar una definición del hombre. Con acierto Aristóteles logró definirlo: “el hombre es un animal racional”. Sin embargo, fijándose en lo que puede llegar a ser, San Gregorio Nacianceno formuló otra: el hombre “es un ser viviente capaz de ser divinizado” (Discursos, XLV, 7). Donde se nos muestra que el hombre ha sido creado con un fin, con una meta: su perfección, su santificación. La divinización del hombre consiste en que la imagen divina sea cada vez más fidedigna.
Esta imagen, salida pura de las manos de Dios, ha sido perturbada por el pecado, pero ha sido restaurada por Cristo con su muerte y resurrección. Redención, en efecto, significa restauración de la imagen divina en el hombre.
Pensemos si con la vida que llevamos nos vamos acercando a esa santificación que Dios desea para cada uno.
3) Para vivir
El objetivo de su escrito lo señala el Papa al inicio: “Hacer resonar una vez más el llamado a la santidad, procurando encarnarlo en el contexto actual, con sus riesgos, desafíos y oportunidades”. Y nos exhorta: “No tengas miedo de la santidad. No te quitará fuerzas, vida o alegría. Todo lo contrario, porque llegarás a ser lo que el Padre pensó cuando te creó”.
Dios nos quiere santos, dice el Papa, y no espera que nos conformemos con una existencia mediocre o licuada. En realidad, desde las primeras páginas de la Biblia está presente el llamado a la santidad. Así se lo proponía el Señor a Abraham: «Camina en mi Presencia y sé perfecto» (Gn 17,1).
El texto consta de cinco capítulos y en los próximos artículos se considerarán algunos puntos de la Exhortación que nos ayuden a luchar a alcanzar la santidad en las circunstancias de nuestra vida común, ordinaria, de todos los días y en medio del mundo, sin importar qué oficio o actividad profesional desarrollemos, con tal de que sea un trabajo honrado y busquemos agradar a Dios mediante una actividad bien hecha y acabada con perfección, dentro de nuestras lógicas limitaciones humanas.
Pbro. Dr. José Martínez Colín,
No hay comentarios:
Publicar un comentario