martes, 4 de enero de 2022
EN EL AÑO DE LA FAMILIA: ATREVERSE A SALIR
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
En sociedad, es imprescindible tener a alguien de quien fiarnos, en
quien confiarnos. El escritor británico Graham Greene escribía que “es
imposible ir por la vida sin confiar en nadie. Es como estar preso en la
peor de las celdas: uno mismo”.
Con ocasión de estar en el Año de la Familia “Amoris Laetitia”, el
Papa Francisco escribió una carta dirigida a los esposos y esposas de
todo el mundo. Por una parte, quiere mostrarles su cariño y cercanía;
por otra, ayudarles a saber llevar y superar las diversas dificultades con
las que se enfrentan, en especial por las que ha ocasionado la
pandemia. Para ello vio oportuno considerar dos aspectos de la figura
del patriarca Abraham para vivirlos: su confianza y su amor.
Hay un parecido de los esposos con Abraham: así como el patriarca
salió de su casa y de su patria, hacia un lugar desconocido e incierto,
así, cuando los novios se casan también salen de su casa a un futuro
desconocido. La pandemia también nos ha llevado a “salir” de nuestro
modo de vivir y de nuestras seguridades.
Pero, al igual que Abraham confió en el amor de Dios y se entregó a
su designio, así los esposos han de confiar en el amor del cónyuge y
entregarse por amor.
2) Para pensar
Se cuenta que un escalador de alta montaña llamado Pedro decidió
ascender una difícil montaña. Tenía graves dificultades en su solitario
ascenso a la cumbre y, para colmo, además de oscurecer, empezó a
nevar con fuertes vientos. La nieve caía sin cesar y no dejaba ver. De
pronto, Pedro resbaló y… se precipitó en el vacío. Solo la cuerda de
escalada propició que el deportista quedara colgando. Su lámpara había
caído y no veía nada.
Hacía mucho frío y, con un gran susto, Pedro suplicaba una y otra
vez: “¡Dios mío, sálvame! Por favor, ¡sálvame!”. Poco tiempo había
transcurrido cuando escuchó una voz potente que le decía: “Pedro, corta
la cuerda”. Pero el escalador pensaba para sí: “No estoy tan loco para
cortarla… Tal vez aguante hasta el amanecer”. Pero la voz insistía:
“Pedro, corta la cuerda”. Una y otra vez: “Córtala, confía en mí”. Pero
Pedro no se atrevía a cortarla en medio de la oscuridad. Por la
hipotermia se fue quedando dormido…
Una vez amanecido, en un día frío pero soleado, unos montañeros
que escalaban encontraron el cadáver del escalador colgado, sujetado
su arnés por la cuerda de seguridad. Pedro había fallecido congelado y
colgado de la soga… a medio metro del suelo. ¡50 centímetros era todo
el salto que se le pedía!
Cortar la cuerda, salir de la ‘zona de confort’, no es imprudencia si lo
aconsejan, con buena fe y gran conocimiento, aquellos que nos aman.
3) Para vivir
La confianza de Abraham se fundaba en el amor de Dios. En el
matrimonio también la confianza está basada en el amor que posibilita
la entrega mutua. Además del amor mutuo, el Papa Francisco quiso
recordar a los matrimonios que será el amor a Dios el que ayude a
afrontar el futuro, a “salir de nuestra tierra” a lo desconocido: el trabajo,
la llegada de los hijos, las enfermedades… Será desde nuestra fe
cristiana que sabemos que no estamos solos ya que Dios está en y con
nosotros. Ese amor que los hijos descubren será esencial en su
educación. Pero ese aspecto se tratará próxima vez. (articulosdog@gmail.com)
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