lunes, 6 de diciembre de 2021
“AMA Y HAZ LO QUE QUIERAS”
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
En el famoso cuento "El maravilloso mago de Oz" de Lyman Frank
Baum, llevado varias veces al cine, se relata el viaje de varios
personajes hacia la tierra de Oz para hacerle una petición al Mago. El
Espantapájaros dice: “yo pediré un cerebro en vez de un corazón, pues
un tonto sin sesos no sabría qué hacer con su corazón si lo tuviera”. A lo
que le responde el hombre de Hojalata: “Yo prefiero el corazón porque
el cerebro no lo hace a uno feliz, y la felicidad es lo mejor que hay en el
mundo”.
Se puede decir que ambos tienen parte de razón. Por algo el hombre
cuenta con ambas facultades. Ambas se necesitan. Una razón sin
corazón cae en un racionalismo frío, y un corazón sin razón cae en un
sentimentalismo.
En el artículo anterior veíamos que el Papa Francisco nos recordaba
la exhortación de san Pablo de vivir según el Espíritu. Ahora añade que
será el Espíritu quien nos guíe por el camino de Cristo, un camino
maravilloso pero fatigoso. Sabiendo que el Espíritu es Amor, dejarnos
guiar por el Espíritu significará ser guiados por el verdadero Amor.
2) Para pensar
En nuestra vida siempre estamos acompañados de nuestros
sentimientos, que hay que saber encauzar para obrar prudentemente.
Hay un relato simpático sobre esto.
Sucede que la Locura invitó a los sentimientos a su casa. Todos
aceptaron menos el Resentimiento que se quedó con el Odio y la
Antipatía que no podían ver a los demás. Una vez en su casa, la Locura
propuso jugar a esconderse. Inmediatamente el Entusiasmo aceptó.
“¿Qué es eso?” preguntó la Curiosidad. “Un juego en el que cuento
hasta cien y luego los busco. El primero que encuentre será el próximo a
contar”, dijo la Locura.
Todos aceptaron, menos el Miedo y el Prejuicio que no se atrevieron.
La Locura comenzó a contar y la Prisa fue la primera en esconderse. La
Timidez se escondió apenas tras un árbol. La Indecisión no se decidía
por ningún lugar. La Alegría corrió contenta al jardín. La Envidia siguió
al Triunfo. La Indecisión seguía sin decidirse. Al fin, la locura empezó a
buscar y vio a la Duda sin decidirse a dónde ir. Aparecieron la Alegría, la
Envidia, la Timidez... Pero faltaba el Amor. La buscaron. La locura la
encontró en un rosal llorando por haberse aguijoneado los ojos con las
espinas. La Locura se puso como loca y prometió acompañarle siempre.
El Amor amorosamente perdonó de todo corazón. Desde entonces: "El
amor es ciego, y la locura siempre lo acompaña".
Para que el amor no haga locuras, se precisa que se deje guiar por la
razón.
3) Para vivir
“Dejarse guiar” por el Espíritu implica confiar en que la gracia de Dios
es más fuerte que nuestras resistencias y más grande que nuestros
pecados. Así, el cristiano adquiere una visión positiva de la vida, sin
miedo, porque se cree en Dios.
Vivir según el Espíritu es vivir según el Amor. Y en primer lugar el
amor a Dios. En este contexto se comprende la atrevida frase de san
Agustín: «ama y haz lo que quieres» (Sermones 163/B 3). Entendido
que ha de ser un amor verdadero, es decir, de quien se deja guiar por la
verdad, por el Espíritu Santo. No se trata de amar y hacer mi parecer
personal o capricho, sino según el parecer del Espíritu. Por ello, al
obedecer la voluntad de Dios, se muestra el amor y se es más libre.
(articulosdog@gmail.com)
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
En el famoso cuento "El maravilloso mago de Oz" de Lyman Frank
Baum, llevado varias veces al cine, se relata el viaje de varios
personajes hacia la tierra de Oz para hacerle una petición al Mago. El
Espantapájaros dice: “yo pediré un cerebro en vez de un corazón, pues
un tonto sin sesos no sabría qué hacer con su corazón si lo tuviera”. A lo
que le responde el hombre de Hojalata: “Yo prefiero el corazón porque
el cerebro no lo hace a uno feliz, y la felicidad es lo mejor que hay en el
mundo”.
Se puede decir que ambos tienen parte de razón. Por algo el hombre
cuenta con ambas facultades. Ambas se necesitan. Una razón sin
corazón cae en un racionalismo frío, y un corazón sin razón cae en un
sentimentalismo.
En el artículo anterior veíamos que el Papa Francisco nos recordaba
la exhortación de san Pablo de vivir según el Espíritu. Ahora añade que
será el Espíritu quien nos guíe por el camino de Cristo, un camino
maravilloso pero fatigoso. Sabiendo que el Espíritu es Amor, dejarnos
guiar por el Espíritu significará ser guiados por el verdadero Amor.
2) Para pensar
En nuestra vida siempre estamos acompañados de nuestros
sentimientos, que hay que saber encauzar para obrar prudentemente.
Hay un relato simpático sobre esto.
Sucede que la Locura invitó a los sentimientos a su casa. Todos
aceptaron menos el Resentimiento que se quedó con el Odio y la
Antipatía que no podían ver a los demás. Una vez en su casa, la Locura
propuso jugar a esconderse. Inmediatamente el Entusiasmo aceptó.
“¿Qué es eso?” preguntó la Curiosidad. “Un juego en el que cuento
hasta cien y luego los busco. El primero que encuentre será el próximo a
contar”, dijo la Locura.
Todos aceptaron, menos el Miedo y el Prejuicio que no se atrevieron.
La Locura comenzó a contar y la Prisa fue la primera en esconderse. La
Timidez se escondió apenas tras un árbol. La Indecisión no se decidía
por ningún lugar. La Alegría corrió contenta al jardín. La Envidia siguió
al Triunfo. La Indecisión seguía sin decidirse. Al fin, la locura empezó a
buscar y vio a la Duda sin decidirse a dónde ir. Aparecieron la Alegría, la
Envidia, la Timidez... Pero faltaba el Amor. La buscaron. La locura la
encontró en un rosal llorando por haberse aguijoneado los ojos con las
espinas. La Locura se puso como loca y prometió acompañarle siempre.
El Amor amorosamente perdonó de todo corazón. Desde entonces: "El
amor es ciego, y la locura siempre lo acompaña".
Para que el amor no haga locuras, se precisa que se deje guiar por la
razón.
3) Para vivir
“Dejarse guiar” por el Espíritu implica confiar en que la gracia de Dios
es más fuerte que nuestras resistencias y más grande que nuestros
pecados. Así, el cristiano adquiere una visión positiva de la vida, sin
miedo, porque se cree en Dios.
Vivir según el Espíritu es vivir según el Amor. Y en primer lugar el
amor a Dios. En este contexto se comprende la atrevida frase de san
Agustín: «ama y haz lo que quieres» (Sermones 163/B 3). Entendido
que ha de ser un amor verdadero, es decir, de quien se deja guiar por la
verdad, por el Espíritu Santo. No se trata de amar y hacer mi parecer
personal o capricho, sino según el parecer del Espíritu. Por ello, al
obedecer la voluntad de Dios, se muestra el amor y se es más libre.
(articulosdog@gmail.com)
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