domingo, 18 de abril de 2021
PASCUA: UN GRAN TIEMPO DE FIESTA
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
Es natural que conmemoremos los grandes acontecimientos, a
nivel familiar, como los cumpleaños, o nacional como la
independencia del país. Pero hay un acontecimiento histórico que
supera a todos, pues concierne, no solo a un grupo de personas o
países, sino a toda la humanidad de todos los tiempos: la
Resurrección de Jesucristo, momento esencial del misterio pascual.
Atañe a cada persona porque gracias a ella, se le han abierto las
posibilidades de resucitar también.
La vida de la comunidad cristiana, dice el Papa Francisco, está
marcada por los tiempos de la liturgia y de la oración comunitaria.
Todo el tiempo litúrgico está referido al misterio pascual, es decir, a
la pasión, muerte y Resurrección de Cristo. Cada año celebramos el
domingo de Pascua, que por eso recibe el nombre de “domingo”, que
significa, “día del Señor”. A su vez, cada domingo del año remite a
ese domingo de Resurrección. Y cada domingo del año, por otra
parte, ilumina los restantes días de la semana, de modo que todo el
año, y todos los años, están perfumados de la alegría de la
Resurrección de Jesús.
2) Para pensar
Desde antiguo, en la Cristiandad, los días de la semana hacían
referencia al domingo. El lunes era nombrado como “feria segunda”,
dado que el domingo era la primera. El martes es la “feria tercera”, el
miércoles, la cuarta, el jueves la quinta y el viernes la “feria sexta”.
El sábado sigue con su nombre. En la lengua portuguesa, hoy en día,
se continúa con esa nomenclatura. El nombre de “feria” se relaciona
con la “fiesta”: la fiesta que nos remite a la Resurrección del Señor.
Decía el filósofo Josef Pieper que para que haya verdadera fiesta,
debe tener un motivo verdadero. Mientras más importante es el
motivo, mayor es la fiesta y la alegría. Festejar es afirmar esa bella
realidad: sea una boda, un bautismo… Platón le atribuía a la fiesta un
origen divino. Pieper afirma que una verdadera fiesta hace referencia
en último término a un acto de culto divino. Al celebrar un
cumpleaños, por ejemplo, nos alegramos de que esa persona exista
y, por tanto, que Dios la haya creado.
Pensemos la importancia que le damos a la asistencia a la Santa
Misa los domingos.
3) Para vivir
La salvación nos vino a través del misterio pascual y ese misterio
pascual se hace presente en cada Misa. Por eso resulta lógico y
natural que sea importante asistir el domingo a la Santa Misa. Así
agradecemos a Dios que nos haya salvado por su Hijo. Por algo el
nombre de “Eucaristía” significa “acción de gracias”. Es la razón por
la que el domingo se reserve para dar culto a Dios. Un domingo sin
Misa sería un día vacío, pues le falta el motivo principal a festejar.
Dios nos ha dejado el modo más propio y más perfecto para celebrar,
festejar y agradecer: a través de la Santa Misa.
El significado de la palabra “semana” nos lo da su raíz del latín
tardío: septimāna, y este del latín septem, que significa ‘siete’, que
designa al ciclo compuesto por siete jornadas seguidas. Se decía que
toda la semana ha de estar impregnada de la fiesta del domingo. Si
el tiempo litúrgico nos lleva a un tiempo alegre y festivo, nuestros
días habrían de vivirse siempre con esa alegría pascual.
(articulosdog@gmail.com)
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