viernes, 19 de febrero de 2021
AL INICIO DE LA CUARESMA: LA EXPERIENCIA EN EL DESIERTO
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
Empieza la Cuaresma y como lo dice su nombre, son cuarenta
días. Y podríamos preguntarnos ¿por qué son cuarenta? En la
Sagrada Escritura el número cuarenta tiene simbolismo: Significa un
tiempo de espera, de purificación, de vuelta al Señor. Por ejemplo,
Noé pasa cuarenta días y cuarenta noches en el arca, junto a su
familia. Moisés, permanecerá ayunando en el monte Sinaí por
cuarenta días y cuarenta noches, para acoger la ley. Son cuarenta
años los que dura el Éxodo, el viaje del pueblo judío desde Egipto
hasta la Tierra Prometida. Jesús, antes de comenzar su vida pública,
se retira al desierto durante cuarenta días.
En los primeros siglos de la Iglesia, los que deseaban entrar en la
Iglesia se preparaban por cuarenta días para recibir el bautismo.
Luego se extendió a todos los fieles, para en un camino de
renovación espiritual.
El Papa Francisco, en la homilía de la Misa del Miércoles de Ceniza,
destacó que la cuaresma “es un viaje de regreso a Dios” en el que
Dios nos dice: “Vuelvan a mí con todo el corazón”. Un tiempo
propicio para discernir hacia dónde está orientado nuestro corazón.
2) Para pensar
Cuando están próximos a entrar a la Tierra Prometida, Moisés le
recuerda al pueblo judío que esos cuarenta años por el desierto,
sirvieron para hacerlos humildes, fue un periodo para conocer lo que
hay en su corazón. Y aunque pasaron por fuertes dificultades, nunca
les faltó la ayuda divina: cuando tuvieron hambre, los alimentó con el
maná del cielo; cuando tuvieron sed, hizo salir agua de una roca… Es
la llamada “Experiencia del desierto” (Cfr. Dt 8,2ss).
Así nosotros, que estamos en el "desierto" del mundo, tenemos la
oportunidad de vivir una profunda experiencia de Dios que nos haga
fuertes el espíritu, confirme nuestra fe, nutra la esperanza, y avive la
caridad.
Se podría pensar en este tiempo de pandemia, como una
“experiencia del desierto”, que nos hace conocer lo que hay en
nuestro corazón. Al padecer diversas dificultades y sufrimientos,
pensemos si seguimos confiando plenamente en la Providencia
Divina.
3) Para vivir
El viaje de la cuaresma es un éxodo: así como el pueblo judío pasó
de la esclavitud a la libertad, también nosotros hemos de recuperar la
libertad dejando la esclavitud de la soberbia, de la falsedad, de la
sensualidad o de algún vicio. Y la cuaresma es el momento adecuado,
dice el Papa, pues en la vida siempre tendremos cosas que hacer y
excusas para dar, pero ahora es tiempo de regresar a Dios.
Recordando que ninguno se puede reconciliar con Dios con sus
propias fuerzas, dice el Papa. Necesitamos volver a Jesús,
necesitamos ser curados por Jesús.
Nos invita a preguntarnos el Papa: ¿Hacia dónde me lleva el
navegador de mi vida, hacia Dios o hacia mi yo? ¿Vivo para agradar
al Señor, o para ser visto, alabado, preferido, al primer lugar?
Nuestro viaje consiste en dejarnos tomar de la mano. El Padre que
nos llama a volver es Aquel que sale de casa para buscarnos; el
Señor que nos cura es Aquel que se dejó herir en la Cruz; el Espíritu
que nos hace cambiar de vida es Aquel que sopla con fuerza y con
dulzura sobre nuestro barro. (articulosdog@gmail.com)
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