lunes, 21 de diciembre de 2020
EN EL AÑO DE SAN JOSÉ
Pbro. José Martínez Colín,
articulosdog@gmail.com
1) Para saber
Con motivo del 150 aniversario de la declaración de San José
como Patrono de la Iglesia Universal, el Papa Francisco declaró el
inicio de un año dedicado a este santo. Inició el 8 de diciembre y
terminará exactamente un año después. Escribió una Carta
Apostólica llamada “Patris corde” (Con corazón de padre), que ya
tendremos ocasión de comentar.
El Papa Francisco afirma que después de la Santísima Virgen
María, Madre de Dios, ningún santo ocupa tanto espacio en el
Magisterio pontificio como San José, su esposo. Se acude a él como
Patrono de los trabajadores o de la buena muerte.
En estos tiempos de pandemia y dificultades, podemos encontrar
en San José un intercesor, un apoyo y una guía. Fue un hombre que
pasó desapercibido, de presencia discreta y oculta, que nos recuerda
que todos los que están aparentemente ocultos tienen un
protagonismo en la historia de la salvación.
2) Para pensar
En la Sagrada Escritura se relata la interesante historia de José,
uno de los doce hijos de Jacob. Sucede que por envidia sus hermanos
lo vendieron a unos comerciantes que iban rumbo a Egipto. Y es José
el único capaz de interpretar los sueños del Faraón: significaban que
habría siete años de abundancia, pero luego vendrían siete de sequía.
Lo nombró su administrador. José dispuso que guardaran mucho
alimento. Y al llegar la sequía, los pueblos de alrededor acudían a
Egipto por alimento y el Faraón, les respondía: “Vayan donde José”
(Gn 41,55). La historia termina bien: los hermanos necesitados van a
Egipto sin sospechar sobre su hermano, quien los perdona y se
reconcilian.
La frase del Faraón, ahora se aplica a San José cuando se padece
alguna necesidad: “Vayan a José” (Ite ad Ioseph”, en latín). La
Iglesia lo vive sabiendo que es un gran intercesor ante Dios.
3) Para vivir
Durante este Año de San José, la Iglesia Católica concede
indulgencias plenarias, que se obtienen al realizar una obra
acompañada siempre de tres condiciones: confesión sacramental,
comunión eucarística y rezar por las intenciones del Papa.
Así, por ejemplo, este año, se concede a cuantos mediten al
menos 30 minutos la oración del Padre Nuestro, o participen en un
Retiro Espiritual de al menos un día y se medite una vez sobre San
José. O para aquellos que a ejemplo de San José realicen una obra de
misericordia corporal o espiritual. Para las familias o los novios que
recen el Santo Rosario. O los fieles que reciten una oración
legítimamente aprobada o un acto de piedad en honor de San José, o
confíen cotidianamente sus actividades a su protección. O para quien
invoque su intercesión para que encuentre ocupación quien lo busca,
y que el trabajo de todos sea digno.
Y por la situación de pandemia, la indulgencia se extiende a los
ancianos, a los enfermos, a los agonizantes, y a aquellos que por
motivos legítimos estén imposibilitados de salir, pero que con el alma
libre de todo pecado y con la intención de cumplir, en cuanto sea
posible, las tres condiciones habituales, reciten un acto de piedad en
honor a San José, consuelo de los enfermos y patrono de la buena
muerte, ofreciendo con fe a Dios los dolores y sufrimientos de la vida.
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