martes, 20 de octubre de 2020
¿QUÉ ES LA UNIDAD DE VIDA?
Raúl Espinoza Aguilera,
@Eiar51
Recuerdo aquel inolvidable sismo del jueves 19 de septiembre de 1985 en que la
CDMX resultó seriamente afectada porque muchas edificaciones se colapsaron.
Es decir, las estructuras no resistieron la magnitud de aquel terremoto de 8.1 y las
estructuras se fracturaron y muchos edificios se vinieron abajo.
A mí me sorprendió en un octavo piso de la colonia Polanco, los cimientos crujían
y algunos cristales se rompieron. Pero, por fortuna, no pasó a mayores. Mi oficina
de prensa se encontraba en la calle Viena, en la Zona Rosa. Hacia el mediodía, la
dueña del inmueble me llamó para decirme que por favor sacáramos objetos de
valor como la fotocopiadora, archiveros, máquinas de escribir ya que se había
caído toda una pared lateral y probablemente sería saqueada en poco tiempo. A
primera hora de la tarde fui a recoger esos instrumentos de trabajo y en las
edificaciones de alrededor el espectáculo era dantesco.
Recorrí algunas cuadras y me encontré a la actriz María Félix llorando
desconsoladamente, dentro de un convertible blanco, porque su edificio se había
aplastado “como un acordeón”. Y así muchos otros en algunas colonias
circundantes, como la Roma, la Condesa, la Cuauhtémoc, etc.
En cambio, otros edificios soportaron el embate del temblor y prácticamente no
sufrieron daños.
Pensaba que éste es un buen ejemplo para explicar la unidad de vida. Me refiero a
que para conseguir la plena madurez de la personalidad humana se requiere ser
coherente o congruente con los propios principios o metas de vida. En todos los
ámbitos: en la vida familiar, en el trabajo, en las relaciones sociales, etc.
Dan pena esas personas que en una iglesia o con su familia se comportan de una
manera y, con sus amigos, al calor de las copas, realizan actos de los que luego
se arrepienten, o bien, en el medio laboral a sus subalternos los tratan mal, les
retrasan su salario o no viven la justicia social.
Este importante valor nos habla de que mujeres y hombres –sean adolescentes o
mayores-, se encuentren solos o acompañados, mantengan sus principios vitales
y tengan la valentía de decirles a quienes los pretenden arrastrar por otros
equivocados caminos: “Esto que me proponen no va de acuerdo con mis
convicciones”. Es decir, sin importar en absoluto el qué dirán ni los respetos
humanos.
Un ejemplo concreto es la fidelidad conyugal. Es relativamente fácil ser infiel sin
que la esposa –de momento- se entere, pero todo en esta vida se acaba sabiendo.
Se trata de perseverar en el amor a la mujer a la que un día se prometió entregar
la vida entera y a los hijos que se han procreado.
En otro sector no menos importante, en el trabajo profesional de debe de vivir la
honradez, la eficacia, el realizar el quehacer profesional bien hecho, con sentido
profesional, sin presentarlo defectuoso o de manera tramposa porque tarde o
temprano el jefe se enterará y no vendrán las esperadas promociones dentro del
mismo trabajo, los aumentos de sueldo, etc.
En cambio, cuando alguien tiene prestigio profesional se le suele invitar a laborar
en otros trabajos mejor remunerados, incluso en corporativos de empresas
multinacionales.
Algo semejante ocurre en las relaciones sociales con ocasión de amistad o del
trato con colegas de la empresa. En la milicia se suele escuchar un dicho para
referirse a una persona congruente, con principios bien determinados, y que no se
dejan llevar ante el ofrecimiento de actos de corrupción y se suele decir: “Este es
un hombre de una sola pieza”.
Dicho en otras palabras, que no se “quiebran” ante “cañonazos de $50,000
pesos”, como en los años veinte solía decir el General Álvaro Obregón.
A este tipo de personas “de una sola pieza” se le suelen confiar puestos de alta
responsabilidad, en los que se deposita información confidencial y se requiere que
sean personas probadas, con criterio y prudentes.
Me vienen a la mente personalidades del mundo de las Letras que resistieron a los
embates del marxismo-leninismo, como: Aleksandr Solzhenitsyn quien por sus
ideas contrarias al totalitarismo de izquierda fue enviado por varios años a una
temida cárcel en Siberia. Sufrió toda clase de privaciones: frío, malos tratos,
poquísima alimentación y todo tipo de vejaciones, pero al final permaneció fiel a
sus principios y en 1970 se le concedió el Premio Nobel de Literatura, después de
enviar sus obras través de amigos comunes y, una vez publicadas, sus obras
fueron aclamadas por la crítica mundial en los países occidentales.
Otro caso muy conocido es el del escritor cubano, Armando Valladares, quien por
su oposición al régimen de Fidel Castro pasó 22 años en prisión. Entre sus obras
más conocidas, se encuentra: “Contra toda Esperanza” en la que nos muestra a
un intelectual decidido a no ceder en sus convicciones, aunque pasara el resto de
sus días en prisión.
La pregunta final es, ¿de dónde han sacado fuerza moral estas celebridades? De
sus principios sólidos y firmemente arraigados porque el amor a la verdad –en
estos casos- ha sido más poderoso que las amenazas de muerte.
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