miércoles, 26 de febrero de 2020

POLÍTICA CON ROSTRO HUMANO

Mtro. Rubén Elizondo Sánchez,
Departamento de Humanidades de la
Universidad Panamericana,
rubeliz@up.edu.mx

Hay muchas maneras de hacer política pero en todas las formas debe generarse un clima de credibilidad y de confianza. Los partidos políticos han recibido una crítica muy severa en los últimos años precisamente por la carencia de esas dos condiciones de posibilidad.


Se han convertido en entornos rígidos y burocráticos que no toman en cuenta a la persona, y si la toman en cuenta no es precisamente por ser persona, sino por el beneficio económico que pueden lucrar.

Si se alcanzaran alianzas competitivas y cooperativas se podrían estrenar espacios para alcanzar la plenitud prudencial, característica principal de este quehacer humano y tapar la boca a los críticos mas feroces.

La cima de la política consiste en ayudar y ser ayudado, radica en velar por el bien de todos, por el bien común de los ciudadanos. Es una interacción de corte positivo porque se aprende del otro pero demanda que el otro pueda organizarse a sí mismo, confiar y trabajar uno con otro con base en valores morales compartidos.

La política con rostro humano necesita de sus similares para alcanzar el pleno desarrollo. No puede existir éste partido sin aquél. Coexiste con los demás, porque ese coexistir es su mismo existir ya que es actividad y empeño naturalmente social.

El trabajo político es una manifestación, en sus efectos, de la inteligencia práctica del hombre. Por eso es más arte que ciencia experimental. Sin embargo, supone el desarrollo y el ejercicio de la inteligencia especulativa humana la cual conoce los primeros principios de la realidad o puntos de apoyo que son necesarios para transformar la sociedad, pero no para falsearla. 

La cooperación y la competencia son ejemplos derivados de los principios necesarios que informan la actividad política.

La prudencia penetra intelectualmente en la naturaleza de las decisiones humanas y genera cierta ordenación efectiva de las leyes que se deben obedecer.

Las decisiones políticas ordenadas así repercuten en bien del partido y del ciudadano.

Me parece incuestionable que se necesita un marco de referencia para pensar detalladamente en las posibles consecuencias de los acuerdos y determinaciones de quien tiene a cargo el cuidado de la comunidad. 

El coraje, el arrojo y la audacia constituyen elementos inclusivos para lograr el rostro humano que tantos ciudadanos demandamos de las instancias y autoridades que dirigen el país.

O nos ayudamos todos o perecemos juntos. ¿Será tan difícil?

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