miércoles, 12 de febrero de 2020

PENSAR EN COMPLEMENTOS

Mtro. Rubén Elizondo Sánchez,
Departamento de Humanidades de la
Universidad Panamericana. Campus México.
rubeliz@up.edu.mx

El negocio del atún es muy interesante, pero no solo por las jugosas
ganancias que proporciona, sino también por la estrategia marítima y las operaciones de pesca propias en alta mar. En repetidas ocasiones había oído contar acerca de las peripecias del difícil arte de la captura de cardúmenes de esta especie.


Los relatos aumentaban mis deseos de conocer “en vivo” las maniobras de un barco atunero.

Realicé entonces un viaje a una ciudad portuaria del noroeste del país para visitar la empresa de un conocido que ocupaba sus horas, desde hacía varios años, en dar vueltas por el mundo pescando, comprando y vendiendo atún. 

Durante mi breve estancia en aquel puerto tuve oportunidad de dar un paseo y presenciar las faenas propias de una flota tunera que en esos momentos se prestaba a levar anclas.

En verdad estaba sorprendido por la conducción impecable de cada barco en su salida hacia alta mar. Sin embargo, más que por su tamaño, la flota captó mi atención por el hallazgo inimaginable de lo que vi en ese momento: cada barco atunero contaba con un helicóptero a bordo, situado en una plataforma especial. 

Me explicaron que era parte del equipamiento normal para localizar los cardúmenes de atún y enviar la posición mediante GPS al barco para aproximarse con mayor rapidez a la captura.

Aparte de tan singulares “aventuras”, el dueño de la empresa me señalaba lo difícil y arriesgado del negocio a nivel mundial, así como la absoluta necesidad de cooperación entre las grandes empresas del ramo. Insistió en que todo empresario inmerso en un sistema económico capitalista, como era el caso, está orientado a la globalización, eficiencia y existencia de un mercado que presupone la inclusión de gente que pueda organizarse a sí misma, confiar y trabajar una con otra con base en valores morales compartidos.

Desde esa perspectiva resulta muy interesante pensar en complementos que beneficien simultáneamente a varias empresas, es decir, además de competencia es necesaria la cooperación.

La idea de fondo consiste en pensar de un nuevo modo: Coo-petencia, competir y cooperar al mismo tiempo. Escuchar a los clientes, trabajar con los proveedores, organizar equipos y establecer asociaciones estratégicas. Es lo más alejado de una guerra comercial.

En mi opinión, el modelo de Coo-petencia incluye el capital social, “la capacidad de la gente para trabajar una con otra, cooperar en grupos, asociaciones y organizaciones” (Fukuyama, F.).

¿Por qué no pensar en la acción política de Coo-petencia? Pensar en complementos nos incluye a todos y no discrimina a los diversos actores de la vida pública.

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