Raúl Espinoza Aguilera,
@Eiar51
Thomas Stearns Eliot (1888-1965) es uno de esos poetas cuya obra ha permanecido a lo largo de muchas décadas. ¿Por qué? Porque no se concretó a transmitir sentimientos, emociones, afectos, anhelos hacia la mujer amada sino que utilizó su creación literaria para filosofar sobre las claves de la crisis de valores del mundo occidental.
Fue poeta, ensayista, crítico literario, escribió cuentos, guiones; fue periodista. Sus obras principales son: “La Tierra Baldía”, “Cuatro Cuartetos”, “Asesinato en la Catedral”, etc. Revolucionó el arte de escribir poesía mediante la creación del “Verso Libre”. En 1948 recibió el Premio Nobel de Literatura.
Algunos de sus versos más célebres de “La Tierra Baldía” son: “¿Cuáles son las raíces que arraigan, que ramas crecen/ en estos pétreos desperdicios? Oh, hijo de hombre/ no puedes decirlo ni adivinarlo; tú sólo conoces un montón de imágenes rotas/ (…) Te mostraré el miedo en un puñado de lodo. (…) Ciudad irreal/ bajo la niebla del amanecer invernal/ una muchedumbre fluía por el puente de Londres ¡eran tantos! / Nunca hubiera creído que la muerte se llevara a tantos/ Exhalaban cortos y rápidos suspiros/ y cada hombre clavaba su mirada delante de sus pies/ DENSE PRISA POR FAVOR YA ES HORA/ Deberías avergonzarte, dije, de parecer tan vieja/ (y no tienes más que treinta y un años) / no es culpa mía, dijo poniendo cara triste. / Son esas píldoras que tomé para abortar, dijo/ DENSE PRISA POR FAVOR YA ES HORA”.
En concreto estos versos nos expresan cómo en nuestro tiempo se ha perdido el derecho y respeto por la vida del niño no nacido; que se está resquebrajando la unidad y fidelidad conyugal; que ya no se busca formar una familia sino -en muchos casos- sólo tener un placer inmediato y sin ninguna responsabilidad; que se han abandonado los valores humanos y trascendentes del ser humano que por siglos han cimentado nuestra civilización y, como una música de fondo, Thomas Eliot insiste en subrayar a las personas que la vida es breve y fugaz, que todos estamos de paso, que nadie puede tomarse a la ligera su existencia sobre la faz de la tierra, que tarde o temprano moriremos, por eso escribe dos versos muy significativos: “Te mostraré el miedo en un puñado de polvo” y “DENSE PRISA POR FAVOR YA ES HORA”.
A los ojos de algún lector del siglo XXI, le podría parecer que T. S. Eliot resulta “obsesivo” al abordar el tema de la muerte y de los valores, pero lo que pretendía es emplear su obra poética como un poderoso vehículo para transmitir ideas, conceptos y sacudir a toda una sociedad que se encontraba aburguesada y somnolienta en su estado de confort y bienestar. Pienso que lo logró con creces.
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