Alejandro Cortés González-Báez
La Posverdad es una distorsión deliberada de una realidad, que manipula las creencias y las emociones con el fin de influir en la opinión pública y, por lo mismo, las actitudes sociales.
La mentira es una falsificación de la verdad. Pero para la Posverdad la verdad es indiferente, es irrelevante. Generalmente es una mentira emotiva. Se trasmiten por las redes sociales y suelen ir acompañada de las famosas caritas “emoticones” que trasmiten emociones.
Hoy, lo común es atribuir a personajes frases o ideas. Así, por ejemplo, solemos encontrarnos con textos atribuidos a políticos, artistas, deportistas, clérigos, cosas que nunca han dicho, pero lo curioso de esto es que no provoca en los lectores la desconfianza sobre lo que reciben y, por lo mismo, no investigan la autoridad de la fuente, ni se buscan los canales oficiales para corroborar la autenticidad; simplemente se acepta y se pasa al siguiente envío como si todo lo que recibimos tuviera la misma validez.
Según afirman algunos interesados en estos temas, en la actualidad somos más de 3 mil millones de personas quienes consultamos a través de las redes diariamente todo tipo de información. Se ha multiplicado exponencialmente la capacidad de trasmitir en tiempo real todo lo que pasa o se quiere decir y, por otra parte, circulan entremezcladas las informaciones serias de fuentes confiables con las que no lo son.
Una consecuencia importante de esa sobre-información es que no nos permite reflexionar ni valorar lo que leemos, escuchamos y vemos, lo cual nos lleva de la mano a la superficialidad, y aquí es donde la verdad se devalúa o simplemente desaparece y crece la confusión.
En este proceso aparecen las llamadas “Fake News” (noticias falsas) con intenciones muy bien armadas por sus creadores para dirigir la opinión de las masas a través del manejo de los sentimientos.
Cuando esto se consigue ya no importa la verdad, sino los resultados.
Uno de los objetivos es crear “burbujas de opinión”: grupos de personas que coinciden en algunos temas y las noticias son valoradas por el número de "cliks", "likes" y reenvíos. Aquí estriba el éxito de quienes manipulan la opinión de las masas.
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