Alejandro Cortés González-Báez,
En un estudio de Psicología, Fernando Sarráis, nos aclara unas ideas, que podrían parecernos simples, pero son la clave en un tema de suma importancia en el asunto del amor matrimonial.
Dado que el amor es condición de la felicidad, una actitud hacia el amor humano es una de las actitudes más importantes. Esta actitud depende de diversas experiencias vividas que desde la infancia han determinado la manera de pensar, sentir y actuar de dicha persona.
Una de las experiencias más influyente es el ejemplo de amor de las personas de su familia.
Si esos ejemplos han mostrado un amor verdadero, total, fiel y fuente de felicidad, la actitud que desarrollan los observadores será positiva o favorable, y les impulsará a comportarse de la misma manera.
Si los modelos han dado ejemplo de un amor egoísta, superficial, voluble e infiel, y por lo tanto ha causado mucho sufrimiento, los observadores desarrollarán una actitud negativa y actuarán de la misma manera.
Otro factor para determinar la actitud hacia el amor total y permanente es el de los modelos que aparecen en la sociedad a través de los medios de comunicación, literatura, cine.
Como el mundo no es perfecto, la actitud de una persona concreta sobre el amor dependerá de un balance personal de los modelos positivos y negativos que han observado durante su vida.
Todas las actitudes son importantes, pero las de mayor categoría son las que se refieren a los aspectos más importantes para vivir una vida feliz, y el amor es el aspecto más importante, pues no se puede ser feliz sin amar.
El amor es como una moneda con cara y cruz. Aquellas personas que no han aprendido a sufrir con aceptación y han desarrollado intenso miedo al sufrimiento, acaban pensando que el amor es un peligro y actúan evitando el amor, al menos evitan amar con profundidad, con totalidad e incondicionalmente.
Estas personas prefieren su bienestar al bienestar de las personas queridas y por ello no son capaces de salir de sí mismas -trascender- para hacer feliz al amado.
Estamos hechos por amor y para amar. Cuanto más amemos más felices seremos, pero en esta vida terrena cuando se ama -además de sentirse feliz-, se sufre. Pero se sufre con un sentido profundo y concreto a la vez: por amor y cariño hacia las personas amadas. Entonces ese sufrimiento se plenifica y engrandece.
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